Era un nuevo día en la hermosa ciudad de Venecia, donde se podía apreciar a sus habitantes caminar de un lado a otro, viviendo su vida a su propio ritmo. Esa era la observación que tenía una hermosa joven de cabello largo, color negro, de compleción delgada, tono de piel claro y ojos de color azules. Su nombre es: Stefanie Caruso, quién en esos momentos usaba una blusa blanca de manga corta, falda larga con estampados de flores, una mochila negra y tenis blancos. Justo en esos momentos ella se notaba feliz al salir de la universidad, ya que lo había logrado, sus esfuerzos valieron la pena porque consiguió una beca para seguir sus estudios y poder cursar la carrera de abogacía que siempre había deseado desde pequeña. Había hecho grandes esfuerzos y sacrificios estudiando y trabajando al mismo tiempo, por el hecho de que lamentablemente ella era huérfana y tristemente nadie había querido adoptarla, así siempre estuvo sola y tras un tiempo perdió la esperanza de pertenecer a alguna fam
Regresando un poco el tiempo a esa misma mañana, encontramos a una limusina que circulando por las calles, la cual transportaba al mismo CEO del Corporativo Barone: Ángelo Barone, un hombre de 25 años de edad de cabello negro, corto y bien peinado, piel de tonalidad clara, ojos color chocolate, alto y de complexión ligeramente musculosa. Quien esos momentos llevaba uno de sus trajes Armani favoritos de color azul rey, con camisa blanca, una corbata color negra adornada con un broche de oro y zapatos negros bien lustrados. - ¿Entonces está todo listo? – preguntó serio el pelinegro, quien hablaba por teléfono en esos momentos con su asistente personal Giovanni – hm… perfecto, llegaré en unos 10 minutos y no las dejes entrar a mi oficina, que esperen e igual ordenale a Alessia que tiene luz verde si las ve – declaró algo molesto colgando. - ¿Problemas? – le preguntó un hombre mayor, de cabello negro, al cual se le miraban unas ligeras canas debido a su joven edad de 47 años, porque si…
Pasaron unos 15 minutos donde ya se veían muy alteradas. - Casandra, creo… - No te atrevas a decirlo, ¿sabes lo que te pasará? - ¿Me pasará? – preguntó María confundida - todo fue TU idea. - Ah, no criada, no tendré problemas con Ángelo por tu culpa, ya que no supiste cuidar al mocoso. - No perderé mi empleo por una zorra como usted – indicó María, pero justo en eso recibió una bofetada en la cara. - Date por muerta igualada - Casandra corrió buscando para llegar primero a la empresa y logrando tomar primero el elevador rápidamente y dejando a María atrás burlándose de ella dedicándole una sonrisa burlona. Tras eso buscó fingir estar muy angustiada y hasta llorar un poco apenas las puertas del elevador se abrieron notando para su suerte que Ángelo recién salía de su junta – ¡Ángelo, amor! – gritó corriendo mientras buscaba abrazarse a él. - Casandra, estate quieta – dijo deteniéndola – estamos en público, ¿qué te pasa? - Es que María, ella… - ¿Qué le pasa? – preguntó Romeo, q
Ignorando el caos que se estaba desarrollando unos pisos arriba de ella, Stefanie en ese momento tenía “otros” problemas, ya que estaba aguantándose las ganas de mal contestarle a esa mujer porque acababa de insinuar que ella era una ofrecida. - Creo que estás confundiendo las cosas – opinó Stefanie. - ¿En qué?, se ve que eres una ofrecida más que desea atención por parte de mi jefe para tener su vida asegurada – indicó con arrogancia la rubia mirándola con superioridad. - “El león cree que todos son de su misma condición” – se burló la pelinegra, notando que sus palabras hacían enojar a la rubia – pero como te dije antes necesito hablar con esa persona, porque necesito preguntarle algo importante. - M*****a gata corriente, ahora mismo te enseñaré tu lugar – mencionó enojada tomando el teléfono para llamar a seguridad y que echaran a la pelinegra del edificio. Justo en eso las puertas del elevador principal se abrieron dando paso a Giovanni; quien se miraba agitado, pero aliviado
- Señorita, él es el señor Ángelo Barone –, indicó Giovanni presentando a su jefe, mientras hacía una reverencia y se retiraba… aunque eso era en apariencia porque se quedaría detrás de la puerta con su arma lista, por cualquier cosa – Alessia necesito toda la información que conseguiste.- Ya estoy sacando el reporte e igual busqué ponerle un virus de rastreo en su teléfono – indicó la chica de forma seria, quien igual se quedó alerta con su arma en mano y cargada, por cualquier cosa.- Mucho gusto señorita – mencionó Ángelo colocándose de pie.- Tú eres el padre del pequeño – afirmó ella, al ver el obvio parecido entre el castaño y el pelinegro.-Si, así es – indicó sonriendo buscando acercarse para ver a su pequeño - soy el padre de Jin, gracias por encontrarlo – dijo extendiendo sus manos para tratar de tomar a su hijo, pero noto que la chica le miraba mal y no soltaba al pequeño.- Sabes no porque tengas dinero deberías descuidar de esa forma a un niño pequeño – le regaño donde Á
Por su lado, Stefanie, miraba su teléfono y consultaba el buscador local para ver los lugares que tiene cerca o un lugar económico para comer, luego buscaría retomar su viaje por las librerías cercanas para ver precios e igual ver en las tiendas de segunda mano para empezar a crear un presupuesto. Lamentablemente de nuevo la vida no quería que hoy fuera a ver sus asuntos porque apenas estaba por cruzar la calle, cuando sintió que alguien la sujetó con fuerza de su brazo izquierdo y la giró, donde ella estaba lista para golpear a esa persona, notando que era el abuelo del pequeño castaño. - Suélteme – dijo enojada ella buscando zafarse. - ¿Qué le hiciste a mi nieto? – preguntó mientras rechinaba sus dientes por el enojo. - ¿Qué? – pregunto confundida ella y en eso vio que igual padre e hijo llegaban a donde estaban, donde el pequeño Jin busco abrazarse a ella tratando de calmar sus lágrimas. - Mami, mami – le llamaba entre lágrimas. - … - Stefanie miro confundida esta situación, q
Stefanie llegó a casa y agradeció que la llevaran a su casa, ya que el sol se había ocultado, realmente deseaba golpear e insultar a esas personas, pero sabía que ese chofer no tenía la culpa, por lo cual solo les dio las gracias y se giró para entrar a su edificio. Miro hacia arriba, notando el humilde edificio de departamento, se veía un poco deteriorado, pero era lo que podía pagar en esos momentos. Subió las escaleras y llegó al departamento número 23, sacó sus llaves e ingreso. Su departamento era algo humilde: solo tenía un refrigerador viejo, estufa y fregadero que poseía el lugar, adicional una pequeña mesa, un televisor algo viejo, un colchón individual sin una base y un mueble de plástico donde estaban acomodadas sus ropas, otro mueble donde tenía guardados los químicos para limpieza del hogar, jabón para ropa y platos y un escritorio algo dañado donde estaban guardados sus libros. - Ah… todo un día desperdiciado – dijo triste para sí mientras dejaba sus llaves en la mesa
- Es decir, que no me dejas opción – menciono ella mirando que para ellos era normal esas amenazas.- Vamos no soy mala persona, si lees bien el contrato ganaras más de lo que ganabas en ese trabajo mediocre que tenías e igual vivirás aquí con todos los lujos – menciono con burla - algo mucho mejor que habitación de pordiosera en la que estabas con ese simple colchón viejo.- … - Stefanie solo frunció el ceño mirando mal al pelinegro antes de bajar su mirada para ver la carpeta – y tendré horarios laborales normales o ya me condenaste a vivir atada a esta casa y a tu hijo – hablo empezando a leer el contrato.- Bueno los horarios y días libres dependerán de que tan bien cuides a mi hijo y que no nos traiciones.- ¿Traicione?- Pese a que eres una civil normal, sé que todos somos humanos y existen las tentaciones, algo que siempre aprovechan mis enemigos para motivar a las traiciones y en tu caso podrían motivarte para que dañes a mi heredero.- Eso suena rastrero.- Pero así es nuestr