Diana despertó alterada con una pesadilla. Un hombre intentaba abusar de ella.
―Diana, Diana… ―le habló Baltazar.
Ella se sentó en la cama y se abrazó a su prometido.
―Fue una pesadilla, bonita, fue solo una pesadilla, ya pasó, ya pasó.
―Sí, fue solo una pesadilla. Perdón.
―Tranquila, cariño, tranquila.
Ella inspiró y exhaló para calmarse.
―¿Pasó?
―Sí. Sí.
―¿Quieres hablar de lo que soñaste?
Ella hizo un puchero.
―Si no quieres, no estás obligada.
―Es que… Es vergonzoso.
―¿Vergonzoso? Los sueños siempre son extraños.
―No es ese vergonzoso.
―¿Entonces?
―Es que soñé que un hombre… quería… ―Volvió a llorar.
―¿Viste a ese hombre?
―S&iac
Diana y Eliana se preparaban para esperar a la coordinadora de bodas. Iría con la diseñadora que le realizaría el vestido, con la repostera, el cocinero, la decoradora y el estilista para comenzar a seleccionar la temática del matrimonio y el diseño del vestido para coordinar el peinado, las flores y todo lo demás.Diana no pensó que serían tantas cosas que manejar.―Buenas tardes, soy Holly, su coordinadora de bodas. ―Hola, soy Diana, ella es mi asistente Eliana.―Este es mi equipo de trabajo: Heather, ella le diseñará su vestido; Gary se hará cargo de su peinado y tocado; Howard le ayudará con los menús; Alison es la decoradora, e Irene que es nuestra repostera estrella. Con ellos trabajaremos estos meses para que su boda sea la más linda de todas.―Hola a todos, gracias por venir ―saludó Diana, por su profesió
El domingo, después de almuerzo, Diana, fue al cementerio a ver a sus abuelos. Sergei y Eliana la acompañaron, ya que Baltazar debía ir a la comisaría, lo habían llamado porque tenían novedades urgentes y Hamilton tenía un almuerzo con unos inversionistas y luego un juego de golf.―¿Quiere estar sola? ―le preguntó Eliana a su jefa.―Sí, quisiera estar a solas con ellos, primera vez que vengo después del funeral.―Claro, me quedaré por allá esperándola, si necesita algo, solo hágame una seña. Sergei también estará al pendiente.―Gracias a los dos.―De nada.La joven se sentó en el pasto, al lado de las tumbas de sus abuelos.―Hola ―saludó con tristeza―. Yo sé que no he venido, pero he tenido cosas que hacer, además, mi pie no ha estado bien, sigo con la bota, el doctor c
Baltazar esperaba al comandante de bomberos. Golpeaba la mesa con la punta de sus dedos.―Perdón por hacerlo esperar, señor Walsh ―le dijo Walter Lang.―Sí, no hay problema, ¿saben qué pasó?―En el lugar del siniestro se encontraron restos de una sustancia inflamable, creemos que fue un atentado.―¿Se salvó alguna cámara de seguridad?―Bueno, están en línea, el señor Norman, el guardia de seguridad de la escuela, vendrá más tarde a traer los videos, allí seguramente veremos lo que ocurrió.―Si saben algo, me lo informan, por favor.―Por supuesto, lo mantendremos al tanto.―Gracias.―De nada, estamos comunicados.―Sí, sí.Baltazar salió de allí y se dirigió a su oficina. En la recepción, sentada en la sala de espera, se encontró a Franc
Después del almuerzo, Baltazar se fue a la comisaría con Diana.―Queremos pedir una orden de restricción en contra de James Morgan ―habló Baltazar.―Muy buena medida ―respondió el comisario Randall―. Aunque muchos crean que estas medidas no sirven para nada, sirven como precedentes en caso de alguna dificultad.―Sí, un papel no sirve de nada, pero quiero que quede estipulado que ese hombre la sigue acosando y que no lo permitiré. No haré justicia por mi propia mano, pero si debo defenderla, lo haré.―Lo entiendo, señor Walsh, la verdad es que con este tipo de gente no se puede conversar, son delincuentes que no entienden razones ni miden la consecuencia de sus actos.―Eso es verdad ―accedió Baltazar―. Le juro que me dan ganas de ir yo mismo a poner en regla a ese hombre.―No se le ocurra hacer tal cosa. En este momento, lo estamos buscando, está
El día de la fiesta llegó. Hamilton le regaló un vestido precioso, mandó a hacer una bota ortopédica que combinara y un zapato que pudiera usar que fuera cómodo y bonito para completar su atuendo. Una maquilladora fue a arreglarla.Bajó la escalera, los dos hombres la esperaban al pie. Ambos quedaron asombrados, se veía hermosa, mucho más de lo que era.Baltazar acortó el camino entre ellos y la ayudó a bajar los últimos peldaños.―Estás muy bella, bonita.―Gracias.―Estás hermosa, mi niña, serás la reina de la fiesta.―Espero que no llame mucho la atención.―Será muy difícil no hacerlo.Se fueron en la limusina de la familia, de todas formas, dos automóviles, una adelante y otra atrás, los escoltaron. Las cosas habían estado calmadas, pero no sabía
Baltazar recibió la llamada de Sergei, desde lo ocurrido en el cementerio, quería estar enterado de cada cosa que le ocurriera, no quería que volviera a pasar lo de enterarse por terceras personas.―Dime, Sergei.―Hoy hubo un pequeño altercado en la prueba del vestido.―¿Qué pasó? ¿Diana está bien?―Sí, ella está bien, no tuvo problemas, pero la señorita Francesca llegó a insultarla, los escoltas de la puerta no la dejaron entrar, pero no pudieron evitar que gritara groserías hacia adentro. La verdad es que ella se dejó en ridículo sola, pero de todas formas fue un mal rato para la señorita Diana.―¿Cómo lo tomó ella?―Se fastidió, no se asustó, pero sí le amargó el momento.―Pero está bien, ¿es seguro?―Sí. Ya estamos en la cas
Días después, era la fiesta de despedida de año de los niños. Baltazar le había propuesto ir, al fin y al cabo, ella era la educadora oficial, solo que no había vuelto a trabajar por el tema de su seguridad.Sergei y tres escoltas los acompañaron.Los niños estaban felices de volver a ver a la profesora Diana, llegaron todos a abrazarla, sobre todo Joaquín, quien la extrañaba mucho.―¿Por mi culpa se fue? ―le preguntó el niño con tristeza.―No, mi amor, ¿por qué piensas eso?―Es que como tenía que llegar antes en la mañana y ese último día…―No, mi amor, lo que pasó no tiene nada que ver contigo. Yo tuve un accidente y estuve muy enferma, por eso no pude volver, yo te extrañé mucho, tú me hacías compañía y me encantaba estar contigo. Tú
Esa tarde, Diana fue a la sala de costura a hacer una prueba de vestido. Habían ido las damas de honor para probarse los vestidos también.―Están hermosos ―comentó Eliana―. Nos veremos maravillosas.―Sí, por fin soy dama de honor sin un vestido horroroso para no opacar a la novia ―comentó Gabriella .―Ustedes son hermosas, así que no habría vestido para opacarlas ―respondió Diana.―Pero ninguna será más bella que tú ―la halagó Bettina.―Es cierto lo que dice Gabriella ―indicó Fran―, la mayoría de las novias elige vestidos feos para sus damas de honor para sobresalir ellas.―Ah, no, ¿qué clase de amiga sería si quisiera que mis damas se vieran mal? ¡No! Todas debemos lucir bellas, además, en una de esas, también consiguen novios.―Yo ya tengo novio y soy muy feliz ―acotó