SerenaLos labios habilidosos de Ian chupan los míos como si de un caramelo se trataran, acción que me provoca una sensación placentera y un cosquilleo sabroso.Sin embargo, el recuerdo de la modelo y él besándose en el bar rompe con el encanto del momento. Es por esto que lo empujo con rudeza y me limpio la boca con dramatismo exagerado.—¡Acabas de besar a otra mujer, infeliz! —Me levanto del sofá y hago cara de asco.Por su parte, Ian entorna los ojos y se pone de pies, entonces me encara con expresión divertida.—¡Qué dramática eres! Solo fue un roce de labios, yo ni siquiera moví los míos.—¡No me importa! ¡Te besaste con otra mujer! —vocifero colérica.—¿Cuál es tu reclamo en realidad? Creí que tu indignación se debía a que te haya besado con el sabor de otra mujer en la boca, no el hecho de que me haya besado con ella.—¡Déjame en paz, traidor! —A este punto, no filtro mis palabras.Soy demasiado tonta.—¿Perdón? ¿Me acabas de llamar traidor?—No quise decir eso, puto. Quise de
SerenaMe enjuago la boca y me echo agua en la cara; al levantar la cabeza, me encuentro con mi paupérrimo reflejo en el espejo que está frente a mí. Otra vez reprimo las ganas de llorar al desconocerme. Estoy tan delgada y pálida que parezco que me he enfermado.«¿Qué diablos te sucede, Serena?», grita dentro de mí, una voz que había reprimido para poder encarar mi realidad.—Todo está bien... —Sonrío.«Nada está bien», replica la Serena que encarcelé dentro de mí para ser capaz de dejar de sentir este infierno.Aquella noche Ian se llevó mi esencia con él.¿Por qué no lo busqué?Las amenazas del abuelo me recuerdan la razón. Por todo un mes, recibía sus llamadas de advertencias, por eso no me atreví a ir por Ian ni a brindarle una explicación. Solo me rendí y decidí aceptar mi destino. Supongo que es con Bratt con quien debo estar, por lo que él es parte de mi futuro ahora.Después de maquillarme de manera majestuosa, con el objetivo de cubrir mi malestar, salgo del tocador y me uno
Bratt¡Maldición!No sé en qué estaba pensando cuando empecé considerar a Serena como pareja. Estoy cansado de tener que esperar por ella. Nunca le he rogado a ninguna mujer, por el contrario, son estas las que me buscan a mí. Entonces ¿qué hago mendigando cariño? Peor aún, sexo.«No seas cabrón, todo esto es tu culpa», me recrimina la conciencia.En parte me siento como un villano muy malvado por mi insistencia en retenerla a mi lado, aunque ya no estoy seguro de lo que siento por ella.¡Joder!La amo, de eso sí estoy convencido; pero ¿de verdad me interesa como esposa?No lo sé.Serena representa todo lo que está bien en mi jodida existencia. Ella es quien despierta mi lado sensible y tierno, y es solo por ella que estoy dispuesto a hacer cambios drásticos en mi vida; como tener un mocoso, por ejemplo.Sin embargo, no sé hasta qué punto logre comprometer todo mi ser. Sé que existen muchos hombres que quieren a su pareja y que llevan una vida de responsabilidad y estabilidad a su lad
SerenaPor medio del ordenador en el escritorio de Bratt, observo la tienda de maquillaje que he dejado tirada. Un suspiro sale de mi boca cuando veo las fotografías que me tomó Ian; él es tan bueno en su trabajo que logra que hasta yo luzca genial. Sonrío al recordar lo divertido que fue posar para él y su coqueteo mientras tomaba las fotos.—Debo retomar mi negocio —mascullo pensativa.Sopesar la idea de continuar con mi proyecto personal, me provoca una emoción agradable y me llena de energía. Por lo que me pongo a revisar todo el avance que había hecho, antes del caos. Hacía mucho tiempo que no me sentía de esa manera, así que debo aprovechar mientras me dure el buen ánimo.Organizo lo que dejé inconcluso y hago una lista nueva de los proveedores con los que me había comunicado. Debo contactarme con ellos otra vez para cuadrar los pedidos.Miro la hora en el ordenador y noto que pasa de la media noche, por lo que supongo que Bratt no vendrá a la mansión hoy. De seguro se fue para
Serena Esto es una locura. Miro a Margot por inercia, quien está pataleando y gritando con cara de asco, y no puedo sentirme más satisfecha por ello. —¿Estás bien, pecosa? —Paso mi atención de ella a Bratt al escucharlo—. ¡Te dije que no bebieras de esa manera! Ven, vamos al aseo. —Bratt me carga. —¡Y yo ¿qué?! —chilla Margot mientras se quita la camisa de él con expresión asqueada. Zorra desgraciada. Debajo de la ducha, Bratt me desnuda y me enjuaga toda, hasta que ya no queda restos de vómitos en mi cuerpo. Cuando termina conmigo, Bratt se quita el pantalón para limpiarse él. Me quedo viendo su desnudez como tonta, suponiendo lo satisfecho que ha de estar después de tremendo revolcón. —Sabes que no puedes ingerir mucho alcohol, pecosa. ¿Por qué te haces esto? Eres una irresponsable —me increpa mientras me enjabona. Parece que no le pareció suficiente echarnos solo agua, así que ahora usa su jabón para ambos. No respondo nada a su cinismo porque me siento sin fuerzas y muy mar
SerenaCelos...Abrazadores como el fuego y capaces de quemar todo a mi alrededor, cuan volcán en erupción.Miro a la peli-teñida de estatura baja que se aferra a Ian, como si temiera que yo se lo arrebatara.Ni que él fuera una cosa.Paso la mirada de ella a Ian para confrontarlo. Ese es el gran amor que me pregonaba, uno que se desvaneció en tres meses. ¿Es que los hombres no soportan la soledad?Maldito puto.—Debo irme, no quiero que mi esposo se preocupe.Lo sé, estoy siendo patética ahora mismo. ¿Qué le importa a Ian mi vida amorosa? Él ya tiene una novia.—No olvides lo que te dije, Serena —me recuerda con indiferencia.—No te preocupes por mí, Ian, estoy muy bien. Sabes que Bratt es el amor de mi vida, así que ya te debes imaginar cómo es mi diario vivir.Ian hace una mueca y aprieta a la mujer que se le aferra como si fuera una garrapata.Tengo unas ganas inmensas de despegarla de mi hombre..., es decir, de Ian.—Me encantaría creerte, de verdad —responde con incredulidad.—¿
IanNo quiero llevar a Jazmín a casa; sin embargo, me dejé convencer porque me siento culpable por el acontecimiento con la pelirroja.Mierda...Volver a verla fue un golpe bajo del universo. Todo estaba en orden en mi vida, al punto de querer darme una oportunidad con otra mujer; pero tenerla frente a mí derrumbó todos mis planes.«Solo estabas evadiendo el dolor».Bueno, sí. Quizás estoy actuando de manera egoísta porque necesito sacarme a Serena de la cabeza y volver a ser yo. Es que ya estoy desesperado por dejar de sentir este sufrimiento del demonio. Es la primera vez que una mujer tiene tanto control sobre mí, al punto de hacerme actuar como un jodido adolescente.¡Mierda!Estuve a nada de cometer el error de adueñarme de esos labios deliciosos de los que nunca me cansaría.«Si todavía quieres ir por ella».Sí, todo el cuerpo me reclama que la busque y me la robe; pero tampoco estoy loco. Aparte de que la pelirroja es demasiado contradictoria y complicada. Sus labios me dicen
SerenaLas lágrimas son el medio al que estoy recurriendo, para sacar de mi interior la frustración que me consume todos los días. Es por esto, que como todas las noches después de haberme encontrado con Ian, lloro sobre la cama mientras Bratt duerme.Todo lo que había avanzado, se ha hecho añicos, por lo que fingir delante de los demás se ha tornado difícil.El recuerdo de aquella mujer aferrada a Ian, las palabras de él y el imaginarme a los dos haciendo el amor todas las noches me torturan de una manera muy dolorosa. Me siento perdida y que mi vida carece de sentido cada día que pasa.Es que, ¿de qué me sirve seguir existiendo si estaré atada a un matrimonio que no quiero?Con quejidos y lamentaciones que se ahogan en la almohada, me quedo dormida.***La claridad provoca que me remueva incómoda entre las sábanas, pero estoy tan adormilada que me quedo con los ojos cerrados. Casi entro en una nueva etapa del sueño, cuando la voz de Bratt me despierta por completo, pero me hago la d