Llegó el tan esperado día, los niños se iban a casa. Asad y Salma fueron conducidos en sillas de ruedas hasta la puerta del hospital, pero antes de salir, entre vítores del personal sanitario, cada niño tocó la campana de la victoria para anunciar que habían vencido la enfermedad. Sara y Rashad caminaban detrás de las enfermeras que empujaban las sillas y, por último, para cerrar la comitiva y cargados de equipaje, estaban Salím y Shaina.Desde el momento en que había conocido a Asad y a Salma, Shaina no había querido separarse de ellos. La joven, que también era doctora, estaba estudiando la especialidad de cirugía plástica, pero trabajaba en otro hospital. Sin embargo, cada momento que tenía libre lo dedicaba a su sobrino y a SalmaLlegaron al auto que esperaba en la puerta del hospital, los niños se levantaron de sus sillas de ruedas para entrar al coche, cuando fueron sorprendidos por los flases de las cámaras fotográficas. La prensa amarilla había descubierto la existencia de Asa
Sara pensó que hacía mucho tiempo que no se sentía tan bien, su hijo estaba sano, había ganado una hija y podía cuidar de ambos sin preocupaciones. Por primera vez desde que su vida cambió pudo relajarse, tener algo parecido a una vida normal. Pensó que quizás algún día podría cumplir alguno de sus sueños.—Rashad, ¿Sabes que me gustaría? —preguntó un poco dudosa —volver a estudiar, sacar mi certificado de secundaría y quizás más adelante hacer algunos cursos universitarios. Hace algunos años aprobé parte de la secundaría, pensaba terminarla cuando Asad enfermó.—Me parece una muy buena idea. ¿Hasta dónde llegaste? —preguntó Rashad.—Me faltó la mitad el último año, sé que en este momento es imposible con los niños requiriendo tantos cuidados, pero quizás en un par de años podría…—No lo postergues más, puedes hacerlo ahora, tienes una enfermera que se ocupa de ellos, toma las tardes libres y estudia para que puedas hacer los exámenes a distancia, te puedo buscar una profesora que te
Con autorización de los médicos la familia comenzó a visitar a los niños. Salím y Shaina pasaban mucho tiempo allí desde que llegaron del hospital, por eso estaban presentes cuando recibieron la visita programada de Samir con su esposa, Jade.Jade estaba embarazada y próxima a dar a luz, pero no quería perderse de ver de nuevo a Asad y a Salma, había conocido a los niños la Navidad anterior cuando fue con Samir a obsequiar juguetes a los pequeños que no pudieron pasar esa fecha en casa con su familia.Sara reflexionó en cómo había cambiado su vida al marcharse de Arabia Saudí, allí estaba prohibido celebrar la Navidad, hacerlo implicaba multas severas y hasta la cárcel, todo porque era contraria a su religión. Para ella la Navidad era para los niños y, aunque no la festejaban, siempre dejó a Asad participar de las celebraciones en la escuela y compraba un obsequio para él. A medida que su hijo iba creciendo también incorporó una comida especial el día de Navidad, era difícil vivir con
Sara se paseaba nerviosa por la cocina de su casa, ese día sería la visita de la tía Tahiya y de Jazmín para conocer los niños. El almuerzo familiar quedó pautado para el sábado siguiente, que coincidía con la llegada de Noor, la madre de Rashad, que había viajado a Arabia Saudí para atender algunos asuntos. Para el almuerzo familiar, la señora Said sería la encargada de cocinar un típico almuerzo árabe, con la ayuda de dos mujeres más que fueron contratadas para apoyarla en la elaboración y servicio de la comida. Serían unas cuarenta personas, todas pertenecientes a la familia Abdallah. Pero era la visita que esperaban en ese momento la que tenía nerviosa a Sara. Por enésima vez verificó que todo estuviese en orden en la casa y que la comida estuviese en su punto. Con las mujeres también llegaría Khaliq, el jeque y hermano mayor de Rashad.Asad y Salma jugaban con la consola de videojuegos en la sala de estar, el ruido era insoportable por lo que Sara se acercó a bajar un poco el vol
Llegaron al hospital más calmados, el chofer tomó una vía que los alejaba del lugar hasta que perdió a los paparazis que los seguían, por lo que tardaron el doble del tiempo en llegar.―Papá. ¿Por qué esos reporteros nos persiguen nosotros no somos futbolista famosos ni estrellas de cine? ―preguntó Asad con seriedad, no le gustó nada que se enfocaran en Salma, la habían asustado.―Nuestra familia tiene dinero y por eso nos miran, lamentablemente a las personas le gustan los cotilleos y enterarse de la vida de los demás, piensan que nuestra vida es muy interesante…Asad lo miró pendiente de cada una de sus palabras y Salma lo observaba con sus grandes ojos café llenos de nerviosismo, estaba recostada a Sara que también lo miraba esperado como le explicaría a su hijo la situación. Se dijo a sí misma que no lo ayudaría a menos que la metida de pata afuera bestial. Rashad se vio acosado por tres pares de ojos y pensó en todos los escándalos que protagonizó en el pasado, se preguntó hasta
Esa noche salieron a comer para celebrar que los niños estaban de alta. Rashad los llevó a cenar temprano a uno de los restaurantes de lujo que estaban en su hotel. Tenía una mesa privada que solo era utilizada por él o por familiares y amigos; y que tenía una impresionante vista del río Támesis. El puente de Londres emocionó a los niños y él se ofreció a llevarlos de paseo durante el verano. Llegaron al lugar por el estacionamiento VIP y subieron al piso del restaurante por su ascensor privado. Al abrirse las puertas se encontró con el gerente los esperaba para darle la bienvenida.―Señor Abdallah es un placer tenerlo de nuevo con nosotros.―El placer es mío, Charles, permíteme presentarte a mi esposa Sara y a mi hijo Asad y a mi sobrina Salma.―Es un placer conocerla señora Abdallah ―respondió con cortesía antes de dirigirse a los niños con una sonrisa ―señor Asad, señorita Salma encantado de conocerlos.―Gracias, señor. Sara se sentía un poco extraña de ser llamada de nuevo seño
Al día siguiente se marcharon del hotel después del almuerzo, la emoción de la salida y todo el ejercicio que hicieron correteando por el hotel dejó a los niños cansados, por lo que la noche siguiente se acostaron temprano. Mientras cenaban, Rashad decidió que era el momento de tocar el tema de lo ocurrido con Sara después del divorcio, estaba cansado de no obtener respuesta, de que ella siempre esquivara sus preguntas. Sin embargo, prefirió comenzar la charla con un rodeo para no ponerla a la defensiva, como siempre ocurría cuando él sacaba el tema.―¿Fátima sigue practicando la medicina de forma privada? ―preguntó Rashad.―Sí, aunque ahora lo hace desde España. Iba a ser encarcelada por ofrecer anticonceptivos a sus pacientes, alguien la descubrió y denunció, tuvo que salir huyendo poco tiempo después de que yo llegara aquí. Pero en ese momento también trabajaba para la fundación de Jazmín que ayuda a mujeres en riesgo, las traían a Europa a ellas y a sus hijos para hacer una nueva
Rashad no durmió esa noche, la rabia y los remordimientos le impedían conciliar el sueño. Quería volar a su país para darle una paliza al padre de Sara por tratarla de esa manera y a sus hermanos por permitirlo. Si no hubiese sido por Omar y Fátima es probable que Sara hubiese muerto en la cárcel y Asad estuviera en un orfanato, o quizás habría muerto por falta de atención médica. También estaba furioso consigo mismo por haberla dejado, nunca imaginó que ella hubiese sufrido tanto. Su suegro siempre le pintó otro panorama, uno donde ella era una princesa consentida por él y por sus otros hijos. Que le hacía un favor en cedérsela en matrimonio porque ella era la más preciada de sus joyas.No podía hacer nada por cambiar el sufrimiento del pasado, pero sí podía asegurarse de que nunca más Sara estuviese en una situación de indefensión, hablaría con su abogado para buscar la vía legal que asegurase su futuro.Después de la cena, le dijo a Sara que saldría a caminar un rato, subió a su ha