Capítulo 3: Sin esperanza

Aturdida, abro mis ojos sintiéndome desorientada porque no tengo idea del lugar donde me encuentro aunque de cierta forma, me resulta conocido.

— ¿Dónde me encuentro?

— En una habitación del club, creí que al despertar en un lugar conocido no entrarías en pánico. — dice Maximiliano asustándome.

— ¡¿Qué haces aquí?!

— Pajarita, yo te trajee aquí, así que, ¿Qué te hace pensar que no estaré contigo? — pregunta Maximiliano y yo me reviso implorando que me encuentre aun con mi virginidad intacta.

— Es un alivio. — susurro al notar que mi ropa está intacta.

— ¿Qué pensabas que te haría? Yo soy un caballero y por eso, no voy a hacerte algo de lo que no seas consciente.

Lo observo indignada, porque si hay algo que él hace desde que nos conocimos es realizar cosas sin que sea consciente hasta que es demasiado tarde.

— No te creo. Eres alguien que se atrevió a secuestrarme, así que, eres capaz de muchas cosas más.

— Pero no sería capaz de abusar de ti, si te traje aquí fue para hablar mejor las cosas.

— ¿En una habitación?

— Si nos quedábamos en el salón nos molestarían.

— Señor, no sé qué es lo que sucede, pero…

— Vamos a casarnos, aquí hacen ceremonias divertidas que nos ayudarían a ser esposos.

Ni siquiera busco un indicio de broma porque lógicamente él no está hablando en serio. Pero, incluso cuando me estoy riendo él no cambia de expresión. Es como si nada lo perturbara, parece que solo es él ordenando lo que quiere sin darme la opción de opinar lo contrario.

‘Este hombre debe estar loco, no puedo hacerlo enojar porque es un loco con arma.’ Me digo mentalmente.

— Señor Barack…

— Dime Maximiliano, si no me quieres llamar amor, al menos llámame por mi nombre.

— Maximiliano…

— Sí, querida, tienes toda mi atención. 

— ¿Por qué tiene interés que nos casemos si no nos conocemos?

Maximiliano sonríe como si hubiese estado esperando durante mucho tiempo que hiciera esa pregunta, por eso, agarra un sobre ubicado cerca de él y lo lanza hacia mí. Sin saber cuál es su contenido, abro el sobre notando que tiene toda la información de mi vida, incluso, la información de mis padres biológicos que han muerto hace mucho tiempo.

— Puedo decirte todo lo que en ese sobre se encuentra. Tardaste en despertar y por eso, tuve tiempo de estudiarte. — dice Maximiliano cruzándose de piernas mientras bebe un poco de licor.

— Eso no responde a mi pregunta.

— Yo si te conozco, sé todo de ti. Así que, estoy determinado a tener un matrimonio contigo.

— ¿Por qué necesitas casarte conmigo?

— Soy el jefe de la mafia y mi padre no deja de molestarme porque solo me importa disfrutar de una chica que me guste y desecharla después.

— Entonces, llame a una de esas chicas y finja que se casa, seguramente eso le ayudará en lo que desea obtener.

— Gracias por tu solución, pero no estoy interesada. Después de todo, ellas no son divertidas como tú.

Han usado muchas palabras para describirme, pero nunca han dicho que soy divertida, ya que, la diversión que he tenido en mi vida es el trabajo, uno que se ha llevado mis mejores años.

— ¿Qué le hace pensar que yo soy divertida? — pregunto curiosa.

— Me golpeaste.

‘Mal momento para haber sido valiente con un loco que tiene conexiones con la mafia.’ Me quejo mentalmente.

— ¿Acaso nunca lo han golpeado en su vida?

— Han hecho más que eso: me han envenenado, lacerado con látigos y disparado, pero, tu golpe se sintió diferente, fue excitante.

Ni siquiera me esfuerzo por comprender lo que quiere decir, ya que, no me parece una persona que razona como normalmente las demás personas lo hacen, por eso, miro al hombre que me hace negar cualquier posibilidad de relación amorosa y respiro profundo para confesarle lo que podría costarme la vida.

— Lo siento, pero no puedo casarme con usted. Pronto voy a morir.

— Lo sé. Te lo dije, ya te he investigado.

— No entiendo porque quiere casarse con alguien que va a morir.

— Yo también estoy muriendo, lo hago por pedazos o de golpe, así que, no busco una mujer completamente sana, después de todo, necesito ser comprendido por la mujer que tenga a mi lado.

‘Entonces, él también está muriendo.’ Digo sintiendo empatía por él.

— ¿Te has decidido a casarte conmigo?

— No puedo, tengo una hermana…

— Lo sé, tiene autismo. Es la hija de tus padres que te adoptaron y no piensas dejarla sola. Mi gente ya se ha encargado de ella.

De inmediato, el pánico se apodera de mí porque pienso que la han matado, pero, apenas me estoy arrodillando sobre la cama para implorar por la vida de Angela, cuando él me hace una señal para que me detenga.

— Por favor, no le hagas daño, soy su única familia.

— No me refería a eso cuando dije que me iba a hacer cargo. Yo ordené que enviaran a tu hermana a un mejor internado. Allá le brindarán toda la ayuda para que salud mejore.

— ¿Hablas en serio?

— Su problema pulmonar es lo que más hizo que la llevaras a ese lugar terrible, así que, yo me haré cargo de su educación y salud, no necesitas preocuparte por eso.

— ¿Incluso cuando muera?

— Si te preocupa que no cumpla mi palabra podemos firmar un documento.

Dudo si creerle o no, ya que, ¿Quién podría asumir una responsabilidad tan grande solo por un matrimonio donde no hay amor? Pero, debo reconocer que es una oportunidad valiosa, porque si hay algo que me preocupa mucho es mi hermana.

— ¿Por qué me escogiste a mí?

— Cuando preguntaste a la enfermera si había un error en el diagnostico porque querías vivir, sentí envidia por ti, porque yo he hecho tantas cosas para acabar con mi vida, que diría que he llenado de tanta oscuridad mi vida que ni siquiera un rayo de esperanza aparece en mi horizonte.

Siento pena por él, porque es terrible vivir de esa forma, sin embargo, toda empatía que siento por él, desaparece cuando alguien abre la puerta listo para lanzarse sobre él y Maximiliano sin dejar de mirarme saca el arma y dispara al hombre justo en medio de sus cejas.

— ¡Maximiliano!

— He dicho que nadie me puede interrumpir, ¿Por qué es tan difícil acatar una orden? — pregunta Maximiliano con frialdad y yo siento como el cuerpo me pesa y todo se vuelve negro.

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