El sonido de los disparos aún retumbaba en los oídos de Antonio quien abrió sus ojos lentamente cuando sus hombres encontraron tendido en el suelo. La sangre se extendía rápidamente por su camisa, y su respiración era entrecortada. Sin perder un segundo, lo alzaron con cuidado, sintiendo cómo su cuerpo casi inerte se deslizaba entre sus brazos. — Aguante, señor, ya lo sacamos de aquí —murmuró uno de ellos mientras corrían hacia la camioneta, dejando atrás los destrozos de lo que al parecer fue el único de una guerra, la guerra entre clanes.La conducción hacia el hospital fue una mezcla de desesperación y urgencia. Ulises uno de los hombres de Antonio coloca las manos firmes en el volante, pisaba el acelerador a fondo mientras los demás intentaban mantener a su jefe consciente. —No cierre los ojos, jefe, ya casi llegamos —repetía uno de los hombres que habían llegado al saber que estaban siendo emboscados por Dante, él presionó con su propia chaqueta sobre las heridas para contene
Dante le hizo una señal sutil a la mujer a su lado para ir a un lugar mucho más privado, quería terminar su celebración con broche de oro. Los dos caminaron hacia la habitación principal, la única y reservada para el Don Dante.La habitación estaba iluminada por la tenue luz roja del club, proyectando sombras ondulantes sobre las paredes mientras Dante tiraba de la bailarina hacia él con una fuerza posesiva, quería devorarla por completo, así que por qué esperar.Sus labios se encontraron en un choque de deseo reprimido, y sus manos recorrieron su espalda desnuda, presionándola contra su pecho. Ella jadeó cuando él la alzó con facilidad, haciéndola rodear su cintura con las piernas antes de empujarla contra la pared con un gruñido gutural.Los dedos de él recorrieron la piel caliente de su muslo, ascendiendo con lentitud tortuosa hasta deslizarse bajo las finas telas que aún la cubrían. Ella arqueó la espalda, hundiendo las uñas en los hombros del hombre, mientras él exploraba cada r
Dante abrió los ojos con pesadez, sintiendo el ardor de la resaca recorrerle el cuerpo, aún tenía una sonrisa dibujada en su rostro, el día anterior había sido uno de sus mejores días.Desde la muerte de la mujer que amaba él había decidido ser diferente.La habitación estaba a oscuras, con el aroma a tabaco y alcohol aún impregnado en el aire. A su lado, la mujer dormía plácidamente, su cuerpo apenas cubierto por las sábanas revueltas. La visión le provocó un inmediato sentimiento de desagrado. Recordó lo sucedido la noche anterior, y aunque había sido una de sus mejores noches, aún no entendía por qué ella seguía a su lado, si perfectamente las mujeres del club sabían que no podían dormir a su lado, y menos después de tener sexo con él, se incorporó y le dio un empujón brusco.La bailarina abrió sus ojos de par en par, parpadeando confundida antes de mirarlo con una sonrisa somnolienta. — Buenos días, guapo —murmuró, estirando una mano para acariciarlo. Dante se apartó con u
Dante llegó a la mansión de Alonzo en medio de la noche, con el ceño fruncido y una expresión sombría. Afuera, la lluvia golpeaba el suelo con fuerza, como si la tormenta reflejara su estado de ánimo. Apenas cruzó la puerta principal, uno de sus hombres de confianza se acercó con cautela. —Señor, su esposa ha intentado escapar nuevamente —informó con voz temblorosa, Dante suspiró con evidente molestia, pasándose una mano por el rostro antes de avanzar con paso firme hacia la habitación donde la tenían retenida, la habitación de Alonzo.Aurora estaba de pie junto a la ventana, con el vestido arrugado y el cabello revuelto. Sus ojos reflejaban una furia contenida, pero también un dolor profundo, solo quería salir de ahí, pero por lo visto le iba hacer imposible.Cuando la puerta se abrió de golpe y Dante entró en la habitación, ella ni siquiera se inmutó. Él la observó en silencio por un momento, intentando descifrar sus pensamientos. —No importa cuántas veces lo intentes, Aurora. Nu
Dante necesitaba desahogarse, durante toda la noche planeó el ataque, y apenas hace unos minutos Alonzo había salido con varios hombres a recuperar su mansión.Llevó las manos a su polla, necesitaba algo de acción, y quién mejor que su esposa, “Aurora”, quien apenas había podido pegar sus ojos en toda la noche, era como un alma en pena, en busca de poder escapar de ese infierno al que solo un hombre la había llevado.Se había levantado temprano, y observaba desde el cristal como salían varias camionetas con hombres armados.Dante subió las escaleras con pasos firmes, el eco en sus pasos resonaban en la casa silenciosa. Abrió la puerta sin tocar, encontrando a Aurora de espaldas a él, observando la ventana. La luz tenue resaltaba la silueta de su diminuto pijama.Se apoyó en el marco de la puerta, estudiándola con una mirada fría antes de hablar, sabía que ella no tenía la culpa de nada, aún así, ella era su prisionera.—Es peligroso pararse ahí tan despreocupada, podrías volver intent
Las camionetas avanzaban en fila por el camino polvoriento, ya solo faltaba poco para poder llegar a la mansión. Las llantas del auto rechinaron al ver que llegaban por fin a su destino, todos se bajaron rápidamente con sus armas en las manos.Alonzo llegó con una docena de hombres, moviéndose desde hacía entrada principal de la mansión, varios hombres de Antonio reaccionaron, apenas logrando sacar sus armas antes de ser abatidos por la ráfaga de balas.Alonzo junto con sus hombres quitaban de su caminó a cada hombre que se encontraban en la entrada de la mansión.El sonido de los disparos resonó en los pasillos mientras los hombres armados de Alonzo despejaban cada habitación con sangre y fuego, una sonrisa se dibujó en la boca de Alonzo al ver que muy pronto tendrán todo bajó control.Ulises, se movió rápido debía hacer un contra ataque contra Alonzo. Reunió a los pocos hombres que quedaban en pie y los condujo hacia la escalera principal.No había tiempo para estrategias, solo par
No muy lejos de la mansión, un hombre de traje negro se mantenía en silencio, sentado en el asiento trasero del elegante Maserati negro con vidrios polarizados. Su mirada fría y calculadora se posaba en la enorme mansión frente a él, aún tenía su ceño fruncido, no había podido ver a su objetivo, su verdadero objetivoAlzó su mirada y distinguió a varios hombres armados descendiendo de camionetas blindadas, moviéndose con rapidez. No era una simple visita, era una toma. Sus planes acababan de complicarse.Apoyó un codo en el descansabrazos y entrecerró los ojos mientras analizaba la situación. No tenía suficiente gente con él en ese momento, y enfrentarse a esos hombres sin una estrategia clara sería un suicidio. Sus dedos se movían impacientemente contra la tapicería del auto, un gesto sutil de impaciencia. Finalmente, tomó una decisión. Sin girarse, habló con voz firme y pausada.—¡Arranca! arranca de una buena vez. —El conductor asintió sin hacer preguntas, y con un giro suave de
Alonzo estaba feliz, vaya que sí, se sentó en uno de los escalones, tomó su teléfono y marcó el número de Dante con precisión, la sonrisa en su rostro estaba más grande que nunca, la vuelta a la acción había sido todo un éxito —Todo está en orden, ya puedes volver a la mansión, eso sí, te aconsejo que busques un diseñador de interiores, tu primo tiene muy mal gusto —informó Alonzo, sin necesidad de agregar más detalles. Sabía que Dante entendía perfectamente lo que eso significaba: los problemas habían sido resueltos, por ahora los traidores habían sido silenciados y la seguridad estaba garantizada.Dante escuchó las palabras de su amigo y asintió para sí mismo, aunque Alonzo no pudiera verlo. No necesitaba preguntar nada más. Confiaba en él tanto como en su propia intuición, y si decía que era seguro regresar, entonces así era. Sin más preámbulos, colgó el teléfono y lo dejó sobre la mesa de madera. Una sensación de satisfacción recorrió su cuerpo.Una leve sonrisa apareció en sus