Pasó un mes, el verano ya había finalizado y con ello todos nuestros problemas del pasado. Mi madre no me había contactado ni siquiera para preguntarme qué había sucedido o como estaba mi niño, con su silencio di por finalizada nuestra relación, como si nunca hubiese tenido una madre. No la iba a echar de menos. Lo que sí supe es que mi padrastro estaba vivo, luego de varias cirugías había salido del hospital vivito y coleando. En parte, eso me alarmó, temía que nos buscara y que cobrase venganza, pero sabía que Nicolás no dejaría que eso pase, además eso no me convertía en una asesina. Lamentablemente Nicolás no había podido cumplir con su promesa de empezar nuestra nueva vida en otro país o continente, pero lo entendía, sabía que no sería fácil desligarse de sus negocios de un día para el otro. Me prometió un mes más para cerrar todo, y yo le dije que se tome el tiempo que necesitara, que después nos quedaba una vida juntos. Aunque estaba ansiosa de que sea ya mismo. Mi esposo,
Mi niño se adaptó rápidamente al colegio, hizo amigos al instante y estaba más que contento de levantarse cada mañana para ir a jugar y aprender. Yo estaba más que feliz de verlo tan emocionado, la vida de sufrimientos se sentía lejana y estoy segura de que él lo olvidaría con el pasar del tiempo. Era lunes otra vez cuando pasé a buscar a mi niño al mediodía, una de las maestras se me acercó. -Buenos días señorita Hamilton- me saludó amablemente mientras corría hacia mí. -Buenos días- repetí con una leve inclinación de cabeza, ocultando mi reacción de sorpresa al ser llamada por el apellido de casada, aún no me acostumbraba a ello- ¿Está todo bien con mi hijo? - pregunté preocupada. -Oh sí, es un niño excepcional, se ha adaptado sin ningún problema. – Sonrió ampliamente- Debo decir que es mi favorito, pero no se lo diga a los demás- rio divertida. Yo suspiré relajada, tenía miedo de que no lo hiciera, que le costara adaptarse. -Muchas gracias por cuidarlo todo el día, realmente
-¡Señorita Hamilton tranquilícese!- fue lo que escuché que me gritó la maestra que había entregado en bandeja de plata a mi hijo. Yo no había dado el permiso de retirar del colegio a mi hijo a nadie más que yo misma, ni siquiera Nicolás estaba autorizado, por eso no entendía cómo había dejado que pase eso. Corrí hasta la estación de policía que estaba a unas cuadras, sentía que no me entraba el aire a los pulmones a cada paso que daba. Entré hecha un remolino y corrí hasta el mostrador, donde estaba una recepcionista usando la computadora. -¡Se llevaron a mi hijo!- Grité apenas me abalancé sobre el mueble. -Muy bien señora- La mujer, con una tranquilidad que no comprendía clikeó varias veces en la computadora. – Dígame sus datos por favor, nombre, apellido, domicilio… -¡No tengo tiempo para eso! ¡Cada segundo es crucial! Ya paso casi media hora- dije entrando en pánico. La mujer no pareció alterarse ante mis gritos, se mantuvo igual con su expresión de robot, mirando la pan
-Cierra el trato- exclamó el jefe mafioso con total seguridad.-Pero señor, el monto es mucho menos del que hemos solicitado en primer lugar- exclamó nervioso su abogado, temiendo contradecirlo.- Es menos de la mitad. Nicolás se reclinó hacia atrás en su mullido asiento de cuero, cruzó sus manos por delante y respiró hondo. Tratar de cerrar todos sus negocios lo antes posible para poder largarse con su familia no era fácil. -Hazlo de todas formas- sentenció- si lo que te preocupan son tus honorarios, súbelos y listo.-Gracias señor- exclamó el hombre inclinándose agradecido. -¿Y bien?- preguntó con impaciencia, mirando la hora en su reloj. Quería llegar temprano a casa por una vez en su vida. No le era suficiente cenar con su familia, quería estar más con ellos, poder conversar con su mujer y escuchar a su niño hablar de lo que hizo en el colegio- ¡Vamos hombre, no tengo todo el día!-¡Sí señor!- Exclamó asustado su abogado y comenzó a revisar con las manos temblorosas todos los pa
Nicolás manejó a alta velocidad tragándose toda la bronca que tenía contra los policías, eso sería tema de otro momento, no iban a salir librados de eso. La gente tenía que comenzar a tenerle respeto a su mujer al igual que lo tenían con él. Y era algo de lo que se iba a encargar. Nadie más le faltaría el respeto a Carla Hamilton. El joven mafioso manejó hasta el colegio y frenó de forma imprudente en la puerta casi subiéndose a la vereda, Nicolás agradeció que en ese momento no hubiese niños en la puerta, porque estaba completamente ciego para ver lo que tenía delante de su camino. Bajó de su vehículo y caminó a paso firme y pesado hacia la entrada. Ingresó sin presentarse y caminó hasta la oficina de los directivos. Tocó una vez la puerta, para no perder la educación, pero aun así no esperó una respuesta y entró. -¿Disculpe? Espere a fuera por favor- le indicó una mujerNicolás la ignoró y se acercó más a ella. -Es una emergencia señorita- dijo tratando de sonar lo menos agresi
¿Por qué todavía no me había llamado? Él tenía mi número, de eso estaba segura. Antes de que desapareciera por completo sin dejar rastros, mi ex esposo me había llenado de mensajes suplicando que volvamos y ahora tenía a mi hijo ¿y ni siquiera intentaba volver conmigo? Me costaba creer que solo quisiera al niño, nunca supo cómo ser un padre y tampoco quiso. ¿Pero criarlo solo?Caminé desorientada por las calles de la ciudad, buscando algún rostro conocido, alguna señal ¡Algo! Pero nada, el tiempo se estaba agotando, ya habían pasado dos horas, y comenzaba a temer que sus intenciones eran más oscuras. ¿Y si quería venganza? ¿Si tan solo quería verme sufrir quitándome lo que más aprecio en la vida? Si, él sería capaz de eso, nunca quiso que fuera feliz, ni cuando estaba con él y menos sin él. Debía volver a mi casa, tenía la esperanza de que él estuviera ahí, debía intentarlo.Aún tenía la fantasía de que Nicolás me haya mentido cuando le pregunté por teléfono, que sí lo había retira
-Estas loco- gruñí con bronca. Él sonrió ampliamente como si le hubiese dicho un cumplido, mostrando sus dientes amarillentos de tanto fumar.-Loco de amor por vos- Me guiñó el ojo en un intento de seducción fallido. Por dios, pensé. Las cosas que tenía que escuchar, no sabía si lo decía para molestarme o realmente estaba mal de la cabeza y creía que me iba a conquistar.-basta- le advertí cansada de sus juegos- jamás me amaste, ni cuando éramos novios. Solo querías a alguien débil a quien manipular, tuviste suerte conmigo, pero eso no era amor.- Le piqué en el pecho varias veces- Y ahora ya no soy esa niñita. -claro- rió de forma sarcástica- tu esposo millonario si te ama ¿no?- Me miró detenidamente, yo simplemente desvié la mirada- Claro, ¡eso si es amor!-exclamó de forma teatral- El dinero te compró Carlita, tú no eres así. -Nunca me importó el dinero Pablo, lo único que quería es que fueras un buen padre- exclamé dolida- solo eso te pedí. -y lo era.- dijo con seguridad. Yo
Nicolás dio vueltas y vueltas por la ciudad, buscando alguna señal de su familia, mientras esperaba que su mejor hombre lo llamara. -Maldito enfermo- exclamó en voz alta- si le llegas a tocar un pelo a mi familia yo te juro que no va a quedar nada de vos- gruñó- Nadie va a reconocerte después de que te agarre- apretó con fuerza el volante. Marcó a Carla a su teléfono mientras manejaba, pero ahora cuando la llamaba lo llevaba directamente al contestador.-Hola, estás llamando al teléfono de Carla- habló el contestador, con la voz inconfundible y dulce de su esposa- No dejes mensaje porque no lo voy a escuchar- sonó divertida. Nicolás hubiese reído si no fuera por la situación. El contestador hizo un “Pip” para que dejara el mensaje. -Escúchame enfermo- habló apoyando su boca en el teléfono, como si lo tuviera ahí en frente- Si tienes a mi esposa y a mi hijo, porque sí. Es MI hijo maldito desgraciado- exclamó con bronca y deseos de asesinar- Yo te prometo que no voy a dejar de busc