Si había algo que no creía posible que me sucediera es este tipo de acoso, porque soy una chica que no es atractiva como las demás empleadas, por eso, aunque trabajo en uno de los clubes más importantes de Las Vegas, no había experimentado este tipo de acoso, por eso, cuando observo sus ojos color verdes y sus labios rojos e hinchados, no lo dudo y respondo dando una buena bofetada.
Pero cuando creí que Andrés y el jefe me defendería, lo que hace es correr hacia el hombre que tensiona su rostro girado por mi bofetada. Todos los que me miraban, cubren su boca y cierran los ojos como si esperaran el inicio de algo trágico, cuando la realidad es que todos corren a auxiliar al hombre que aferra más su agarre a mi brazo. — Señor Barack… — Que nadie se me acerque. — dice el hombre que ahora conozco su nombre. Como lo ordenó nadie se le acerca, pero entiendo que la amenaza no es lo que le causa miedo, si no, el arma que se muestra en su pantalón, una que estoy segura que usará conmigo. ‘Bueno, hoy te ha dicho que estás enferma y que vas a morir en pocos meses, pero, con lo que has hecho morirás en minutos, bien hecho, Axael.’ Me digo mentalmente. — Señor… Ni siquiera me deja terminar la oración cuando me coloca sobre sus piernas y me da una nalgada que me corta la respiración. — Niña mala. — dice él y yo de inmediato intento levantarme, pero, él me lo impide. — ¡¿Qué estás haciendo?! — Domando a mi mujer. — dice él y yo comienzo a reírme. — No sé si estás mal de la cabeza, pero yo no soy tu mujer señor Barack. — Oh, entonces me conoces. — dice él en un tono divertido que no me agrada. — Te acabaron de llamar así, ahora, suélteme ahora mismo o si no… — Continua, pajarita. Me muero por saber cómo vas a amenazar al jefe de la mafia. — dice él y yo tensiono mi cuerpo. ‘¿Dijo jefe de la mafia o yo escuché mal?’ me pregunto mentalmente preocupada. De inmediato, miro hacia Andrés y este baja la mirada al suelo asintiendo porque mi vida si ya era terrible por pasarla constantemente trabajando para sobrevivir, ahora aumenté la dificultad por meterme con quien no debía. — Suélteme ahora mismo, señor Barack. — dice ella con su alma saliendo de su cuerpo ante el miedo que está experimentando. — Eres una chica sorprendente. La mayoría llora en este punto suplicando por su vida, pero tú te ves muy tranquila aunque tiemblas levemente. — ¿Qué quieres que haga? ¿acaso te has compadecido de esas personas que imploran que les perdones la vida? — No. — Entonces suéltame, no voy a perder mi tiempo implorando cuando eso no cambiará las cosas. — ¿Qué pasa si no te suelto? — ¿Quieres probar lo que podría suceder? — pregunto con frialdad aunque siento que en cualquier momento moriré del miedo. ‘Quizás soy así de osada porque como estoy por morir, seguramente es eso,’ me digo mentalmente mientras el hombre misterioso me libera. No sé cómo salir de un problema en el que nunca había estado involucrada, sobre todo, salir ilesa, porque el hombre que he abofeteado, con una sola mirada deja completamente vacío el salón. — Debo marcharme. — No, no debes y siendo honesto contigo, si eres una chica inteligente no te marcharías. — ¿Por qué no puedo marcharme? ¿Acaso necesito tu permiso? — ¿Qué sucede, Maximiliano? Me dijeron que estás causando problemas. — dice un anciano que al notar que tiene dos armas, diría que es mi salvación. — Padre, te presento a mi mujer. — dice Maximiliano Barack dejándome sin aliento. — ¿Qué clase de alcohol le dieron a este hombre para mentir tan descaradamente a su padre? — pregunto aturdida. Los dos hombres me observan fijamente y después sonríen como si estuviéramos en una situación en la que se pueda bromear. — Es diferente a lo que te gusta. — Por eso será divertido. — responde Maximiliano y su padre asiente, para después acercarse a mirar el rostro de su hijo. — Es tu problema, pero, ¿Quién te golpeó y por qué no está su cuerpo inerte cerca? Mi cuerpo se tensiona y ya me visualizo en un ataúd con Lauren llorando por dejarme sola minutos antes de morir. Porque eso es lo que sucederá ahora. ‘Debiste quedarte en casa llorando porque te han dado tu sentencia de muerte.’ Me digo mentalmente. — Porque no puedo matar a mi rebelde mujer, eso fue lo que me enseñaste. A las esposas no se golpean. ‘No sé si debería ofenderme o sentirme aliviada.’ Me quejo mentalmente. — ¿Te golpeó ella? — pregunta su padre aturdido. — Y lo volveré a hacer si no me sueltas. — le advierto y él me libera de su agarre, pero, eso no me asegura que podré marcharme pronto, porque a mi alrededor, lo que hay son personas armadas. — La chica parece italiana, tiene su carácter. — se burla el anciano. — Vete, padre. Tengo asuntos que arreglar con la pajarita. — No me llames así. — digo con molestia. He tenido un día terrible, ayer me había desmayado y mi jefe me obligó a hacerme una revisión médica porque estaba preocupado que mi exceso de trabajo causará tantos problemas de salud, pero, el verdadero problema es mi cuerpo, porque no es suficiente mi problema del corazón para tener un problema adicional. — Me gusta llamarte así, te ves tan pequeña y desprotegida, pero, a la vez tan ansiosa por conocer el mundo más allá de la jaula en la que te encuentras. — dice él sonriente. — ¿Por qué no me dijiste que me marchara cuando me senté a tu lado? — Quería ver de lo que eras capaz. — Entonces, ya puedo marcharme, ¿no es así? — No. — ¿Qué sucede? ¿Por qué no me quieres dejar ir? No te he hecho algo malo, porque tú me has besado y nalgueado, así que, si comparamos lo que hice, debo golpearte una segunda vez. — Le as agradado a mi padre y a mí me interesas, pero, no sé si eso es bueno o malo para ti. — Malo, muy malo. — digo sin dudarlo. — Una lástima, porque te marchas conmigo ahora mismo. — dice él tomándome del brazo y antes de gritar, algo golpea mi nuca y todo se vuelve negro. Debí quedarme en casa a llorar mi sentencia de muerte.Aturdida, abro mis ojos sintiéndome desorientada porque no tengo idea del lugar donde me encuentro aunque de cierta forma, me resulta conocido.— ¿Dónde me encuentro?— En una habitación del club, creí que al despertar en un lugar conocido no entrarías en pánico. — dice Maximiliano asustándome.— ¡¿Qué haces aquí?!— Pajarita, yo te trajee aquí, así que, ¿Qué te hace pensar que no estaré contigo? — pregunta Maximiliano y yo me reviso implorando que me encuentre aun con mi virginidad intacta.— Es un alivio. — susurro al notar que mi ropa está intacta.— ¿Qué pensabas que te haría? Yo soy un caballero y por eso, no voy a hacerte algo de lo que no seas consciente.Lo observo indignada, porque si hay algo que él hace desde que nos conocimos es realizar cosas sin que sea consciente hasta que es demasiado tarde.— No te creo. Eres alguien que se atrevió a secuestrarme, así que, eres capaz de muchas cosas más.— Pero no sería capaz de abusar de ti, si te traje aquí fue para hablar mejor las
Nuevamente despierto desorientada, pero, esta vez no estoy en una habitación si no, en el hospital con varios aparatos en mi pecho. Maximiliano, el hombre que apenas conocí hace poco, se encuentra a mi lado mirando el monitor aunque su mente parece en otro lugar.— ¿Qué me sucedió?— Lo siento, se me olvidó que tienes un problema cardiaco y ese tipo de… situaciones te afectan demasiado.— Estoy enferma, lo sabes, así que, déjame ir. Necesito volver al trabajo.— Comprendo que en el pasado estuvieras desesperada por trabajar porque tienes que cubrir los gastos de tu hermana y tu universidad, pero, ahora es diferente.— Nada ha cambiado.— Como tu esposo yo me haré cargo de todas esas responsabilidades y por eso, puedes concentrarte solo en cuidar de tu salud para que puedas estar más tiempo con tu hermana. porque como lo has mencionado, eres su única familia.Es una oportunidad única, no todos los días aparece un hombre diciendo que se hará cargo de todos los problemas económicos, pero
Ni siquiera sé que sucedió en la última hora, porque incluso me ayudaron a bañarme tan rápido que mi piel se siente extraña por toda la exfoliación que me realizaron antes de vestirme como la novia que soy cuando apenas llevo unas pocas horas conociendo al hombre que será mi esposo.‘Este es el matrimonio más repentino del mundo y lo peor de todo es que no hay un solo trago en mi sistema para tolerar algo así.’ me quejo mentalmente, mientras camino hacia un altar donde Elvis Presley me espera con Maximiliano.A mi alrededor hay al menos doscientos hombres perfectamente vestidos y armados quienes hacen parte del público que será testigo de esta catastrófica unión. Pero, sigo adelante, sabiendo en la locura de la que seré parte.‘¿Acaso este es un efecto de estar muriendo? ¿Por eso decido tan apresuradamente cuando sé que estoy caminando voluntariamente a un infierno?’ me pregunto mentalmente, pero, la respuesta es clara.— Voy a morir pronto, lo mejor es pasar mis últimos meses preocup
Mi corazón se acelera porque el hombre con el que ni siquiera pude notar que me estaba casando, me ha dado una declaración muy preocupante mientras me sonríe como si disfrutara de mi preocupación.— Deja de decir ese tipo de cosas.— Son hechos y hay que darlos. Ahora, mi querida pajarita, ¿Qué piensas hacer ahora que nos hemos casado?— No he pensado en algo importante.— Básicamente estamos haciendo esto antes de partir de este maldito mundo, así que, podemos hacer lo que queramos.— Entonces, me iré a trabajar. — digo caminando hacia la salida, pero, Maximiliano me agarra del brazo y me carga en su hombro para llevarme en el sentido contrario del que intentaba usar.Ni siquiera me esfuerzo por pedirle una explicación, si no que, intento bajarme. Pero, él es demasiado fuerte.— ¡¿Qué rayos te sucede?! ¡Dijiste que podíamos hacer lo que queramos! — grito enojada y Maximiliano me hace subir al auto en contra de mi voluntad.— Estamos muriendo, pajarita. El mundo se está yendo al demon
Mi corazón se acelera y yo solo deseo correr, mientras mis oídos emiten un sonido que me deja sorda durante varios segundos, ya que, Maximiliano me dice cosas que no logro escuchar.‘¿Qué está sucediendo? ¿Acaso los chicos dejaron el gas abierto y por eso ha sucedido la explosión?’ me pregunto mentalmente intentando encontrar la causa en otra cosa.Pero, los disparos que parecen dirigirse y salir de nosotros, me dice que esto está relacionado al trabajo del hombre con el que me he casado creyendo que era una buena idea.Los chicos se alejan un poco y Maximiliano intenta hacerme levantar, pero, mis piernas no responden, estoy en un estado de aturdimiento donde ni siquiera soy capaz de pensar por mi propia cuenta.Por eso, él me levanta para cargarme mientras otros disparan corriendo con nosotros para ser el escudo que se mueve cada vez que Maximiliano lo hace. Es así como llegamos a un auto donde dos hombres se suben con nosotros para alejarnos del caos donde veo las hamburguesas en el
La chica me atiende y yo disfruto de mi primer día siendo esposa de alguien adinerado… de un jefe de la mafia para ser especifico, pero, no tengo suficiente tiempo de vida para analizar lo moral de esa decisión precipitada.La chica me deja en una silla que es del ancho de mi cama y me sirve pequeñas porciones de todas las comidas que se encuentran en el avión. Desde mi asiento puedo ver a Maximiliano y como el hombre fuma mientras mira hacia donde yo me encuentro.Unos hombres aparecen y él parece mostrarse feliz por su presencia al punto que se abrazan como si fueran grandes amigos, para mostrar al poco tiempo su anillo que lo anuncia como hombre casado.Al ver la felicidad, pienso en bajar y saludar para que conozcan con quien se ha casado, pero, la conversación que parecía magnifica, termina con Maximiliano sacando su arma a la velocidad de la luz para dispararle al hombre que retrocede seguramente tan sorprendido como yo.— ¡¿Qué está sucediendo?! — grito sorprendida.Maximiliano
No entiendo que es lo que estoy haciendo, porque yo fui quien le pidió que tuviera sexo conmigo y sí, estoy muriendo y ya nada importa más que disfrutar de mi vida, pero, ¿debía lanzarme así? Es como si saltara de un avión sin paracaídas.‘Tenemos público, al menos debí esperar que estuviéramos solos.’ Me digo mentalmente mientras continuo un beso que no sé cómo seguir.— Lamento si lastimo tus sentimientos, pero parece que no eres buena besando, querida.— No he tenido la experiencia, lo siento.— Sí, me han informado que solo te concentrabas en el trabajo y tu hermana. Así que, tranquila, yo voy a enseñarte. — dice Maximiliano cargándome para llevarme a una parte del avión que no he explorado.Cuando entramos, puedo ver una cama donde él me acuesta y con mirada lasciva acerca su mano a mi boca.— Succiona mi dedo hasta dejarlo completamente húmedo y después de eso, juega con tu lengua y mi dedo, mientras regulas tu respiración.— ¿Por qué haría algo así?— Porque debes hacerlo así,
Maximiliano no deja de sorprenderme, porque a diferencia de lo que esperaba de un jefe de la mafia, aunque asesina a sangre fría y sin remordimientos, es alguien que no tiene prisa por tener siempre el control y sin duda, es muy paciente conmigo.— Sin duda, estás tomando las cosas con mucha calma.— La vida no es para vivirla con prisa, sobre todo, cuando no sabemos cuándo será nuestro último momento con vida. Por eso, suelto si debo hacerlo y tomo todo de ser necesario, así que, en este caso, es necesario soltar, quiero ser montado y dominado por la mujer que es mi esposa.— ¿Cómo puedes aburrirte con un pensamiento tan interesante?— Perder el interés o la alegría por lo que estás haciendo es algo que puede presentarse con cualquier pensamiento interesante.— Entonces prometo intentar darte una razón para vivir y despejar esos demonios de los que las armas no pueden salvarte.Su mirada se ilumina, como si estuviéramos haciendo un acuerdo donde él es mi hada de los deseos que serán