Miró una última vez la foto de la chica, detallándola un poco: piel clara, cabellos rubios y ojos verdes, una belleza se mirara por donde se mirara. Pero eso no le importaba en lo más mínimo.
Leo estaba molesto y aburrido por tener que casarse con alguien que no conocía y no le importaba en absoluto. Y es que todo esto era un matrimonio por conveniencia, un acuerdo entre sus familias para fortalecer sus negocios.Escuchó unos golpes en la puerta que lo llamaban, así que dejó la fotografía en la mesa que tenía a su lado y se levantó el sillón para abrir la puerta. Era Rick, su padrino de honor, quien lo llamaba.-Oye amigo, te estamos esperando -habló Rick con una pequeña risa. - ¿Nervioso? -preguntó con algo de burla en su tono mientras le acomodaba la corbata roja de su elegante traje de boda color negro.-Para nada. -dijo Leo de manera cortante mientras pasaba a su lado y comenzaban a caminar por el largo pasillo. Después de unos momentos, llegaron a unas grandes puertas de madera.-Hoy es tu día, y aunque no podrás acompañarme mas a las fiestas, podrás tener toda la diversión que quieras en tu propia boda. -comentó su amigo, tratando de poner de buen humor a Leo, ya que sabia que no estaba cómodo toda esta situación.Leo solo lo miró con desdén. No tenía ningún interés en divertirse en su propia boda. Preferiría estar en cualquier otro lugar, como en una fiesta con su amigo Rick, en lugar de estar casado con una mujer que no conocía y que solo estaba allí por un acuerdo entre sus familias.Las puertas de la iglesia se abrieron y pudo observar como algunos familiares y miembros de la empresa estaban allí, caminó sin prestar atención al lugar y se posicionó en el lugar donde debería ir el novio y simplemente espero a que todo terminara rápido. Después de unos cuantos minutos las puertas se volvieron a abrir, dando entrada a la gran esperada novia.Su novia específicamente, y futura esposa.A medida que la novia avanzaba hacia el altar pudo notar como el vestido de la chica era realmente impresionante. Era un vestido de corte princesa con un corpiño ajustado que resaltaba su figura, y una falda amplia y majestuosa que caía hasta el suelo. Estaba hecho de una tela suave y delicada, con hermosos detalles de encaje y pedrería en todo el corpiño y la falda.Llevaba un velo largo y espeso que cubría por completo, haciéndosele muy difícil ver su rostro. A pesar de llevar zapatos de tacón bajo, la novia parecía no estar muy acostumbrada a caminar con ellos, y en ocasiones tropezaba un poco.Pero pese a ello logro llegar a su lado y así dar inicio a la ceremonia.
Durante la cual siguió aburrido y en sus pensamientos, sin embargo notó que la chica parecía quizás mas nerviosa de lo que se esperaba. Él siempre había sido alguien apuesto y acomodado económicamente por lo cual pensó que ella quizás se le abalanzaría encima o algo parecido.Pero parecía de piedra, y podía ver como estaba inclusive temblando un poco. Estuvo tan abstraído en su divagación que no notó como rápidamente ya estaban en la parte importante de la boda, llamando la voz del padre su atención.-Puedes besar a la novia. -habló el sacerdote.Suspiró resignado y rodó un poco los ojos. Estaba seguro de que estaba cometiendo el peor error de su vida, pero ya no había marchado atrás. Quiso terminar rápidamente con la situación y procedió a levantar el velo de la chica.Fue entonces cuando se percató de que la mujer frente a él era una completa desconocida, literalmente hablando. Tenía el pelo largo y castaño, y unos ojos oscuros que lo miraban con una expresión de miedo y expectativa.-¿Pero qué? -susurró más para sí mismo. Ella no era Irene, la chica con la que él y su familia habían acordado casarse.Por otro lado la castaña estaba sin poder pronunciar o decir una sola palabra, con lo cual solamente sostuvo el ramo de rosas fuertemente.El sacerdote carraspeó, llamando su atención.-¿Ocurre algo? -preguntó con una ceja levantada.La chica por fin reunió valor y estaba a punto de responder que todo había sido una equivocación, pero Leo se le adelanto.-No padre, todo esta bien, solamente me quede embobado por la belleza de mi novia. -dijo mientras procedía a tomar el mentón de la chica y acercarse para darle un beso en los labios.La castaña abrió enormemente los ojos, sintiéndose completamente confundida y perdida en la situación. No sabía cómo había llegado a ese punto, pero sintió que ya no había marcha atrás.Finalmente, la ceremonia terminó y los novios salieron de la iglesia, rodeados de familiares y conocidos del chico que lo felicitaban y abrazaban, a lo cual Leo solamente correspondía con monótonas palabras.La chica por otro lado iba unos cuantos pasos detrás de el, sintiéndose muy incomoda por toda la situación ya que familiares del chico la felicitaban a ella también.Pese a todo el ruido alrededor el rubio podía escuchar como algunas personas cuchicheaban entre ellos sobre el motivo por el cual no había presente ningún familiar de la chica, y ahora que lo pensaba bien tenían razón, ya que a su alrededor solamente habían personas que compartían su apellido o que trabajaban con su familia.Rick se acerco a el y lo felicito dándole un fuerte abrazo, el cual correspondió con una media sonrisa. No prestó mucha atención a todos los presentes y se acerco a su ahora esposa, la cual aun seguía sin pronunciar alguna palabra, tomó su mano y comenzó a caminar para que lo siguiera.Una limusina los estaba esperando para ir hasta la recepción de la boda, por lo que instó a que la chica entrara junto con el. Después de todo tenia muchas cosas que preguntarle.Aunque había un silencio en el ambiente y la chica parecía una piedra por la incomodidad, Leo no sentía lo mismo, ciertamente no era la chica con la que había acordado casarse, pero no era algo que le importaba. Lo que si le molestaba era el echo de que lo hubiesen engañado.-Así que habla, ¿Quién carajos eres tu? -preguntó mientras se aflojaba la corbata y abría los botones de su chaqueta.La chica se encogió sobre si misma y bajó aun mas la mirada.-Y-yo soy Mylene, señor. -dijo mientras lo miraba por fin a los ojos, a lo que Leo levanto una ceja.-¿Si quiera eres de los Anderson?-Si señor, soy la hija del Señor Franco.-¿Tienes alguna identificación que lo pruebe? -No señor, todas mis pertenencias fueron enviadas a la habitación del Hotel.Leo entonces buscó una de las copas de champagne que estaban previamente listas para ellos y le dio un trago, sintiendo el liquido burbujeante pasar por su garganta.-¿Eres mayor de edad verdad?-Si señor, tengo 21 años.-Deja de decirme señor.-¿Uh? -preguntó extrañada Mylene, viendo como Leo se terminaba de tomar la bebida alcohólica y se servía otro poco mas de la botella que se encontraba en un cubo con hielo.-Ahora eres mi esposa, así que se vería raro que andes por ahí diciéndome señor.-¿Entonces como debo de decirle?-Leo, solamente dime leo. -dijo mientras se detenía un momento a pensar-. También necesito saber, ¿Qué carajos pasó con Irene?-Irene es mi hermana mayor, ella no quería este matrimonio, y aunque el señor Franco pareció persuadirla al final no quiso casarse, y me obligo a que viniera a la boda en su lugar. -dijo mientras un rubor comenzaba a aparecer en sus mejillas debido a la vergüenza de toda la situación.Leo por otra parte la miró fijamente, haciendo que sus ojos azules pusieran algo incomoda a la chica, divirtiéndole aquello.Sinceramente le daba igual todo aquello, simplemente tenia que casarse con la hija de Franco Anderson y eso había echo, de todos modos no es como si tuviese que serle fiel o algo parecido. El echo de casarse no iba a hacer que dejara de salir de fiesta o tuviera alguna que otra aventura.
Dirigió la vista hasta Mylene y pudo notar como se sentía algo incomoda con el vestido puesto, seguramente no estaba acostumbrada a usar algo tan ostentoso, por lo cual apretó el botón del comunicador del chofer.-Cambia el curso y dirígete hasta el hotel directamente, dile a mi secretaria que informe que no iremos a la recepción. Estoy seguro que el abuelo y mis padres estarán contentos porque inicie lo mas pronto posible mi noche de bodas.-Entendido señor. -respondió sin mas el chofer.-¿Noche de Bodas? -preguntó extrañada Mylene, a lo que Leo simplemente le devolvió la mirada con una pequeña sonrisa picara.-¿Que pasa conejita, estas asustada? -habló mientras colocaba a su lado la copa ya vacía y se levantaba del asiento para acercarse hasta ella, estando a tan solo unos centímetros de distancia-. Eres mi esposa ahora, así que es normal que tu y yo nos acostemos hoy. -comentó mientras que sostenía su mentón y delineaba con su pulgar delicadamente el labio inferior de la chica.Mylene se sintió nerviosa con el acercamiento de Leo. No estaba segura de lo que había firmado al casarse con él, pero es estaba segura que esto apenas estaba comenzando.Mylene se encontró sentada en el borde de la cama king size, con el vestido de novia aún puesto. Miraba a su alrededor, inspeccionando la habitación del hotel en la que pasaría su noche de bodas con Leo. Miró alrededor de la habitación, tratando de distraer su mente de sus nervios. Era una suite impresionante, con una cama enorme en el centro de la habitación, una sala de estar con sofás de cuero y una vista impresionante de la ciudad. Todo parecía lujoso y elegante, había pétalos de rosas rojas regados por el suelo y la cama, además que la luz estaba un poco mas opaca de lo normal, dando un ambiente romántico a la situación. Pero ella simplemente no sabia que hacer. Su maleta había sido enviada también, pero no sabia en que momento cambiarse de ropa, aunque también se sentía avergonzada de hacerlo frente a Leo. El cual, por otra parte, se veía cómodo y relajado con la situación, Mylene intentó relajarse mientras veía como el rubio se quitaba la chaqueta de su traje y la colgaba e
Leo y Mylene estaban sentados en la terraza del hotel, frente a una mesa llena de platos de alta cocina. El sol brillaba en el cielo, y una brisa fresca soplaba en el aire. Ella estaba un poco incómoda en su silla mientras miraba el plato gourmet que le habían servido, el aroma fuerte y desconocido invadió sus sentidos mientras lo observaba con curiosidad. Era una combinación de ingredientes exóticos que nunca había visto antes: langostinos, algas marinas, hierbas aromáticas y un aderezo de frutas tropicales. Mylene se sintió insegura al no estar acostumbrada a este tipo de comidas. No quería parecer inexperta en este tipo de platos frente a Leo así que finalmente le dio una probada, el sabor del langostino no le parecía malo, pero cuando mordió la alga marina se sintió invadida por un sabor amargo y extraño. Intentó disimular su incomodidad pero Leo la notó de inmediato. -¿No estás acostumbrada a este tipo de comida? -preguntó extrañado. Mylene dudó por un momento antes de resp
Mas tarde, en la recepción del hotel, Mylene podía percibir como varias personas del lugar la miraban fijamente, y es que ella desentonaba por completo con el lugar. Llevaba un vestido floreado de algodón, además de unas sandalias cómodas y un bolso tejido a mano, con el cabello recogido en una trenza. Por otro lado, Leo caminaba con confianza en su traje oscuro sin corbata, luciendo impecablemente atractivo. La camisa blanca tenia los primeros botones abiertos, logrando destacar su tez musculosa, mientras que la chaqueta entallada resaltaba su físico atlético y bien formado. Sus ojos azules resaltaban detrás de sus gafas de sol, mientras que su cabello rubio estaba ligeramente desordenado, lo que le daba un aspecto juvenil y sofisticado al mismo tiempo. -En marcha. -habló el rubio, sacándola de sus pensamientos. El auto de Leo era un Lamborghini, de un negro intenso y brillante que resaltaba la elegancia y sofisticación del modelo. Los cristales oscuros de las ventanas le daban un
Miró fijamente el espejo.Le costaba creer que aquella persona atractiva era ella. Se sentía hermosa, pero también un poco incómoda en su piel. Ya que ella era naturalmente tímida y no estaba acostumbrada a llamar la atención.Se pasó las manos por el cabello nerviosamente y miró de nuevo su reflejo. Su cabello suelto y ligeramente ondulado caía sobre sus hombros con un brillo saludable y natural. Se veía suave al tacto y su aroma fresco y ligero la hacía sentir femenina.Su maquillaje, también, la hizo sentir atractiva y segura de sí misma.La persona que había contratado Leo para peinarla y maquillarla se había asegurado de realzar sus puntos fuertes y de resaltar su belleza natural, en lugar de tratar de ocultarla detrás de una máscara de maquillaje pesado. Con lo cual una base ligera, un poco de rubor y unos toques de brillo en los ojos habían sido suficientes para ella.Mylene se miró de nuevo en el espejo, sonriendo ante lo que vio. A pesar de su timidez, se sintió cada vez más
Mylene levantó la mirada aun estando desde el suelo, encontrándose con los ojos fríos y duros de su padre.Era la misma mirada que ella recordaba de su infancia, una mirada que le causaba temor y le hacía sentir pequeña e insignificante.Sabía que su padre no había querido tenerla, que ella era el fruto de una aventura, y que siempre había visto a ella y su madre como una carga.Él siempre había priorizado su carrera y su imagen pública, dejando de lado a su hija. Esto había hecho que Mylene se sintiera asustada y reacia en su presencia, como si fuera una extraña.Mylene se puso de pie temblorosa y manteniendo la vista baja. Sabía que cualquier cosa que dijera sería inútil.-Lo siento, padre. -dijo con voz temblorosa.-No me llames padre, sabes que para mi no eres mi hija. -respondió su padre con tono cortante.Mylene sintió el peso de su desaprobación y desprecio en cada palabra que salía de su boca. Su corazón latía con fuerza y sentía la necesidad de huir, pero sus piernas no res
Mylene se despertó lentamente y se encontró en el lujoso cuarto de Leo. Los ojos todavía adormecidos, lentamente escudriñaron la habitación, admirando la elegante decoración de estilo moderno con una mezcla de colores negro y azul profundo. Las paredes estaban cubiertas de papel tapiz negro, resaltando las obras de arte modernas colgadas en ellas, mientras que los muebles de la habitación eran de un rico tono azul. La cama era enorme y cómoda, con sábanas suaves y edredones de plumas que invitaban a dormir por más tiempo. Una gran ventana que abarcaba toda la pared permitía la entrada de la luz natural, iluminando la habitación. Una amplia televisión de pantalla plana, y una selección de libros y revistas en la mesa de noche, complementaban el ambiente de lujo. Mylene se levantó y caminó hacia el amplio baño adjunto a la habitación. Un gran jacuzzi en la esquina, una ducha con cabezal de lluvia, toallas suaves y esponjas y artículos de tocador de alta calidad completaban el diseño e
En un abrir y cerrar de ojos, quince dias pasaron, por lo que el la planta por fin comenzo a dar frutos, siendo éstos unos grandes y jugosos limones, por lo cual se había emocionado. Su confianza en la cocina era alta, así que en un afán por celebrar aquella ocasión le había pedido a Leo que esta vez le dejara cocinar la cena, a lo cual el rubio aceptó. Quería preparar una comida que llevara limón de su limonero, como ingrediente, tanto en el plato principal como en el postre. Le informo de aquello a Dorothea, a lo cual se ofreció a ayudarla, pero lo rechazo. Quería cocinar todo de principio a fin, solamente le pidió el libro de recetas que utilizaba, así podría guiarse, después de todo no podía ser tan difícil. Leo estaba acostumbrado a comer platillos elaborados, dignos de la alta cocina. Por lo regular él no comía en casa, ya que se ocupaba en la oficina, pero cuando lograba llegar temprano a casa, Dorothea le preparaba algo fácil pero elaborado, con ingredientes que en su mayor
Mylene estaba sentada en el sofá de la sala, con las piernas recogidas debajo de ella y un libro en las manos. Disfrutaba de la tranquilidad de la tarde, leyendo un libro sobre las plantas. La luz del sol por la mañana se filtraba a través de las ventanas, iluminando la habitación de manera suave y cálida.De repente, el sonido del teléfono interrumpió su lectura. Al ver el nombre de Leo en la pantalla, supo que algo importante estaba pasando. Ya que era la primera vez que la llamaba, puesto que hasta ahora se habían comunicado solamente por mensajes de texto.-Hola Leo. ¿Qué pasa? -preguntó Mylene.-Hola Mylene. ¿Estás ocupada en este momento? -Leo preguntó con tono apresurado-. Tengo una reunión importante en una hora, y se me han olvidado unos documentos en casa. ¿Podrías buscarlos por mí?-Por supuesto, ¿dónde los has dejado? -preguntó Mylene.-Están en la habitación, encima de la mesa de noche. Necesito que los traigas lo antes posible. Por favor, Mylene, es importante. -respondi