SORPRESA DESAGRADABLE

SCARLETT ALLEN

Había recibido tantos comentarios sobre Mauro que comenzaba a dudar de su fidelidad y de todo lo que teníamos. Quería verlo perfecto, pero ¿Lo era? Mis padres no ganaban nada con mentirme, mucho menos mis amigas. ¿Por qué Mauro me mentiría? Todo era muy confuso.

Fui a verlo llegando de sorpresa y lo encontré en medio de un desorden de papeles. Me dijo que estaba componiendo una nueva canción de la cual no podía saber aún nada. Él siempre estaba trabajando en algo y eso me gustaba, era un hombre que perseguía sus sueños e iba por ellos. Él tenía ambición para no ser un simple conformista y querer más.

Me besó y me condujo al cuarto. Entre besos y toqueteos me desnudó, minutos después de haber entrado al apartamento ya estábamos entre sus sábanas desnudos haciendo el amor. Me dijo cuánto me había extrañado y necesitado, yo había sentido exactamente lo mismo. Tener relaciones con él era perfecto y hermoso, aunque no tenía experiencias previas para poder comparar.

Nuestro único problema era mi miedo a ser marcada de alguna manera. Yo siempre tenía que estar perfecta por mi trabajo, no podría llegar a la agencia de modelaje con marcas de una noche de pasión. Se que eso le molestaba un poco, pero él evitaba también algunos alimentos y bebidas antes de sus conciertos por cuidar su voz. Yo no podía reclamarle por eso.

Llegué a casa después, no habíamos ni siquiera cenado juntos. Habíamos entrado al cuarto, minutos después salimos de allí y apenas bebimos una copa. Había días que eran así.

-"Eres tan hermosa que contigo aquí no logro concentrarme por mirarte, desearte..."

Cuántas veces me había dicho eso no lo sabía. Era halagador que me pidiera así que me fuera. Me parecía más que perfecto.

Con una sonrisa satisfecha fui a casa, estaba tan feliz que ni el malhumor de mi madre podría arruinarlo, a excepción de una cena donde Horacio con su familia estarían presentes.

-Ponte el vestido que dejé sobre tu cama. Fue el aniversario de los padres de Horacio y no pudimos ir- Con mencionar a ese estúpido mi humor cambiaba radicalmente

-No entiendo que tenemos que ver con su aniversario, ¿Qué tengo yo que ver?- Sus ojos me veían más que furiosos, mi franqueza y falta de tacto hizo que detestara mi respuesta. Esa gente me daba igual

-Ellos son nuestros amigos y sabes cuándo Raúl ayudó a tu padre en su campaña. Es lo menos que podemos hacer por ellos- Entendía el punto, pero yo no estaba incluida en eso, mucho menos Horacio

Resignada fui a mi habitación y me coloqué el vestido de color verde. Mi madre tenía un excelente gusto para escoger los atuendos, al menos me vería linda con él.

Más tarde estábamos cenando, yo soportando las miradas de Horacio y sus palabras de doble sentido.

-Scarlett cariño, estaríamos más que complacidos si aceptas una invitación a cenar- Miré con confusión a la madre de Horacio- Nos encantaría que formaras parte de nuestra familia

-Nada nos haría más felices- Mi madre estuvo de acuerdo, ¿Yo en la familia de ese estúpido? De ninguna manera

-Me siento halagada, pero eso no será posible. Horacio y yo no somos dos personas compatibles, más bien todo lo contrario. Estoy enamorada de alguien, lo siento- Me disculpé sin tener que hacerlo para dar por terminado el tema, no quería que siguieran adelante con su idea de intentar emparejarnos. Sabía cómo eran éstas cosas y prefería evitar todo esto ahora que estaba a tiempo

Había visto varios casos muy de cerca. Padres que unían a sus hijos por intereses propios. Las cenas, los paseos para hacerlos ver juntos y luego la inminente boda donde los novios no se soportaban. Yo no quería que planificaran mi vida de ese modo.

-Es una verdadera lástima- Ella suspiró con pesar pero no insistió más. Quería reírme en la cara de Horacio que estaba más que molesto, pero no sería el comportamiento de una dama

La cena dió final, pero el estrés permaneció conmigo por días. Horacio quería buscar los motivos para unirnos, uno de ellos era ir a los desfiles e intentar acercarse a mi para ser fotografiados juntos. Me aseguré de estar acompañada siempre para que él no pudiera intentar algo más.

Mauro y yo estábamos cumpliendo un mes más juntos. Me gustaba tener detalles con él para celebrar el día que habíamos comenzado nuestra relación. Él lo olvidaba, yo tenía mi calendario con ese día como uno importante, de modo que dos días antes ya me notificaba el móvil por si lo olvidaba.

Compré un reloj de oro para regalárselo. A él le encantaba verse bien y eso completaba cualquier estilo dándole una apariencia irresistible.

Llegué a su apartamento y entré. Vi un bolso costoso sobre el sofá, así como también un abrigo de piel. Caminé hacia los cuartos buscándolo. Lo ví en su cuarto con una cantante. Los dos gemian sin control alguno, él la sostenía por sus caderas y la embestía con fuerza perdido en el placer.

Ninguno reparó en mi presencia, estaban demasiado concentrados. Mis lágrimas bajaban por mis mejillas, así no era Mauro, conmigo no disfrutaba así, nada de esto era real.

Escuchaba como sus cuerpos chocaban y los veía disfrutar, hasta cambiaron de posición sin siquiera reparar en mi presencia. Con ella duraba más que conmigo, eso también dolía. La reconocí, ella era una cantante así como él, alguien con quién hizo una colaboración. Los medios los habían vinculado juntos porque según ellos hacían la pareja perfecta.

Cuando los dos terminaron me vieron allí de pie llorando como una idiota.

-No hace falta que expliques nada- Le dije antes de que pudiera intentar convencerme con excusas que no valían la pena

-Me divertí contigo antes de mi boda. Me casaré con ella- Sus palabras dolían profundamente. Yo estaba allí con el obsequio en mis manos

-Dijiste que me amabas- Reclamé con un hilo de voz

-Mírate, eres hermosa y cualquier hombre querría llevarte a la cama, te prometerian un castillo sobre las nubes para conseguirlo- Vi que la mujer que apenas se acababa de poner una bata cubriendo su desnudez se aproximó a nosotros sin molestia alguna

Ella dijo que fui un juego, una tonta, una fracasada en la música y que no estaba a la altura de Mauro por eso.

Con el alma en pedazos me fui de allí, necesitaba distancia. Me alejé cuánto pude y fui a casa donde lloré lo que debía.

Mauro me había engañado, la sorpresa no fue más que desagradable para mí y eso acabaría trayendo muchas cosas a mi vida.

Llamé a Lía y Judith que vinieron de inmediato a intentar consolarme. Intentaron sacarme de casa, que vayamos a algún sitio y hasta emborracharnos pero yo no estaba de ánimos, solo quería mi cama y llorar hasta que ya no doliera su infidelidad.

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