CAPÍTULO 132: LA PERDÍRicardoNi las esposas ni los barrotes de la prisión me hacen sentir tan atrapado y preso como el rechazo de Isabella. Sé que hice una locura, sé que si estoy aquí es porque usé mi última carta. Mi último recurso desesperado para evitar que ella se case con ese modelucho, pero no funcionó. Ella está demasiado herida como para perdonarme, el amor que siento por ella no es suficiente.Los policías me meten en la carceleta y cierran la puerta sin decir nada. A los pocos minutos, Fernández aparece en el umbral del pasillo.—¿Cómo se te ocurre hacer eso? —cuestiona en voz baja. Se acerca a los barrotes con el ceño fruncido.—¿Nunca has hecho locuras por amor?—No, nunca he secuestrado a alguien para evitar que se case. Esta vez te pasaste de la raya Ricardo. Voy a ver qué puedo hacer por ti, pero no creo que te libres de esta tan fácil. Hay suficientes pruebas para probar lo que hiciste.—Lo sé, pero ya no me importa —admito con un suspiro pesado. Me siento en el ban
CAPÍTULO 133: LA VERDADLos días que han seguido después de lo que sucedió con Ricardo han sido demasiado confusos y dolorosos. No he salido de la casa, no quiero ver a nadie, pero Edward tampoco quiere verme a mí. Me ha estado evitando. Siento su resentimiento, su dolor, y eso solo aumenta mi culpa.Quiero ser honesta con él, pero cada vez que intento acercarme, el encuentra una excusa para irse. Jake, inocente de todo, sigue jugando alegremente en el jardín, ajeno al caos y las dudas. Solo una vez me preguntó si ya no íbamos a volver a hacer la cena de ensayo, pero ni siquiera supe qué decirle.Hoy es uno de esos días en que siento que ya no puedo esperar más. Sé que tengo que enfrentar esto antes de que sea demasiado tarde. Faltan solo cuatro días para la boda, y la idea de casarme con Edward se vuelve cada vez más difusa y lejana. No puedo hacerlo, no puedo seguir mintiéndome a mí misma y a él.Veo a Jake jugando con los perros y se me forma un nudo en la garganta. No quiero aleja
CAPÍTULO 134: MIEDOEl frío suelo de la sala parece clavarse en mis rodillas, pero el dolor físico es insignificante comparado con el terror que me consume por dentro. Estoy amarrada, arrodillada al lado de Edward, y la presión de las cuerdas en mis muñecas apenas la siento. Todo mi enfoque está en la pistola que Camila sostiene con mano temblorosa, su rostro está deformado por una sonrisa torcida, una locura que ha ido escalando en ella hasta este punto.Edward y yo nos miramos de reojo, la preocupación y el miedo evidente en sus ojos no me tranquilizan. Sé que está tratando de mantenerse fuerte por mí, pero la situación es desesperante. No puedo dejar de pensar en Jake, jugando despreocupado en el jardín trasero. La imagen de su risa inocente se convierte en un puñal en mi corazón cuando me doy cuenta de que todo esto podría cambiar en un instante.—Camila, por favor... —mi voz sale en un susurro entrecortado—. No le hagas daño al niño.Camila se ríe, un sonido agudo y cruel que hac
CAPÍTULO 135: SITUACIÓN CRÍTICAEl frío metal de la pistola presionando contra mi sien es lo único que siento en este momento. Mi cuerpo tiembla, pero no por el miedo a morir, sino por el terror de perderlo todo: a Jake, a Edward... y a Ricardo. Camila está desquiciada, sus ojos reflejan un odio que no parece humano. No hay rastro de la mujer que alguna vez conocí, solo una sombra retorcida por la venganza.—Todo esto es tu culpa, Isabella —susurra con desprecio en mi oído—. Ahora pagarás el precio por arruinar mi vida.Cierro los ojos, esperando lo inevitable. En mi mente, veo la vida que nunca tendré, los momentos que voy a perder. Pienso en Ricardo y lo mucho que lamento no haberle dicho cuánto lo amo. Que deseo estar con él para siempre. Un par de lágrimas recorren mis mejillas.De pronto, un estallido rompe el aire, y el mundo se detiene.El impacto del disparo me hace pensar que ha terminado, que Camila finalmente ha cumplido su amenaza. Sin embargo, no siento dolor, no siento n
CAPÍTULO 136: UNA NOTICIA DEVASTADORALlegamos al hospital y el tiempo parece detenerse. Los minutos se sienten como horas mientras esperamos noticias de Edward. Estoy sentada en una de las sillas, con Jake acurrucado a mi lado, su cabeza descansa en mi regazo. Mis dedos acarician suavemente su cabello, en un intento de calmarlo, y a mí misma.Ricardo se mantiene a mi lado en todo momento. Su mano se aferra a la mía y es lo único además de mi hijo que me mantiene cuerda ahora mismo.De repente, el sonido de pasos apresurados y voces familiares me saca de mis pensamientos. Levanto la cabeza y veo a Becca y Lucía corriendo hacia mí.—¡Isabella! —exclama Becca, y en un instante, me encuentro envuelta en sus brazos. Siento que mi cuerpo finalmente se relaja un poco, y las lágrimas que había estado reteniendo comienzan a fluir de nuevo.—Estoy aquí, todo va a estar bien —me susurra Lucía mientras me abraza también. Sus palabras son reconfortantes.Al separarme, noto que Cristhian también e
CAPÍTULO 137: CONFESIÓNPasamos una noche horrible en el hospital. La policía fue a visitarnos para tomar declaraciones y hablar un poco sobre lo que pasó. La casa de Edward es evidencia policial así que regresar allí no es una opción.A la mañana siguiente todos estamos agotados y adoloridos. Lucía y Becca tienen que regresar a trabajar y Cristhian recibe una llamada y también tiene que irse. No sé qué hacer. Siento que me he perdido demasiados momentos de madre y ahora me siento totalmente perdida con Jake.Ricardo es el único que se mantiene a mi lado.—Creo que deberías venir a casa, conmigo —dice en un tono bajo.Le miro, la verdad es que no tengo voluntad para decir que no. No quiero estar sola ahora y, además, tampoco tengo a dónde más ir.—Está bien, vamos a casa.Los tres subimos al auto de Ricardo y en poco tiempo llegamos a su gran rancho. Jake se emociona al ver el enorme terreno y los animales. No sé en qué momento Ricardo mandó a traer a los perros, pero cuando llegamos,
CAPÍTULO 138: UN MOMENTO DE CALMARicardoEs un día extraño, uno de esos que te dejan con una sensación de incertidumbre en el estómago. Edward sigue en coma, pero los doctores dicen que está mejorando. Ha pasado lo peor, o al menos eso me han dicho, aunque el futuro sigue siendo incierto. No hay garantía de que se despierte pronto, ni de que cuando lo haga sea el mismo de antes. Me pregunto si alguna vez lo será, si podrá recordar todo lo que ha sucedido, si alguna vez volverá a caminar. Pero eso es algo que solo el tiempo dirá.Hoy, sin embargo, hay algo más en el aire. Isabella se acerca a mí con esa sonrisa que me deja sin aliento. Para mí esto es algo nuevo, no me acostumbro a estar bien con ella. Ya no tengo que rechazarla, ya no necesito ser distante, pero me cuesta adaptarme.—Oye… —empieza a decir—… Sé que dentro de una semana será tu cumpleaños.—No. —Mi respuesta es absoluta, no doy espacio a la negociación.—Pero Ricardo… —protesta.—No es momento para hacer fiestas, con to
CAPÍTULO 139: ENAMORADAUna sonrisa se forma en mi rostro al escuchar a Ricardo. Mi corazón se acelera pensando en la idea de volver a ser suya.Han pasado dos semanas desde lo que ocurrió con Edward y aunque todavía me siento culpable, sé que no puedo paralizar mi vida para siempre. Jake ha estado tranquilo, se ha adaptado, aunque a veces se ha mostrado rebelde e introvertido. Pero es comprensible. Aunque me quiera mucho y me trate como su madre, sé que en el fondo no la está pasando bien.—Está bien —le digo con un tono suave y seductor—, pero primero tenemos que llevar a Jake a casa.Ricardo asiente, pero noto una ligera incomodidad en él. Sus ojos se desvían un instante, como si algo lo preocupara, pero no dice nada.—Bien, vamos —responde.Nos despedimos de los invitados, agradeciendo sus buenos deseos y la compañía en una noche que, a pesar de todo, ha sido un pequeño respiro de normalidad. Jake, quien ya está cabeceando de sueño, se acurruca en mis brazos mientras lo llevamos a