Llegar a casa a las seis de la mañana me recuerda a la época en la que salía de fiesta con los chicos en L.A, Chris y yo habíamos recorrido los mejores bares de la ciudad y había sido malditamente divertido.
- Te acostaste con él - me detengo de golpe en cuanto entro en la sala, Matt está en uno de los sillones, pero se pone de pie y me mira furioso - Eres una jodida puta ¿Cómo mierda pudiste? – grita.
- Matt, ahora no - digo, sintiendo mi cabeza a punto de reventar.
- ¿Ahora no? - pregunta ofendido - ¿Cómo mierda dices eso? Te follaste al maldito medico de mierda.
- Mathew Hoffman, cierra el jodido pico - digo dando un paso al frente, si bien me arrepentía ligeramente de la bofetada del día anterior, este niño necesitaba disciplina.
- No te las des de interesante conmigo - se queja - no eres más que una...
L
Esa misma tarde llevo a Orange al hospital para que le quiten el yeso, aunque mi niño no luce demasiado contento al respecto.— Ya pasaron tres semanas Orange, hay que sacarlo — digo llegando al estacionamiento.— Sólo quieres ver a Chris — murmura de mal humor.— Te compro dos patinetas nuevas si dejas de quejarte — propongo mientras entramos, él gruñe.
— Bueno, el hueso sanó bastante bien — digo mirando las radiografías de Orange, el niño tenía doce años, pero era grande y definitivamente tenía cuerpo de deportista, su cabello naranja caía en leves ondas sobre su frente y cuello, era todo un rebelde al parecer, tiene ojos verdes igual que ella, con ese fuego propio de los Hoffman, tiene casi tantas pecas como su madre, pero allí se detenía el parecido.El chico tenía los rasgos de su padre, era obvio que era hermano de Viktor, de no ser por el cabello, el mocoso bien podría pasar por su propio hijo
El vuelo es tranquilo (la media hora que estuve consciente). Pero al llegar a tierra sin problemas me siento más tranquila, al revisar mi teléfono encontré varias llamadas perdidas de Chris, así que lo llamé de regreso.— ¿Quintillizos? — preguntó en cuanto respondí, lo que me hizo reír — Hablé con los cinco y ni siquiera lo noté ¿cómo lo logras? — pregunta.— Sus ojos — explico riendo, así que sí pensaba que eran solo dos, incluyendo a Anya— Orange los tiene verdes, Oran'zhevy azul oscuro, Mör los tiene claros, Mörk usa lentes y si no, son avellana, y Carrot los tiene grises.— Pudiste decírmelo antes — murmura — me acaban de dar un infarto, incluso hablan al mismo tiempo.— Sí, ellos hacen eso ¿tenían la misma ropa? — pregunto divertida.
El turno nocturno de los lunes era bastante tranquilo, como especialista, no tenía nada que hacer en urgencias, pero mantener la mente ocupada era una necesidad desde el accidente; Por desgracia, en momentos como este: sólo un par de pacientes con dolores y dos embarazadas esperando las contracciones. Todo estaba tan tranquilo que mi mente inevitablemente giraba en torno a mi pequeña.Era algo que intentaba evitar, demasiado doloroso como para recordar, demasiado aterrador para enfrentarlo. La fotografía en mi cartera me llama, sintiéndose como una piedra caliente en mis pantalones, suspirando, tomo asiento en la semi-vacía sala de espera y con manos temblorosas saco la fotografía.
El vuelo a casa se siente como una eternidad, las paredes del avión se sentían asfixiantes, y la incertidumbre era un doloroso recordatorio de que mis bebés estaban heridos, la sensación de impotencia era abrumadora, no poder siquiera estar allí para consolarlos.Y el maldito vuelo tarda once horas, habrían sido menos en el jet, pero mi piloto tardaría más en ir a recogerme a causa de la nieve. Así que fueron once horas de angustia y llanto, con ligeros sueños llenos de pesadillas hasta que veo las luces de Nueva York por la ventana, había salido de Siberia a Moscú y de Moscú a Nueva York, eran cerca de las siete de la noche y me encontraba al borde del colapso, sin mencionar
— ¿Qué dices? podemos, ya sabes...pasar el día juntos— dice Lauren jugueteando con su cabello, y yo me siento ligeramente acosado, Lauren era una de las enfermeras de guardia esta noche, tenía veintisiete y cabello castaño recogido en una coleta.— Yo...— empiezo, sin saber que responder, la mujer era una belleza sureña, pero salir con una enfermera no estaba entre mis planes.— ¡Chris ! qué bueno que te encontré — dice Tash apareciendo por uno de los pasillos. Intento no lucir demasiado aliviado cuando miro a Lauren.
— Hablé con los niños — digo, mirando hacia arriba e intentando contener las lágrimas — los dejaste desde la mañana y les dijiste que no te importaba una mierda ni mi opinión, ni ellos ¿Qué se supone que debo pensar, Matt?Mi niño está sentado frente a mí, mi oficina actual es la que solía ser de Frank, pero en lugar de sentarme en la silla tras el escritorio y dejar que mi frustración se hiciera cargo, intento comprender en donde había fallado como su madre.— No lo decía en serio — asegura, él luce tan devastado co
Estoy sentado en la sala jugando a las muñecas con Alya, cuando escucho el estruendo en la habitación de André.André, era jodidamente difícil llamarle de esa manera, incluso al llamarle por su nombre y que tardara en recordar que hablaban con él era bastante jodido, esto era mil veces peor que creerlo muerto, ver a mi propio padre luego de tantos años y no ser reconocido, que me dedicada esa mirada vacía que se le dedica a un extraño…no se manejarlo de la mejor manera.Él mismo había hecho su camino de regreso a casa, y no recordaba más que meras ideas vagas