Erdogan estaba sentado en la cama, cabizbajo y en completo silencio. Efsun preparaba todo cuidadosamente para dar inicio a las curaciones. De reojos lo observaba, tan absorto en sus propios pensamientos, tan hermoso e inalcanzable. Un suspiro escapó de sus rosados labios, mientras ponía todo sobre una bandeja y se acercaba a la cama.— ¿Por qué pelearon?— cuestionó con voz suave mientras huntaba un trozo de paño en agua tibia—. Emrah es un imbécil, mira como te dejó— hace una mueca con los labios haciendo un breve puchero.—Se aprovechó de mi estado— murmuró con cierto rencor al momento que desviaba la mirada—. Peleamos por...—, titubeo un instante— peleamos por ti.— ¿Por mí?— Alzó una de sus cejas cuestionando de manera silenciosa la respuesta del contrario.—Te insultó, no puedo permitir eso—. Respondió a regañadientes.—Solo hay que ignorarlo, no caigas en su juego. Precisamente es eso lo que busca— deja un suave beso sobre la magullada mejilla de su hermano—, pero de igual modo g
Aquella mañana observó cómo las empleadas corrían de un lado a otro, la sala estaba impregnada de un delicioso aroma a Jazmin y al adentrarse en la cocina pudo apreciar a tres de las cocineras preparar diversos platillos. ¿De qué se estaba perdiendo? Confundida, se acercó a una de las cocineras para saber a través de ella que pasaba.—Buenos días señora Rouse— Efsun le dedica una cálida sonrisa, mientras sacude un poco su vestido de polvo imaginario.—Buenos días, señorita. ¿Desea desayunar?— La mujer deja de hacer sus quehaceres y seca sus arrugadas manos con un paño.—Aun no, esperaré a que Erdogan baje—, se sienta junto a la mesada de la cocina observando todo—. ¿Por qué están preparando tanta comida?— Alza una de sus cejas con curiosidad.—El joven Erdogan no va a desayunar en casa, salió muy temprano junto a su padre—, la mujer continuó limpiando la fina vajilla—. Hoy vendrán invitados a cenar, su padre ha pedido que se preparen los mejores platillos para sus invitados—. La mujer
Efsun se estremeció ante aquel gesto tan atrevido por parte de Emrah, ese roce de labios en su cuello le provocó un escalofrío tan intenso que le erizo la piel. Alterada, posó sus manos en el pecho del Moreno y lo apartó con cierta brusquedad.—No vuelvas a tocarme de esta manera, Emrah—, por más que se esforzó por sonar amenazante su voz tembló ligeramente a causa del miedo y rechazo que el mayor generaba en ella.—Vamos Efsun, no a sido para tanto. Tampoco es un secreto para ti saber que me vuelves loco—. Resignado le permitió su espacio personal—. Tampoco es necesario que te desquites conmigo por lo que Erdogan te hace.— ¡Erdogan no me a hecho nada! Si se casa o no es su jodido problema—, dice indignada para luego volver su mirada al paisaje del exterior. Siente sus ojos arder y no sé permitirá llorar frente a Emrah, ni frente a nadie más.—Como digas, mi querida Efsun—. Se gira levemente mirando el paisaje y dándole la espalda a la chica. Había logrado su objetivo, por ahora la d
Erdogan se encontraba sentado junto a su padre, quién mantenía una postura rígida e impecable. Frente a ellos la señora Stuart bebía un poco de té importando, mientras Adela, la hija de esta, miraba nerviosa hacia abajo. El ambiente se percibía bastante tenso, por lo que ambos jóvenes guardaban silencio mientras los adultos platicaban.—Señor Evans, nos sentimos sumamente agradecidas de que se tomarán la molestia de venir a recogernos—, deja elegantemente su taza de té a un lado.—Es todo un placer, Ana—. Edmundo esboza una sonrisa galante.—Adela, querida—, la mujer fija su mirada en la joven— podrías enseñar los jardines a Erdogan, sería muy bueno que se conozcan un poco más, después de todo contraerán matrimonio en unos meses.—Por supuesto, madre—, la joven se puso de pie y sacudió un poco su vestido, alisando arrugas invisibles.Edmundo miró de reojo a su hijo, quién de mala gana se puso de pie y ofreció educadamente su brazo a la joven. Adela, gustosa se aferró al brazo del homb
Rechinaba los dientes cada vez que el cuero de la fusta se azotaba con violencia contra su espalda. Desde niño le inculcaron que los hombres no debían llorar, debían ser fuertes y soportar todo estoicamente, sin embargo, quería ser un poco menos hombre y llorar como niño pequeño. Ya había perdido la cuenta de los latigazos que su iracundo padre le había propinado como castigo por su falta de respeto, la espalda le escuece y puede sentir la sangre deslizarse por su blanquecina piel.— ¡Me dejaste en ridículo maldito infeliz! Por tu falta he perdido la oportunidad de extender mi poderío—. Azotó con fuerza desmedida la fusta sobre la ensangrentada espalda del chico.Erdogan quiso replicar, decir cualquier cosa con tal de que Edmundo se detuviera, simplemente no pudo, con el último golpe la inconsciencia se hizo presente y para él todo se tornó en una densa oscuridad. Edmundo al ver a su hijo desmayado mando a llamar un par de sirvientas para que limpiarán el cobertizo y retiraran las man
Prólogo El amor es un sentimiento tan intenso y poderoso, que puede manejar hasta el más despiadado ser humano. La sociedad, con el paso de los años se encargó de ensuciar algo tan puro y hermoso, estableciendo límites y etiquetas que nada tienen que ver con dicho sentimiento.Tristemente no elegimos de quién enamorarnos, por qué si tal cosa fuera posible nos ahorraríamos tantos problemas. En primer lugar, no estaría aquí sintiendo que mi alma poco a poco abandona mi cuerpo y este intenso escozor en el centro de mí pecho.Existen personas que logran ser felices con quienes la sociedad les impone y otras lo son con quién escogen amar. Luego existo yo, una aberración para la sociedad, para la religión, la moral y mi familia. No escogí enamorarme de mi hermanastro, simplemente pasó, fue más fuerte que yo mi consciente. ¿Me arrepiento? No, en lo absoluto, si pudiera retroceder en el tiempo, sin siquiera dudarlo lo volvería a amar.Un dolor punzante en el centro de mi pecho me devuelve a
Capítulo 1.Efsun desde su recamara escuchaba los gritos de sus padres y entre tanto, el frustrante llanto de su madre. No sabía que estaba pasando, ellos discutían habitualmente pero jamás sus discusiones alcanzaron tales límites. Quiso levantarse, indagar un poco más a fondo en la situación, sin embargo, sus piernas no respondían. El tono de voz empleado por Edmundo, su padre, le aterraba. Por lo que decidió abrazar con fuerza su almohada e intentar dormir.En esas circunstancias, dormir resultaba completamente inútil. Ya estaba acostumbrada a sus peleas y aún así seguían generando en ella un terror indescriptible. Era habitual levantarse al día siguiente y encontrar a su madre con una mejilla u ojo magullado, o con heridas bajo las finas telas de sus vestidos. A veces, su madre no era suficiente para saciar los deseos de ira de su padre, por lo que la utilizaba a ella como su saco de boxeo.— ¡Efsun!— El grito desgarrador de su madre le hiela la sangre quedando completamente parali
Capítulo 2.Esa noche fue un ínfierno, lloró hasta quedarse dormida y se sintió más sola que nunca. Al día siguiente se quedó dormida y la ama de llaves se encargó de despertarla. Asustada se levantó con prisa y escogió un vestido de acorde a la ocasión.Eligió el favorito de su madre, uno con hermosas flores estampadas y un fondo color ópalo. Se cepilló el cabello con prisa y en el proceso jaloneo un par de veces sus rizos dorados. Amanda, la ama de llaves se encargó de ayudarla con las heridas de su espalda. Procuró desinfectar la zona, aplicar un hungüento de matico y vendas limpias.Cuando estuvo lo suficientemente presentable se encaminó al comedor. Durante el trayecto sus piernas temblaban, estaba tan asustada. No sabía con que clase de persona se iba a encontrar.Desde las escaleras se escuchaban diversas voces y risas, de pronto sintió nauseas ante ese panorama y deseó huir lo más lejos posible. Con cada escalón que bajaba sentía que perdía el equilibrio, al llegar a la sala s