CAPÍTULO 123: SÉ MI ESPOSAHoy es uno de esos días en los que la vida parece ofrecerme una tregua, un pequeño respiro entre tanto caos. Salimos los tres: Edward, Jake y yo, como una pequeña familia, aunque en realidad sé que todavía no lo somos. Sin embargo, esos momentos juntos me hacen olvidar, al menos por un rato, todo lo que he estado enfrentando. Paseamos por el parque, Jake corre por delante de nosotros, riendo y disfrutando de su libertad. Edward y yo caminamos de la mano, en silencio, pero no es un silencio incómodo; es un silencio que se siente como un refugio, un espacio donde puedo permitirme sentir algo parecido a la felicidad.Edward es tan atento, tan consciente de cada pequeño detalle. Me ofrece un helado, y compartimos uno mientras observamos a Jake jugar con otros niños. Es en esos momentos cuando me doy cuenta de lo mucho que ha cambiado mi vida en tan poco tiempo, y aunque sé que no debería, no puedo evitar comparar la tranquilidad que siento con Edward con el caos
CAPÍTULO 124: El DÍA DEL JUICIOUnos días después…El día del juicio ha llegado, mi corazón late lleno de ansiedad y anticipación mientras Edward y yo nos dirigimos a la corte. No puedo evitar sentir que todo lo que ha pasado, todo el dolor, todo el sufrimiento, al fin tienen un cierre. Al fin estoy viendo a Leonardo caer, y sin duda lo voy a disfrutar. Dicen que la venganza no es buena, pero lo de él no es solo eso, es la justicia finalmente cumpliéndose y las cosas cayendo el sitio correcto. Necesito ser testigo de cómo enfrenta las consecuencias de sus actos, de todas las mentiras y traiciones que cometió en mi contra por simple odio.Edward me mira de reojo mientras conduce, su mano se posa sobre la mía, ofreciéndome seguridad y tranquilidad.—¿Estás segura de que vas a estar bien? —me pregunta, aunque ya conoce la respuesta.—Sí —respondo sin dudar—. Necesito estar ahí, necesito verlo.—Solo prométeme una cosa —dice con un tono lleno de afecto—. Si en algún momento te sientes mal,
CAPÍTULO 125: PROTECTOREl mundo a mi alrededor se reduce a la sensación de los brazos de Ricardo rodeándome. Mi corazón late con fuerza, no tanto por la confusión del momento, sino por lo que mi interior se agita al reconocerlo. Su olor familiar, esa mezcla de su colonia y algo más que nunca he podido identificar, me envuelve, y por un instante, casi olvido el caos que nos rodea.Pero no puedo permitirme ese lujo. No más.Me aparto con brusquedad, empujando su pecho con ambas manos hasta que logro separarnos. Mi respiración es rápida, mis manos tiemblan, y cuando finalmente encuentro mi voz, la pregunta que sale de mis labios es una que no puedo evitar:—¿Está muerto?Ricardo me mira, sorprendido, pero enseguida su expresión se suaviza en algo que casi podría describir como ternura. Hay una leve sonrisa en sus labios, como si encontrara mi pregunta ridícula, pero su respuesta es seria.—No lo sé, creo que sí.El aire se siente más denso al escuchar esas palabras. Aunque sabía que esa
CAPÍTULO 126: UN SOSPECHOSOEstamos por irnos cuando el capitán Fernández se acerca a nosotros con una expresión tensa y seria en su rostro. Edward me rodea con su brazo, manteniéndome cerca mientras el capitán nos informa de los avances en la investigación.—Hemos buscado rastros del tirador —comienza a explicar, pero con un matiz de frustración—. Encontramos el sitio desde donde salió el disparo, pero no quién lo hizo.Pensé que Ricardo se había ido, sin embargo, regresa de la nada al escuchar lo que el capitán nos dice.—Quiero ver las cámaras de seguridad —exige.El capitán lo observa por un momento, evaluando su petición antes de asentir. Sabe que Ricardo no se rendirá hasta tener respuestas. Deciden revisar las grabaciones juntos, y aunque siento que debería quedarme fuera de esto, algo en mí me dice que debo estar presente. Tal vez es una intuición, o tal vez simplemente necesito respuestas tanto como ellos.Nos dirigimos a la pequeña sala de seguridad en la parte trasera del e
CAPÍTULO 127: LA FIRMALa noche cae con una oscuridad que parece más densa de lo habitual mientras Edward y yo llegamos a su casa. El silencio que normalmente me reconfortaría, ahora solo intensifica la inquietud que siento en el pecho. Camila, Leonardo, Ricardo… todo parece una pesadilla de la que no puedo escapar. Edward se da cuenta de mi tensión y, como siempre, trata de protegerme de cualquier forma posible.—Isabella, necesitamos pensar en tu seguridad —me dice mientras cierra la puerta detrás de nosotros. Su voz es suave, pero me hace saber que no es una sugerencia, sino una necesidad—. Hablé con el capitán Fernández, y ha enviado a algunos agentes para que custodien la casa.Asiento, pero mis pensamientos están lejos. La idea de tener que estar rodeada de agentes, de vivir con miedo, no es algo que me dé paz. Es como si cada rincón de mi vida estuviera siendo invadido, y todo por culpa de la loca de la mujer que alguna vez creí mi amiga.—Necesito que estés a salvo —insiste, m
CAPÍTULO 128: NO HAY VUELTA ATRÁSLa mañana llega con una serenidad inusual después de todo lo que sucedió ayer. Jake y yo nos levantamos y él me saluda con ternura y efusividad. Mientras más paso tiempo con él, más siento que estamos recuperando ese tiempo perdido.Luego de cambiarnos, nos sentamos en la mesa del comedor junto a Edward, el aroma del café llena el aire y por unos instantes me calma la mente. Mis dedos juegan con la taza, buscando una forma de decir las palabras que no quieren salir del todo de mi garganta.—He estado pensando —digo, rompiendo el silencio. Miro la taza como si allí estuviera la respuesta a todas mis dudas—. Quiero irme lejos, pero no podemos hacerlo todavía. Me gustaría que todos mis amigos estuviesen en… en la boda —suelto sin anestesia.Edward levanta la vista de su café sin poder ocultar la evidente sorpresa en su rostro. Sus ojos se iluminan, y su mano se extiende para tomar la mía.—Entonces, ¿eso significa que aceptas? —pregunta. El tono en que l
CAPÍTULO 129: EL ENSAYO DE BODASLa noticia de mi compromiso con Edward se ha esparcido como la pólvora. No he tenido ni tiempo para asimilarlo, y ya está en todos los tabloides, junto con mi divorcio con Ricardo. Las palabras vuelan, las opiniones se multiplican, y las críticas no tardan en llegar. Algunas personas hablan mal de mí, como si cambiar de esposo fuera un pecado imperdonable. Pero ya no les doy importancia.Los días pasan en el caos de preparativos. Acordamos que nos casaríamos en quince días para poder irnos pronto. Todavía no hay noticias de Camila, pero el FBI incluso ha protegido a mi padre en una celda especial, pues temen que ella intente matarlo a él también. Hemos estado siendo custodiados por los agentes, un policía me sigue a todas partes aunque por alguna razón, extraño más a Dan.Pero hoy he decidido olvidarme de los miedos, de Camila o del peligro, pues es un día especial: la cena de ensayo. Es la antesala a nuestra unión oficial, una noche en la que todo deb
CAPÍTULO 130: LA ÚLTIMA NOCHEEl viento cálido de la isla acaricia mi rostro mientras camino por la arena blanca. La playa se extiende ante mí, oscura, como lo que siento en mi interior, siento un nudo en el estómago que amenaza con ahogarme.Ricardo camina a mi lado en silencio, me lleva de la mano hacia un lugar en específico. No sé si debería hablar, no sé qué decirle después de todo lo que ha sucedido. Estoy aquí, en su isla privada en lugar de estar en la cena de ensayo con Edward y lo peor de todo es que, aunque sí me siento un poco mal, no es lo suficiente. Mi boca le dice que me está secuestrando, pero no es así. Estoy aquí porque quiero.Llegamos a un hermoso espacio donde ha preparado un picnic. Hay una manta extendida sobre la arena, con una cesta llena de comida que apenas puedo mirar. La escena parece sacada de una película romántica, pero la realidad es muy diferente. No puedo evitar pensar en la ironía de todo esto. ¿Cuántas veces no soñé con algo así? ¿Cuántas veces no