KENDRALa cabeza me da vueltas, todo me duele, cada músculo, mis articulaciones se sienten como si estallaran. Poco a poco recobro mis recuerdos y hago una lista de lo que ha pasado y de lo que permití. Liam llegó golpeado a mi departamento, y no solo eso, me folló, me gustó y lo odié por eso, luego el hombre rubio de ojos grises dijo mi nombre y perdí la consciencia, ese hombre… siempre me observa del mismo modo que lo hace Liam. Es ese pensamiento el que me hace abrir los ojos de golpe. Cuando lo hago, me tomo mi tiempo para reconocer el ambiente, dándome cuenta de los detalles, se trata de una habitación más grande de lo que pensé. Al instante me incorporo de la cama, desciendo la llamada y advierto que traigo puesto un vestido blanco, con un tul del mismo color, lo primero que pienso es en correr, y eso hago. Me dirijo hacia la puerta, la cual abro sin dificultad, es de noche, el estómago se me estruja, veo un corredor con las luces tenues y sigo andando con prisa, bajo las eno
KENDRALos segundos se convierten en una cosa eterna, me pierdo en mis propios pensamientos mientras sus ojos se anclan en los míos como llamas del infierno. Ni siquiera escuchó nada que no sea su respiración agitada, su pecho subiendo y bajando, estoy segura de que casi escucho su corazón acelerado. —No —espeta tratando de mantenerse a raya. Frunzo el ceño tomando mi distancia, primero voy a la cocina y bebo un vaso de agua, regreso a la estancia principal, dándome cuenta de que los ojos de Liam me siguen, detallando cada uno de mis movimientos. —¿Cómo es que conoces a Kratos? —pregunto sentándome delante de él. —Digamos que tuvimos un segundo encuentro, después del de la cafetería —responde en tono hostil. Me quedo callada. —Me secuestró —musito—. Me dijo ciertas cosas… Me muerdo el labio inferior. —¿Qué mierda te hizo? —Me contó que mi padre tuvo ciertos problemas con su padre, no entendí bien, pero parece ser que mi padre; Chester Williams, me vendió con él, y ahora debo
KENDRAPASADOReviso mi reflejo en el espejo, mi maquillaje está en perfectas condiciones, Regina me marca por teléfono pero ya no tengo tiempo de atender su llamada, si llego tarde una vez más, me despiden, así que salgo saludando a un par de guardias de seguridad que se encargan de que los imbéciles que quieran tocarnos sin permiso, se mantengan a raya. Ser bailarina nocturna no es mi sueño, tampoco me siento a gusto con ello, pero es el equivalente a ganarse dinero fácil, por lo que sin duda resulta ser un respiro para mi bolsillo. —Todo listo, Keny —me dice Mateo, uno de los guardias.Me guiña un ojo y le devuelvo el gesto, reviso la hora, subo a la jaula que después elevan a cierta distancia en el techo, la música comienza, las luces se vuelven de un azul tenue y el humo artificial inunda la parte baja en donde las personas que asisten al club nocturno esta noche, bailan y algunas incluso follan en los rincones privados. El tiempo transcurre de manera rápida estando aquí adent
KENDRA—Hablo del hijo que abortaste. Las palabras de Kratos queman como fuego ardiente y amenazante, mi pecho duele como aquella noche, mis ojos derraman las lágrimas que he estado reteniendo todo este tiempo y que no puedo hacerlo más, mirando a Liam y a Kratos apuntarse con un arma. Hay cosas que deben quedarse en el pasado, como esto, e intentado seguir adelante una y otra vez, recuerdo que casi lo logro, hasta que aquella vez me violaron y terminaron por arrebatarme el único rayo de luz que tenía, no sé porque Liam se puso así como se puso cuando se enteró de que estaba embarazada, y tampoco pretendo ahora saberlo. —Alto —pido.Ninguno de los dos parece tener la intención de hacerme caso. —Por favor… Me quedo sin aliento, es así que Kratos baja el arma y Liam por igual, solo que este camina hacia mi y me rodea por la cintura por detrás, como mero acto de marcar su territorio. —Creo que mejor te vas —sisea a mis espaldas. Los ojos del Pakhan se fijan en mí y tensa la mandíb
KENDRA—Tendrás que trabajar para él. Niego con la cabeza y trato de procesar sus palabras, respirando profundo e impidiendo que el miedo vuelva a dominarme, no lo puedo permitir, simplemente no puedo dejar que él controle de nuevo mi vida. —Podría conseguir otro empleo para ti, en otro bufete, tenemos contactos y… Camino de un lado a otro. —De nada serviría, ambos sabemos que él me va a seguir hasta donde esté —confieso con lentitud. Arsene no me dice nada más, pero sé que piensa lo mismo que yo, podría irme a otro sito, podría pedir trabajo y alejarme, pero Liam me seguiría, y Kratos me encontraría a los pocos días. Estoy convencida de que el infierno es mucho peor con dos demonios enfurecidos. —¿Qué piensas hacer? —Trabajar como secretaria de Liam. —¿Segura? —¿Acaso tengo otra opción? —reprimo el impulso de querer salir corriendo o lanzarme por la ventana. —No.—En fin. Arsene me dice lo que tengo que saber y enseguida salgo de su oficina, mi móvil suena parpadeando el n
KENDRAMalas decisiones, si Regina supiera lo que está pasando y lo que estoy haciendo, le daría un infarto, ella aprecia a Liam y piensa que es lo mejor para mí, pero claro, ella no sabe nada de lo que me hizo, de lo que está pasando, y no pretendo que lo sepa, no aún, es mi mejor amiga pero ella tiene que lidiar con su familia ahora. Los segundos pasan, los minutos se convierten en horas, mi móvil no ha dejado de vibrar dentro de mi bolso y lo ignoro por completo, así como ignoro el estúpido hecho de que estoy dentro del auto de Kratos Reverie. Camila le hizo una mamada a Liam, me molesta, sí, lo admito, así como acepto el hecho de que algo debe andar mal con mi cabeza para que me importe ese tipo de cosas, Liam me hirió, no debería sentirme celosa, pero lo hago. —Estás muy callada. La voz ronca de Kratos hace que salga de mi ensimismamiento. Volteo a verlo, está sentado a mi lado, sabía que lleva todo el tiempo mirándome, pero ahora soy más consciente de ello. —Soy callada —m
KENDRASiempre he estado sola, y al parecer ahora no es la excepción, cuando aparece el tipo rubio de ojos más negros que la noche, sé que las cosas no van a terminar bien, a mi mente vienen los recuerdos de aquella noche en la que me violaron. —Me dijeron que eras más divertida —rompe el silencio—. ¿Acaso te comieron la lengua los ratones. Hay una nueva risa que provoca que se me erice la piel. —Déjame ir, por favor… —suplico en vano.Los mafiosos no tienen fama de dejar fuera a sus víctimas, mucho menos los rusos, y este tipo parece más a los que nos atacaron en el restaurante. —Me temo que no puedo hacer eso, si lo hiciera, quién estaría en graves problemas sería yo, y créeme cuando te digo que no quisiera estar en tu pellejo —detalla mi cuerpo con ojos llenos de lasciva—. Sabes, eres hermosa, con un poco de maquillaje y la ropa adecuada, hasta podrías ser una puta elegante, de clase, de esas que ganan más dinero que las demás. «Trata de blancas» es lo primero que se me viene
LIAMEstoy ardido, molesto y solo tengo un pensamiento asesino en la mente, uno que no desaparece ni con el resquemor que me avasalla. Kendra me ha acusado de algo que está claro, no hice, pero al parecer alguien le ha metido demasiada mierda en la cabeza, como el hecho de que creyera que yo le daría bola a Camila, cuando esa mujer está lejos de interesarme. Muevo el cuello con estrés, su voz, su mirada y las palabras que me dijo antes de que perdiera el conocimiento, ocasionan en mí estragos machistas, pero ella tiene razón, no llegué a tiempo a salvarla, si no hubiera mandado a alguien a que siguiera a Kratos Reverie, entonces no sabría al peligro al que se expuso, pero eso no es todo, hay más, como el que le haya puesto un GPS. “De nuevo llegas tarde” Cierro los ojos por un par de segundos, mientras estoy en la sala de espera viendo al hijo de perra de Kratos, no ha apartado la mirada de mí y tampoco hago lo mismo, no le doy el gusto. El tiempo transcurre de manera rápida mientr