KENDRALa enorme casa abandonada a la que entramos, tiene el aspecto tétrico de una película de terror de los noventa. Mi corazón late con fuerza, no por lo que me pudiera llegar a pasar a mí, sino porque Evan está a mi lado, callado, mirando todo con ojos llenos de audacia. Trago grueso, los hombres de Kratos nos llevan a lo que parece un enorme salón. —Hemos llegado —anuncia uno de los tipos a mis espaldas. Tenso el cuerpo, a esta hora, Liam ya debe saber que me escapé con Evan, estoy segura de que incluso ha revisado las cámaras de seguridad. No obstante, salgo de mi ensimismamiento cuando lo veo. —Kratos —mi voz tiende de un hilo. Hay una razón por la que no me cambié de ropa y dejé tres de los ojales de mi blusa desabotonados. Sus ojos nos miran a los los dos como los de un halcón estudiando a su presa. —Veo que no te has olvidado de mi nombre —merma el espacio poco a poco. Ahora toda su atención se queda estacionada en Evan, quien al verlo de soslayo, me doy cuenta de que
KENDRATermino encerrada en una especie de habitación en cuanto Kratos me lanza la amenaza clara, si no me divorcio de Liam, irá con las cosas en serio en contra de mis amigos, la siguiente en lastimar sería Klem, algo me dice que Arsene no lo permitiría, pero ya no estoy tan segura de ello, es decir, él es el que ha estado más tiempo dentro del mundo de la mafia. Primero en la italiana, cuando se puso del lado del padre de Regina, y después en la rusa, solo para apoyar a su primo Ronan, al final, decidió que ese mundo no era para él y prefirió regresar a Chicago, en uno de los bufetes más importantes de abogados del país. Por mi cabeza pasa la idea de contarle todo lo que ha pasado. Camino de un lado a otro, siento que el corazón me late con fuerza con solo pensar en las consecuencias, Liam jamás me dará el divorcio, y dudo encontrar una manera para tratar de convencerlo, puede que firme el documento sin que se de cuenta… ¿a quién quiero engañar? Liam siempre revisa los documentos
KENDRAMe quedo como una hoja en blanco cuando escucho la voz lejana de Arsene, ahora mismo estamos dentro de su despacho, él y Liam han estado hablando de cosas a las que no les he puesto nada de atención, porque en mi cabeza solo está la clara amenaza que tiene hacia mis amigos. Lo de Rebeca y Evan, solo fue un aviso, la prueba de que si quiere, se los lleva, y ahora está en peligro también Klem. Para colmo, está el hecho de la fiesta enmascarada a la que se supone irán todos los empresarios importantes del país, y como era de esperarse, Kratos estará presente. —Así que Kratos Reverie piensa en llevarse a Klem —susurra Arsene mirando la foto de Rebeca. —No lo hará —intervengo saliendo de mi ensimismamiento. Ambos se me quedan viendo. —Pareces demasiado segura —Arsene frunce el ceño. —Tienes que protegerla —me apresuro a decir, siendo incapaz de cambiar de tema del que me importa de verdad—. Tienes que ponerla bajo tu custodia. Mis palabras no producen el efecto esperado en Ar
KENDRALeona Beller, la rubia de ojos verdes que parece modelo de pasarela, ríe con él, y Liam hace lo mismo, me les quedo viendo a los dos, lo cierto es que encajan mejor juntos que él y yo, en especial porque ella no está rota, ella… es tan hermosa, incluso, más que yo. Esa es la realidad de las cosas. Verlo hablando con ella de ese modo, hace que crezca en mi interior la desazón de que había estado escapando tanto tiempo. —¿Lo ves? Al parecer ella sigue siendo importante para él —me dice Kratos a mis espaldas. Tenso el cuerpo, odio que Kratos tenga razón al respecto, conozco las miradas que tiene Liam hacia las personas, y esta que muestra, es del tipo; me caes bien y me siento a gusto a tu lado, mi vena celosa y posesiva se activa, doy un paso adelante, pero al instante, es Kratos quien me detiene, de reojo veo que los Voyevikis comienzan a acercarse, pero levanto una mano en señal de que todo está bien, lo que menos quiero en estos momentos, es tener un escándalo. Los tipos s
KENDRAEstoy agarrada de la mano de Kratos, un mafioso, lo que siempre he odiado, caminando por los corredores de madera rápida, logramos salir solo porque sus hombres se encargaron de los Voyevikis cuando estábamos adentro, por esa razón es más fácil, corremos por un corredor que nos lleva a la parte trasera de la enorme propiedad, el frío me cala hasta los huesos, pero no me importa, ahora mismo es lo que menos me interesa. —Vamos. Miro mi celular y recuerdo que con eso me puede localizar. —Espera —me suelto de su mano. Corro hacia la fuente que adorna el centro del enorme jardín y lo lanzo al agua, así como él lanzó a la mierda lo poco que sentía por él y que si no lo hubiera echado a perder, estaríamos juntos como siempre quisimos en el fondo. —¡Andando! Escucho la voz de Arsene a lo lejos y tiemblo, es Kratos quien tiene que tirar de mi brazo para que me mueva porque me he congelado. Salimos hasta una camioneta negra, entramos y enseguida arranca, poco a poco nos vamos alej
KENDRASurrealismo. Esa es la primera palabra que lanza mi mente cuando los labios de Kratos aplastan los míos. Pero ayuda al hecho de que todo haya pasado. Es decir, mi mente solo se concentra en el beso que me da Kratos, en todo, así que cuando menos me lo espero, siento que el aire me falta, abro la boca y su lengua me penetra hasta el fondo, saboreando una verdad brutal que escondí la primera vez que me besó, y eso es el hecho de que en el fondo, me gustó. Dejo que me aprisione contra su cuerpo, su lengua se encuentra con la mía y ambas comienzan a conocerse, hasta que Liam aparece en mi mente, el dolor, todo lo que ha pasado, es por ello que decido darle un empuje y lo alejo de mí. —No —tomo una larga bocanada de aire. —No pienso disculparme por algo que deseaba, solo lamento que no haya sido el momento indicado —arguye con seguridad. Mis labios se sienten hinchados, el hormigueo no desaparece del todo, y los latidos de mi corazón caen en lo frenético. Kratos me observa con
KENDRAEl dolor se dispara por mi columna, es brutal, sádico, mi mente permanece en blanco, es como si dejara de existir, si hubiera olvidado mi propia existencia en el mundo basto. Liam desaparece, mi venganza, todo el mundo queda reducido en nada cuando Kratos está tan clavado en mis profundidades. Siento que mis piernas son invadidas por un pequeño temblor que me asusta, no puedo moverme, duele una mierda, en serio lo hace, los brazos de Kratos me aprisionan contra su pecho desnudo y marcado, mientras trato de respirar con profundidad. —Mierda —me quejo. Le estoy abrazando por el cuello solo porque en serio duele, Kratos me ha partido en dos, duele mucho mejor y peor al mismo tiempo, que cuando estaba con Liam. Las chispas de dolor son intensas en mi vientre bajo. —Respira —dice en mi oído con voz gruesa—. Respira, Kendra, te dije que no estabas preparada para mí, y aún así, preferiste seguir tus instintos. Hago lo que me dice, poco a poco tomo una ligera bocanada de aire, de
LIAM—¡¡Maldita sea! Bramo en cuanto me entero de que Kratos se ha ido, cuando salgo de la estúpida mansión en medio de la isla en donde estuvo con ella, siento que quiero incendiar el mundo, los Voyevikis que mandó Ronan para mi ayuda, siguen revisando la zona, la misma que en la que no hay nada, ni un solo rastro de gente. Pero eso no es lo que me tiene cabreado, con la sangre hirviendo en mi sistema, es el hecho de que dejó una grabación en donde se ve a él follando a Kendra, y en donde ella se lo pide como una lasciva. Algo en mi pecho colisiona. Mi móvil suena y respondo al ver que se trata de Ronan. —Eres un idiota —dice al instante. —No está aquí. —Ese no es el punto, ella se fue porque te vió follando a Leona. Tenso el cuerpo. —No es necesario que me digas lo que ya sé —me agarro el puente de la nariz—. Cometí un error. —¿Un error? Me parece que no solo es un error, ya la has perdido. —No, no lo he hecho, estamos a mano, ella se acostó con Kratos, así que estando a l