Miró una última vez la foto de la chica, detallándola un poco: piel clara, cabellos rubios y ojos verdes, una belleza se mirara por donde se mirara. Pero eso no le importaba en lo más mínimo. Leo estaba molesto y aburrido por tener que casarse con alguien que no conocía y no le importaba en absoluto. Y es que todo esto era un matrimonio por conveniencia, un acuerdo entre sus familias para fortalecer sus negocios. Escuchó unos golpes en la puerta que lo llamaban, así que dejó la fotografía en la mesa que tenía a su lado y se levantó el sillón para abrir la puerta. Era Rick, su padrino de honor, quien lo llamaba. -Oye amigo, te estamos esperando -habló Rick con una pequeña risa. - ¿Nervioso? -preguntó con algo de burla en su tono mientras le acomodaba la corbata roja de su elegante traje de boda color negro. -Para nada. -dijo Leo de manera cortante mientras pasaba a su lado y comenzaban a caminar por el largo pasillo. Después de unos momentos, llegaron a unas grandes puertas de made
Mylene se encontró sentada en el borde de la cama king size, con el vestido de novia aún puesto. Miraba a su alrededor, inspeccionando la habitación del hotel en la que pasaría su noche de bodas con Leo. Miró alrededor de la habitación, tratando de distraer su mente de sus nervios. Era una suite impresionante, con una cama enorme en el centro de la habitación, una sala de estar con sofás de cuero y una vista impresionante de la ciudad. Todo parecía lujoso y elegante, había pétalos de rosas rojas regados por el suelo y la cama, además que la luz estaba un poco mas opaca de lo normal, dando un ambiente romántico a la situación. Pero ella simplemente no sabia que hacer. Su maleta había sido enviada también, pero no sabia en que momento cambiarse de ropa, aunque también se sentía avergonzada de hacerlo frente a Leo. El cual, por otra parte, se veía cómodo y relajado con la situación, Mylene intentó relajarse mientras veía como el rubio se quitaba la chaqueta de su traje y la colgaba e
Leo y Mylene estaban sentados en la terraza del hotel, frente a una mesa llena de platos de alta cocina. El sol brillaba en el cielo, y una brisa fresca soplaba en el aire. Ella estaba un poco incómoda en su silla mientras miraba el plato gourmet que le habían servido, el aroma fuerte y desconocido invadió sus sentidos mientras lo observaba con curiosidad. Era una combinación de ingredientes exóticos que nunca había visto antes: langostinos, algas marinas, hierbas aromáticas y un aderezo de frutas tropicales. Mylene se sintió insegura al no estar acostumbrada a este tipo de comidas. No quería parecer inexperta en este tipo de platos frente a Leo así que finalmente le dio una probada, el sabor del langostino no le parecía malo, pero cuando mordió la alga marina se sintió invadida por un sabor amargo y extraño. Intentó disimular su incomodidad pero Leo la notó de inmediato. -¿No estás acostumbrada a este tipo de comida? -preguntó extrañado. Mylene dudó por un momento antes de resp
Mas tarde, en la recepción del hotel, Mylene podía percibir como varias personas del lugar la miraban fijamente, y es que ella desentonaba por completo con el lugar. Llevaba un vestido floreado de algodón, además de unas sandalias cómodas y un bolso tejido a mano, con el cabello recogido en una trenza. Por otro lado, Leo caminaba con confianza en su traje oscuro sin corbata, luciendo impecablemente atractivo. La camisa blanca tenia los primeros botones abiertos, logrando destacar su tez musculosa, mientras que la chaqueta entallada resaltaba su físico atlético y bien formado. Sus ojos azules resaltaban detrás de sus gafas de sol, mientras que su cabello rubio estaba ligeramente desordenado, lo que le daba un aspecto juvenil y sofisticado al mismo tiempo. -En marcha. -habló el rubio, sacándola de sus pensamientos. El auto de Leo era un Lamborghini, de un negro intenso y brillante que resaltaba la elegancia y sofisticación del modelo. Los cristales oscuros de las ventanas le daban un
Miró fijamente el espejo.Le costaba creer que aquella persona atractiva era ella. Se sentía hermosa, pero también un poco incómoda en su piel. Ya que ella era naturalmente tímida y no estaba acostumbrada a llamar la atención.Se pasó las manos por el cabello nerviosamente y miró de nuevo su reflejo. Su cabello suelto y ligeramente ondulado caía sobre sus hombros con un brillo saludable y natural. Se veía suave al tacto y su aroma fresco y ligero la hacía sentir femenina.Su maquillaje, también, la hizo sentir atractiva y segura de sí misma.La persona que había contratado Leo para peinarla y maquillarla se había asegurado de realzar sus puntos fuertes y de resaltar su belleza natural, en lugar de tratar de ocultarla detrás de una máscara de maquillaje pesado. Con lo cual una base ligera, un poco de rubor y unos toques de brillo en los ojos habían sido suficientes para ella.Mylene se miró de nuevo en el espejo, sonriendo ante lo que vio. A pesar de su timidez, se sintió cada vez más
Mylene levantó la mirada aun estando desde el suelo, encontrándose con los ojos fríos y duros de su padre.Era la misma mirada que ella recordaba de su infancia, una mirada que le causaba temor y le hacía sentir pequeña e insignificante.Sabía que su padre no había querido tenerla, que ella era el fruto de una aventura, y que siempre había visto a ella y su madre como una carga.Él siempre había priorizado su carrera y su imagen pública, dejando de lado a su hija. Esto había hecho que Mylene se sintiera asustada y reacia en su presencia, como si fuera una extraña.Mylene se puso de pie temblorosa y manteniendo la vista baja. Sabía que cualquier cosa que dijera sería inútil.-Lo siento, padre. -dijo con voz temblorosa.-No me llames padre, sabes que para mi no eres mi hija. -respondió su padre con tono cortante.Mylene sintió el peso de su desaprobación y desprecio en cada palabra que salía de su boca. Su corazón latía con fuerza y sentía la necesidad de huir, pero sus piernas no res
Mylene se despertó lentamente y se encontró en el lujoso cuarto de Leo. Los ojos todavía adormecidos, lentamente escudriñaron la habitación, admirando la elegante decoración de estilo moderno con una mezcla de colores negro y azul profundo. Las paredes estaban cubiertas de papel tapiz negro, resaltando las obras de arte modernas colgadas en ellas, mientras que los muebles de la habitación eran de un rico tono azul. La cama era enorme y cómoda, con sábanas suaves y edredones de plumas que invitaban a dormir por más tiempo. Una gran ventana que abarcaba toda la pared permitía la entrada de la luz natural, iluminando la habitación. Una amplia televisión de pantalla plana, y una selección de libros y revistas en la mesa de noche, complementaban el ambiente de lujo. Mylene se levantó y caminó hacia el amplio baño adjunto a la habitación. Un gran jacuzzi en la esquina, una ducha con cabezal de lluvia, toallas suaves y esponjas y artículos de tocador de alta calidad completaban el diseño e
En un abrir y cerrar de ojos, quince dias pasaron, por lo que el la planta por fin comenzo a dar frutos, siendo éstos unos grandes y jugosos limones, por lo cual se había emocionado. Su confianza en la cocina era alta, así que en un afán por celebrar aquella ocasión le había pedido a Leo que esta vez le dejara cocinar la cena, a lo cual el rubio aceptó. Quería preparar una comida que llevara limón de su limonero, como ingrediente, tanto en el plato principal como en el postre. Le informo de aquello a Dorothea, a lo cual se ofreció a ayudarla, pero lo rechazo. Quería cocinar todo de principio a fin, solamente le pidió el libro de recetas que utilizaba, así podría guiarse, después de todo no podía ser tan difícil. Leo estaba acostumbrado a comer platillos elaborados, dignos de la alta cocina. Por lo regular él no comía en casa, ya que se ocupaba en la oficina, pero cuando lograba llegar temprano a casa, Dorothea le preparaba algo fácil pero elaborado, con ingredientes que en su mayor