REGINALa molestia hace que no aparte los ojos de mi padre, quien trata de aparentar que no le duelen las heridas, los golpes, o incluso los cardenales rojo sangre que adornan sus muñecas, Dante corta un fino pedazo de carne, actuando como si nada estuviera pasando, no puedo hacerlo, ver los platos llenos de comida, hace que me den náuseas, como una broma personal, Dante ordenó que delante de Alexei, Ronan y mi padre, pusieran platos llenos con la misma comida que él está degustando. —¿Acaso no piensas comer? —me pregunta fijando sus fríos ojos sobre mí, sin dejar de masticar su bocado. —No tengo apetito —reprimo mi disgusto. —Tienes que comer, esta cena la preparé especialmente para ti —arguye bebiendo ahora un poco de vino—. Si no es de tu gusto, puedo ordenar que te sirvan otra cosa, aunque eso sería un inconveniente si tengo que matar al chef esta noche, por no preparar algo que sea de tu agrado. Le miro mal. —¿Qué? —Dije que si no comes, mataré al chef —repite. Ambos nos q
REGINAEl miedo está haciendo estragos, mi sistema nervioso, no puedo creer que esté pasando esto, en cuanto las palabras de Dante toman la forma de una enorme realidad, las manos me sudan y el aire comprime mis pulmones, creo que he perdido la capacidad de hablar y de respirar al mismo tiempo. —Debes estar bromeando —mi voz sale como un lamento gutural e inconexo. —¿Por qué estaría bromeando? Me aferro al barandal de mármol frío que rodea la zona de manera circular, el frío cala hasta mis huesos. —Detén esto —pido sin apartar la mirada de las enormes bestias que se asoman a ver todo a su alrededor, hasta que localizan a sus objetivos—. Por favor. La presencia de Dante golpea mi espalda, se inclina hacia adelante y me susurra al oído, al tiempo que el calor que emana de su cuerpo, se filtra por nuestras ropas hasta causarme un escalofrío. —Me parece que el tiempo de lamentaciones y de súplicas ha terminado —huele mi cuello—. Delicioso, hueles demasiado bien, Regina. Me alejo de
RONAN—¡Ronan! Siento los huesos que vibran hasta que crujen en mi alma, la cabeza me estalla al ver como Regina intenta correr hacia mí, por poco creo que ya la tengo en mis manos de nuevo, pero luego me llega un Yakuza por la espalda, en una fracción de segundos, el hijo de perra me atraviesa el costado con una navaja. —¡Ronan! El grito de Regina golpea mi pecho, mato al hijo de perra antes de que pueda salir corriendo, sin embargo, el dolor se dispara por mi columna vertebral, no es profunda, pero el picor está, levanto la mirada y enseguida, localizo a Regina, quien está siendo arrastrada por Dante Tachibana. Como puedo me pongo de pie, alguien viene detrás de mí, tardo en reaccionar, volteo, veo que es otro Yakuza, sin embargo, antes de que pueda clavarme el puñal en el cuello, un hacha destroza su cráneo. El cuerpo cae en medio de un charco de sangre, hasta que me doy cuenta de que se trata de… Alexei. —Tenemos que salir de aquí —me da un arma y me empuja. —¿Tu planeaste t
REGINA Mi padre y sus hombres lograron rescatarme antes de que Dante pudiera secuestrarme de nuevo. Pensar en que estuve tan cerca de que me alejaran del hombre que amo y del hombre que es el padre de mi hijo, me revuelve el estómago. Mis heridas no son nada en comparación de lo que ha sufrido él. Las manos me tiemblan y mi padre me rodea con su brazo. —Estará bien, princesa —me da un beso en la coronilla—. Esto no derriba a un Novikov. Quiero creerle, no obstante, no lo hago, porque muy en el fondo, sé que puede que no tenga razón, y eso es lo que más me altera, yo vi la herida, y el que ya estuviera respirando cuando se lo llevaron al hospital, me dio mala espina, ¿qué pasa si nunca se recupera de esto y muere? Mi corazón se acelera con esos pensamientos y me pongo de pie. —Necesito ir al baño —susurro. Mi padre asiente y ordena a dos de sus hombres a que me acompañen, no pongo objeción alguna. Entrando, noto que tengo la ropa manchada de sangre, de sangre de Ronan, ya q
REGINA Mi mundo se derrumba cuando escucho el nombre de Sakura de sus labios, el alma se me cae a los pies e incluso creo que he perdido la capacidad de hablar, mis terminaciones nerviosas me erizan la piel, cuando veo que ella se le abalanza a los brazos y a mí me hace a un lado, lo peor de todo, es que él la rodea con ambos brazos, parece confundido. Liam se me acerca y mira la escena con extrañeza, sabe tan bien como yo, que si Ronan estuviera bien, jamás haría eso. —¿Por qué? —me mira. —No sé… tal vez siga conmocionado —mi voz tiende de un hilo. —Ronan jamás haría eso, mucho menos sabiendo que estás aquí —sisea y se acerca a Sakura, él la hace a un lado de mala gana—. Ronan. Los ojos del padre de mi hijo se anclan sobre él, luego sonríe. —Liam —su voz es ronca. —Veo que sí me reconoces —asiente su amigo pensativo—. Ella es Regina. Ahora me señala y la mirada de Ronan se vuelve hacia mí, en sus ojos no noto nada, es como estar presente delante de una enorme hoja en
RONAN Una hoja en blanco, eso es lo más parecido a lo que puedo comparar con mi estado mental, hay algunas lagunas mentales dentro de mi cabeza, cosas que no recuerdo, como el hecho de que si yo era un abogado en Estados Unidos, ¿cómo es que llegué a ser el UnderBoss de la mafia rusa? Si yo abogaba con las leyes, ¿cómo es que ahora me encuentro en esta situación? Tengo demasiadas cosas que revolotean en mi cabeza, pero solo una permanece en una constante, y es; Sakura, a ella si la recuerdo, es mi amiga, ella es quien me cuenta todo, incluso lo de su hermano Dante, que ahora es miembro de la Yakuza, la mafia japonesa más peligrosa dentro de los rangos de la pirámide criminal. —¿Por qué me pasa esto? —le pregunto una vez que nos dejan a solas. Porque a mi padre se le ocurrió la grandiosa idea de que me casara con una completa desconocida, una que asegura que tiene un hijo mío, no le creo, porque incluso no recuerdo a ese bebé del que tanto habla. —Bueno, Dante, mi hermano, nos
REGINA—Me voy a casar con Sakura. Me detengo en seco al pensar en las palabras que Ronan me dijo antes de que saliera de su despacho, Sakura, la hermana de Dante, el mismo hombre que ha ocasionado que él me haya olvidado, no, estoy equivocada, porque si en algo él tiene razón, es que su amor por mí, ese que tanto decía profesar, no es fuerte, si yo lo amara, no me olvidaría de él, y ahora, ni siquiera recuerda a Emir. Las manos se me congelan mientras permanezco sentada en la cama de la habitación que me asignaron, pedí la que estaba más lejos de todas, abrazando a Emir, quien duerme sin tener conocimiento de nada de lo que está pasando, lo observo con detenimiento, su cabello rubio, su nariz respingona, y su gran parecido con Ronan. Una nueva punzada de dolor me invade y no puedo evitar sentir que me ahogo con el nudo que se forma en mi garganta, respiro con profundidad, intento ser fuerte, pero por más que trato de aparentar ser un caparazón, sus palabras me siguen apuñalando el
REGINAMiro el cielo borroso que se cierne sobre mí, no puedo respirar, esta sensación de ahogamiento hace que me recuerde que estoy sola, que recuerde que no soy más que una idiota, mis lágrimas se dispersan por el agua fría, mis pulmones se comprimen por la falta de oxígeno en mi sistema. Un hormigueo familiar me recorre cada espacio de mi piel, y si no fuera por que la imagen de Emir aparece en mi cabeza, me dejaría llevar a las profundidades del agua. «Emir»Salgo del agua tomando una larga bocanada de aire, el sol es abrasador, salgo de la piscina sintiendo que mis fuerzas merman y que todo por lo que he estado luchando, se me escapa de las manos sin que lo pueda evitar. El agua escurre por todo mi cuerpo, me levanto y siento la mirada de alguien sobre mí, cuando me doy la vuelta, me encuentro con los ojos grises y penetrantes de Ronan, al otro extremo del área, bajo la sombra de un enorme árbol. Tiene las manos metidas en sus bolsillos, recorriendo mi cuerpo a detalle, no ve