REGINA"Dante Tachibana"Ese es el nombre que ha estado rondando mi cabeza una y otra vez desde que Arsene me dijo que el casarnos al parecer ya no era una opción, no he visto a mi padre desde anoche, por lo que preguntarle no ha sido una salida, aunque sé que ya llegó a la nueva fortaleza en la que nos hemos instalado aquí, en Italia. Mi padre ha puesto más seguridad de la que pudiera pedir, creo que incluso más de la que la reina Isabel pudo haber tenido en toda su vida de reinado. Tampoco dejo de observar a Emir dormir, es el amor de mi vida, lo único que me preocupa ahora es su seguridad. La amenaza de Ronan fue clara, me quiere ya no solo muerta, sino, quiere dañar algo que me importe, y eso es claramente mi hijo, si supiera que él es también suyo, temo que me lo dañe y ni pienso permitirlo. Le doy y le doy vueltas al asunto hasta que llego al mismo bucle, y eso es… casarme con alguien que esté a la altura para poder asegurarme protección para mi bebé. Así tenga que hacerlo co
REGINAEl alma se me cae a los pies al ver el mismo gris intenso de su mirada, el mismo que le ha heredado a Emir, nuestro hijo, el salvajismo de sus pupilas hace que sienta deseos de salir corriendo de aquí, está enfadado. —Ronan Novikov —sisea Dante esta vez sin la amabilidad que había mostrado antes. Dante se le queda mirando con ojos de asesino, me remuevo inquieta sobre mi asiento, lidiando con el hecho de que no solo tengo que estar ahora al borde de un abismo con un mafioso, sino, con dos. Las intenciones de uno es casarse conmigo, mientras que del otro… es matarme, cosa que podría hacer en cualquier momento. Ronan no pide permiso, al contrario, recorre una silla, la que está a mi lado, y es él quien se sienta, haciendo que quede en medio de ambos, levanto la mirada buscando la protección de los hombres de mi padre, para mi mala suerte, detallo el hecho de que estos están siendo obstruidos por los rusos, quienes les impiden venir a mi rescate. Busco con la mirada a mi padre
RONANNo puedo evitar sentir que la gloria y la victoria están de mi parte, así como no dejo de pensar en que Regina fue mía de nuevo, haberla follado en el baño, después de tantos meses en los que solo he tenido un objetivo en mente, hizo que sintiera que de nuevo podríamos ser de nuevo solo los dos. Pero las cosas no son tan fáciles. Hay demasiado caos entre los dos, y aún siento cierto recelo hacia ella, al recordar que mi hijo murió, tal vez no haya sido intencional, pero sus manos estaban sobre el puñal que acabó con la vida que apenas se estaba formando, Blaine no era la mujer que necesitaba a mi lado, sin embargo, era lo que había y no soy un irresponsable. Su cuerpo tan cerca del mío, su calor, su aroma, el cómo gemía de dolor con cada una de mis embestidas, todo hace un conjunto. La cabeza me estalla y solo puedo pensar en que la quiero follar de nuevo, ella es como una maldita adicción. Esta maldita necesidad de tener a Regina Lombardi a mi lado, en mis garras, y de hacer
REGINA El miedo me paraliza, pero me puede más el hecho de que los ojos de Ronan no se aparten de Emir, quien balbucea sin llorar en cuanto lo vio, cada fibra de mi cuerpo tiembla de un modo que altera mi sistema, creo que estoy al borde del colapso cuando le apunto con un arma a Ronan, el padre de mi hijo. Mi vena vengativa me dice que le dispare y que acabe con todo de una vez por todas, pero… por otra parte, siento el imperioso deseo de darme la vuelta y salir corriendo, aunque no vaya a llegar demasiado lejos. Mi padre no tiene idea de que me he escapado de Italia y he venido hasta Rusia para recuperar a mi bebé. En cuánto supe que Ronan era quien estaba detrás de esto, me escabullí y ahora estoy aquí, aunque por raro que parezca, Liam se comunicó conmigo, no tengo idea de cómo haya encontrado mi número se celular, pero lo hizo, así que Kendra y mi hijo estaban con ellos. —¿Qué? —me cuestiona. Estábamos por escapar, hasta que apareció Ronan y lo arruinó todo, el ambiente
REGINALa cabeza me duele, al igual que mi cuerpo, camino de un lado a otro con la esperanza de tranquilizar mis nervios, pero no sucede nada, al contrario, creo que esto se me está yendo de las manos, ni siquiera le avisé a mi padre, aunque estoy segura de que él mismo se encargará de deducir en dónde estoy ahora mismo. Eso no es lo que me preocupa aunque sí mantiene mi mente maquinando, es el hecho de que no sé nada de Emir, el no tenerlo entre mis brazos hace que me esté volviendo loca, estoy a nada de romper todo lo que está a mi alrededor, mostrando mi desesperación, cuando la puerta se abre de par en par. Kendra aparece con mi bebé llorando en brazos, el alma me regresa al cuerpo de inmediato. —Gracias, gracias —repito mientras tomo a mi hijo en mis brazos. Enseguida, él cesa el llanto poco a poco, sus ojos me enfocan y parece que se tranquiliza.—¿En dónde estaban? —le pregunto a Kendra mientras vuelvo a la cama. Me siento en una de las esquinas y me preparo para darle de
RONANObservo a Regina, la mujer de la que nunca me he podido olvidar, la mujer que sigo amando pese a que me quise obligar a odiar, sedarla no era parte de mi plan, pero sabía que algo así sucedería si aparecía Alexei, ¿la razón? Necesitaba que ella descansara y porque no quería interrupciones cuando me enfrentara a mi padre. Quien no se puso nada contento con mi decisión de casarme con ella, mucho menos con el hecho de que tuviéramos un hijo y por consiguiente, él un nieto con su sangre. Cierro los ojos y me concentro en repetir nuestro encuentro con la verdad. —Errores, eso es lo que has estado cometiendo últimamente —dice en cuanto entramos a su despacho, no al mío. Se toma el tiempo para servirse un trago, dejándose caer sobre su silla de cuero, clavando sus ojos sobre mí. —¿Algo que me quieras decir? —se limita a preguntar. —Tal vez debería decir lo mismo —me siento delante de él—. Contacto que no solo te atreviste a atacar la fortaleza de los Lombardi y echarme la culpa de
REGINALos recuerdos de lo sucedido golpean mi mente con furia, siento que todo me va a estallar y no puedo hacer nada al respecto. Poco a poco abro los ojos cuando sueño con los ojos penetrantes del padre de mi hijo, y del padre del hombre al que amo y odio al mismo tiempo. Lo primero que veo es el techo, lo conozco. Poco a poco me incorporo, el temor de que me hayan alejado de Emir, hace que despabile, que abra los ojos con rabia y mi corazón se acelere. —Por fin despiertas, Regina. La voz de Kendra llega hasta mis oídos. Para cuando volteo, ella está cargando a Emir en sus brazos, me levanto tan rápido como puedo hasta que me lo da y le lleno de besos el rostro. —Él está bien, solo has dormido un par de horas —me explica—. Ronan parece ser que no quiere hacerle daño a su propio hijo. —¿Y es por eso que me ha desafiado y me ha inyectado? —frunzo el ceño. Observo a Emir, quien solo abre los ojos un par de segundos antes de volverlos a cerrar. —Bueno… según lo que me dijo Liam
REGINA—Estás loca. La voz alterada de Liam a mis espaldas, eriza mi nuca, Kendra nos mira de hito en hito con la sorpresa en su rostro. —¿Qué sucede aquí? —inquiere con cautela. —Dile a tu amiga que es una locura entregarse a Dante Tachibana, el líder Yakuza —habla Liam con una mueca de dolor debido a la herida de bala que le curó Kendra—. Por Dios, tienes un hijo, Emir no se puede quedar sin la protección de ninguno de sus padres. Sé que tiene razón, sin embargo, si no hago nada, lo más probable es que se quede sin ninguno de sus padres. —Estaré bien, le gusto, no me hará daño —termino de guardar lo que necesito en una pequeña maleta de viaje—. Tengo que ir para que liberen a mi padre y a Ronan. —Él no quisiera eso —niega con la cabeza. —Bueno, lo que él quiera o no, sinceramente no es mi problema, la única realidad es que aunque haya aceptado casarme con Ronan, no he firmado nada, por lo que sigo siendo una Lombardi, les guste o no —arguyo sintiendo como la sangre bombea por