-Tenemos que hablar- dije apenas entré a nuestra casa. Me iba a escuchar todo lo que tenía para decir. -Ahora no puedo- sentenció. Parecía un animal enjaulado, caminando de una punta a la otra de la sala, con un vaso de whisky en la mano. -Son las 11 de la mañana, ¿Lo sabías?-Me ayuda a calmar los nervios- tomó un sorbo. Me acerqué a él y le arrebaté el whisky de la mano. - ¿Qué haces? - protestóTomé todo lo que quedaba del vaso de un solo tirón, me quemó la garganta, pero fingí que no. -Yo también necesito calmar los nerviosMe miró con sospecha- ¿Hay algo que tengo que saber?- Me interrogó. -Eso mismo te iba a preguntar yo. - Lo enfrenté. Me quitó el vaso de la mano de un tirón y sirvió más. -Creo que ya es suficiente- Le advertí, pero hizo caso omiso y se sirvió hasta el tope, solo para hacerme enojar. -No estoy en un buen momento para discutir, Carla-Lo ignoré y me paré delante de él, obstaculizando su huida. -¿Sabes a donde fui hoy?Se rió de forma irónica y miró
- ¿Tienes algún hermano del que deba temer? - Me preguntó bromeando, yo me reí.-No realmente, aunque me hubiese gustado tener a alguien de mi edad con quien jugar cuando era niña- Dije lastimosamente. Las cosas hubieran sido mejores en esos tiempos. -Si…- dijo melancólico- ser hijo único apesta. -Pero tú tenías a Lily y a su prometido ¿No? - dije tratando de no sonar celosa. -Sí, es cierto- Admitió- ellos me ayudaron mucho cuando era niño-¿Ellos a ti?- Exclamé sorprendida- Wauuu. Te imaginaba como el chico rudo que dirigía la pandilla y al que todos temen. -Aunque cueste creerlo, yo era un nerd come libros y escuálido- Se tapó el rostro con vergüenza- -¡Mentira! No te creo-¡Te lo juro!. Era un tragalibros cuatro ojos. -Quiero ver fotos de eso, por favor. -No creo que haya ninguna- miró hacia su plato vacío sumergiéndose en sus pensamientos. - ¿Cómo qué no? Todos tenemos esas fotos vergonzosas, tiene que haber alguna. -Créeme que no- dije secamente-En mi familia no hacíamos
Desperté Renovada, me estiré en la cama con modorra y extendí mi brazo hacia la otra parte de la cama, tanteé el colchón y no encontré nada, solo vacío. Me giré confundida y me encontré con que Nicolás ya no estaba. ¿Qué hora es?Agarré mi celular y vi que eran solamente las 6 de la mañana. -Ahrg- Un dolor de cabeza se apoderó de mí. No debí haber bebido tanto y menos mezclar. Me senté en la cama agarrándome la cabeza. “Ya no tienes 18 años, Carla”Mi celular sonó, un número desconocido. -Hola…- dije con la voz ronca y los ojos cerrados- Sí, soy yo…- Me levanté de golpe de la cama- Ya voy para allá. Agarré ropa al azar y metí mis cosas en un bolso. Bajé rápidamente las escaleras y casi me mato, tenía que llegar al hospital cuanto antes, en estos momentos no tenía tiempo para pensar en Nicolás y en su ausencia. Mi hijo es mi prioridad. Nicolás despertó a mitad de la noche, una pesadilla lo atormentó. Esta vez no soñó con la muerte de su padre, repitiendo una y otra vez la escen
Las horas de operación fueron agonizantes para mí, no pude pegar un ojo, pero finalmente salió exitosa. Me llevaron a mi niño a la habitación para el postoperatorio y que se recupere. Estaba dormido, aún sedado. El doctor me dijo que esto iba a llevar un tiempo antes de poder sacarlo del hospital. Era doloroso saber que no podía tenerlo conmigo lejos de tantos cables y olor a remedio, pero lo bueno es que lo peor había pasado. Y eso gracias a Nicolás, no sé qué hubiese pasado si no obtenía ese dinero a tiempo. Un horrible escalofrío recorrió mi columna al imaginar que se cumplía el mes sin llegar a conseguir el monto de la operación. Pero ahora, finalmente estaba a salvo de todo mal, verlo ahí, en la cama descansando plácidamente era todo lo que quería en este mundo. Ahora que ya no corría peligro, el cansancio vino a mí y sin darme cuenta me quedé dormida sentada en un banquito y apoyada a un costado de la cama individual, cuidándolo. No sé cuánto tiempo pasó, pero un ruido ext
-Señor…- Uno de sus hombres, de los más novatos y del que no tenía idea de su nombre, estaba esperándolo a la salida del hospital con uno de sus vehículos que solo podía usar su hombre más confiable. -¡¿Qué significa esto?!- le gritó. Desquitándose toda la bronca acumulada de hace un momento con él- ¿Dónde está Gómez? - Se acercó amenazante hacia el muchacho. Quien retrocedió asustado y chocó su espalda con fuerza contra el auto. -S-se-ñor- comenzó a tartamudear del miedo. -Vamos, habla de una maldita vez- Lo tomó de su playera y lo sacudió en el aire. Estaba impaciente- No tengo todo el maldito día-¡Perdón mi señor!- Gritó asustado cerrando con fuerza los ojos- Será mejor que venga conmigo hacia el galpón-¿Disculpa?- dijo largando una risa sarcástica- ¿Y desde cuando soy yo quien recibe las órdenes? Nicolás cerró el puño con fuerza, preparado para golpear el rostro a estrenar del muchacho. En esos momentos no le venía mal una bolsa de boxeo.-¡Por favor!, solo me dijeron que lo
Luego de mi discusión con Nicolás, volví a la habitación con mi hijo y me quedé completamente dormida acostada a lado suyo sobre la cama. Al despertar aún seguía con dolor de cabeza y la irritación por la pelea con mi esposo. Ya me estaba hartando de llamarlo de esa forma. ¿Todos los hombres de mi vida me van a hacer la vida imposible?El único que me amaba de verdad era mi padre, como lo extraño. Él me hubiese dado un buen consejo para una situación como esta. Me levanté lentamente para no despertar a mi hijo que aún descansaba plácidamente y miré todos los regalos que había traído Nicolás, de tan solo ver tanta exageración y colores me molesté aún más, me hacía mal a la vista. Los tomé todos, excepto un pequeño osito color marrón que se veía sencillo, lo dejé a un lado de la cama y todo lo demás lo saqué de la habitación. Justo en ese momento pasaba una niña con su familia, ella miró los globos y el gran peluche con un brillo en sus ojos. Me agaché a su altura-Ey- dije con du
-Entonces, ¿Estoy perdonado? - Dijo luego de un rato de ambos estar callados mirando jugar a mi pequeño con el osito. -Aún tengo que pensarlo bien- admití seriamente. No quería apurarme con mi decisión. Si, había sido bueno con el niño, aún así, no me podía comprar tan fácil. No esta vez. -Está bien- dijo volteandose hacia mí. Me tomó de las manos y miré con vergüenza a mi hijo, que no se había dado cuenta, por suerte. –A tu tiempo- Me sonrió de forma comprensiva y besó mis manos. - Yo voy a estar esperando. -Gracias. – dije y mi celular sonó arruinando el momento. Él se alejó respetando mi privacidad, eso me sorprendió, era una nueva actitud en él. Tomé el celular y vi que era un mensaje de texto de un número desconocido. Abrí el mensaje con curiosidad. “Hola Carlita, soy Lily. ¡No, no te estoy hablando para sacarte a tu marido! Jaja, solo que tengo una información sobre tu difunto padre, que en paz descanse, que te puede interesar mucho. Si quieres saber más te espero en el
Leí una y otra vez los papeles que Lily me había dado donde se inculpaba al padre de Nicolás por el asesinato por ajuste de cuentas de mi padre. Lamentablemente, según la historia de Nicolás, Federico Hamilton estaba muerto, por lo tanto, jamás recibiría justicia por el mío. La documentación parecía bastante convincente, hasta en los papeles había copias de un cuaderno viejo, con una letra bastante similar a la de Nicolás en las que estaban anotadas todas las deudas de muchas cifras de mi padre para con la banda mafiosa de los Hamilton, hasta las fechas coincidían con unos meses antes de su muerte. - ¿y bien? - dije levantando la mirada hacia Lily con la poca compostura que me quedaba. Increíblemente, ella se había mantenido en silencio mientras leía todo. - ¿Y bien qué, primor? - dijo ella fingiendo no saber a qué me refería. -Vamos dime- Exclamé impaciente- ¿Qué quieres a cambio de todo esto? ¿Eh?-Oh vamos Carlita, esto es de mujer a mujer, solo lo hago para que abras los ojos.