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Capítulo 3: ¡Quiero a MI HIJO! ¡AHORA!

Pasaron unos 15 minutos donde ya se veían muy alteradas.

- Casandra, creo…

- No te atrevas a decirlo, ¿sabes lo que te pasará?

- ¿Me pasará? – preguntó María confundida - todo fue TU idea.

- Ah, no criada, no tendré problemas con Ángelo por tu culpa, ya que no supiste cuidar al mocoso.

- No perderé mi empleo por una zorra como usted – indicó María, pero justo en eso recibió una bofetada en la cara.

- Date por muerta igualada - Casandra corrió buscando para llegar primero a la empresa y logrando tomar primero el elevador rápidamente y dejando a María atrás burlándose de ella dedicándole una sonrisa burlona. Tras eso buscó fingir estar muy angustiada y hasta llorar un poco apenas las puertas del elevador se abrieron notando para su suerte que Ángelo recién salía de su junta – ¡Ángelo, amor! – gritó corriendo mientras buscaba abrazarse a él.

- Casandra, estate quieta – dijo deteniéndola – estamos en público, ¿qué te pasa?

- Es que María, ella…

- ¿Qué le pasa? – preguntó Romeo, quién frunció el ceño, ya que notaba que algo estaba mal con esa actitud.

- ¡Señor! – en eso vieron que el guardia que debía cuidarlas llegaba corriendo – perdón fui al baño y ellos…

Ángelo miró eso confundido y en eso vio llegar a María igual agitada y angustiada, donde sin dudarlo sujetó con fuerza de los brazos a la castaña.

- ¿Dónde ESTÁ MI HIJO? – preguntó apretando su agarre y lastimándola.

- A… amor… amor me lastimas.

- ¡MI HIJO!

- Señor Barone, perdón yo – dijo asustada la chica, pero se quedó quieta y temblando al ver que el mayor sacaba su arma y le apuntaba.

- MOCOSA, ¿dónde está mi nieto? – preguntó molesto Romeo.

- ¡Giovanni! – grito furioso Ángelo.

- Ya investigó – contestó el nombrado para ir rápidamente con sus técnicos.

- Casandra, no lo volveré a repetir, ¿dónde está mi hijo?

- Ella… Ella lo llevó al parque y lo perdió – contestó temblando y sintiendo un fuerte dolor en sus brazos.

- ¿YO? Usted tomó al niño y lo saco – dijo María empezando a discutir con la castaña, pero el sonido de una detonación las interrumpió.

- ¡CÁLLENSE! – ordenó Romeo.

- Las dos a mi oficina – ordenó enojado Ángelo, quien literalmente empujó a la castaña al interior de la habitación aventándola al suelo, mientras que María corrió asustada al seguir amenazada y hasta la secretaria le estaba apuntando con un arma para evitar que escapara.

Ambas mujeres estaban algo asustadas, porque algo básico que sabían todos los que trabajaban y conocían de forma personal a la familia Barone… es que la empresa de tecnología era una fachada que les ayudaba en sus negocios reales, ya que ellos eran una mafia poderosa, teniendo múltiples aliados incluyendo políticos y militares de alto mando. Así que los Barone si deseaban podían desaparecer a alguien y no pasaría nada.

La puerta fue azotada con fuerza y Ángelo se sentó en su silla detrás de su escritorio mirándolas con odio.

- Entonces… ¿DÓNDE ESTÁ MI HIJO? – preguntó gritando hacia las personas que tenía en frente, quienes temblaron al momento.

- Señor… yo no… - empezó a decir María – yo no perdí al joven amo, ella me ordenó que lo dejara a su cargo… que ella se encargaría de él – indicó señalando a la otra persona.

- ¡Qué!, Ángelo, mi amor, esta criada miente – indicó Casandra asustada.

- NO MIENTA señora, usted me dijo que me fuera por su café y que le dejara al joven amo.

- Por supuesto que no, yo jamás…

- ¡¡¡CÁLLENSE!!! – ordenó furioso Ángelo – NO ME IMPORTA SUS QUEJAS, ZORRAS… LO ÚNICO QUE QUIERO SABER ES ¿DÓNDE ESTÁ MI HIJO? – indicó con voz tétrica haciéndolas temblar otra vez.

- Es obvio que las dos estúpidas perdieron a mi nieto – dijo Romeo molesto, pero buscando estar en calma – es decir, que ELLAS NO NOS SIRVEN – opino con una calma y frialdad, que asustó a ambas.

Esas palabras hicieron eco en ambas mujeres, quienes notaban que era su final.

- Creo que mi padre tiene razón – habló con calma, Ángelo, a la vez que sacaba su pistola, del interior de su saco, para luego apuntar primero a María y de un disparo cayó al suelo, muerta con un perfecto tiro en la cabeza.

- A… Ángelo… mi… mi amor… yo no…. – Casandra habló temblando al ver que ahora el arma estaba apuntándole a ella y podía notar en la mirada del pelinegro no había ningún atisbo de piedad, sólo reflejaban una gran frialdad e indiferencia hacia su persona, momentos después cayó muerta al lado de la otra.

- Tch, por eso te dije que escogieras mejor a la niñera de MI NIETO – habló Romeo molesto – esta idiota se dejó influenciar por esta puta barata – habló señalando los cuerpos en la alfombra a mitad de la oficina - y ahora mi nieto está perdido.

- No me lo tienes que repetir – dijo molesto Ángelo mientras avanzaba al teléfono de su oficina – ¿ya lo encontraste Giovanni?

- Ya vi las cámaras de seguridad, fue culpa de Casandra, ya que el guardia solo se ausentó unos momentos porque fue al baño, pero ya maté al imbécil que no lo suplió y no reportó la ausencia de ellos porque ya había tenido su encuentro feliz con tu ex-amante – mencionó – estoy hackeando las cámaras de vigilancia de la policía para seguirlas.

- Me mantienes informado de tus avances – ordenó Ángelo – y mándame a Luciano a que limpie mi oficina.

- Ok – formuló Giovanni terminando la llamada.

Ángelo estaba furioso y busco pararse para caminar hasta la puerta.

- ¡Quieto! – le ordenó Romeo.

- ¿En serio? Mi hijo está perdido y…

- Y te quedarás aquí, todos tus subordinados lo están buscando, pero tú te mantendrás la calma o deseas que todos sepan que tu hijo está perdido en la ciudad. Sé lo frustrante que es, pero como jefe debes estar en calma y sereno, confía en tus amigos.

- Sí… – dijo molesto mirando con odio los cuerpos de las mujeres, justo en eso tocaron la puerta – pasa – ordenó.

En esos momentos la puerta se abrió dando paso a un hombre alto, de piel morena, cabello color castaño corto, ojos color café.

- ¿Me llamaste? – hablo entrando y mirando los cuerpos por unos segundos para centrar su atención en sus jefes.

- Sí, Luciano, por favor llévate eso de mi oficina y pide al de limpieza que venga a limpiar y cambiarme la alfombra – indicó dejándose caer en su silla mientras cerraba los ojos.

Luciano solo asintió y empezó a llamar para limpiar el lugar, ya que sabía que la situación era delicada en esos momentos y lo menos que uno debía hacer era opinar o contradecirlo.

Por su parte, Giovanni, estaba con sus técnicos donde logró rastrear los pasos de ellas.

- Señor – habló uno de los técnicos, que estaban trabajando para buscar al menor.

- ¿Qué hallaron? – preguntó Giovanni.

- Aquí, ellas lo llevaron al parque, al parecer Casandra dejó al niño en el área de juego con otros menores – explicó mostrando las imágenes – aquí se ve como ellas discutieron y la niñera fue a la cafetería.

- Bueno, Casandra siempre se creyó la señora Barone y daba órdenes a quienes se dejaban intimidar por ella – dijo aburrido Giovanni.

- Aquí ella se alejó un poco para hablar por teléfono y después la madre de los otros niños los llamó, el joven amó al verse solo empezó a buscarlas, pero se ve que quiere llorar al pensar que está solo porque no puede verla y empezó a caminar – explicó.

- Por dios… - dijo asustado al ver que el castaño solito empezó a andar y cruzó la calle; algo que le hizo enfurecer, ya que el niño podría estar lastimado en esos momentos o peor… – síganlo y denme su ubicación actual – ordenó.

- De hecho, jefe… - mencionaron donde con otras cámaras lograron ver al pequeño que era recogido por una chica desconocida.

- ¡Qué carajos! Quiero saber todo de ella, PERO YA: nombre, dirección, edad, si pertenece a una mafia, su ubicación actual… ¡TODO!

- Si – dijeron empezando a teclear para buscar a la chica y saber su ubicación actual e igual buscar su identificación con la información del registro de personas de la base de datos del gobierno.

- Jefe.

- ¿Qué encontraste de esa mujer?, dame todo lo que tengan de ella.

- De hecho, está aquí.

- ¡QUE!

- Si mire – indicó mostrando las cámaras donde se veía a la pelinegra entrar con el pequeño castaño entre sus brazos y noto que tenía una tarjeta en sus manos.

- No digan nada, yo iré a interceptarla, vigílenla y si ven que sale llaman Luciano para que la atrape – ordenó, corriendo a la entrada principal de la empresa.

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