« Te prometo que nunca más estarás indefensa» fueron las palabras de Rashad y Sara sabía que cumpliría su palabra, con el paso de los meses había descubierto a un hombre íntegro. Desde que se habían encontrado de nuevo él era otra persona. En su juventud Sara se había enamorado de su físico, de su manera de hacer el amor, de su sonrisa y de su arrogancia, pero en ese momento lo amaba por su madurez, por su integridad y buenos sentimientos. Le había demostrado ser un buen hombre y padre, había cuidado de su hijo y de Salma, no solo siendo un proveedor, porque para un hombre con su riqueza eso era lo más fácil. A nivel emocional y afectivo él se había involucrado con su hijo y con Salma, les había dado su tiempo y estaba segura de que también sus lágrimas, los amaba.A pesar de que Rashad no había vuelto a sus andadas, ella no se hacía ilusiones; era la madre de Asad, solo por eso estaba segura de que él trataría de cuidar de ella toda la vida. Y en caso de que él faltara lo harían Khal
Después de cerrar la llamada con Jazmín, Rashad esperó impaciente el número de Omar, estaba seguro de que el primo de Sara tendría la información de los hombres que abusaron de su esposa. Necesitaba vengarse, hacer sufrir a los malnacidos que la lastimaron. Siempre pensó que era un hombre racional, pero la rabia que sentía en ese momento eclipsaba todo resquicio de civilización, nunca pensó que algo podía dolerle tanto.Un minuto después llegó el mensaje con el número de teléfono de Omar, sin perder tiempo y sin importarle la hora le llamó.—Hola —respondió una voz de hombre medio adormilada.—Hola. ¿Hablo con Omar Faizan? —preguntó Rashad.—Sí. ¿Quién es?—Rashad Abdallah.—¿Sara y Asad están bien? —preguntó Omar.—Sí, ellos están bien.—Entonces. ¿Qué quieres, Rashad? Porque creo que tu y yo no tenemos nada que hablar., podrás haberte casado de nuevo con Sara, pero para mí siempre será el hombre que la abandonó a su suerte —explicó el hombre con dureza—Sé que tienes razón, yo nunca
La pregunta la dejó confusa. ¿Por qué quería besarla? ¿Acaso no entendió que ella no tenía ninguna expectativa de tener una relación con él? Sin embargo, no pudo resistir la tentación y asintió con la cabeza.Rashad la miró con deseo, sus ojos bajaron hasta su boca y una mano subió hasta sus labios para delinear el inferior, lo que provocó que los latidos de su corazón se aceleraran. Como si tuviera vida propia su boca se entreabrió para facilitarle el camino. Poco a poco, como dándole tiempo para huir si era su deseo, la cabeza del hombre bajó hasta que sus labios estuvieron a un centímetro de distancia. La miró a los ojos buscando su aceptación. Impaciente, Sara recorrió la distancia que los separaba y sus labios se unieron en un beso, suave al principio, dulce, tierno, que aumentó de intensidad a medida que se sucedían uno tras otro. De repente ya no se conformaron con acariciarse con la boca, sino que las manos se movían por todo el cuerpo. Consciente de dónde estaban, Rashad la l
Sara se sentía relajada, satisfecha y feliz. Estaba soñando que estaba en la cama con Rashad, que eran una familia, casi podía sentir la voz de su hijo, poco a poco comenzó a despertar.—Papá. ¿Por qué estas desnudo en la cama de mamá? —preguntó Asad casi en su oreja.La pregunta la despertó, pero fingió seguir durmiendo. ¡Qué vergüenza! No sabía cómo pudo haberse quedado dormida. Ella, que era una mujer que nunca soltaba malas palabras, maldijo en su interior.—¿Sabes que las mamá y los papá duermen juntos? Es lo normal en un matrimonio —respondió Rashad.—Sí, lo sé, los papás de mis amigos duermen juntos, pero como tú y mamá tienen cada uno una habitación, pensé que las costumbres en las familias árabes eran diferentes.—Sí, los matrimonios árabes duermen en cama separadas —Rashad mintió con descaro para justificar que tuvieran habitaciones por separado —anoche tu madre y yo nos pusimos a hablar y sin dame cuenta me quedé dormido.«Qué buen mentiroso es», pensó Sara con un bufido im
Doce años atrás«La noche promete ser muy divertida». Pensó Rashad con una sonrisa, en ese momento volaba Paris en un vuelo chárter contratado para celebrar a lo grande su divorcio. Después de dos infelices años de matrimonio al fin pudo dejar a su esposa.Al fin era libre.Libre para hacer lo que le diera la gana con su vida.En su viaje de celebración le acompañaba uno de sus mejores amigos, el adinerado lord Bart Sutton, heredero aparente[1] de lord Addington y oveja negra de su familia. El motivo: la inauguración de un club nocturno perteneciente a su otro mejor amigo de la universidad, Jean Luc Aubriot; una combinación de discoteca en el piso de abajo y club de sexo en el segundo nivel. Este último era muy exclusivo y solo podían acceder a sus instalaciones los socios que había sido seleccionados con anticipación, previo pago de la membresía. Ninguno de los dos era miembro del club, pero eso carecía de importancia porque en la universidad fueron los mejores amigos de Jean Luc, du
―¿Quieres casarte de nuevo conmigo? ―¿Acaso no estamos casados? ―preguntó ella con una sonrisa ―según recuerdo hace unos meses lo hicimos. ―Te hablo de una boda tradicional, en la mezquita con un gran banquete. No una boda como la última que fue con un juez de paz. Esta vez quiero una celebración que marque un nuevo comienzo para nosotros, algo bonito para recordar. Sara lo miró con los ojos brillantes de felicidad. ―Eso me gustaría mucho, Rashad. ―Entonces hagámoslo, vamos a botar la casa por la ventana, llamaré a Charles para ver los días disponibles del gran salón de recepciones del hotel. ―Podremos invitar a tu primo Malek, así verá a Salma y no tendremos que ir a Arabia Saudí. ―Sí, creo que ya no hay peligro de que quiera llevársela, además, esta semana tenemos la audiencia con el juez para la custodia definitiva y mis abogados piensan que no hay motivos para que rechace la petición. Una vez que obtengamos la custodia comenzaremos con el proceso de adopción. ―Q
A petición del juez Salma debía comparecer en la audiencia de custodia definitiva, aunque la pequeña de nueve años había sido entrevistada por una trabajadora social y confirmado que deseaba quedarse con Rashad y Sara, el hombre deseaba oírlo de sus propios labios. El juez había recibido la prueba de ADN donde se confirmaba el parentesco entre Rashad y Salma, los documentos filiatorios, la carta del tío de Salma, Malek Cafrune, que era su familiar más directo, donde accedía a dejarle la custodia a Rashad y Sara y el acta de matrimonio. —Me alegra mucho que hayan logrado encontrar los documentos y felicidades por su boda —dijo el juez.Sara y Rashad agradecieron con una leve inclinación de la cabeza. Salma permanecía sentada entre ambos mirando a todos lados con curiosidad, estaba contenta porque ellos querían quedarse con ella para siempre. Rashad le dijo que solo debía responder las preguntas del juez con lo que sintiera en el corazón.La audiencia se estaba celebrando en un salón
Días más tarde, Rashad estaba en su despacho en el hotel cuando su joven asistente entró.—Jefe, una mujer llamada Martha Olson te busca —anunció.Rashad levantó la cabeza de los documentos que estaba revisando y lo miró con el ceño fruncido. «¡Qué demonios quiere esa mujer!», pensó molesto. Hacía muchos años que no sabía de ella, desde el momento en que lo dejó con tan solo una breve carta en la almohada de la cama que compartían. En su breve misiva le decía que lo dejaba porque no quería arruinarle la vida., le contó que su padre, el viejo jeque, le había dicho que lo desheredaría si rompía su compromiso con Sara para casarse con una mujer como ella. Terminaba diciéndole que lo amaba y muchas mentiras más. Lo cierto era que el viejo jeque le había pagado una gran suma de dinero para terminar una relación que atentaba con sus acuerdos comerciales. El jefe de seguridad de su padre se ocupó de grabar el trato sin que Martha se diera cuenta, además de retirar del banco una copia del che