Hola, corazones, Quiero tomar un momento para agradecerles con sinceridad por su comprensión y paciencia durante este lapso de inactividad. La actualización del libro ha tomado más tiempo del que había anticipado, en parte debido a que he estado lidiando con algunos problemas de salud. Pero estoy comprometida a finalizarlo lo antes posible. Su apoyo significa mucho para mí. Gracias por estar ahí. Con gratitud, Lilith Moon
La sangre bañaba el cuerpo de Darius. Gemidos de dolor salían de los cuerpos ensangrentados que permanecían encadenados a la pared del sótano. Se negaban a darle respuesta a cada una de sus preguntas. Preferían morir que revelar la verdad. Sin embargo, el alfa no se daba por vencido, de una u otra forma iba a tener lo que quería. No iba a poder vivir mientras Kara estuviera atrapada y vulnerable por el embarazo. Podía ir de clan en clan para averiguar a cuál pertenecían, pero podía llevar más tiempo que no disponía. Le angustiaba que descubrieran que tenía a los dos secuaces y se la llevaran mucho más lejos como había dicho uno de ellos.—¿A qué clan pertenecen? —exigió, mientras le apretaba con sus garras, el costado izquierdo al que menos herido estaba.—N-no tenemos… un… clan —respondió el hombre entre jadeos.—¿Me estás diciendo que son lobos errantes que casualmente secuestraron a mi compañera? —preguntó con sarcasmo, aun sabiendo que no era cierto.—Sí —respondió el mismo hombre
El aire en la habitación se sentía tenso, y la llegada de Rohan con el rostro rojo por la ira la hizo contener la respiración. El corazón de Kara latió con fuerza, haciéndole creer que se le saldría del pecho. Sin embargo, el pensamiento del bebé que llevaba en su útero la preparó para luchar con dignidad. Tenía que proteger la vida de su cachorro a como diera lugar, para ello estaba dispuesta a todo. Ya no iba a huir, ni a mostrarse sumisa. Era la compañera de un alfa poderoso y tenía que mostrar que estaba a su altura.A pesar de que sufrió y toda la vida se iba a preguntar cómo sería el cachorro que perdió, estaba agradecida con la diosa por sacarla de la vida de Rohan. Cada día que pasaba, el alfa demostraba que no era digno de dirigir una manada. Era el peor mate que una loba quisiera tener. Ni siquiera porque la necesitaba, dejaba su empeño de resquebrajar su espíritu.—Kara, a mis oídos ha llegado la información de que has sido muy mala —la voz de Rohan resonó en un gruñido fer
Rohan se detuvo sin aviso previo y se giró hacia ella, haciendo que chocara contra su pecho. Cuadró los hombros para que su figura se viera más imponente y le habló con la voz llena de desdén.—¿Crees que tus gritos servirán de algo? Entiende, jamás vas a regresar con él. Además, tu alfa indigno está muy lejos de aquí.Mientras estuvo enamorada ciegamente de él, Kara le creía todo lo que le decía, pero sin la venda que tapaba sus ojos, podía darse cuenta de que estaba mintiendo. Estaba completamente segura de que Darius estaba allí y que tenía que conseguir tiempo para que pudiera encontrarla.—Entonces, ¿cuál es la prisa? Sabes que no puedo caminar tan rápido.—Tenemos que deshacernos de esa cosa —dijo Rohan, apuntándole el vientre. En el rostro del lobo se podía ver lo decepcionado que estaba y el desagrado que sentía cada vez que veía el embarazo avanzado de Kara—, lo único que hace es retrasarnos, quitarnos tiempo. ¿No lo odias como yo?Gritarle y golpearlo por expresarse de esa m
Darius dejó ir al alfa Ragnor y salió corriendo hacia la casa donde se escuchaban los gritos. Algunos guerreros del clan Hijos de la luna se quedaron vigilando a la manada Wolheart mientras el resto siguió a su alfa. Deseaba fervientemente que Kara estuviera bien y que al llegar a ella pudiera sacarla de aquel lugar para llevarla a casa. Temía no poder alejarla del pasado, que se negaba a desaparecer.Cuando encontró la casa de donde su compañera lo llamaba con desesperación, un olor demasiado conocido para Darius lo detuvo.—¿Talon? —preguntó, con un tono incrédulo.—¿Ese desgraciado no se había lejos? —preguntó Maximus a su lado, con el mismo tono de voz.—Al parecer no lo hizo —dijo Leif, deteniéndose al otro lado del alfa—. Me pregunto por qué.La llegada de algunos empleados de la casa, encabezados por la loba que fue castigada por la culpa Kara, hizo callar a los tres lobos. Antes de que pudieran decir una palabra, Darius los amenazó.—El que se interponga entre mi compañera y y
El sol estaba en lo alto; sin embargo, en el sótano solo había sombras. La tensión, que se podía cortar con un cuchillo, tenía el aire casi irrespirable. A los lejos, se escucharon algunos aullidos y Darius supo que era su gente dándole apoyo. A pesar de que había poca luz, el pelaje blanco le brillaba. Sus ojos rojos reflejaban lo decidido que estaba. En ellos se podía ver la fuerza, pero también lo enojado que se sentía. Frente a él, el lobo gris de Rohan lo miraba con arrogancia, pero en sus ojos claros podía ver el miedo que le tenía.Con el cuerpo tenso y en alerta para pelear hasta la muerte, Darius lo estudió para buscar el mejor lugar para golpearlo cuando comenzara la batalla. En el instante en que lo encontró, Rohan se lanzó hacia él, con los dientes afuera, listos para desgarrarle la garganta. Falló cuando Darius lo esquivó, no sin antes darle un golpe certero en el costado derecho del lobo gris que cayó sobre el piso ensangrentado y furioso.Darius no le dio tiempo a que s
Era mediodía y el sol iluminaba fuera del sótano, pero dentro de esas paredes el frío calaba los huesos, quizás por la pelea entre los dos lobos que había dejado un mal sabor de boca. Kara le devolvió el abrazo a Darius y comenzó a llorar. El cansancio del trabajo y el estrés por la lucha que se había desarrollado frente a ella la tenían completamente agotada. Tal parecía que había participado a la par de los dos alfas.Darius apretó el abrazo mientras la preocupación comenzaba a colarse en sus pensamientos. Levantó la mirada y la fijó en los ojos del beta. Le inquietaba que la muerte de Rohan hubiese afectado más de lo que pensó a su compañera.—Ella es fuerte. Cuando la adrenalina se agote, ella volverá a ser la misma de antes —le dijo Leif, sin dudar.El alfa asintió en agradecimiento por sus palabras y dejó un beso sobre la cabeza de su mujer. Estaba de acuerdo con Leif, pero no podía evitar seguir preocupado. Había derrotado al enemigo principal, pero todavía rondaban algunos tra
Menos de una semana le había tomado a Talon averiguar que miembros de la manada no estaban contentos con el alfa. Estaban resentidos por la muerte del líder de los ancianos. No le perdonaban que pusiera el bienestar de una extraña por encima del clan. Con la llegada de él vieron una oportunidad de regresar al orden. O eso pensaban ellos, Talon solo quería tomar el puesto que estaba seguro de que Darius le había robado. En ese instante se encontraban en su casa, quejándose y mostrando lo descontentos que se sentían. Él solo los observaba con satisfacción; por fin, su proyecto ambicioso se estaba por cumplir.Talon nunca se había sentido inferior a Darius, desde pequeños sus padres le habían dado las mismas oportunidades. Nunca habían mostrado favoritismo por su hijo biológico. Los elogios eran para los dos cachorros por igual. Como la maldición recaía por la línea de sangre, había estado seguro de que la responsabilidad iba a caer sobre sus hombros. Pero cuando murió Bjorn y anunciaron
Algunos rayos tenues de la luna se filtraban a través de algunas rendijas en la cabaña que Talon escogió para reunirse con sus seguidores. La luz plateada se mezclaba con la brillante y vacilante de las velas, creando sombras que se deslizaban danzantes por cada lobo presente. La emoción se podía sentir en el aire y la conspiración reinaba en la habitación. Talon recorrió con una mirada llena de satisfacción la mesa que estaba rodeada de aliados decididos a seguirlo en su causa. Se sentía poderoso en la cabecera de esta. Desde allí escuchaba y daba ideas al plan de ataque.—Talon, ¿cuándo tienes pensado llevar a cabo todo esto? —le preguntó Elysian, que se había unido a la reunión con un grupo de miembros de la manada Wolheart.—El segundo día de la luna llena —respondió Talon dirigiendo la mirada a su socio de lucha.—Estamos en el cuarto día de la luna creciente gibosa, ¿por qué debemos esperar cinco días? —inquirió Elysian con el ceño fruncido—. Pensé que querías que todo se hicier