CAPÍTULO 86: DESAHOGOLas horas en el hospital pasan como una tortura agónica y lenta. No puedo dejar de llorar. Una vez más lo he perdido todo, una vez más el destino se encarga de arrebatarme lo que más quiero. Abrazo mi vientre con fuerza llorando al hijo que ni siquiera pude conocer, ni siquiera pude saber si era niño o niña…Alguien toca a la puerta, limpio mis lágrimas rápidamente al tiempo que Becca entra en la habitación. Tiene un cabestrillo en el brazo izquierdo y aunque intenta caminar con normalidad, es evidente que le duele el cuerpo.—Becca, que alivio verte —le digo con una ligera sonrisa.—Estaba desesperada por venir a visitarte, pero los tiranos de mi habitación no me dejaban salir.—¿Estás bien? —pregunto. Siento una punzada de culpa, esta es la segunda vez que alguien atenta contra mí y ella termina pagando los platos rotos.Becca acerca una silla cómoda y se sienta a mi lado.—Bueno, he estado mejor —admite con un suspiro. Me doy cuenta de que algo le pasa y no es
CAPÍTULO 87: EN EL HOSPITALRicardo no ha vuelto desde aquella especie de conversación; si es que puede llamarse así. Han pasado tres días y aunque ha venido a verme mucha gente, él simplemente ha decidido que no soy importante.Esa mañana entra el doctor a la habitación para revisarme. Según él tuve un grave traumatismo y una pérdida importante de sangre, así que no podré irme de allí hasta que no estén mis valores completamente restituidos y él se asegure de que no voy a tener una convulsión y morir.—Bueno, veamos cómo vas hoy —dice con una sonrisa bonachona.—Por favor doctor Martínez, se lo suplico, ya déjeme ir de aquí.—Lo siento Isabella, pero hasta que no estés completamente fuera de peligro no puedes irte. Además, debes terminar el tratamiento. Estarás aquí dos días más.Resoplo y ruedo los ojos mientras él me mide la presión.—Sé que no tengo la cara más atractiva del mundo, pero no creo que sea tan malo verme —bromea.Su sentido del humor me hace reír.—No es eso, es que m
CAPÍTULO 88: ¿QUÉ LE PASA?—Nada, Ricky, solo ayudo a tu mujer a subir las escaleras —se apresura a decir.Me deshago de su agarre y pongo distancia de inmediato.—No necesito tu ayuda —contesto con más ira de la que quiero aparentar.—Está bien, no te alteres —responde Débora fingiendo una falsa amabilidad que me saca de quicio.Ricardo avanza hasta el medio de la sala y le entrega mis cosas a Tamara.—Sube lo de mi esposa a nuestra habitación —ordena.—Sí, señor Velazco —contesta. Toma mis cosas y sube como un rayo.La tensión que ha surgido de pronto es tan densa que siento que no puedo respirar.—Débora, pasa a mi oficina, tenemos algo que hablar —le dice, pero no aparta sus ojos de mí—. Bella, sube a descansar, por favor.No respondo, solo me quedo ahí viendo cómo se aleja una vez más con esa mujer hacia su oficina. Casi como un acto reflejo los sigo, él la hace pasar a ella y luego toma las puertas corredizas para cerrar, pero me ve ahí, parada como una tonta.De pronto se detie
CAPÍTULO 89: INSEGURIDADNunca me había sentido tan feliz en toda mi vida. El nombre en la tarjeta que Ricardo me entregó de pronto se ha convertido en todo mi mundo. Edward Brown… ese es su nombre. En unas pocas horas ya sé todo sobre él.Un CEO de una empresa de modas, casado, tiene pocas fotos en familia en sus redes sociales, de hecho, solo tiene una donde aparece mi hijo, pero no puedo ver su rostro porque está de espaldas, tomado de la mano con él y con la mujer que lo adoptó como su madre.La verdad es que se ven muy felices, los dos tienen una enorme sonrisa y aunque no veo la cara de mi hijo, parece sano y bien cuidado.Paso horas leyendo sobre él, pero, además de la información profesional de su empresa y sus logros como CEO, no aparece nada más.De pronto me topo con una noticia desgarradora, su esposa falleció hace un año de cáncer de mama.Cierro la laptop sin saber muy bien qué hacer. Pensé que cuando tuviese la información iba a correr inmediatamente a buscarlo, pero ah
CAPÍTULO 90: LA RUEDA DE PRENSAHabía visto muchas veces en televisión una rueda de prensa, pero no es lo mismo cuando eres tú la que está delante de los flashes de las cámaras, con cientos de micrófonos frente a tus labios, listos para capturar cualquier palabra que digas, y probablemente, torcerla de una manera inimaginable. Mi corazón late rápido y fuerte mientras nos acercamos a la entrada del salón donde van a entrevistarnos.La noticia de que Leonardo está siendo investigado por el FBI ha explotado en los medios. Los grupos ambientalistas están saboreando esto como si fuéramos la presa que ha caído en una trampa. Alegan que la investigación se debe a la contaminación que produce la fábrica, pero no tienen idea de lo que de verdad está sucediendo. En realidad, nadie lo sabe.Aun así, aquí están todos, esperando el más mínimo resbalón. Camino al lado de Ricardo, me he vestido para la ocasión, con un elegante traje negro que me hace sentir segura, aunque la seguridad sea lo último
CAPÍTULO 91: INQUIETUD—¡¿Qué te pasó?! —exclamo, corriendo hacia ella.Becca intenta alejarse, pero la detengo, agarrándola suavemente por los hombros.—Nada, Isa. Solo… solo un mal día —dice, con una sonrisa débil que no llega a sus ojos.—¿Quién te hizo esto? —insisto.Ella baja la mirada, evitando mi escrutinio.—No importa. No quiero hablar de eso ahora —responde en voz baja, intentando desviar la conversación.—Claro que importa, Becca. Soy tu amiga, ¿cómo esperas que no me importe? —le digo, y las lágrimas comienzan a llenar mis ojos al ver lo herida que está.Becca toma un respiro profundo, su resistencia comienza a desmoronarse.—Fue… mi ex, el padre de mi hijo —confiesa finalmente.Mis ojos se abren con incredulidad mientras la observo, esperando que continúe. Becca respira hondo, luchando por mantener la compostura mientras su mano tiembla al sostener una taza de té que ni siquiera ha tocado.—Esta mañana tenía programado llevar a mi hijo a pasear, como siempre. Ya sabes, l
CAPÍTULO 92: VICIOMe siento realmente mareada, creo que he bebido de más, pero no me importa ya guardar las apariencias. Camino a toda prisa hacia el estacionamiento, cuando de pronto una mano se aferra a mi brazo y me obliga a detenerme.Me giro, solo para encontrarme con Ricardo, mirándome con el ceño fruncido y echando chispas por los ojos.—¿A dónde crees que vas? —cuestiona.—No quiero estar aquí, no puedo más. Necesito ir a ver a Becca y además…—Además ¿qué? —pregunta apretando los dientes, como si ya supiese la respuesta.—¡Ya no quiero estar contigo! —grito. Por fortuna no hay nadie en los alrededores. El alcohol en mi sistema evita que me cohíba, quiero decirle todo lo que pienso ahora que no tengo filtros que me aten la lengua.—¿Se te olvida que firmaste un contrato? Sigues atada a mí hasta que esto termine, Bella.Me echo a reír con frialdad, él se queda sorprendido.—¿Para qué quieres seguir con esto? ¿Acaso no estás esperando ansioso que todo termine para ir corriendo
CAPÍTULO 93: SIEMPRE SE VALa ropa cae poco a poco en el suelo. Esta vez las caricias de Ricardo son mucho más conscientes, pasionales y románticas. Sus manos exploran cada rincón de mi cuerpo con una devoción casi reverente, dedicando tiempo a cada centímetro de mi piel. Con una suavidad exquisita, me recuesta sobre la cama, mientras nuestros labios se encuentran en un beso ardiente que parece no tener fin.Siento el calor de su piel fundiéndose con la mía, los movimientos de sus caderas contra la mía son suaves, sin prisa, como si quisiera conservar cada instante en la eternidad de sus recuerdos.Mis manos se deslizan por su espalda, apego su cuerpo al mío, la excitaci0n crece en mi interior, Ricardo respira agitado, sus labios se deslizan por mi cuello y bajan hasta mis pech0s, recorren todo mi cuerpo con cuidado y suavidad, entretanto mi respiración se agita aun más.Él entreabre mis piernas y se posiciona en medio de mi sex0. Sube lentamente hasta que sus labios casi rozan los mí