Michael.
La miré dormir después de horas agotadoras, nunca imaginé que mi primera vez con ella me afectaría tanto. A pesar de que Elena me llame playboy, y haya tenido en mi vida una gran cantidad de relaciones sexuales, es la primera vez que me enamoro, y nada me ha preparado, para lo que he sentido con esta mujer esta noche. Todo era diferente, me sentí por primera vez nervioso, ansioso, y un miedo que no había sentido nunca, se había apoderado de mí, pero no por mí, sino por no ser lo que ella se merece.
En mis relaciones anteriores, todo era más físico, más mecánico, me esforzaba en que la mujer que estaba conmigo, esa noche, disfrutara, pero no había implicación sentimental, era más un toma y daca, y muchas veces, con idea de que eso no se repitiera. Era un juego de caza, iba tras la mi pieza que me hubiera tentado en ese entonces, que muchas ocasiones ni se resistía, un breve disfrute momentáneo y luego hacia otra pieza.
Pero desde que entre en aquella habitación de hospital, y puse mis ojos en esa gitana bajita y morena, con ojos como lagos profundos, mientras ella me devolvía su mirada con desagrado, como diciéndome, que yo no era nadie para mirarla así, mi parte de cazador se sintió retada, fue como ponerle un pañuelo rojo delante un toro. La palabra "Mia" me estalló en la cabeza por primera vez.
Así que cuando mi abuelo anuncio que tenía el derecho a tenerla, que ella podía pertenecerme, si la conquistaba, al contrario que mi hermano y mi primo, yo sentí que me había ganado la lotería. Y cuando huyó, sentí que mi cabeza estallaba de felicidad, no me iba hacer fácil, no era como las otras, que con una mirada me bastaba para desnudarlas, la diosa gitana era especial.
Y vamos que, si lo fue, la m*****a futura heredera me lo puso difícil, nada de lo que hacía funcionaba con la otras, error de mi parte. Aún recuerdo cuando acabe en la piscina totalmente vestido, después de que la morena, tras acercarse a mí con una mirada sensual, me empujó por molestarla en uno de los eventos que ella organizaba.
En fin, nada servía con esa gitana de ojos de hielo, pero cuando mi abuelo la ato a mí, estuve a punto de levantarme de mi silla en la junta, donde las tres herederas desplegaron su poder, y chocarla con mi abuelo.
Aunque por otro lado no me gustó que mi abuelo revelara, que mi gitana era virgen, eso nadie debía saberlo, nada que tuviera que ver con esa mujer, debía conocerlo nadie, sino yo, sólo yo tenía ese derecho, me volví posesivo con ella, y eso nunca me había pasado.
Yo, el playboy de la familia Powell, que rehuía de cualquier tipo de compromiso, ya sea mujer, relaciones personales o trabajo, cuyo lema era "Disfruta de la vida y no te compliques", me encontraba totalmente entregado a una mujer, a la mujer más difícil que me había costado conquistar, que se había atado a mí, por su propio deseo sino por una obligación de su conciencia.
Pero sólo cuando la tuve en mis brazos todo se confirmó, ella era mía, ni ella lo sabía, pero era mía, lucharía por ella como fuera, con quien fuera, por primera vez desee algo por encima de todo. Nacer con una cuchara de oro, me había hecho presuponer muchas cosas en ni vida, además de ser el más joven de la familia Powell, era el más consentido de los herederos.
No estaba preparado para luchar por lo que deseaba, simplemente lo tomaba, tuvo que venir una m*****a gitana dominante y segura de sí misma , sin contar que es la persona, a parte de mi hermano, que tiene las ideas más claras, y con una carácter de mil demonios, a dejarme claro que no podía presuponer nada en la vida, prueba de ello había sido como había tenido que autocontrolarme, para no comerte la locura de secuestrar a mi mujer y llevármela bien lejos, y así disfrutar de ella, antes de nuestra boda.
La miré moverse en mis brazos y sonreí. Resistí hasta anoche, donde mi paciencia tuvo su última gota, muestra de ellos fue la alucinante noche que pasamos, que mereció cada unas de las duchas, ejercicio hasta altas horas de la noche, un coche que estrellé, e incluso una sumergida en un rio helado, tras una paseo en barco, a altas horas de la noche.
Entonces, ¿por qué sentía miedo?, ¿por qué si ya el circulo se había cerrado?
Volví a sentirla moverse, y poco a poco sus ojos se abrieron, mirándome, una sonrisa, que se me clavó en el alma, se dibujó en sus labios.
- "Debiste avisarme que estabas despierto, mi querido playboy."- me dijo con una voz que sentí como música en mis oídos.
- "Y eso ¿por qué?, señora Powell, debe de estar agotada, le recuerdo, que anoche hicimos más ejercicio del que es estrictamente recomendable para una primera vez, hoy su cuerpo se encargara de recordarle que se excedió a sobre manera."- le dije atrayéndola hacia mí, aun mas y besándola en los labios.
La muy provocadora, se río, y estirándose en mis brazos para pegar su cuerpo desnudo contra el mío, mientras sus manos hicieron un recorrido por mi cuerpo también desnudo, hasta que las sentí sobre mi sexo, que automáticamente se irguió para saludar.
- "Me decepciona, señor Playboy, pensé que, como experto monitor, sabía que la mejor manera de superar los dolores musculares, por el exceso de ejercicio, era seguir practicando, así la agujetas se van solas, y después de una larga y reconstituyente ducha de agua caliente y como nuevos. Un magnífico profesor como usted debería saberlo, así ¿continuamos con la clase?"- me dijo haciéndome gruñir por las caricias que me estaba provocando mi atrevida esposa. Esto me pasa por subestimar a mi tentadora diosa gitana.
-"No sé cómo lo haces, señora Powell, pero siempre termina teniendo la razón."-le dije-" Excepto por una cosa, que le explicare en la siguiente lección, m*****a gitana de ojos de hielo"- le dije levantándola de la alfombra donde disfrutamos toda la noche, y llevándola entre mis brazos hacia el gran baño, donde había aparte una gran ducha, una aún más enorme bañera redonda, con yacusi.-" Se puede hacer dos cosas a la vez, relajar su cuerpo bajo el agua caliente, mientras le arranco, los mejores gritos de placer, que nunca he escuchado, y como soy un buen profesor no hay mejor manera de aprender que practicando."- la carcajada que mi esposa soltó, la guardé en mi memoria, como uno de los mejores sonidos, que me encargaría de escuchar el resto de mi vida, era otro de los compromisos que me autoimpuse desde ese momento.
Elena.
Tras el más gloriosa noche, y mañana que he tenido en mi vida, estaba hablando con la dos recién casada, y Emy, por el móvil, mientras hablamos de lo que debimos haber practicado ya hace tiempo, quejándonos del maldito tiempo desperdiciado. Mientras un agotado Michel dormía en esa enorme cama, donde me había llevado, después del mejor baño que he tenido en mi vida, para continuar con la practicas deportivas.
-" Debería avisar a todas las vírgenes que practicar sexo con el hombre que amas es altamente aditivo"- me quejó Miriam.
-" Pues yo después de lo de anoche, comprendo porque playboy las trae locas, aún estoy temblando."- dije intentado no moverme muy rápidamente mientras mi cuerpo se quejaba deliciosamente. Las oí reír, en especial a Miriam.
- " ¿Sabéis alguna cuanto hay que esperar para repetir una sesión completa de sexo como la de anoche?"-dijo Arianna y esa era la precavida del grupo.
Emy sólo se reía, ella ya llevaba dos meses casada, en fin, ella aun lo disfrutaba a diario, comprensible que siempre estuviera con una sonrisa en la cara. Con lo que nos hicieron nuestros marido, nos habían convertido en unas pervertidas, locas por el sexo, decididamente yo ya había encontrado mi deporte favorito, y el mejor de los entrenadores personales.
-" ¿Quiénes sois y dónde están mis amigas?"- pregunto Miriam.
-" Creo que la antigua Elena murió desmayada bajo tanto placer, y lo siento tengo que despertar a un agotado playboy para que siga haciendo honor a su nombre, no estaré disponible en tres o cuatro días."- dije y colgué, no sé lo que me ha pasado, pero mi yo racional, él que me había gobernado toda la vida, se había tomado unas largas vacaciones.
Llegué a la habitación, donde aún dormía boca abajo abrazado a mi almohada, el hombre que me alteraba la sangre, el hombre que amaba con una fuerza que me asustaba. Acostado así, no puedo evitar observarlo, su pelo despeinado, que durante toda la noche yo acaricié, y desordené, la musculatura de sus espalda donde se veían marcas de pequeños arañazos, provocados por mis uñas que, en los momentos de éxtasis, se clavaban sin piedad en su cuerpo. Mientras él sin quejarse, se encargaba de enviarme al paraíso.
La perfección de su cara, con esos preciosos ojos cerrados, que mientras me hacia el amor, se habían oscurecido a un tono azul mar profundo, como los del diablo, cuando te seduce hasta robarte el alma.
No podía estar más enamorada de él, si verdaderamente Michael Powell era la reencarnación del diablo, de un diablo pervertido y seductor, creo que yo hubiera sido la primera virgen voluntaria que, con premeditación, alevosía y nocturnidad, se hubiera entregado, para su sacrificio, y hubiera ido a su cama con una sonrisa de satisfacción, por ser la primera.
- "Y la única no lo olvides, ese hombre es tuyo ahora, y te tienes que encargar que siempre sea así, confía en vuestro amor, él te ama y tú lo amas, con eso será suficiente"- me dijo mi conciencia.
Mi corazón aceptó esa verdad, pero inconscientemente sin yo saberlo mis miedos se escondieron tras la gran satisfacción de mi primera noche con el hombre que amo, sin saber que saldrían más adelante.
- "Despierta Playboy, que debemos seguir entrenando."- le dije al oído. Un gruñido y un movimiento hizo que quedara apresada en la cama sobre una gran y tentador cuerpo masculino.
- "Tenemos toda una vida para practicar, gitana, ahora descansa mientras nos traen alimento para tener energía, o ¿pretendes alimentarte sólo de amor, señora Powell?, quédate quietecita, que tengo que descansar, o me vas a matar en la primera semana."- me dijo y me aprisionó con su cuerpo, así que no me quedó nada más que obedecer a mi marido, y dormir a su lado, así se inició mi primer día de casada, abrazada al hombre que amo, tras descubrir que lo era todo para mí, y mientras el sueño me vencía, decidí que no podía ser más feliz, junto a un reconocido, y esperaba rehabilitado playboy, se podía encontrar la felicidad.
Elena.- "Bueno esto es algo a los que tendrás que acostumbrarte, sabías que tenía un pasado, verdad"- me decía mi conciencia.Pero por mucho que lo tratara de analizar no entendía porque cada noche que salíamos a cenar, o una reunión, incluso si cambiábamos de país, siempre aparecía una de esas malditas "adoradoras" de los herederos Powell, a veces incluso en grupo. Sobre todo, ¿por qué somos la única pareja de recién casados de los herederos Powell, a la que le pasa?Si no fuera porque en cierta forma la culpa la tiene mi servicial y playboy marido, que ocasionó en su época de conquistador que fuera el favorito de los tres herederos y el más accesible, pensaría que hay un plan predestinados de "las adoradoras" para fastidiarnos la luna de miel.No sé si conocéis a las famosas "Adoradoras", yo la primera referencia que tuve de ella fue en la gala especial para empresas, encargadas de eventos y relaciones públicas para grande grupos empresariales, organizada por mi suegra, donde tras
Elena.- "¿Seguro que estas decidida Elena?, tú tienes la empresa, no está bien que la abandones durante un tiempo para seguirnos en esta nueva decisión que hemos tomado, has luchado mucho por tu negocio para seguirnos en esto que hemos decidido Miriam y yo. Podemos ir a hablar con el abuelo nosotras solas."- me dijo Arianna, cuando nos dirigíamos al despacho del CEO de Powell S.L. Holding, nuestro abuelo político, y máximo responsable de nuestros matrimonios, Kevin Junior Powell.Nos habíamos reunidos las mosqueteras para manifestar la decisión que habíamos tomado, pero aun la cosa no estaba clara por parte de Pontos y Dogos, así que se los aclaré.-" Lo he pensado, he preparado a mi asistente durante años para que me sustituya, además mi negocio es pequeño, no hay nada que no pueda solucionar con el móvil, o una buena conexión de internet, pero como puedo decirlo, si vamos a ser las futuras herederas de todo esto, junto a nuestros esposos, lo normal es que conozcamos algo de las emp
Michael.- “Nos reunimos en mi ático de lujo en el hotel”- fue el escueto mensaje de mi hermano que me llegó al móvil, cuando salí furioso de la mansión.Sinceramente necesitaba desahogarme con alguien, y quien mejor que los hombres que estaban pasando por lo mismo que yo en estos momentos.- “¿Cuándo esta mujer entendería que ya no soy el mismo de antes? ¿Cuándo esta mujer se daría cuenta lo mucho que la amo, y que lo es todo para mí? ¿Cuándo esta mujer iba a entender que no necesita a nadie más, sino que con ella me bastaba?”- pensé.Razonándolo bien, es que ni siquiera conoció a ese hombre, desde el minuto uno, ella ha sido mi total prioridad, es verdad que al principio fui de sobrado, usando todas las técnicas de conquista que me habían funcionado con las otras, pero ella me dejó claro, de maneras muy ilustrativas, lo equivocado que estaba.Prácticamente llegamos al mismo tiempo los tres al hotel, delante estaba Keanu, mientras detrás estábamos un muy serio y callado Keanu y yo, c
Elena.Decididamente hoy quedo viuda, lástima que no llegase a medio año de casada, pero que se le va a hacer, es increíble que, tras el primer problema, el maldito playboy salga corriendo, como una rata abandonado el barco.Cuando Emy, alias Dartacan, nos anunció que podíamos quedarnos todo lo que queríamos en su casa, porque su marido le había enviado un mensaje diciendo que, tras beber los tres herederos, y el coaccionado asistente, se quedarían en la suite presidencial del Arcona, la rabia me recorrió entera, me pasado en varias locuras por la cabeza que sabía que no podrían ser, pero, eso no quería decir que no lo pensara.La primera que se me pasó era la más lógica, el playboy estaba tan enfadado que ni quería dormir a mi lado, para un hombre que desde que no casamos, no podía apartar sus manos de mí, ni de noche, ni de día, y para ser sincera, yo tampoco, el decir que, por esta noche, ni estaríamos bajo el mismo techo, era mucho más de lo que mi orgullo herido, y mi anhelante c
Michael.-” ¡James acelera, hay que llegar pronto!”- dijo Jason de repente y los tres lo miramos no nos gustó para nada el tono de voz, algo me dijo que lo que nos iba a contar no nos iba a gustar a nosotros tampoco-” Mi mujer llevó bebidas un tanto peligrosas, como decirlos para que lo entendáis, ningún hombre puede entrar en esa habitación, que no seamos nosotros o habrá problemas, y algún muerto por tocar lo que no es suyo.”- no termino de decirlo cuando los tres gritamos al unísono.-” ¡Jason, estas despedido!”- él sólo sonrió con sorna, sabía que no lo despedíamos, sólo sacábamos nuestra frustración sobre él y cogió el teléfono para advertir que a la suite sólo entrara personal femenino.Yo estaba temblando, mi mujer tenía un carácter de mil demonios controlada, pero fuera de control…. Sólo de pensarlo me echaba a temblar.Ni me di cuenta del trayecto, se que seguro infringimos algunas reglas del tráfico, lo único que pedía era que no pararan el coche por exceso de velocidad. Deb
Elena.Tras desayunar abundantemente por parte de las cuatro parejas, en el atractiva suite presidencial del Arcona, nos dirigimos todos en varios coches hacía la empresa para asistir a la junta de accionistas.Ya desde el desayuno habíamos notado el cansancio que tenían nuestros hombres, ya que se mantenían silenciosos, y un poco despistados. Mi marido había dormido muy poco la verdad, y hasta era comprensible, esta actitud tan dócil, incluido en el intransigente Keanu se mantenía en una actitud como si hubiera sido anestesiado. Todo era gracias a sus drogadas, e insaciables esposa, que después de la trampa que nos hicieron nuestra manipuladora Dartacan, hoy no tenían muchas ganas de discutir ninguno, más bien en su labios se observaba una sonrisa de satisfacción, ni digo como estábamos nosotras, desde luego, por mi parte, no tenía ninguna queja de las virtudes amatorias de cierto CEO.Además, por primera vez, mi playboy, antes de ducharse para vestirse, me dejó la habitación casti
Elena- “¿Quién eres? y ¿Dónde está mi hija?”- la respuesta de mi padre tras soltarle, entre lágrimas, mis miserias, cortó todo mi torrente de quejas contra cierto intransigente playboy.Me paralizó, deje de llorar, de la impresión por sus pregunta. Lo miré sin entender que quería decir con esas preguntas.- “¿Por qué, tanto Michael, como mi padre se dedicaban a hacer pregunta tan estúpidas?, “¿Qué soy para ti?, ¿Quién eres?”, ¿no es obvio?”- pensé mientras miraba a mi padre con incomprensión.Él entendió mi expresión de desconcierto, y con una mirada severa, sentándose en su silla, cruzó los brazos, como cuando era niña, e iba a regañarme por algo que había hecho mal. Con esa postura procedió a darme mi primera reprimenda en mi edad adulta.- “Nunca hubiera pensado, que eras tan egoísta e insegura. Siempre me había preciado de que, entre tu madre y yo, tu heredaste la comprensión y la inteligencia de tu madre, pero, veo que también heredaste mi inseguridad, y mi soberbia.”- miré a mi
Elena. - “¿Está segura de es lo que quieres hacer, Dogos?”- le dije a nuestra alocada Miriam - “Déjala no vez que prácticamente tiene ya la maleta hecha, ya solicitó al personal el puesto de secretaria de dirección en Seattle, va a trabajar con el número dos de la empresa que dirige su marido.”- me respondió Pontos, ósea Arianna. - “¿Y vosotras que vais a hacer para recuperar a vuestros maridos?”- nos preguntó abrazándonos Dogos. - “Yo tengo que acompañar al jefe del departamento de logística internacional al evento que se realiza en las empresas de Nueva York. Los chicos se quedan con el abuelo Powell.”- nos dijo Arianna sería, como si ya no tuviéramos claro que el imperturbable Keanu Powell ya estaba en esa ciudad, en este momento y, además, tenía que dirigir ese evento y hacer de anfitrión. Las tres no pudimos evitar sonreír, ya que su actitud era más que evidente. - “Pues yo tengo que acompañarte.”- dijo Emily seria - “Tu marido a secuestrado al mío, hoy me acabo de enterar qu