SerenaCon ojos cerrados, el corazón latiéndome a mil y la respiración sofocada, me rindo a las lamidas, succiones, mordidas y jalones suaves que Ian les hace a mis labios.Este hombre sabe cómo besar...Espera... ¡Me estoy besando con el bombón asesino!Todo el goce anterior es reemplazado por el remordimiento, cuando dos personas importantes en mi vida se visualizan en mi mente.Bratt y Taís.Rememoro la declaración de amor de parte de Bratt y su mirada esperanzada; de igual manera, el brillo en los ojos de Taís cuando esta me confesó que le gustaba Ian.No les puedo causar este sufrimiento a ellos. No debo ser una egoísta que disfruta por encima de sus amigos. No, debo detener esto antes de que me estalle en la cara y les haga daño a ellos.«¿Qué hay de ti? ¿No importa tu bienestar?», me reprende mi parte egocéntrica, esa que desea tirar todo a la borda y dejarse llevar por este sentimiento tan lindo que está naciendo dentro de mí.Taís nunca me perdonaría si me involucro con el ho
Observo a mi amiga en silencio mientras trato de asimilar lo que ella ha dicho.Si yo no le conté acerca de lo que Bratt y yo hicimos aquel verano, entonces, quien le fue con el chisme fue él.¡Lo voy amatar!Siento que me sube la bilis a la garganta y la rabia me corre por las venas. Bratt es un traidor, un chismoso y un incumplidor...Espera... ¿Desde cuándo esos dos se tienen tanta confianza?—¿Cómo es que estás enterada de lo que sucedió en ese verano? Se supone que era un secreto entre Bratt y yo.La noto temblar y me mira con remordimiento.—Bratt y yo no nos guardamos secretos —suelta. Siento un escalofrío en todo el cuerpo cuando menciona esas palabras.—¿Qué? —Es lo único que se me ocurre expresar.Por su parte, ella se aclara la garganta y se relame los labios para hablar.—Bratt y yo también somos buenos amigos. Por lo tanto, tuvo la confianza de contarme que estaba enamorado de ti. Esa es la razón para mi insistencia, debido a que era muy obvio que tú también lo amabas.—¿
Un mes después...IanEse beso...Mierda, nunca antes me había sentido de esta manera con un simple beso. Es que ya entiendo la tontería de las mariposas en el estómago. Antes me era absurda esa frase, pero ahora es mi realidad; tengo en revoleteo en el estómago, cada vez que recuerdo el sabor de los labios de mi hermosa pelirroja.Me gusta tanto esa mujer que actúo como un imbécil, de igual manera, me estoy yendo directo al matadero. Pero creo que vale la pena arriesgar mi corazón, con tal de volver a probar sus deliciosos labios otra vez.—Ian, llegaste —exclama Yesenia cuando traspaso el umbral de la casa.—¡Mi amor! —Laly suelta la escoba que tiene en manos y se me abalanza encima. Doy varias vueltas con ella enganchada a mi cuello y, cuando la devuelvo al piso, le lleno el rostro de besos.—Laly, ya te extrañaba bastante. Deberías venirte a Diamond conmigo y así me mimas todos los días. —La vuelvo a besar en la frente.—¡Ay, no, mijo! Yo no sirvo para vivir en la ciudad. —Sacude
BrattObservo a Lilia con angustia y me frotó la cara, como respuesta a esta situación que se ha tornado tan extraña y estresante para mí.—Ya no sé qué hacer para ganarme su corazón y sacarla de esta maldita confusión en la que está metida. Y todo por culpa de ese modelo de pacotilla —me desahogo.—No sé qué decirte, Bratt. Según lo que nos dijo Serena, ella no se acostó con nadie esa noche; solo fue rescatada por un hombre que, según su descripción, no tenía nada que ver con Ian. Así que no entiendo este asunto, ¿dices que hasta te envió una fotografía?—Sí, eso hizo. Por eso creo que, en efecto, ellos se acostaron esa noche y se siguieron viendo. Porque también es muy sospechoso que él estuviera con ella el día del accidente. No sé qué hacer, siento que la estoy perdiendo y todo por ser un idiota.»Si ella no me hubiese encontrado besándome con mi secretaria aquel día, ni siquiera hubiera conocido al modelo ese. ¡Esto me pasa por puto! ¿Sabes qué es lo que más me tortura? Que, si S
Ian¡Mierda, mierda, mierda!Sabía que darle hospedaje a Yesenia me iba a traer problemas, pero jamás imaginé que fuera de este tipo. ¿Por qué Serena vino a visitarme?Los latidos de mi corazón aumentan su ritmo mientras corro detrás de ella. La alcanzo cuando vamos a mitad de las escaleras y la atraigo a mi cuerpo.—Pelirroja loca, ¿cómo puedes correr así con esos tacones del demonio? —digo mientras la aprieto contra mí. Ella, por su parte, forcejea para escapar de mi agarre.—Suéltame, imbécil. —Se remueve como si fuera un gusanito.—No hasta que me escuches. Sé que lo que acabas de ver se presta a la mala interpretación, pero no es lo que crees.—Ese no es mi problema, Ian —responde con tono grueso.—Claro que lo es. Se supone que tú y yo estamos en una relación.—¡¿Qué?! —espeta. Logra liberarse y me mira a los ojos molesta—. Nosotros no tenemos nada, infeliz. Bien puedes acostarte con ella y todas las que se te antojen, y olvidarte de que yo existo.Corre escalera abajo. La dejo
Me dejo llevar por él hasta el estacionamiento que se encuentra en el edificio de al frente. Allí busca su moto y, cuando conduce hasta quedar delante de mí, me extiende uno de sus cascos y me ayuda a subir.Obedezco sin titubeo y le rodeo la cintura con mis brazos. En el instante en que nuestros cuerpos entran en contacto, siento un leve estremecimiento, asimismo el corazón empieza su danza eufórica y se me hace dificultoso respirar.La brisa provoca que la tela de mi ropa vuele junto al cabello que sale del casco y, tanto esta como la velocidad, me hacen sentir libre e intrépida por un momento.—¿No es genial, pelirroja? —dice Ian con voz alta, para que pueda escucharlo.—¡Sí! —grito con frenesí.—¡Dilo más fuerte que no te oigo!—¡Sí! ¡Esto es genial! —exclamo con mayor intensidad.—¡Manda todo a la mierda, preciosa! —vocifera.—¡Qué se vaya todo a la mierda! —obedezco con la adrenalina recorriendo mis venas.—¡Dilo más fuerte, pelirroja! ¡¡Qué se vaya todo a la gran mierda!!—¡¡Sí
SerenaDespués de que el taxi me dejara en el edificio, donde mi carro se encuentra estacionado, conduzco en dirección a la mansión Nisson. Me paso todo el trayecto pensando en una manera para poder anular mi matrimonio con Bratt, pero no encuentro una opción en donde ninguno salgamos perjudicados.Para mí es un fastidio tener que regresar a la casa de un esposo falso y fingir que somos la pareja perfecta, todo justo después de haber cenado con el hombre que de verdad me gusta.Cuando traspaso la puerta que conduce a la sala principal, corro con suerte porque solo visualizo a algunos empleados. Aprovecho esta dicha para apresurarme hacia la habitación, no vaya a ser que me encuentre con personas desagradables.Después de un baño reconfortante, me acuesto y empiezo a rememorar mi salida no planeada con Ian. Es inevitable sonreír como tonta enamorada y suspirar. Me encanta Ian.—Por cierto, qué raro que Bratt no está en casa —mascullo pensativa. Busco el celular y encuentro un mensaje d
SerenaNoto que Taís sale del edificio, mas espero a que esta se aleje para apearme de mi vehículo. Lo he parqueado detrás de otros autos que le hacen frente a la mini van de ella, para que esta no lo vea.Eso me hace pensar que fui bien pendeja, al no notar que su vehículo estaba aquí cuando llegué a este lugar. Aunque, hay muchas mini vans blancas y de ese modelo, aparte de que lo menos que me imaginé, es que ella se atreviera a venir al apartamento de él.Ahora me queda otra interrogante: ¿Está la tal Yesenia con Ian aún?Bueno, me temo que la sorpresa se arruinará. Ni modo, tendré que enviarle un mensaje a él para preguntarle.—Vamos, bombón, contesta —mascullo con impaciencia al no recibir ninguna respuesta de parte de él. Vuelvo a insistir, pero esta vez pongo signos de interrogación.«No, no está aquí. ¿Acaso dudas de mí?»Vaya, su respuesta me parece agresiva. No me atreví a dañar la sorpresa, por eso solo le pregunté si esa mujer estaba allí sin darle ningún contexto. Ahora e