Capítulo 5: Matrimonio repentino

Ni siquiera sé que sucedió en la última hora, porque incluso me ayudaron a bañarme tan rápido que mi piel se siente extraña por toda la exfoliación que me realizaron antes de vestirme como la novia que soy cuando apenas llevo unas pocas horas conociendo al hombre que será mi esposo.

‘Este es el matrimonio más repentino del mundo y lo peor de todo es que no hay un solo trago en mi sistema para tolerar algo así.’ me quejo mentalmente, mientras camino hacia un altar donde Elvis Presley me espera con Maximiliano.

A mi alrededor hay al menos doscientos hombres perfectamente vestidos y armados quienes hacen parte del público que será testigo de esta catastrófica unión. Pero, sigo adelante, sabiendo en la locura de la que seré parte.

‘¿Acaso este es un efecto de estar muriendo? ¿Por eso decido tan apresuradamente cuando sé que estoy caminando voluntariamente a un infierno?’ me pregunto mentalmente, pero, la respuesta es clara.

— Voy a morir pronto, lo mejor es pasar mis últimos meses preocupándome sobre en qué gastaré tanto dinero y no en ahorrar para darle una vida decente a Camila. — susurro mientras camino hacia el hombre que me observa complacido.

— Me encanta que no haya tenido que enviar a toda mi gente a buscarte. — dice Maximiliano señalando los tenis de sus hombres.

— Debes estar bromeando.

— No bromeo, si debían correr más rápido que los atletas para encontrarte, eso era lo que iban a hacer.

Ni siquiera me atrevo a decir algo en contra de sus ocurrencias, porque sé que si es capaz de decirlo, es mucho más capaz de hacer cosas peores si lo hago enojar.

— Aquí estoy.

— Estamos aquí para…

— Vaya a la parte final, no tenemos tiempo. — dice Maximiliano.

— ¡Maximiliano!

— Lo siento, tengo mucha prisa para tener una vida divertida con mi esposa.

Esto es una locura por donde lo mire, porque yo soy una mujer pacifica que huye de cualquier posible discusión, mientras él es tan violento. Yo estoy con una enfermedad física y él con una mental, él tiene mucho dinero y yo solo soy una chica que tiene cuatro trabajos de medio tiempo.

Somos la pareja más imperfecta, pero lo que más me molesta es que no hay manera de que yo pueda pensar en otro escape. No hay un enamorado que me salve de la prisión de este hombre ni un familiar que me lleve lejos.

Pero, de cierta manera me agrada que sea así, porque sé que sin dudarlo lo asesinaría antes que pueda tocarme.

— ¡Un momento! — grita una mujer antes que Maximiliano tome mi mano para colocar el anillo.

— ¡Sí! — digo feliz y eso hace que Maximiliano se acerque más a mí.

— Te has ganado unas nalgadas, pajarita.

— ¡Maximiliano, a mí no me vas a dejar como una tonta y…!

— Sáquenla. — ordena Maximiliano y quince hombres salen del público para llevar a la mujer que incluso con tantos hombres no permite que la saquen.

— ¡Yo soy tu mujer! ¡A mí es a quien quieres y no a esa prostituta! — grita la mujer extraña.

— Así no puedo casarme, apenas estamos en la ceremonia y ya me estas tratando como una prostituta. — digo alejándome de Maximiliano.

— Oh, querida, no tienes siquiera la posibilidad de escapar de aquí. — dice Maximiliano en un tono que solo señala peligro, mucho peligro.

Mi corazón se acelera, siento mucho miedo por lo que puede hacerme, pero, quien debería temer es la mujer que grita todo tipo de insultos que me hacen sentir incómoda.

— Esa perra no tiene donde caer muerta, solo es una m*****a interesada con una bastarda que lo único que merece es morir para que no haya una persona tonta e inútil en el mundo. — dice la mujer y yo no puedo controlarme.

Ni siquiera sé lo que estoy haciendo cuando tengo mi mano ardiendo porque la mujer que grita todo tipo de cosas ha causado que la mujer pacifica que soy desaparezca y una loca a la que no le importan las consecuencias de sus actos, aparezca solo para hacer mi mano un puño con el que golpea el rostro de la mujer.

— ¡Maldita perra, voy a matarte! — grita la mujer lanzándose sobre mí, pero, un brazo rodea mi cuerpo y me aleja de ella.

— Sin duda, eres una chica salvaje, me gusta.

— ¡Maximiliano, no te atrevas a alejar esa perra de mí!

— Corten su lengua, quiero que le impidan hablar, porque si es tan atrevida para venir aquí y tratar mal a mi mujer, hay que darle una lección. — dice Maximiliano mientras me regresa al altar.

La mujer grita todo tipo de cosas y Elvis Presley termina la ceremonia tan rápido que solo me queda observar con aturdimiento como el hombre frente a mí se coloca él mismo el anillo, para después darme un beso que me aturde aún más.

— Era de esperar que tu boda no fuera como las demás, pero verte casado y amoroso con tu esposa, me sorprende mucho más. — dice su padre y yo quiero abrir sus cerebros para saber porque piensan tan extraño.

— Ahora eres mi esposa, la única que puede hacerme salir de una reunión o entrar sin permiso incluso en mis pensamientos. Serás la única, ¿lo comprendes? — pregunta Maximiliano causando que yo sienta que esta por darme solo ese privilegio porque mi vida será un tormento a su lado.

— Esa mujer.

— Ignórala, está loca. Ahora concéntrate en esto, Pajarita. Tú ya no eres la chica sin protección o respaldo, porque tú eres Axael Barack, la esposa del jefe de la mafia y por eso, todos deben respetarte y obedecerte.

Aturdida por lo que dice, miro a mi alrededor y es entonces cuando los hombres que trabajan para él se arrodillan y colocan sus manos frente a sus rostros, para hacer un saludo solemne.

— Bienvenida al clan Oscuro, señora Barack. — dicen todos al unísono.

— Pajarita Barack… Axael, mi esposa, mi única esposa. Se escucha muy bien. — dice Maximiliano dándome un beso cerca de mi oreja que me hace sentir extraña.

— Eres un hombre peligroso. — susurro.

— Pero para ti el único peligro es que te lleve cargada a todas partes si no me obedeces o que lastime tu vagina de tanto estar en tu interior.

‘Lo confirmo, este hombre es peligroso, pero, ¿Por qué siento que es el peligro que necesitaba para vivir mis últimos meses bien vividos?’ Me digo mentalmente preocupada.

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