CAPÍTULO 126: UN SOSPECHOSOEstamos por irnos cuando el capitán Fernández se acerca a nosotros con una expresión tensa y seria en su rostro. Edward me rodea con su brazo, manteniéndome cerca mientras el capitán nos informa de los avances en la investigación.—Hemos buscado rastros del tirador —comienza a explicar, pero con un matiz de frustración—. Encontramos el sitio desde donde salió el disparo, pero no quién lo hizo.Pensé que Ricardo se había ido, sin embargo, regresa de la nada al escuchar lo que el capitán nos dice.—Quiero ver las cámaras de seguridad —exige.El capitán lo observa por un momento, evaluando su petición antes de asentir. Sabe que Ricardo no se rendirá hasta tener respuestas. Deciden revisar las grabaciones juntos, y aunque siento que debería quedarme fuera de esto, algo en mí me dice que debo estar presente. Tal vez es una intuición, o tal vez simplemente necesito respuestas tanto como ellos.Nos dirigimos a la pequeña sala de seguridad en la parte trasera del e
CAPÍTULO 127: LA FIRMALa noche cae con una oscuridad que parece más densa de lo habitual mientras Edward y yo llegamos a su casa. El silencio que normalmente me reconfortaría, ahora solo intensifica la inquietud que siento en el pecho. Camila, Leonardo, Ricardo… todo parece una pesadilla de la que no puedo escapar. Edward se da cuenta de mi tensión y, como siempre, trata de protegerme de cualquier forma posible.—Isabella, necesitamos pensar en tu seguridad —me dice mientras cierra la puerta detrás de nosotros. Su voz es suave, pero me hace saber que no es una sugerencia, sino una necesidad—. Hablé con el capitán Fernández, y ha enviado a algunos agentes para que custodien la casa.Asiento, pero mis pensamientos están lejos. La idea de tener que estar rodeada de agentes, de vivir con miedo, no es algo que me dé paz. Es como si cada rincón de mi vida estuviera siendo invadido, y todo por culpa de la loca de la mujer que alguna vez creí mi amiga.—Necesito que estés a salvo —insiste, m
CAPÍTULO 128: NO HAY VUELTA ATRÁSLa mañana llega con una serenidad inusual después de todo lo que sucedió ayer. Jake y yo nos levantamos y él me saluda con ternura y efusividad. Mientras más paso tiempo con él, más siento que estamos recuperando ese tiempo perdido.Luego de cambiarnos, nos sentamos en la mesa del comedor junto a Edward, el aroma del café llena el aire y por unos instantes me calma la mente. Mis dedos juegan con la taza, buscando una forma de decir las palabras que no quieren salir del todo de mi garganta.—He estado pensando —digo, rompiendo el silencio. Miro la taza como si allí estuviera la respuesta a todas mis dudas—. Quiero irme lejos, pero no podemos hacerlo todavía. Me gustaría que todos mis amigos estuviesen en… en la boda —suelto sin anestesia.Edward levanta la vista de su café sin poder ocultar la evidente sorpresa en su rostro. Sus ojos se iluminan, y su mano se extiende para tomar la mía.—Entonces, ¿eso significa que aceptas? —pregunta. El tono en que l
CAPÍTULO 129: EL ENSAYO DE BODASLa noticia de mi compromiso con Edward se ha esparcido como la pólvora. No he tenido ni tiempo para asimilarlo, y ya está en todos los tabloides, junto con mi divorcio con Ricardo. Las palabras vuelan, las opiniones se multiplican, y las críticas no tardan en llegar. Algunas personas hablan mal de mí, como si cambiar de esposo fuera un pecado imperdonable. Pero ya no les doy importancia.Los días pasan en el caos de preparativos. Acordamos que nos casaríamos en quince días para poder irnos pronto. Todavía no hay noticias de Camila, pero el FBI incluso ha protegido a mi padre en una celda especial, pues temen que ella intente matarlo a él también. Hemos estado siendo custodiados por los agentes, un policía me sigue a todas partes aunque por alguna razón, extraño más a Dan.Pero hoy he decidido olvidarme de los miedos, de Camila o del peligro, pues es un día especial: la cena de ensayo. Es la antesala a nuestra unión oficial, una noche en la que todo deb
CAPÍTULO 130: LA ÚLTIMA NOCHEEl viento cálido de la isla acaricia mi rostro mientras camino por la arena blanca. La playa se extiende ante mí, oscura, como lo que siento en mi interior, siento un nudo en el estómago que amenaza con ahogarme.Ricardo camina a mi lado en silencio, me lleva de la mano hacia un lugar en específico. No sé si debería hablar, no sé qué decirle después de todo lo que ha sucedido. Estoy aquí, en su isla privada en lugar de estar en la cena de ensayo con Edward y lo peor de todo es que, aunque sí me siento un poco mal, no es lo suficiente. Mi boca le dice que me está secuestrando, pero no es así. Estoy aquí porque quiero.Llegamos a un hermoso espacio donde ha preparado un picnic. Hay una manta extendida sobre la arena, con una cesta llena de comida que apenas puedo mirar. La escena parece sacada de una película romántica, pero la realidad es muy diferente. No puedo evitar pensar en la ironía de todo esto. ¿Cuántas veces no soñé con algo así? ¿Cuántas veces no
CAPÍTULO 131: MENTIRARicardo sacude la cabeza con las lágrimas corriendo por su rostro igual que las mías.—Me amas… —susurra, como si apenas pudiera creerlo—. Isabella, lo acabas de decir.—Pero ¿no entiendes? No puedo perderlo a él. No puedo perder a Jake. Él es mi vida, es lo más importante para mí.La desesperación se apodera de Ricardo.—Si Edward amenaza con quitártelo, lo destruiré. Te juro que…Coloco un dedo en sus labios, deteniéndolo antes de que termine la frase.—No. No, Ricardo. ¿Por qué contigo todo tiene que ser así, siempre tan extremo? ¿No lo entiendes? Jake es todo lo que él conoce. Para él, Edward es su padre. Si lo aparto de su lado… me odiaría para siempre.El dolor me parte el alma. Estoy atrapada en una encrucijada, incapaz de reconciliar lo que mi mente y mi corazón me piden. Ricardo levanta mi mentón obligándome a mirarlo a los ojos.—Entonces… ¿esta es tu última palabra? ¿Esto es lo que decides?No quiero mirarlo, porque sé que si lo hago, mis labios tembla
CAPÍTULO 132: LA PERDÍRicardoNi las esposas ni los barrotes de la prisión me hacen sentir tan atrapado y preso como el rechazo de Isabella. Sé que hice una locura, sé que si estoy aquí es porque usé mi última carta. Mi último recurso desesperado para evitar que ella se case con ese modelucho, pero no funcionó. Ella está demasiado herida como para perdonarme, el amor que siento por ella no es suficiente.Los policías me meten en la carceleta y cierran la puerta sin decir nada. A los pocos minutos, Fernández aparece en el umbral del pasillo.—¿Cómo se te ocurre hacer eso? —cuestiona en voz baja. Se acerca a los barrotes con el ceño fruncido.—¿Nunca has hecho locuras por amor?—No, nunca he secuestrado a alguien para evitar que se case. Esta vez te pasaste de la raya Ricardo. Voy a ver qué puedo hacer por ti, pero no creo que te libres de esta tan fácil. Hay suficientes pruebas para probar lo que hiciste.—Lo sé, pero ya no me importa —admito con un suspiro pesado. Me siento en el ban
CAPÍTULO 133: LA VERDADLos días que han seguido después de lo que sucedió con Ricardo han sido demasiado confusos y dolorosos. No he salido de la casa, no quiero ver a nadie, pero Edward tampoco quiere verme a mí. Me ha estado evitando. Siento su resentimiento, su dolor, y eso solo aumenta mi culpa.Quiero ser honesta con él, pero cada vez que intento acercarme, el encuentra una excusa para irse. Jake, inocente de todo, sigue jugando alegremente en el jardín, ajeno al caos y las dudas. Solo una vez me preguntó si ya no íbamos a volver a hacer la cena de ensayo, pero ni siquiera supe qué decirle.Hoy es uno de esos días en que siento que ya no puedo esperar más. Sé que tengo que enfrentar esto antes de que sea demasiado tarde. Faltan solo cuatro días para la boda, y la idea de casarme con Edward se vuelve cada vez más difusa y lejana. No puedo hacerlo, no puedo seguir mintiéndome a mí misma y a él.Veo a Jake jugando con los perros y se me forma un nudo en la garganta. No quiero aleja