CAPÍTULO 94: ALGO MÁS IMPORTANTENo me esperaba que Leona decidiese aparecer justo ahora. Por supuesto, no es tonta, ha esperado su momento para atacar. Estoy segura de que ya sabe que Ricardo se ha ido y ahora que su hermano está preso, ella puede aprovecharse de la situación.—Discúlpame Leona, pero tú nunca has estado al tanto de lo que ocurre en la empresa, aunque seas accionista, no tienes idea de cómo se maneja ni lo que pasa aquí —dice Valverde.—Eso es irrelevante, puedo aprender. ¿No dices que Isabella sabe tanto sobre este lugar? Ella puede enseñarme —dice con firmeza poniéndose al frente de la mesa. Ella ya se ha autoproclamado la CEO de la empresa.—Esa es una decisión que le corresponde a toda la junta —digo—, pero no se olviden que Ricardo volverá pronto, él es el más indicado para manejar esto, él es el legítimo dueño de ese lugar —afirmo al mismo tiempo que señalo la silla del presidente de la compañía—, y ustedes lo saben.La sala se queda en silencio, no pienso queda
CAPÍTULO 95: PRIMER ENCUENTROMi corazón late con fuerza mientras termino de ajustarme las agujetas de los zapatos deportivos, Lucía acaba de enviarme la ubicación del parque en el que estarán Edward y mi hijo, y aunque estoy decidida a hacer esto, no puedo evitar morirme de los nervios.No sé qué esperar, ni siquiera sé qué voy a hacer en realidad. Sé que no puedo llegar así sin más e imponerme como su madre cuando él no tiene la culpa de lo que sucedió, a lo mejor ni siquiera sabe cuáles fueron las circunstancias reales de la supuesta adopción.Mis manos están heladas y tiemblo como una hoja mientras abordo un taxi que me llevará hasta allá. Prefiero no usar mi auto, pues no quiero que se dé cuenta de que lo estoy espiando como si fuese una acosadora.A medida que me acerco al lugar el nerviosismo aumenta cada vez más en mí, es tanto así que siento que estoy a punto de sufrir un ataque de pánico.Bajo del auto y tomo una enorme bocanada de aire fresco, tengo que apoyarme contra el t
CAPÍTULO 96: POR UN PERROEsta mañana me despierto con más energía que ayer. Me visto con ropa deportiva, algo casual pero adecuado para la ocasión. A mi lado, Rocky, mi nuevo compañero, me observa con curiosidad. Sonrío al verlo, le acaricio la cabeza y le coloco el arnés con cuidado.—Vamos, Rocky, hoy es un gran día y tú me vas a ayudar —le digo con entusiasmo.Rocky menea la cola, feliz de acompañarme. Salimos de la casa y tomo un taxi hacia el parque donde, según una publicación reciente de Edward, él y mi hijo estarán. Mi corazón late con fuerza mientras me dirijo hacia allá, consciente de que estoy a punto de acercarme a lo más preciado que he perdido.Al llegar al parque, dejo que Rocky tome la delantera mientras inicio un trote casual. El aire fresco de la mañana me calma, pero la emoción y el nerviosismo no desaparecen. Después de unos veinte minutos de trotar, los veo. Ahí están: mi pequeño hijo caminando junto a Edward.Mi respiración se acelera, pero mantengo la calma y m
CAPÍTULO 97: UNA CITA CON ELLOS—No es necesario, de verdad —respondo tímidamente, aunque en el fondo, me gusta la idea de pasar más tiempo con ellos.—Insisto —dice Edward. Su tono es suave, no es autoritario como el de Ricardo, pero la manera en la que lo dice me hace sentir que no aceptará un no.—Está bien —respondo intentando aguantar mi emoción.Nos dirigimos a una heladería cercana, donde Edward me compra un helado enorme, mucho más grande de lo que esperaba. Me río, un poco avergonzada por la generosidad, pero él solo sonríe.—Gracias —digo, sintiéndome un poco más cómoda a su lado.Después de comprar los helados, regresamos al parque. Mientras Mateo juega con Rocky y Nala, Edward y yo encontramos un banco donde sentarnos. Le agradezco por el helado y me disculpo por no haberme presentado antes.—Soy Isabella —digo, extendiéndole la mano.—Edward, y él es mi hijo Jake —responde, estrechándome la mano con una sonrisa.—Jake es un niño adorable —comento mientras observo a mi hij
CAPÍTULO 98: MENTIRAS Y VERDADESJake nos hace reír a los dos con su pregunta, pero mi corazón se agita al pensar en la posibilidad de que él me acepte como su madre. Es una idea que apenas me atrevo a considerar, pero que se siente como un sueño lejano, casi inalcanzable.—¡Ay, Jake! Qué cosas dices —contesta Edward, riendo, pero hay una nota de incomodidad en su risa.Aunque no quiero irme, veo la hora en su reloj y sé que es tiempo de regresar a casa. He descuidado mis responsabilidades en la empresa, y aunque Leona se ha encargado de todo, no puedo dejar que siga tomando decisiones en mi lugar. Por más que quiera quedarme, sé que no puedo permitirme perder el control de la empresa, no mientras Ricardo siga controlando mi vida.—Creo que tengo que irme —le digo, sintiendo cómo mis ánimos decaen al pronunciar esas palabras.—No, no te vayas —suplica Jake, mirándome con esos ojos tan preciosos que hacen que quiera quedarme para siempre.—Hijo, Isabella ya tiene que irse —recalca Edwa
CAPÍTULO 99: AMENAZAEsa noche regreso a la gran hacienda y caigo rendida en mi cama. El cansancio es demasiado intenso, así que me dejo llevar por el sueño y ni siquiera reviso mi celular.A la mañana siguiente, despierto con el sonido de la alarma y una especie de bulla en el exterior. Abro mis ojos, somnolienta y con un cansancio en todo mi cuerpo que no esperaba. El ejercicio con Rocky es saludable, pero al mismo tiempo me está dejando sin energías.Me desperezo con calma hasta que escucho una voz escandalosa abajo. Me apresuro a cambiarme y bajo corriendo las escaleras pensando que ha pasado algo malo.Veo a Débora discutiendo con Tamara. El niño está entre sus brazos, confundido y mirando la casa como si buscase a alguien.—¿Qué sucede aquí? —pregunto llego al pie de las escaleras.—Señora Isabella, esta… mujer quiere entrar a la fuerza al estudio del señor Ricardo. Ya le dije que no puede hacer eso, pero está empeñada en que él le ha dejado algo ahí.—Retírate Tamara, yo me enc
CAPÍTULO 100: AL DESCUBIERTONo puedo dejar de darle vueltas al mensaje de amenaza que me han enviado. Se me ocurren varias personas que podrían ser responsables. Leonardo, Leona, Camila o hasta la misma Débora.No sé cuál de ellos o si incluso todos están implicados en esto, pero no puedo dejar pasar esto por debajo de la mesa. Sé que son capaces de lo peor, ya lo han intentado antes y por eso perdí a mi bebé.—¿Qué hago? —me pregunto en voz alta.Miro el número de Ricardo y una parte de mí quiere llamarlo, avisarle lo que está sucediendo, pero… ¿eso resolvería algo? A él no le importaría en lo absoluto. Aun así, mi voz interna me insta a marcar el número.Estoy a punto de hacerlo cuando recibo una llamada entrante. Mis latidos se disparan al ver el nombre en el identificador. Contesto enseguida con una sonrisa ensanchada en mis labios.—Edward…—Hola Isabella, qué gusto me da escuchar tu voz —saluda con una cortesía demasiado exagerada.—Hola… ¿cómo estás? —pregunto, repentinamente
CAPÍTULO 101: DAME UNA OPORTUNIDADPuedo sentir la tensión en el aire después de haber soltado esas palabras. Edward no dice nada de inmediato, tiene los puños apretados y la mirada endurecida. Mi corazón palpita tan rápido que puedo escuchar mis propios latidos en los oídos.«Por favor, di algo. Por favor, no me alejes», pienso, pero no me atrevo a decir nada.—La madre de mi hijo murió de cáncer hace tres años —sentencia al fin.—Yo no… Edward, por favor, escúchame, solo quería conocerlo, quería… —Él levanta la mano interrumpiéndome.—No, no voy a escuchar nada de lo que digas. Pensé que había conocido a una buena mujer, pero… veo que me equivoqué. No quiero que te vuelvas a acercar a mí o a mi hijo, ¿entendiste? Si vuelvo a verte cerca voy a ponerte una orden de restricción por acoso.Mis ojos se inundan de lágrimas. Jake corre hacia nosotros, me doy la vuelta pues no quiero que me vea llorando.—Papá ¿qué pasa?—Nos vamos.Edward toma a mi hijo y se lo lleva jalándolo del brazo au