CAPÍTULO 45: UNA REVELACIÓNEl viaje surgió tan de la nada que todos mis planes se complicaron. Esa noche apenas puedo dormir, pues me la paso hasta la madrugada hablando por teléfono con los organizadores del evento para dejarlo todo en orden. El rodeo será justo un día después de que regrese del viaje con Becca, así que no tendré tiempo para nada.Cuando amanece, me apresuro a hacer las maletas, y le cuento a Becca de las mini vacaciones que mi marido me ha regalado.—¡Es justo lo que me merezco! —exclama con un grito de júbilo.—Date prisa, tengo varias cositas que hacer antes de partir.—Yo no sé por qué todavía te sigues quejando de tu marido, si es perfecto.Le tuve que inventar la excusa de que lo estaba haciendo para darme un descanso después de haber trabajado duro en lo del rodeo y superar mi miedo a los caballos.Luego de armar mis maletas, salgo a toda prisa a la empresa para dejar a Lucía encargada de algunas cositas. Todo lo que evaluamos de los documentos encontrados en
CAPÍTULO 46: ¿QUÉ OCULTAS RICARDO?El encuentro con mi padre me dejó realmente pensativa y consternada. No dejo de darle vueltas al asunto pues la imagen que tenía de él de pronto se desmoronó.—¿Estás segura de que lo viste en el centro de rehabilitación? —pregunto a Becca.—Que sí, ya te dije. Pero la verdad es que sí lo vi hablando con un enfermero sobre venderle unas drogas que son experimentales en el mercado. Su historia parece cierta.Exhalo un largo suspiro y cambio el tema para no seguir pensando en eso.—Se supone que en media hora debemos estar en el aeropuerto. Voy a dejar el auto en la casa y nos vamos enseguida.Llego al rancho a toda prisa, para mi sorpresa el señor Díaz ya está esperándome en la entrada.—Señora Isabella, llega tarde —se queja.—Lo siento, tuve un percance. ¿Ya están las maletas en el auto?—Sí, vamos, vamos ya.—Espéreme un momento, olvidé algo importante en la casa. Solo me tomará unos minutos.—No señora Isabella, tiene que irse ahora mismo —insiste
CAPÍTULO 47: ULTIMATUMA pesar de todo, los cuatro días en la playa son justo lo que necesitaba. Me olvido de los problemas, de mi complicada relación con Ricardo y la venganza. Lo único que todavía no puedo sacar de mi cabeza es a mi hijo. Las palabras de Ricardo revolotean en mi cabeza.Había dicho que él estaba cumpliendo con su parte del trato, pero hasta ahora, tampoco me ha mostrado esos supuestos resultados.Hoy es el último día antes de regresar a Houston, y de nuevo, los problemas regresan a mí de golpe. Supongo que no puedo apartarlos para siempre.Ricardo me ha mantenido en la incertidumbre durante este tiempo, no se digna a responder mis mensajes y tampoco pretende decirme lo que estaba haciendo, aunque eso yo ya lo sé.Becca y yo pasamos el día tranquilas. Nadamos un rato en la piscina y comemos un delicioso plato marino. Me quedo dormida después de ese almuerzo en el sofá. El tiempo se distorsiona y no me doy cuenta de nada hasta que escucho un ruido extraño.Me levanto
CAPÍTULO 48: EL RODEOEl gran día finalmente llegó. Estaba segura de que podría hacerlo, pero ahora que me veo a pocos minutos del evento siento un nudo en el estómago que me impide respirar. El bullicio de la gente, el presentador animando y anunciando lo que se hará en el evento, los caballos relinchando y el golpeteo incesante de mi corazón hacen que el pánico se apodere de mí.—No puedo hacerlo —susurro, el miedo se filtra en cada palabra—. No puedo —jadeo, perdiendo el control de mi cuerpo.De pronto, siento un par de manos sujetándome firmemente por los hombros. Ricardo me hace girar y verlo directo a los ojos. Mi respiración se acelera, pero él, de la nada, sostiene mis mejillas entre sus manos, mirándome con una seriedad que hiela mi sangre.—Sí puedes hacerlo, potrilla —dice, su es voz baja y cortante. Me hace estremecer, pero al mismo tiempo me inyecta de seguridad. —No…—Sí —interrumpe con firmeza—. Si fuiste capaz de controlar a una mujer adicta que estaba amenazando con
CAPÍTULO 49: ALLANAMIENTOLucía se estaciona frente a la enorme mansión de Leonardo. A diferencia de su tío, a Leonardo le gusta más el lujo y la ostentación. Lejos de los ranchos ganaderos de Houston, su casa se alza en la zona adinerada de la ciudad. Estar frente a este lugar me trae demasiados recuerdos tristes. Pensé que los había superado, pero ahora me doy cuenta de que no es tan así.Cuando me llevaron a la cárcel ni siquiera pude sacar mis cosas, todo lo que tenía aquí lo perdí; incluyendo el único recuerdo que me quedaba de mi madre. Un dije que me regaló. Suspiro, me bajo del auto mirando la imponente estructura. Un viento helado repentino me hace tiritar y eriza los vellos de mi piel.—¿Aquí vivías con tu ex? —pregunta Lucía sin disimular su curiosidad. —Sí, pero no es un recuerdo bonito —admito con pesar.—Vamos a encontrar las pruebas para hundir a ese desgraciado —dice con firmeza. Su rudeza al hablar me hace reír. Lucía saca las llaves, pero no entramos por el lado p
CAPÍTULO 50: UNA MUESTRA DE HOMBRÍARegresamos al rodeo con las cabezas gachas y una tremenda desilusión. Todo lo que hicimos no sirvió para nada. No pudimos entrar a la caja fuerte y ahora… ahora no sé qué va a pasar.—¿Estás bien? —me pregunta Becca cuando bajamos del auto.—No —susurro. Observo a Lucía que se acerca a nosotras. No puedo comentarle a Becca hasta que ella se haya ido. —Lamento que no haya funcionado Isabella —dice con tristeza.—No te preocupes. —Exhalo una sonrisa falsa—. Vuelve al rodeo, yo te alcanzo en un momento.Tomo de la mano a Becca y me la llevo a una zona donde podamos hablar con total libertad y con la seguridad de que nadie nos va a escuchar.—Antes no podía decírtelo, pero ahora que ya sabes toda la verdad, necesito hablarlo con alguien —comienzo a decir. Siento que de alguna forma estoy quitándome un peso de encima.—Dímelo, sabes que puedes contar conmigo.—Es verdad. Lo de Ricardo y yo es falso. Solo nos unimos en este matrimonio falso para cumplir
CAPÍTULO 51: RUPTURAMi corazón está a punto de salirse de mi pecho, pero de la emoción. Pensé que Ricardo estaba en peligro, pero estoy gratamente sorprendida de que lo haya hecho tan bien. Toda la gente le grita palabras de elogio y aliento. Él cabalga con el caballo por todo el borde de la pista presumiendo lo bueno que es. Lo veo sonreír, creo que por primera vez. Y está extasiado con tanta atención. Cuando llega a donde me encuentro, extiende su mano hacia mí y me jala para que suba al caballo. Ricardo es realmente fuerte, logra levantarme con una sola mano, me ayudo sosteniéndome de sus piernas y consigo montarme detrás de él.El presentador está eufórico y todas las personas celebran que hemos logrado la meta de los veinte mil dólares. Ricardo se baja del caballo al llegar frente al podio, luego me toma por la cintura y me ayuda a bajar también. Diego y otro jinete que quedaron en segundo y tercer lugar se encuentran ahí también. Inesperadamente Ricardo me atrae hacia su cue
CAPÍTULO 52: INDIFERENCIANo pude dormir en toda la noche. Di vueltas en la cama pensando en cómo resolver mi situación, pero he llegado a la conclusión de que no hay nada más que hacer. Ricardo decidió romper nuestro acuerdo y por mucho que eso me duela, no puedo convencerlo de lo contrario. Me levanto de la cama con las ojeras enormes debajo de mis ojos, así que me lavo la cara con agua helada y trato de arreglarme con un buen maquillaje. Si voy a salir de su vida para siempre, no le daré el gusto de verme destruida como quiere. Me propuse vengarme de los Velazco, y si él también quiere caer en esa bolsa, pues así lo haré. He ignorado las llamadas de Becca durante toda la noche, imagino que está preocupada por lo que pudo haber pasado. No quería hablar antes. Ahora me siento más tranquila para contestar. Reviso las llamadas perdidas y marco a la más reciente. Ni siquiera pasan dos timbradas cuando ella responde.—¡Isa! ¡Me tenías muy preocupada! Estaba a punto de subir a tu habit