CAPÍTULO 176: LA LLAMADALos segundos se convierten en una tortura interminable, y mi mente no hace más que divagar en los peores escenarios. Camino de un lado a otro, incapaz de quedarme quieta. La casa se siente más grande y vacía, como si se hubiera tragado a Jake, a Ricardo, a cualquier atisbo de paz que alguna vez existió aquí. La angustia me consume, invadiendo cada rincón de mi cuerpo. No puedo comer, no puedo pensar con claridad, y mucho menos descansar. Mi corazón late tan fuerte que me parece que en cualquier momento se detendrá.Lucía llega poco después de que Ricardo se va con el capitán Fernández. Aunque su presencia debería hacerme sentir mejor, apenas puedo notar que está ahí, sentada en silencio, mirándome con esa expresión que solo ella sabe poner cuando algo malo ocurre. Becca está a mi lado, también preocupada, pero siendo fiel a su naturaleza, siempre trata de sacar algo de humor en medio del caos.—Ay, amiga, para ya. Le vas a abrir una zanja al suelo —me dice int
CAPÍTULO 177: ESTÁ CON SU PADREEdward—Débora, ¿con quién hablabas? —pregunto al entrar en la habitación.La pelirroja se gira con una sonrisa despreocupada, bloqueando su celular con un movimiento rápido.—¿Ah? Con nadie importante. Solo esas molestas llamadas para ofrecerte líneas telefónicas —responde con un encogimiento de hombros, como si no fuera nada—. ¿Ya se durmió tu hijo?—Sí, lo he acostado en la cama de arriba, como me dijiste —digo, dejándome caer en la silla de ruedas con un suspiro. Todavía me duele la cadera, y cada paso que doy parece una tortura. Pero no me arrepiento de haberme marchado del hospital. No podía quedarme ahí sabiendo lo que Isabella y Ricardo estaban planeando. En cuanto Débora me dijo que se casarían en tres días, supe que tenía que actuar. Era ahora o nunca.—¿Qué pasa? —pregunta Débora, acercándose con una preocupación fingida—. ¿Te duele la cadera?—Un poco —admito, pero rápidamente desecho el tema—. No es eso lo que me preocupa.Ella me mira con
CAPÍTULO 178: ANGUSTIA—¿Era ella? ¿Esa maldit4 mujer se atrevió a llamarte? —pregunta Becca al verme tan alterada mientras aprieto el celular con fuerza excesiva.Las lágrimas corren por mis mejillas, pero son más de furia que otra cosa. Una rabia tan intensa y visceral que me produce nauseas. De pronto siento una ligera punzada en el vientre.—¡Ah! —protesto.—¡Isabella! —exclama Lucía y me ayuda a volverme a sentar en el sillón—. Mujer tienes que calmarte, podrías perder al bebé.—Era ella, me llamó para burlarse de mí, para decirme que no voy a volver a ver a Jake nunca más —digo intentando ahogar mi llanto, pero es demasiado difícil cuando todo esto me supera.Acaricio mi vientre y me recuesto en el espaldar. No puedo perder el control, ya estoy pendiendo de un hilo con Jake, si pierdo otro hijo, no creo que pudiese resistirlo.—Por favor, come un poco, tienes que estar fuerte y tranquila —insiste Becca empujando la bandeja hacia mí.No me apetece nada, pero sé que tienen razón.
CAPÍTULO 179: LO ENCONTRARÉ COMO SEAUn horrible día y medio.Un día y medio que se siente como un siglo, un milenio. No puedo soportarlo más. La policía ha estado investigando por todas partes. Han emitido una alerta por secuestro de menor de edad, pero no ha habido resultados.Ricardo y yo hemos enviado el mensaje de la postergación de la boda a todos los invitados, y aunque aprecio mucho que se preocupen, recibir cientos de mensajes de condescendencia conmigo, algunos incluso insinuando que ya es una pérdida definitiva; lejos de hacerme algún bien, solo me están torturando más.—Deja el celular por un rato —me dice Ricardo apartando el aparato de mis manos. No puedo dejar de ver la pantalla esperando la llamada de Fernández para por fin avisarnos que lo han encontrado a salvo.—Esto es desesperante, no sé cuánto más podré soportarlo —digo exhalando un largo suspiro.—Tranquila mi amor, sé que es desesperante, pero tenemos que ser pacientes, tener fe. Yo no soy un hombre demasiado re
CAPÍTULO 180: INVESTIGACIÓNEl corazón me late con fuerza en el pecho mientras nos subimos al carro de Ricardo. No puedo evitar mirar por la ventana, absorta en mis pensamientos, mientras él conduce en silencio por las calles que nos llevan hacia la empresa de Edward. Cada segundo que pasa, siento como si el aire se volviera más denso, más difícil de respirar. Jake. Mi mente no deja de repetir su nombre. No puedo perderlo, no después de todo lo que hemos pasado.Ricardo no ha dicho mucho desde que decidimos venir aquí. Su rostro está tenso, su mandíbula apretada. Sé que está igual de preocupado que yo, pero a su manera, trata de mantener la calma. Me pregunto si está realmente tan seguro de que podremos encontrar a Jake.—Jasmine Taylor nos espera frente a la empresa —dice rompiendo el silencio mientras da vuelta en la esquina.Jasmine es la abogada que nos presentó Cristhian cuando ayudamos a Becca con su caso. Es buena, eficiente y metódica. Al menos, eso nos da una pequeña ventaja
CAPÍTULO 181: UN ALIADO INESPERADORegresamos a casa en completo silencio. Isabella está visiblemente angustiada, su mirada se siente perdida, como si toda esa incertidumbre la estuviera aplastando. Intento mantenerme calmado por ella, pero por dentro siento cómo la culpa me consume. He fallado. Débora, Edward… todo esto está pasando porque no hice lo necesario para proteger a Isabella y a Jake.Al entrar en la casa, tomo una bocanada profunda de aire, intentando aplacar la creciente ansiedad que me consume. Miro a Isabella, y mi corazón se rompe al verla tan frágil, como si todo su mundo se estuviera derrumbando frente a sus ojos. Se sienta en el sofá, sus manos entrelazadas con fuerza sobre su regazo. Está tensa, su respiración es superficial, como si estuviera conteniendo el aliento.—Voy a pedir que te traigan un té —digo, tratando de sonar tranquilo, aunque en el fondo estoy tan preocupado como ella.Isabella asiente lentamente, sin mirarme, sus ojos están fijos en algún punto in
CAPÍTULO 182: PAPIEdwardHan pasado tres días desde que me llevé a Jake. Tres días desde que finalmente tomé lo que me corresponde. Lo que siempre ha sido mío. Estamos escondidos en una cabaña en medio del bosque, lejos de todo, lejos de la gente que quiere arrebatármelo. El aire aquí es puro, limpio. Lo único que rompe el silencio es el sonido de los pájaros y las risas de Jake, que corretea por la sala como si nada en el mundo pudiera hacerle daño.Estoy sentado en el sofá, observándolo. Juega con una pelota que encontramos en la cabaña, riéndose y lanzándola una y otra vez hacia mí. La recojo y la lanzo de vuelta, fingiendo que no puedo atraparla cada vez que falla, solo para ver su cara de felicidad.—¡Otra vez, papá! —grita, y mi corazón se llena de una calidez que me consume. “Papá”. Esa palabra es todo lo que necesito para sentir que esto está bien, que estamos en el lugar correcto.—Está bien, campeón —le digo levantándome del sofá y lanzando la pelota con más fuerza. Jake co
CAPÍTULO 183: UN TRATOLa casa está en silencio. Todos se han ido a dormir, incluso Isabella, algo que me sorprende, pero agradezco. He estado bebiendo un vaso de bourbon, sentado en la penumbra de la cocina, tratando de encontrar paz en el calor del alcohol que baja lentamente por mi garganta. Pero la paz no llega. Mis pensamientos están atrapados en un círculo vicioso, girando alrededor de una sola cosa: Jake. El miedo y la culpa son insoportables.Miro el vaso medio lleno frente a mí y lo giro entre mis dedos, viendo cómo el líquido ámbar refleja la poca luz que entra desde la ventana. Isabella necesita descansar, me repito una y otra vez. Al menos ella ha logrado cerrar los ojos. Yo, en cambio, no puedo. No hay suficiente bourbon en el mundo que pueda calmarme.Dejo el vaso sobre la mesa con más fuerza de la que pretendía, el ruido retumba en la cocina vacía. Respiro hondo y me paso las manos por el cabello. Tal vez debería intentar dormir. Tal vez, si cierro los ojos, aunque sea