POV AgnesDesperté en las suaves sábanas de seda en el piso de aquella enorme oficina, no recordaba mucho de la noche anterior pero recuerdo haber sido llevada por el CEO a un restaurante para festejar mi nombramiento como la nueva directora creativa.Luego de cenar tomamos algunas copas de vino, él parecía intrigado sobre mi pasado, y yo, por los efectos del alcohol, no recuerdo qué tanto dije.Traté de levantarme del suelo y de inmediato un punzante dolor en mi espalda me lo impidió. Solté un grito de dolor y entonces lo vi, entrando por la puerta con una total serenidad mientras cargaba una pequeña bandeja y estaba perfectamente vestido y arreglado, era el CEO.Mi mente comenzó a divagar y recordar pequeños fragmentos de la noche anterior.«“¿Todavía sigues pensando que soy bonita”». Había preguntado al CEO en mi borrachera, mientras salía del restaurante cargada en brazos por él, no recuerdo su respuesta, de hecho, lo poco que puedo recordar está disperso.—¿Qué ocurre? —Me pregun
—¿Señora O'Sullivan? —Me llamó el ama de llaves. Yo no respondí, algo en esa mujer sigue dándome escalofríos. No pasó mucho antes de que se escuchara el crujir de la puerta de la habitación de Amy. El ama de llaves entró sosteniendo un sobre en sus manos, yo no la miré y me dispuse a seguir peinando el cabello de mi pequeña hija. —Esta carta llegó en el correo y está dirigida a usted, mi señora. —Explicó el ama de llaves. Suspiré y la miré, ella seguía con esa mirada indescriptible en su rostro.—Está bien, si es todo ya puedes retirarte. —Ordené, ella me entregó la carta, que tomé con recelo, y cerró la puerta dejándome sola con mi hija.De un momento a otro Amy comenzó a jugar cerca de la ventana con su colección de muñecas. Sonreí por inercia y miré la carta.El remitente era de una dirección que no reconocí de inmediato, pero al abrirlo, sentí que todo el aire se escapaba de la habitación.“Estamos en Londres por unos días. Tu padre y yo pensamos que podríamos visitarte” —Era t
En esta vida solo tengo a mi hija, ella es lo único que le da felicidad a mi vida.—Es hora de su ducha, señorita Amanda. —Le dijo el ama de llaves a mi hija, ella asintió y fue corriendo hacia ella.—Mi nombre es Amy, Alicia. —Dijo Amy con su dulce vocecita.—Me disculpo, señorita O'Sullivan. —Dijo el ama de llaves tomando de la mano a Amy—. Mi deber como ama de llaves de la mansión O'Sullivan es servir a su familia con esmero. No está permitido tutear a la familia. —Excusó ella.El CEO se mantuvo indiferente, mientras Amy me miraba ceñuda.—Quiere decir que es descortés para ella llamarte por tu nombre, Amy. —Expliqué. Amy no pareció entender pero de todas maneras siguió al ama de llaves a las escaleras donde ambas subieron hasta la recámara.—¿Tus padres serán un problema? —Inquirió el CEO en un tono tan frío como siempre, pero había una leve burla en el subtexto.Me giré para enfrentarlo, manteniendo mi voz baja para que Amy no escuchara. —No tengo ganas de tus comentarios ahora.
El sonido del despertador en la mesa de noche, sonó por enésima vez ese día pero estaba demasiado cómoda como para despertar.Abrí los ojos e instintivamente se cruzaron con el pecho desnudo del CEO. Seguía dormido a mi lado, mientras con su brazo me rodeaba, atrayendome hacia él, mientras yo lo abrazaba y dormía plácidamente sobre su pecho. Era lo mismo de siempre, cada día, cada mañana era igual, no había nada distinto, excepto que esta vez no me haría ilusiones por verlo abrazarme. Había vivido allí desde hace semanas y había aprendido algo, no importa qué pasara la noche anterior o cómo despertara a mi lado, al otro día, regresaba el mismo monstruo que me atormentaba.Me aparté de él que me buscó aun dormido, yo solo me levanté,sin prestarle atención a su comportamiento sonámbulo.El frío mañanero atraviesa mi cuerpo desnudo mientras me dirigía al baño. Me atrevo a decir que desde que me mudé aquí hay una sola cosa que ha cambiado; ahora, cuando me levanto por las mañanas, el jacu
Las noches en vela se habían convertido en otra repetición de mi monótona vida. Después de pasar una pasional noche con el CEO mi vida se resumía a una sola cosa; la monotonía. El lecho marital era la única cosa que podía cambiar, las posiciones, las nuevas experiencias e incluso los besos se sentían diferentes cada día. Salí de la cama, completamente desnuda, él dormía plácidamente a mi lado, su cara siempre se veía relajada, como si no hubiera problemas en su vida. Sé que pienso mucho sobre lo relajado que siempre está pero, es por lo mucho que eso me enoja. ¿Cómo puede dormir como bebé después del infierno en el que convirtió mi vida? Lo odio, lo odio tanto que pensar en hacer el amor con él me causa repulsión pero al momento de hacerlo, no puedo evitar disfrutarlo. Tal vez porque es lo único placentero que tengo en la vida actualmente. Me coloqué la bata de terciopelo que había dejado en el suelo horas antes. Caminé con sigilo hasta la puerta que cerré detrás de mí. A
—Señora O'Sullivan. —Me llamó la señora Alicia, el ama de llaves, con su acostumbrada voz lambiscona. Abrí la puerta de la habitación y la dejé pasar. Ella me miró compresiva al notar los moretones en mis manos y los golpes que inmediatamente cubrí mi bata.—¿Qué ocurre? —Pregunté ignorando la preocupación en su mirada. Ella me extendió unos sobres que ojee de inmediato, eran cartas dirigidas a mí pero no tenían remitente.—Han estado llegando desde que se mudó pero no sabía qué hacer, el señor O'Sullivan me pidió que lo mantuviera al tanto de todo lo que pasara con usted. —Explicó tajante.Suspiré mirando los sobres, no sabía quién era el remitente pero me daba cierto grado de esperanza que alguien se tomara las molestias de escribirme, rompiendo la monotonía matutina a la que tanto le temía.—¿Vas a decirle que me las entregaste? —Pregunté alzando la mirada hacia ella. Ella parecía pensarlo, pero no dijo nada hasta que vio nuevamente mis heridas.—No lo haré, señora. No se preocupe
Nuestras lenguas danzaban una sobre la otra, el sabor a café en su boca me derretía.Sus manos recorrían mi espalda, desatando el cinturón de mi bata con una destreza que solo él poseía.La tela se deslizó por mis hombros, dejando al descubierto mi cuerpo desnudo.Pude sentir cómo su respiración se aceleraba al verme, como sus ojos se oscurecían con un deseo que había aprendido a reconocer y a anhelar.Podía verlo en su mirada, esa era la única señal de halago UE recibía de él y ver al CEO anhelarme de esa manera siempre me había cautivado.Él comenzó a besar mis hombros y mi cuello,haciendo extreme ver mi cuerpo. La excitación descendía y ascendía haciéndome desearlo aún más.Sus manos bajaron hasta mis caderas, apretándome contra él, podía sentir su erección a través de sus pantalones. Gemí suavemente, era como si mi cuerpo respondiera automáticamente al contacto con su piel.Me tomó en sus brazos y me llevó hasta la cama, depositándome con suavidad sobre las sábanas. Sus ojos nunc
Salí de la habitación,luego de vestirme apropiadamente para el trabajo.Había usado unas joyas que había elegido con la señorita Wen y llevaba un moño alto con escote pronunciado y una falda con tacones altos.Era un conjunto formal pero no demasiado anticuado, de esta manera solía vestir cuando no era una O'Sullivan y ahora, la única diferencia era el costo elevado (y a mi parecer, exagerado de las prendas).Bajé las escaleras y de inmediato lo vi a él, con ese traje formal y tan casual que solía utilizar los viernes, su semblante seguía siendo tan elegante como siempre pero esta vez tenía un adorno adorable en sus brazos; nuestra hija, Amanda O'Sullivan o como la había apodado, Amy.Brown ya no er su apellido pero dudo que ella notara la diferencia, se veía demasiado feliz con su padre. Estos pequeños momentos con ellos es lo que me hace dudar del divorcio pero como siempre, sé que esta felicidad no durará.Nuestros ojos se encontraron y por inercia le sonreí. Él frunció el ceño y g