KENDRALas pesadillas nunca se van, una y otra vez me regresan al mismo lugar que por meses he intentado escapar, no estoy loca, eso me repito una y otra vez, no estoy loca, al final del día, cuando la noche cae como manto maternal sobre mí, me cubro con sus sombras y me cobijo con los demonios que me acechan.—Estoy bien, estaré bien —me repito en medio de un susurro apenas audible. Hago un conteo mental de las veces en las que los monstruos vienen por las noches a visitarme, pero solo hay uno de ellos que me altera, que me asfixia, que me quita no solo el sueño, sino que merma mi vida poco a poco, y este monstruo tiene nombre, uno que me cuesta trabajo pronunciar, incluso pensar. —Liam —termino por abrir los ojos. Me incorporo sintiendo que el corazón se me salía por el pecho. Pequeñas gotas de sudor recorren mi espalda y pecho, el sol está apareciendo y reconozco mi entorno. «Estoy a salvo, lejos de él»Trato de convencerme, tomo un par de bocanadas de aire hasta que siento qu
LIAMHORAS ANTESNada me quita el maldito resquemor que me agobia, la sangre se derrama por mis manos cuando el sonido lejano de mi móvil, hace que despierte. Casi amanece y me incorporo. Viendo que un número resplandece en mi pantalla. Ronan. —¿Sabes la hora que es? —gruño atendiendo. —Buenos días para tí también. —¿Por qué tu llamada tan temprano? ¿Acaso tus hijos no te dejan dormir? —bromeo mientras me asomo por la ventana con el torso desnudo. —Mi familia no tiene nada que ver con esta llamada, idiota. —Entonces debo suponer que solo me extrañas. Muevo el cuello con estrés, revisando la hora, son las seis de la mañana, por lo que ya es mi hora para salir a correr, hacerlo hace que mantenga mis demonios encerrados en el armario. Dejarlos libres tan temprano lastimaría a alguien que se cruce en mi camino. —Tal vez si te digo algo sobre cierta persona, te haga despertar más rápido. Me congelo. Ronan no es de los que bromea con esta clase de cosas, mucho menos me haría una mal
KENDRAAbro los ojos al escuchar que llaman a mi puerta, no tengo idea de quién puede ser a esta hora, bueno, sí, alguien pasa por mi mente pero es imposible que se atreva a tanto sabiendo por todo lo que he pasado, por un segundo creo que se dará por vencido, no es así, es tanta la insistencia que termino por abrir por completo los ojos. Reviso la hora que marca mi despertador digital, son las tres de la mañana, ¿qué mierda? Frunzo el ceño, no soy ninguna blandengue, en todo este tiempo también he estado haciendo algo, y eso es entrenar, por lo que saco el arma que fue un regalo de Regina y que Arsene me enseñó a usar. Quito el seguro y camino hacia la entrada. Cuando me asomo para ver de quién se trata, no hay nadie, o al menos eso es lo que pienso, ya que al darme la vuelta con la intención de dormir un poco más, vuelven a llamar, esta vez los golpes aumentan tanto en fuerza como en número. Molesta, abro la puerta de golpe, apunto y me congelo al ver a Liam en el suelo, está her
KENDRALa cabeza me da vueltas, todo me duele, cada músculo, mis articulaciones se sienten como si estallaran. Poco a poco recobro mis recuerdos y hago una lista de lo que ha pasado y de lo que permití. Liam llegó golpeado a mi departamento, y no solo eso, me folló, me gustó y lo odié por eso, luego el hombre rubio de ojos grises dijo mi nombre y perdí la consciencia, ese hombre… siempre me observa del mismo modo que lo hace Liam. Es ese pensamiento el que me hace abrir los ojos de golpe. Cuando lo hago, me tomo mi tiempo para reconocer el ambiente, dándome cuenta de los detalles, se trata de una habitación más grande de lo que pensé. Al instante me incorporo de la cama, desciendo la llamada y advierto que traigo puesto un vestido blanco, con un tul del mismo color, lo primero que pienso es en correr, y eso hago. Me dirijo hacia la puerta, la cual abro sin dificultad, es de noche, el estómago se me estruja, veo un corredor con las luces tenues y sigo andando con prisa, bajo las eno
KENDRALos segundos se convierten en una cosa eterna, me pierdo en mis propios pensamientos mientras sus ojos se anclan en los míos como llamas del infierno. Ni siquiera escuchó nada que no sea su respiración agitada, su pecho subiendo y bajando, estoy segura de que casi escucho su corazón acelerado. —No —espeta tratando de mantenerse a raya. Frunzo el ceño tomando mi distancia, primero voy a la cocina y bebo un vaso de agua, regreso a la estancia principal, dándome cuenta de que los ojos de Liam me siguen, detallando cada uno de mis movimientos. —¿Cómo es que conoces a Kratos? —pregunto sentándome delante de él. —Digamos que tuvimos un segundo encuentro, después del de la cafetería —responde en tono hostil. Me quedo callada. —Me secuestró —musito—. Me dijo ciertas cosas… Me muerdo el labio inferior. —¿Qué mierda te hizo? —Me contó que mi padre tuvo ciertos problemas con su padre, no entendí bien, pero parece ser que mi padre; Chester Williams, me vendió con él, y ahora debo
KENDRAPASADOReviso mi reflejo en el espejo, mi maquillaje está en perfectas condiciones, Regina me marca por teléfono pero ya no tengo tiempo de atender su llamada, si llego tarde una vez más, me despiden, así que salgo saludando a un par de guardias de seguridad que se encargan de que los imbéciles que quieran tocarnos sin permiso, se mantengan a raya. Ser bailarina nocturna no es mi sueño, tampoco me siento a gusto con ello, pero es el equivalente a ganarse dinero fácil, por lo que sin duda resulta ser un respiro para mi bolsillo. —Todo listo, Keny —me dice Mateo, uno de los guardias.Me guiña un ojo y le devuelvo el gesto, reviso la hora, subo a la jaula que después elevan a cierta distancia en el techo, la música comienza, las luces se vuelven de un azul tenue y el humo artificial inunda la parte baja en donde las personas que asisten al club nocturno esta noche, bailan y algunas incluso follan en los rincones privados. El tiempo transcurre de manera rápida estando aquí adent
KENDRA—Hablo del hijo que abortaste. Las palabras de Kratos queman como fuego ardiente y amenazante, mi pecho duele como aquella noche, mis ojos derraman las lágrimas que he estado reteniendo todo este tiempo y que no puedo hacerlo más, mirando a Liam y a Kratos apuntarse con un arma. Hay cosas que deben quedarse en el pasado, como esto, e intentado seguir adelante una y otra vez, recuerdo que casi lo logro, hasta que aquella vez me violaron y terminaron por arrebatarme el único rayo de luz que tenía, no sé porque Liam se puso así como se puso cuando se enteró de que estaba embarazada, y tampoco pretendo ahora saberlo. —Alto —pido.Ninguno de los dos parece tener la intención de hacerme caso. —Por favor… Me quedo sin aliento, es así que Kratos baja el arma y Liam por igual, solo que este camina hacia mi y me rodea por la cintura por detrás, como mero acto de marcar su territorio. —Creo que mejor te vas —sisea a mis espaldas. Los ojos del Pakhan se fijan en mí y tensa la mandíb
KENDRA—Tendrás que trabajar para él. Niego con la cabeza y trato de procesar sus palabras, respirando profundo e impidiendo que el miedo vuelva a dominarme, no lo puedo permitir, simplemente no puedo dejar que él controle de nuevo mi vida. —Podría conseguir otro empleo para ti, en otro bufete, tenemos contactos y… Camino de un lado a otro. —De nada serviría, ambos sabemos que él me va a seguir hasta donde esté —confieso con lentitud. Arsene no me dice nada más, pero sé que piensa lo mismo que yo, podría irme a otro sito, podría pedir trabajo y alejarme, pero Liam me seguiría, y Kratos me encontraría a los pocos días. Estoy convencida de que el infierno es mucho peor con dos demonios enfurecidos. —¿Qué piensas hacer? —Trabajar como secretaria de Liam. —¿Segura? —¿Acaso tengo otra opción? —reprimo el impulso de querer salir corriendo o lanzarme por la ventana. —No.—En fin. Arsene me dice lo que tengo que saber y enseguida salgo de su oficina, mi móvil suena parpadeando el n