CAPÍTULO 118: INTERVENCIÓNLas puertas del ascensor se cierran y la máscara que había logrado mantener durante los últimos minutos se derrumba. Las lágrimas comienzan a correr por mis mejillas, apenas puedo contener el dolor que me atraviesa el pecho. Lucía me alcanza antes de que se cierren las puertas. Con su instinto protector, me envuelve en un abrazo, sus brazos me sostienen como si fuera un frágil cristal a punto de romperse.—¿Qué tienes, Isa? ¿Qué pasó? —pregunta con preocupación y una voz cálida y maternal.—Lo odio, lo odio con todo mi ser —respondo entre sollozos, aunque en el fondo sé que no es verdad. Odiarlo sería más fácil, pero la realidad es que estoy completamente destrozada porque lo amo. Pero ese amor solo me trae dolor, así que lo reprimo, lo empujo hacia lo más profundo de mi corazón.Lucía no dice nada, solo sigue acariciando mi cabello, permitiéndome desahogar la tristeza que he intentado ocultar. Después de unos minutos, me separo un poco, secándome las lágrim
CAPÍTULO 119: NO TE VAYASLa conversación con mis amigas me hizo sentir mucho mejor. Mi mente se aclaró un poco más, aunque el dolor todavía persiste en mi corazón. Al final Becca y Lucía tuvieron que irse a la empresa, aunque me insistieron en que ellas también renunciarían, pero las convencí para que no lo hicieran. No puedo dejar que arriesguen y arruinen su futuro solo por ser solidarias conmigo.Ahora no sé qué voy a hacer con mi vida, me siento perdida, desorientada. Todavía sigo dudando de si he tomado la decisión correcta y me odio a mí misma por ello. ¿Cómo puedo dudar cuando todas las evidencias me dicen que he escogido bien?Estoy a punto de tomar otro taxi para ir a mi departamento cuando inesperadamente recibo una llamada del licenciado Valverde.—¿Hola?—Isabella, ¿cómo estás? Sé que mi llamada puede parecerte extraña, pero necesito hablar contigo, por favor, ¿puedes venir a la empresa?—Ah… —Su llamada no me parece extraña, en realidad, imaginé que Ricardo haría cualqui
CAPÍTULO 120: UN MUNDO DIFERENTENo soy capaz de procesar lo que me ha dicho Valverde. Siento que me quedo callada por mucho rato, aunque solo son unos segundos. Ricardo nunca me lo dijo y no sé por qué, pero estoy segura de que el licenciado no me mentiría.—Es… ¿su nieto? —pregunto en un susurro.—Sí, ya comprobamos el ADN, pero no pienso darle nada a esa mujer. Ricardo decidió darle dinero, supongo que ese es el motivo por el que se han peleado —dice con calma.Es curioso, ni siquiera sabía sobre el dinero o que no es su hijo. Aunque eso sea así, no cambia absolutamente nada. Si Ricardo está dispuesto a ayudarla aun y con que no es su propia sangre, para mí no es más que la confirmación de que todavía siente algo por ella.—Le diré la verdad, licenciado, Ricardo y yo nos vamos a divorciar —confieso. Él no disimula su sorpresa—. No quiero estar aquí y no quiero verlo. Sé que la empresa está en un momento crítico, pero… tal vez pueda conseguir a alguien…—No. No hay tiempo para capac
CAPÍTULO 121: NUNCA SE CANSAMi corazón se acelera con esa pregunta. ¿Debería ser sincera? Tengo miedo de que eso cambie su percepción sobre mí. Además, no voy a arruinar algo que acaba de empezar solo por algo a lo que ni siquiera puedo ponerle un nombre. ¿Hubo algo entre Ricardo y yo? Tal vez. Él se aprovechó de mí en varias ocasiones, tuvimos sex0 muchas veces, pero un encuentro físico no es amor, sus besos salvajes y su posesividad no fueron amor. Yo me confundí sola, me dejé llevar por algo que él mismo me advirtió que no hiciera.—No —respondo—. No hay ni hubo nada entre nosotros —aseguro. Mi voz no titubea ni un poco. Incluso yo misma me sorprendo de eso.—¿Estás segura? —vuelve a preguntar.—Por supuesto que sí, no hay nada entre los dos, ¿qué te hace pensar eso?—No lo sé… el hecho de que estén casados puede ser un buen indicador —dice alejándose un poco más de mí.Edward no es tonto, sé que se ha dado cuenta de mi distancia emocional con él. Pero yo me enamoré sola y tengo q
CAPÍTULO 122: INSISTENCIAEstos últimos días se han sentido extraños. Es como si fuese un barco flotando a la deriva sin rumbo fijo. Desde que fui a recoger mis cosas del rancho, he tratado de mantener mi mente ocupada con trabajo, evitando pensar demasiado en él y lo que sucedió entre nosotros. Es lo mejor, me repito una y otra vez, y aunque las palabras suenan huecas en mi cabeza, sé que es la verdad. La idea de regresar a la empresa me resulta casi insoportable, pero no tengo otra opción. Le hice una promesa a Valverde y solo por él es que mantengo aquí.Al entrar en la oficina, todo parece normal, pero el ambiente es tenso, casi pesado. Es como si todos estuvieran esperando que algo explote en cualquier momento. Y tal vez tengan razón. Me instalo en mi escritorio, enfocándome en las tareas del día. He decidido que la mejor manera de lidiar con todo esto es actuar como si nada hubiera pasado. Sin embargo, pronto descubro que Ricardo no está dispuesto a dejar las cosas así de fácile
CAPÍTULO 123: SÉ MI ESPOSAHoy es uno de esos días en los que la vida parece ofrecerme una tregua, un pequeño respiro entre tanto caos. Salimos los tres: Edward, Jake y yo, como una pequeña familia, aunque en realidad sé que todavía no lo somos. Sin embargo, esos momentos juntos me hacen olvidar, al menos por un rato, todo lo que he estado enfrentando. Paseamos por el parque, Jake corre por delante de nosotros, riendo y disfrutando de su libertad. Edward y yo caminamos de la mano, en silencio, pero no es un silencio incómodo; es un silencio que se siente como un refugio, un espacio donde puedo permitirme sentir algo parecido a la felicidad.Edward es tan atento, tan consciente de cada pequeño detalle. Me ofrece un helado, y compartimos uno mientras observamos a Jake jugar con otros niños. Es en esos momentos cuando me doy cuenta de lo mucho que ha cambiado mi vida en tan poco tiempo, y aunque sé que no debería, no puedo evitar comparar la tranquilidad que siento con Edward con el caos
CAPÍTULO 124: El DÍA DEL JUICIOUnos días después…El día del juicio ha llegado, mi corazón late lleno de ansiedad y anticipación mientras Edward y yo nos dirigimos a la corte. No puedo evitar sentir que todo lo que ha pasado, todo el dolor, todo el sufrimiento, al fin tienen un cierre. Al fin estoy viendo a Leonardo caer, y sin duda lo voy a disfrutar. Dicen que la venganza no es buena, pero lo de él no es solo eso, es la justicia finalmente cumpliéndose y las cosas cayendo el sitio correcto. Necesito ser testigo de cómo enfrenta las consecuencias de sus actos, de todas las mentiras y traiciones que cometió en mi contra por simple odio.Edward me mira de reojo mientras conduce, su mano se posa sobre la mía, ofreciéndome seguridad y tranquilidad.—¿Estás segura de que vas a estar bien? —me pregunta, aunque ya conoce la respuesta.—Sí —respondo sin dudar—. Necesito estar ahí, necesito verlo.—Solo prométeme una cosa —dice con un tono lleno de afecto—. Si en algún momento te sientes mal,
CAPÍTULO 125: PROTECTOREl mundo a mi alrededor se reduce a la sensación de los brazos de Ricardo rodeándome. Mi corazón late con fuerza, no tanto por la confusión del momento, sino por lo que mi interior se agita al reconocerlo. Su olor familiar, esa mezcla de su colonia y algo más que nunca he podido identificar, me envuelve, y por un instante, casi olvido el caos que nos rodea.Pero no puedo permitirme ese lujo. No más.Me aparto con brusquedad, empujando su pecho con ambas manos hasta que logro separarnos. Mi respiración es rápida, mis manos tiemblan, y cuando finalmente encuentro mi voz, la pregunta que sale de mis labios es una que no puedo evitar:—¿Está muerto?Ricardo me mira, sorprendido, pero enseguida su expresión se suaviza en algo que casi podría describir como ternura. Hay una leve sonrisa en sus labios, como si encontrara mi pregunta ridícula, pero su respuesta es seria.—No lo sé, creo que sí.El aire se siente más denso al escuchar esas palabras. Aunque sabía que esa