No pasaron más unos segundos que nos habíamos sentado, cuando un mesero se nos acercó para atendernos. Llevaba un uniforme de color negro con un delantal blanco. Era joven, no mucho más de veinte años, de cabello castaños y ojos azul claro.Quizás fuese por su evidente juventud, al menos eso quiero creer para justificarlo, pero por ello no tuvo reparos a la hora de mirarme como si fuese una aparición divina. Al principio me causo gracia, pero luego se detuvo más segundos de lo apropiado.Empezaba a sentirme incomoda.Como a mi buen “esposo” nada se le pasaba por alto, notó la mirada embobada que me lanzaba el chico y a él si no le hizo tanta diversión como a mí. De hecho, parecía realmente enfadado, casi me parecía ver como saltaban chispas de sus ojos.En un intento por evitar que asesinara al imprudente chico y evitar que eso nos amargara el desayuno, lo tomé de la mano y le sonreí con expresión de fingida ternura. Esto parecía tomarlo por sorpresa y ahora su atención estaba en nues
Me voltee y lo mira fijamente, a la expectativa de saber qué es lo que diría. Ahora era él quien parecía querer huir cuanto antes. Eso me causo gracia, aunque no la suficiente como para bajar la guardia. Espere durante unos segundos.—Lamento haber arruinado tu desayuno. —dijo por fin. Su tono de voz era extraño, como le enterraban un puñal ardiente en la garganta con cada palabra que pronunciaba. —No te traje con la intención de torturarte. ¿Tregua? —preguntó enderezándose.Parpadee impactada. Nunca pensé que escucharía a Alexey Volkov disculpándose por algo o con alguien. La duda nació en mí, ¿lo decía en serio? Durante unos instantes lo mire insegura. Al final asentí, porque realmente quería disfrutar de la comida.—De acuerdo, tregua. —Estire una mano para hacer el acuerdo más formal. El Boss me miró con curiosidad, pero terminó estrechándola.En ese momento llegó otro mesero con nuestra comida. No pude evitar pensar que el otro muchacho había quedado tan asustado y pidió que lo c
Hice un esfuerzo enorme por no mirarlo el resto del viaje a la revista. Debía concentrarme en mi entrevista y no en la forma en la que sus bíceps se acentuaban en su camiseta. Aunque claro, decirlo era mucho más fácil que hacerlo.No tardamos mucho en llegar a mi destino, aunque yo lo sentía como si fuesen horas. Quería alejarme de todo lo que me recordara a él, así que me baje antes de que terminara de estacionarse por completo. Alexey me observó con reproche.—Mis hombres estarán por todo el lugar. —afirmó bajando la ventanilla de su auto. —Se que todavía debo asignarte un grupo, pero no he tenido tiempo. —explicó casi con indiferencia. —Estarán resguardándote todo el día. —Solté un quejido ante eso.—No creo que sea necesario, pueden esperar aquí abajo y… —No pude continuar porque Alexey me interrumpió, de forma muy grosera he de agregar.—Por supuesto que lo es y eso no está en discusión. —siseó entre dientes. Luego entrecerró los ojos en mi dirección. —Y ni siquiera intentes desp
—Como saben, solo hay dos puestos para fotógrafos. —Nos recordó Darya. —Hemos examinado detenidamente su portafolio y evaluado las respuestas del día de hoy. Por lo que nuestra decisión es la siguiente. —Hizo una pausa dramática. —Los fotógrafos seleccionados son: Theo Wilson.El chico que estaba repasando sus respuestas esta mañana sonrió emocionado, el gesto era contagioso, así que todos lo hicimos. Con tantas posibles respuestas que practico, sería imposible que no consiguiese el puesto.Después de las felicitaciones pertinentes, Darya miró a su otra compañera, Sarka. Supusimos que ella nombraría al siguiente seleccionado. Más vale que lo hiciera pronto o terminaría con varios desmayados en este piso.—La última persona es… Amaranta Ivankova. —pronunció por fin.El aire desapareció de mis pulmones. ¿De verdad lo había conseguido? Sonreí. Si, lo había hecho. Dio un par de pasos hacia adelante y recibí la mano que me ofrecía Darya, luego estreché la del resto del panel de entrevistad
Alexey caminaba hacía nosotros con paso firme. No se veía para nada feliz mientras lo hacía. Que Dios me ayudara. Antes de pensarlo muy bien camine hasta él, interceptándolo para evitar que llegase a Theo y me dejara en mal con mi nuevo colega.Entonces hice algo que de otra manera nunca hubiese considerado ni por asomo. Me lance a los brazos de mi esposo, que, a pesar de estar sorprendido por esa muestra afecto, me atrapó sin dudarlo ni un segundo. Deje un beso en su mejilla.—Compórtate. —susurre en su oído para luego separarme. Alexey me observó con el ceño fruncido, comprendiendo al fin mi treta. En cuanto a mí, sonreí como si no hubiese pasado nada y lo acerqué a Theo. —Él es Theo Wilson, mi nuevo colega en la revista.El Boss volvió a lanzarme otra mirada confundida. Esta vez mi seguridad flaqueo, pues no estaba del todo segura si contarle o no que había obtenido el trabajo. Me decidí por hacerlo, de todas formas a Theo podría salírsele.—He obtenido el trabajo. —afirme con una
Solo podía describir con una palabra la manera en la que me besaba: Hambre. El Boss tenía hambre de mí. Un ansia que no parecía disminuir, sino que aumentaba conforme se aprendía de mis labios. Como si estuviese probando algo delicioso.Gemí en su boca y un gruñido subió por su garganta. No había nada tierno en lo que estábamos haciendo, todo lo contrario. Éramos esclavos de nuestros instintos más antiguos y primitivos. Por alguna razón recordé la primera noche que pasamos juntos.En ese entonces Alexey parecía tímido o tanto como alguien con su personalidad podía serlo, pero ahora… Ahora no quedaba ni siquiera un vestigio de ese hombre. Me encontraba frente a un animal y por alguna razón, eso encendía todas mis terminaciones.—Por favor. —suplique separándome un poco para poder hablar. —Por favor. —Repetí mirándolo directamente a los ojos. Mi voz sonaba desesperada y mirándolo, me di cuenta que sus labios estaban hinchados y que uno de ellos había un mordisco.¿Yo hice eso?—Dime lo
El corto tramo hasta mi habitación se me hizo cuesta arriba. Intentaba convencerme de que todo lo que hacía era para alcanzar un objetivo. Sin embargo, persistía el miedo dentro de mí. Conozco las consecuencias que acarrea volverse la obsesión de un mafioso.¿Qué se supone que iba a hacer? Estaba cambiando un infierno por otro. La pregunta era: ¿Valía tanto lo que conseguiría como para arriesgarme? No tenía ni que pensarlo dos veces. La respuesta era una decisión que había tomado antes de volver.Me di una ducha rápida y luego me vestí con una pijama antes de acostarme a dormir. Quería descansar antes de lo que me esperaba esta noche. No había terminado de tocar la almohada, cuando mis ojos ya se habían cerrado por completo.Las pesadillas no se hicieron esperar y los recuerdos de una noche que prefería olvidar volvieron a mí con fuerza, provocando que me fuese imposible descansar.Un ruido me despertó. Estaba totalmente confundida, hasta que reconocí el tono de llamada en el celular
Me quede sin palabras, aunque lo más correcto sería decir que las suyas me envolvieron. Por supuesto que no tenían nada que ver conmigo y aun así, las pronunció de una forma tan intima que por unos segundos me permití creer que así era.Sacudí la cabeza. Solo un demente podía pensar tal cosa.—Entonces, espero que tus intereses estén protegidos. —Iba a darme la vuelta para regresar a mi habitación, pero su mano se detuvo en mi brazo. Enarque una ceja en su dirección. —¿Sucede algo? —pregunte confundida y con la mirada fija en su gesto.Alexey debió notarlo y se apartó rápidamente, sin embargo, sus ojos seguían ordenándome que me quedara. Cruce los brazos encima de mi pecho, esperando por una respuesta. El Boss continuo sin decir nada, lo que solo aumento mis nervios.Estaba a punto de mandarlo al infierno e irme de ahí, cuando por abrió la boca.—¿A dónde crees que vas? —interrogó descansando las manos en su escritorio.Fruncí el ceño. ¿Qué clase de pregunta era esa? Por supuesto que