CAPÍTULO 92: VICIOMe siento realmente mareada, creo que he bebido de más, pero no me importa ya guardar las apariencias. Camino a toda prisa hacia el estacionamiento, cuando de pronto una mano se aferra a mi brazo y me obliga a detenerme.Me giro, solo para encontrarme con Ricardo, mirándome con el ceño fruncido y echando chispas por los ojos.—¿A dónde crees que vas? —cuestiona.—No quiero estar aquí, no puedo más. Necesito ir a ver a Becca y además…—Además ¿qué? —pregunta apretando los dientes, como si ya supiese la respuesta.—¡Ya no quiero estar contigo! —grito. Por fortuna no hay nadie en los alrededores. El alcohol en mi sistema evita que me cohíba, quiero decirle todo lo que pienso ahora que no tengo filtros que me aten la lengua.—¿Se te olvida que firmaste un contrato? Sigues atada a mí hasta que esto termine, Bella.Me echo a reír con frialdad, él se queda sorprendido.—¿Para qué quieres seguir con esto? ¿Acaso no estás esperando ansioso que todo termine para ir corriendo
CAPÍTULO 93: SIEMPRE SE VALa ropa cae poco a poco en el suelo. Esta vez las caricias de Ricardo son mucho más conscientes, pasionales y románticas. Sus manos exploran cada rincón de mi cuerpo con una devoción casi reverente, dedicando tiempo a cada centímetro de mi piel. Con una suavidad exquisita, me recuesta sobre la cama, mientras nuestros labios se encuentran en un beso ardiente que parece no tener fin.Siento el calor de su piel fundiéndose con la mía, los movimientos de sus caderas contra la mía son suaves, sin prisa, como si quisiera conservar cada instante en la eternidad de sus recuerdos.Mis manos se deslizan por su espalda, apego su cuerpo al mío, la excitaci0n crece en mi interior, Ricardo respira agitado, sus labios se deslizan por mi cuello y bajan hasta mis pech0s, recorren todo mi cuerpo con cuidado y suavidad, entretanto mi respiración se agita aun más.Él entreabre mis piernas y se posiciona en medio de mi sex0. Sube lentamente hasta que sus labios casi rozan los mí
CAPÍTULO 94: ALGO MÁS IMPORTANTENo me esperaba que Leona decidiese aparecer justo ahora. Por supuesto, no es tonta, ha esperado su momento para atacar. Estoy segura de que ya sabe que Ricardo se ha ido y ahora que su hermano está preso, ella puede aprovecharse de la situación.—Discúlpame Leona, pero tú nunca has estado al tanto de lo que ocurre en la empresa, aunque seas accionista, no tienes idea de cómo se maneja ni lo que pasa aquí —dice Valverde.—Eso es irrelevante, puedo aprender. ¿No dices que Isabella sabe tanto sobre este lugar? Ella puede enseñarme —dice con firmeza poniéndose al frente de la mesa. Ella ya se ha autoproclamado la CEO de la empresa.—Esa es una decisión que le corresponde a toda la junta —digo—, pero no se olviden que Ricardo volverá pronto, él es el más indicado para manejar esto, él es el legítimo dueño de ese lugar —afirmo al mismo tiempo que señalo la silla del presidente de la compañía—, y ustedes lo saben.La sala se queda en silencio, no pienso queda
CAPÍTULO 95: PRIMER ENCUENTROMi corazón late con fuerza mientras termino de ajustarme las agujetas de los zapatos deportivos, Lucía acaba de enviarme la ubicación del parque en el que estarán Edward y mi hijo, y aunque estoy decidida a hacer esto, no puedo evitar morirme de los nervios.No sé qué esperar, ni siquiera sé qué voy a hacer en realidad. Sé que no puedo llegar así sin más e imponerme como su madre cuando él no tiene la culpa de lo que sucedió, a lo mejor ni siquiera sabe cuáles fueron las circunstancias reales de la supuesta adopción.Mis manos están heladas y tiemblo como una hoja mientras abordo un taxi que me llevará hasta allá. Prefiero no usar mi auto, pues no quiero que se dé cuenta de que lo estoy espiando como si fuese una acosadora.A medida que me acerco al lugar el nerviosismo aumenta cada vez más en mí, es tanto así que siento que estoy a punto de sufrir un ataque de pánico.Bajo del auto y tomo una enorme bocanada de aire fresco, tengo que apoyarme contra el t
CAPÍTULO 96: POR UN PERROEsta mañana me despierto con más energía que ayer. Me visto con ropa deportiva, algo casual pero adecuado para la ocasión. A mi lado, Rocky, mi nuevo compañero, me observa con curiosidad. Sonrío al verlo, le acaricio la cabeza y le coloco el arnés con cuidado.—Vamos, Rocky, hoy es un gran día y tú me vas a ayudar —le digo con entusiasmo.Rocky menea la cola, feliz de acompañarme. Salimos de la casa y tomo un taxi hacia el parque donde, según una publicación reciente de Edward, él y mi hijo estarán. Mi corazón late con fuerza mientras me dirijo hacia allá, consciente de que estoy a punto de acercarme a lo más preciado que he perdido.Al llegar al parque, dejo que Rocky tome la delantera mientras inicio un trote casual. El aire fresco de la mañana me calma, pero la emoción y el nerviosismo no desaparecen. Después de unos veinte minutos de trotar, los veo. Ahí están: mi pequeño hijo caminando junto a Edward.Mi respiración se acelera, pero mantengo la calma y m
CAPÍTULO 97: UNA CITA CON ELLOS—No es necesario, de verdad —respondo tímidamente, aunque en el fondo, me gusta la idea de pasar más tiempo con ellos.—Insisto —dice Edward. Su tono es suave, no es autoritario como el de Ricardo, pero la manera en la que lo dice me hace sentir que no aceptará un no.—Está bien —respondo intentando aguantar mi emoción.Nos dirigimos a una heladería cercana, donde Edward me compra un helado enorme, mucho más grande de lo que esperaba. Me río, un poco avergonzada por la generosidad, pero él solo sonríe.—Gracias —digo, sintiéndome un poco más cómoda a su lado.Después de comprar los helados, regresamos al parque. Mientras Mateo juega con Rocky y Nala, Edward y yo encontramos un banco donde sentarnos. Le agradezco por el helado y me disculpo por no haberme presentado antes.—Soy Isabella —digo, extendiéndole la mano.—Edward, y él es mi hijo Jake —responde, estrechándome la mano con una sonrisa.—Jake es un niño adorable —comento mientras observo a mi hij
CAPÍTULO 98: MENTIRAS Y VERDADESJake nos hace reír a los dos con su pregunta, pero mi corazón se agita al pensar en la posibilidad de que él me acepte como su madre. Es una idea que apenas me atrevo a considerar, pero que se siente como un sueño lejano, casi inalcanzable.—¡Ay, Jake! Qué cosas dices —contesta Edward, riendo, pero hay una nota de incomodidad en su risa.Aunque no quiero irme, veo la hora en su reloj y sé que es tiempo de regresar a casa. He descuidado mis responsabilidades en la empresa, y aunque Leona se ha encargado de todo, no puedo dejar que siga tomando decisiones en mi lugar. Por más que quiera quedarme, sé que no puedo permitirme perder el control de la empresa, no mientras Ricardo siga controlando mi vida.—Creo que tengo que irme —le digo, sintiendo cómo mis ánimos decaen al pronunciar esas palabras.—No, no te vayas —suplica Jake, mirándome con esos ojos tan preciosos que hacen que quiera quedarme para siempre.—Hijo, Isabella ya tiene que irse —recalca Edwa
CAPÍTULO 99: AMENAZAEsa noche regreso a la gran hacienda y caigo rendida en mi cama. El cansancio es demasiado intenso, así que me dejo llevar por el sueño y ni siquiera reviso mi celular.A la mañana siguiente, despierto con el sonido de la alarma y una especie de bulla en el exterior. Abro mis ojos, somnolienta y con un cansancio en todo mi cuerpo que no esperaba. El ejercicio con Rocky es saludable, pero al mismo tiempo me está dejando sin energías.Me desperezo con calma hasta que escucho una voz escandalosa abajo. Me apresuro a cambiarme y bajo corriendo las escaleras pensando que ha pasado algo malo.Veo a Débora discutiendo con Tamara. El niño está entre sus brazos, confundido y mirando la casa como si buscase a alguien.—¿Qué sucede aquí? —pregunto llego al pie de las escaleras.—Señora Isabella, esta… mujer quiere entrar a la fuerza al estudio del señor Ricardo. Ya le dije que no puede hacer eso, pero está empeñada en que él le ha dejado algo ahí.—Retírate Tamara, yo me enc