KENDRATodo sucede con demasiada rapidez, en cuanto escucho el sonido de la explosión, creo que vamos a morir, pero Liam llega a tiempo y me cubre con su cuerpo, mi corazón late con frenesí, por un segundo creo que se saldrá de mi pecho, los ruidos me alteran. —Mierda —brama poniéndose de pie y ayudándome a hacer lo mismo. Todo es un desastre, mi departamento se ha cubierto por una enorme capa de humo negro y fuego, la alarma contra incendios comienza a sonar y me quedo sin hacer nada, viendo con terror como mi mundo se incendia. —Liam —susurro. —Andando. Me toma de la mano y la acepto porque tengo miedo, porque no sé a dónde me llevará, pero por alguna extraña razón, siento que estoy a salvo con él. El humo colapsa en mis pulmones, no puedo respirar, sin embargo, me dejo llevar por Liam, al final, rompe una de las ventanas con una silla, da para las escaleras de emergencia, y es así como logramos salir, antes de que una segunda explosión nos haga agachar para evitar caernos. Vi
KENDRAMi cabeza no está en donde debería estar, es decir, siento que mi cuerpo se estremece con solo pensar en que Kratos tiene a la pobre de Rebeca, si es así, ¿qué les espera a Klem y a Evan? Temo por sus vidas, no por las mías, ahora tengo que encontrar una solución sin que Liam o mi padre se enteren. —¿Qué sucede? —me pregunta Liam—. Estás muy callada. Mierda. Levanto la mirada y me encuentro con sus ojos sobre mí. Mi padre no se ha levantado, está en una de las habitaciones de huéspedes y solo nos encontramos nosotros desayunando, ni siquiera tengo apetito con lo que acaba de ocurrir. —No tengo hambre. —Tienes que comer, me importa una mierda lo que quieras ahora, alimentarte es algo que te obligaré a hacer, a menos de que quieras que te llene el culo con mi semen. Sus palabras son como una bofetada, no quiero que me folle, no quiero que me haga nada, maldición, comienzo a picotear la fruta, poco a poco, en efecto, al final compruebo que si tengo hambre, ojalá pudiera conf
KENDRALiam maneja en silencio, pero sé que su cabeza se llena de pensamientos tóxicos, mi corazón late con fuerza recordando cada palabra escrita en el papel y cada detalle de la foto que apareció, en donde se mira a Rebeca atada a una silla, amordazada, con los ojos llorosos pidiendo ayuda, piedad. Sé de primera mano de lo que es capaz la mafia, no quiero que ella tenga que pasar por lo mismo que yo, no quiero que alguien la pueda tocar contra su voluntad y la dañen como me dañaron a mí, no lo puedo permitir, Kratos no había hecho un movimiento hasta ahora, luego de la explosión. Con esto, no me siento segura en ningún sitio, y dudo que Liam ya me pueda seguir protegiendo como hasta ahora. Sigo creyendo que todo es culpa de mi padre, si él no me hubiera apostado, vendido desde el principio, nada de esto estaría pasando. Cuando menos me doy cuenta, hemos llegado al estacionamiento subterráneo del bufete. Me quito el cinturón e intento salir, cuando Liam tira de mi mano. —No.Volt
KENDRALa enorme casa abandonada a la que entramos, tiene el aspecto tétrico de una película de terror de los noventa. Mi corazón late con fuerza, no por lo que me pudiera llegar a pasar a mí, sino porque Evan está a mi lado, callado, mirando todo con ojos llenos de audacia. Trago grueso, los hombres de Kratos nos llevan a lo que parece un enorme salón. —Hemos llegado —anuncia uno de los tipos a mis espaldas. Tenso el cuerpo, a esta hora, Liam ya debe saber que me escapé con Evan, estoy segura de que incluso ha revisado las cámaras de seguridad. No obstante, salgo de mi ensimismamiento cuando lo veo. —Kratos —mi voz tiende de un hilo. Hay una razón por la que no me cambié de ropa y dejé tres de los ojales de mi blusa desabotonados. Sus ojos nos miran a los los dos como los de un halcón estudiando a su presa. —Veo que no te has olvidado de mi nombre —merma el espacio poco a poco. Ahora toda su atención se queda estacionada en Evan, quien al verlo de soslayo, me doy cuenta de que
KENDRATermino encerrada en una especie de habitación en cuanto Kratos me lanza la amenaza clara, si no me divorcio de Liam, irá con las cosas en serio en contra de mis amigos, la siguiente en lastimar sería Klem, algo me dice que Arsene no lo permitiría, pero ya no estoy tan segura de ello, es decir, él es el que ha estado más tiempo dentro del mundo de la mafia. Primero en la italiana, cuando se puso del lado del padre de Regina, y después en la rusa, solo para apoyar a su primo Ronan, al final, decidió que ese mundo no era para él y prefirió regresar a Chicago, en uno de los bufetes más importantes de abogados del país. Por mi cabeza pasa la idea de contarle todo lo que ha pasado. Camino de un lado a otro, siento que el corazón me late con fuerza con solo pensar en las consecuencias, Liam jamás me dará el divorcio, y dudo encontrar una manera para tratar de convencerlo, puede que firme el documento sin que se de cuenta… ¿a quién quiero engañar? Liam siempre revisa los documentos
KENDRAMe quedo como una hoja en blanco cuando escucho la voz lejana de Arsene, ahora mismo estamos dentro de su despacho, él y Liam han estado hablando de cosas a las que no les he puesto nada de atención, porque en mi cabeza solo está la clara amenaza que tiene hacia mis amigos. Lo de Rebeca y Evan, solo fue un aviso, la prueba de que si quiere, se los lleva, y ahora está en peligro también Klem. Para colmo, está el hecho de la fiesta enmascarada a la que se supone irán todos los empresarios importantes del país, y como era de esperarse, Kratos estará presente. —Así que Kratos Reverie piensa en llevarse a Klem —susurra Arsene mirando la foto de Rebeca. —No lo hará —intervengo saliendo de mi ensimismamiento. Ambos se me quedan viendo. —Pareces demasiado segura —Arsene frunce el ceño. —Tienes que protegerla —me apresuro a decir, siendo incapaz de cambiar de tema del que me importa de verdad—. Tienes que ponerla bajo tu custodia. Mis palabras no producen el efecto esperado en Ar
KENDRALeona Beller, la rubia de ojos verdes que parece modelo de pasarela, ríe con él, y Liam hace lo mismo, me les quedo viendo a los dos, lo cierto es que encajan mejor juntos que él y yo, en especial porque ella no está rota, ella… es tan hermosa, incluso, más que yo. Esa es la realidad de las cosas. Verlo hablando con ella de ese modo, hace que crezca en mi interior la desazón de que había estado escapando tanto tiempo. —¿Lo ves? Al parecer ella sigue siendo importante para él —me dice Kratos a mis espaldas. Tenso el cuerpo, odio que Kratos tenga razón al respecto, conozco las miradas que tiene Liam hacia las personas, y esta que muestra, es del tipo; me caes bien y me siento a gusto a tu lado, mi vena celosa y posesiva se activa, doy un paso adelante, pero al instante, es Kratos quien me detiene, de reojo veo que los Voyevikis comienzan a acercarse, pero levanto una mano en señal de que todo está bien, lo que menos quiero en estos momentos, es tener un escándalo. Los tipos s
KENDRAEstoy agarrada de la mano de Kratos, un mafioso, lo que siempre he odiado, caminando por los corredores de madera rápida, logramos salir solo porque sus hombres se encargaron de los Voyevikis cuando estábamos adentro, por esa razón es más fácil, corremos por un corredor que nos lleva a la parte trasera de la enorme propiedad, el frío me cala hasta los huesos, pero no me importa, ahora mismo es lo que menos me interesa. —Vamos. Miro mi celular y recuerdo que con eso me puede localizar. —Espera —me suelto de su mano. Corro hacia la fuente que adorna el centro del enorme jardín y lo lanzo al agua, así como él lanzó a la mierda lo poco que sentía por él y que si no lo hubiera echado a perder, estaríamos juntos como siempre quisimos en el fondo. —¡Andando! Escucho la voz de Arsene a lo lejos y tiemblo, es Kratos quien tiene que tirar de mi brazo para que me mueva porque me he congelado. Salimos hasta una camioneta negra, entramos y enseguida arranca, poco a poco nos vamos alej