Mis amores, ahora sí que sí nos estamos acercando a la recta final de esta historia, déjenme sus comentarios y qué le harían a la loca de Débora jajajaja
CAPÍTULO 180: INVESTIGACIÓNEl corazón me late con fuerza en el pecho mientras nos subimos al carro de Ricardo. No puedo evitar mirar por la ventana, absorta en mis pensamientos, mientras él conduce en silencio por las calles que nos llevan hacia la empresa de Edward. Cada segundo que pasa, siento como si el aire se volviera más denso, más difícil de respirar. Jake. Mi mente no deja de repetir su nombre. No puedo perderlo, no después de todo lo que hemos pasado.Ricardo no ha dicho mucho desde que decidimos venir aquí. Su rostro está tenso, su mandíbula apretada. Sé que está igual de preocupado que yo, pero a su manera, trata de mantener la calma. Me pregunto si está realmente tan seguro de que podremos encontrar a Jake.—Jasmine Taylor nos espera frente a la empresa —dice rompiendo el silencio mientras da vuelta en la esquina.Jasmine es la abogada que nos presentó Cristhian cuando ayudamos a Becca con su caso. Es buena, eficiente y metódica. Al menos, eso nos da una pequeña ventaja
CAPÍTULO 181: UN ALIADO INESPERADORegresamos a casa en completo silencio. Isabella está visiblemente angustiada, su mirada se siente perdida, como si toda esa incertidumbre la estuviera aplastando. Intento mantenerme calmado por ella, pero por dentro siento cómo la culpa me consume. He fallado. Débora, Edward… todo esto está pasando porque no hice lo necesario para proteger a Isabella y a Jake.Al entrar en la casa, tomo una bocanada profunda de aire, intentando aplacar la creciente ansiedad que me consume. Miro a Isabella, y mi corazón se rompe al verla tan frágil, como si todo su mundo se estuviera derrumbando frente a sus ojos. Se sienta en el sofá, sus manos entrelazadas con fuerza sobre su regazo. Está tensa, su respiración es superficial, como si estuviera conteniendo el aliento.—Voy a pedir que te traigan un té —digo, tratando de sonar tranquilo, aunque en el fondo estoy tan preocupado como ella.Isabella asiente lentamente, sin mirarme, sus ojos están fijos en algún punto in
CAPÍTULO 182: PAPIEdwardHan pasado tres días desde que me llevé a Jake. Tres días desde que finalmente tomé lo que me corresponde. Lo que siempre ha sido mío. Estamos escondidos en una cabaña en medio del bosque, lejos de todo, lejos de la gente que quiere arrebatármelo. El aire aquí es puro, limpio. Lo único que rompe el silencio es el sonido de los pájaros y las risas de Jake, que corretea por la sala como si nada en el mundo pudiera hacerle daño.Estoy sentado en el sofá, observándolo. Juega con una pelota que encontramos en la cabaña, riéndose y lanzándola una y otra vez hacia mí. La recojo y la lanzo de vuelta, fingiendo que no puedo atraparla cada vez que falla, solo para ver su cara de felicidad.—¡Otra vez, papá! —grita, y mi corazón se llena de una calidez que me consume. “Papá”. Esa palabra es todo lo que necesito para sentir que esto está bien, que estamos en el lugar correcto.—Está bien, campeón —le digo levantándome del sofá y lanzando la pelota con más fuerza. Jake co
CAPÍTULO 183: UN TRATOLa casa está en silencio. Todos se han ido a dormir, incluso Isabella, algo que me sorprende, pero agradezco. He estado bebiendo un vaso de bourbon, sentado en la penumbra de la cocina, tratando de encontrar paz en el calor del alcohol que baja lentamente por mi garganta. Pero la paz no llega. Mis pensamientos están atrapados en un círculo vicioso, girando alrededor de una sola cosa: Jake. El miedo y la culpa son insoportables.Miro el vaso medio lleno frente a mí y lo giro entre mis dedos, viendo cómo el líquido ámbar refleja la poca luz que entra desde la ventana. Isabella necesita descansar, me repito una y otra vez. Al menos ella ha logrado cerrar los ojos. Yo, en cambio, no puedo. No hay suficiente bourbon en el mundo que pueda calmarme.Dejo el vaso sobre la mesa con más fuerza de la que pretendía, el ruido retumba en la cocina vacía. Respiro hondo y me paso las manos por el cabello. Tal vez debería intentar dormir. Tal vez, si cierro los ojos, aunque sea
CAPÍTULO 184: EN EL OJO DE LA TORMENTADespierto con el calor de la luz filtrándose por las cortinas. Me siento un poco mejor, aunque apenas puedo decirlo en voz alta. Ricardo está a mi lado, para mi sorpresa despierto. Su mirada está fija en el techo, pero sus ojos parecen estar muy lejos, como si estuviera atrapado en pensamientos que no compartirá. Estiro mi mano hacia él, buscando llamar su atención. Apenas me nota, sonríe.—¿Estás bien? —pregunto con la voz rasposa por el sueño.Él gira su cabeza hacia mí lentamente, sus ojos vuelven a enfocarse. Me mira por un instante, y luego su rostro se suaviza. Me acaricia la mejilla con ternura, su piel cálida contra la mía me hace estremecer.—Sí —me dice, y me da un beso en la frente—. Todo está bien mi chaparrita.Pero puedo sentir que no es verdad. Hay algo en su voz, en la forma en que sus palabras no suenan del todo convincentes. Aun así, no lo presiono. Él está lidiando con todo esto tanto como yo. Me giro un poco, buscando sentirlo
CAPÍTULO 185: MAL PRESENTIMIENTOMe esfuerzo en seguirle el juego, en reírme de sus chistes y disfrutar el momento, pero siento un peso constante en el pecho. Cada vez que el nombre de Jake aparece en mi cabeza, algo se quiebra dentro de mí.—¿Sabes? —dice Ricardo mientras toma una cucharada de su helado—. Creo que deberíamos pensar en nombres para el bebé.—¿Ya? —pregunto, sorprendida. Parece un tema demasiado feliz, demasiado optimista para el estado en el que estamos.—Claro —responde con una sonrisa—. Nunca es demasiado temprano para pensar en eso. Además, creo que nos distraería un poco.—Está bien —acepto, aunque mi corazón no está en ello. Aun así, sé que tiene razón. Necesitamos algo que nos recuerde que no todo está perdido, que hay una pequeña vida creciendo dentro de mí, algo por lo que seguir adelante.—Si es niña, quiero que se llame Irina. Siempre me ha gustado ese nombre —sugiere. Yo no lo he pensado— ¿Y tú? ¿Qué nombre te gustaría ponerle?—No lo sé, nunca he pensado e
CAPÍTULO 186: EL INTERCAMBIORicardoSoy consciente de que esto es una trampa, no soy tan estúpido. Sin embargo, una parte de mí está segura de que podré controlar la situación. Tal vez es esa parte que todavía tiene un ego superior, o quizá es la rabia que me produce pensar que Débora tiene el control del juego en este momento y si hay algo que no soy, es un perdedor.Antes de dirigirme al sitio de encuentro, hago una parada en el despacho de mi abogado, Amir Alcaraz. Esto es solo un "por si acaso", pero sé muy bien que me estoy poniendo en peligro. Si algo me sucede, no voy a dejar a Isabella desamparada, no voy a permitir que ella y nuestro bebé sufran por mis errores.Al entrar en la oficina de Amir, el olor a cuero y madera envejecida me recibe como un viejo conocido. Amir está sentado detrás de su enorme escritorio de caoba, y cuando me ve, suelta una sonrisa amplia, enseguida extiende su mano para saludarme.—Ricardo, qué sorpresa verte por aquí. Hace años que no te veía. ¿Todo
CAPÍTULO 187: HA DESAPARECIDOMe despierto en la mañana con una terrible sensación de malestar, como si algo no estuviera nada bien. Volteo hacia el lado de la cama, pero me doy cuenta de que Ricardo no está. Creo que ni siquiera regresó anoche. El vacío en el colchón parece un eco de lo que siento en mi interior: un montón de incertidumbre y el maldit0 temor que no puedo sacudirme.Me levanto con parsimonia de la cama, sintiendo todavía el sueño pesado sobre mis hombros. De pronto, siento un revoltijo en el estómago, y sin pensarlo, corro al baño. Apenas llego a la taza del inodoro, vomito todo lo que comí anoche. Cuando acabo, el ardor en mi garganta es espantoso, pero la sensación de náusea disminuye un poco.Me limpio la cara con una toalla, tratando de recomponerme. Miro mi reflejo en el espejo y casi no me reconozco. Mi piel está pálida y tengo ojeras profundas.Decido bajar a la cocina en busca de algo que calme mi estómago, aunque el apetito es lo último que tengo. Para mi sor