- Señorita, él es el señor Ángelo Barone –, indicó Giovanni presentando a su jefe, mientras hacía una reverencia y se retiraba… aunque eso era en apariencia porque se quedaría detrás de la puerta con su arma lista, por cualquier cosa – Alessia necesito toda la información que conseguiste.
- Ya estoy sacando el reporte e igual busqué ponerle un virus de rastreo en su teléfono – indicó la chica de forma seria, quien igual se quedó alerta con su arma en mano y cargada, por cualquier cosa.
- Mucho gusto señorita – mencionó Ángelo colocándose de pie.
- Tú eres el padre del pequeño – afirmó ella, al ver el obvio parecido entre el castaño y el pelinegro.
-Si, así es – indicó sonriendo buscando acercarse para ver a su pequeño - soy el padre de Jin, gracias por encontrarlo – dijo extendiendo sus manos para tratar de tomar a su hijo, pero noto que la chica le miraba mal y no soltaba al pequeño.
- Sabes no porque tengas dinero deberías descuidar de esa forma a un niño pequeño – le regaño donde Ángelo se asombró por esa acusación donde sus ojos reflejaron el enojo e ira que estaba conteniendo, ya que nadie le había regañado en su vida con excepción de su padre.
- Mi hijo NO lo descuido, su niñera se atrevió a descuidarlo y ya estábamos buscándolo – hablo Romeo rápidamente haciendo reaccionar a su hijo para que se calmara, por el hecho de que aún no podía descontrolarse, al menos no hasta que Jin estuviera en sus manos y no con esa extraña.
- Hmm… ya veo, entonces perdón por juzgarte mal, es que lo encontré solo, ya que cuando me intercepto no vi a nadie cerca de él y se veía algo sucio y lastimado… y ver personas así de descuidadas me enoja – mencionó ella mientras se acercaba al pelinegro y con cuidado le pasaba al pequeño, quien se removió un poco, pero tenía una suave sonrisa a lo que Ángelo igual sonrió mirando con amor a su pequeño – le revise y pese a estar algo sucio no tenía heridas graves, solo un raspón en sus rodillas – informo – y sus ojos están algo hinchados porque estaba llorando antes de que lo encontrara, por suerte tenía esa tarjeta consigo.
- Jeje parece que la travesura del día fue su salvación porque tomo mi nueva caja de tarjetas para jugar – opinó el pelinegro mirando con infinito amor a su pequeño, quien era su todo.
- Hm… fue un evento afortunado – mencionó ella sonriéndole - pero debería considerar darle al menos una tarjeta de identificación o que se aprenda tu nombre por si algo así se vuelve a repetir.
- Descuida esto ¡JAMÁS! se repetirá – índico dejando sonar en tono peligroso sus palabras.
- Entiendo – mencionó ella dando un paso atrás para alejarse un poco y darles su espacio a padre e hijo.
- Gracias por cuidarlo y traerlo de regreso a mi lado.
- De nada, me alegra que haya podido ayudarlo, aunque se veía muy asustado y estaba llamando a su mamá en que lo encontré
Ante ese dato Ángelo y Romeo mirando confundidos a la pelinegra.
- ¿Él… él estaba hablando? – preguntó Romeo, asombrado.
- Si, cuando lo encontré él jaló de mi falda para llamar la atención y dijo mamá – mencionó ella.
- Jin no tiene mamá – habló preocupado Ángelo.
- Tal vez por la situación pensó buscarla al sentirse solo – explico Stefanie - bueno me despide del pequeño Jin y me alegro de que ya esté en casa – mencionó acariciando los cabellos del pequeño antes de girarse y encaminarse a la puerta.
- Espera – dijo Romeo – ¿no vas a pedirnos algo?
- ¿Pedir algo?, ¿por qué haría eso? – preguntó confundida la chica.
- … - Ángelo, miro mal a su padre, antes de buscar aclarar su garganta – perdona a mi padre, él tiene costumbres muy arraigadas y se refiere a si no deseas alguna compensación por esta acción.
- Bueno, no sé a qué clase de personas interesadas frecuentan, pero no deseo nada con saber que Jin ha regresado con su familia está bien para mí, ya que de no encontrar esa tarjeta lo hubiera dejado con la policía para que ellos los buscaran a ustedes.
Romeo frunció un poco el ceño agradeciendo ese detalle porque en la policía, así como aliados, también había algunos enemigos suyos.
- Pero aun así insisto en agradecerte por traer sano y salvo a mi nieto – volvió a hablar Romeo.
- Descuidé, no lo hice esperando algo a cambio y si es todo, me retiro – indicó saliendo de la oficina en silencio.
- Ya se va – preguntó Alessia, quien traía una bandeja con tazas de café.
- Si – contesto la pelinegra – solo debo presionar planta baja para ir a la salida – hablo señalando el elevador.
- ¿Eh...?, ah… si – indicó la rubia confundida mirando que la chica se retiraba con calma y tranquilidad.
- Extraño – dijo Romeo.
- Giovanni – habló Ángelo.
- Lo sé, ya estoy en ello y aquí tienes las nuevas carpetas del personal despedido y los candidatos nuevos para cubrir esos puestos.
- Decide tú, yo llevaré a mi hijo a casa – indicó Ángelo caminando para ir por el elevador para buscar su auto seguido de Romeo, quien igual los acompañaría.
Ángelo caminó con calma al elevador, mientras su padre llamaba por teléfono a su médico para que los viera en la casa y revisará al pequeño, por cualquier cosa.
- Insisto fue extraño, hacía mucho no veía a una persona normal – mencionó Romeo apoyando su espalda en la pared del elevador.
- Si – mencionó su hijo mirando que él empezaba a removerse mucho y empezó a abrir los ojos mirando a su papá a la vez que ahogaba un bostezo y restregaba sus ojitos.
- Hola Jin – dijo feliz Ángelo besando la frente de su pequeño, notando que le sonreía y empezaba a ver por todos lados, angustiado.
- ¿Mami? – pregunto confundido mirando a todos lados.
- ¿Eh? – preguntaron ambos adultos, lo miraron confundidos y asombrados por eso.
- ¡Jin, tu primera palabra! – dijo emocionado Ángelo.
- ¿Mami? – volvió a repetir el castaño mientras se aguaban sus ojitos.
- Jin no llores hijo, aquí estoy – mencionó preocupado el pelinegro, pero su pequeño empezó a romper en llanto gritando, pataleando y llamando a todo pulmón a su “mami”.
- Jin, no llores – habló con dureza Romeo, quien igual estaba sorprendido por la forma de llorar del pequeño, ya que sería su primer berrinche que presenciaba.
- Buaaaa MAMI – lloraba el pequeño ignorando a todos, justo en eso se abrieron las puertas del elevador donde el castaño vio a cierta pelinegra, quien estaba saliendo de la empresa y miraba su teléfono – ¡mami! – le llamo feliz buscando estirando sus manos en dirección a la chica, quien ahora se alejaba donde él empezó a llorar de nuevo – mami buaaaa.
- Ella… – dijo Romeo frunciendo el ceño, dónde salió corriendo a detener a la pelinegra.
- ¡Hey!, papá espera, Jin no llores, te lastimarás – dijo preocupado, Jin siguiendo a su papá a la vez que varios guardias le seguían.
Por su lado, Stefanie, miraba su teléfono y consultaba el buscador local para ver los lugares que tiene cerca o un lugar económico para comer, luego buscaría retomar su viaje por las librerías cercanas para ver precios e igual ver en las tiendas de segunda mano para empezar a crear un presupuesto. Lamentablemente de nuevo la vida no quería que hoy fuera a ver sus asuntos porque apenas estaba por cruzar la calle, cuando sintió que alguien la sujetó con fuerza de su brazo izquierdo y la giró, donde ella estaba lista para golpear a esa persona, notando que era el abuelo del pequeño castaño. - Suélteme – dijo enojada ella buscando zafarse. - ¿Qué le hiciste a mi nieto? – preguntó mientras rechinaba sus dientes por el enojo. - ¿Qué? – pregunto confundida ella y en eso vio que igual padre e hijo llegaban a donde estaban, donde el pequeño Jin busco abrazarse a ella tratando de calmar sus lágrimas. - Mami, mami – le llamaba entre lágrimas. - … - Stefanie miro confundida esta situación, q
Stefanie llegó a casa y agradeció que la llevaran a su casa, ya que el sol se había ocultado, realmente deseaba golpear e insultar a esas personas, pero sabía que ese chofer no tenía la culpa, por lo cual solo les dio las gracias y se giró para entrar a su edificio. Miro hacia arriba, notando el humilde edificio de departamento, se veía un poco deteriorado, pero era lo que podía pagar en esos momentos. Subió las escaleras y llegó al departamento número 23, sacó sus llaves e ingreso. Su departamento era algo humilde: solo tenía un refrigerador viejo, estufa y fregadero que poseía el lugar, adicional una pequeña mesa, un televisor algo viejo, un colchón individual sin una base y un mueble de plástico donde estaban acomodadas sus ropas, otro mueble donde tenía guardados los químicos para limpieza del hogar, jabón para ropa y platos y un escritorio algo dañado donde estaban guardados sus libros. - Ah… todo un día desperdiciado – dijo triste para sí mientras dejaba sus llaves en la mesa
- Es decir, que no me dejas opción – menciono ella mirando que para ellos era normal esas amenazas.- Vamos no soy mala persona, si lees bien el contrato ganaras más de lo que ganabas en ese trabajo mediocre que tenías e igual vivirás aquí con todos los lujos – menciono con burla - algo mucho mejor que habitación de pordiosera en la que estabas con ese simple colchón viejo.- … - Stefanie solo frunció el ceño mirando mal al pelinegro antes de bajar su mirada para ver la carpeta – y tendré horarios laborales normales o ya me condenaste a vivir atada a esta casa y a tu hijo – hablo empezando a leer el contrato.- Bueno los horarios y días libres dependerán de que tan bien cuides a mi hijo y que no nos traiciones.- ¿Traicione?- Pese a que eres una civil normal, sé que todos somos humanos y existen las tentaciones, algo que siempre aprovechan mis enemigos para motivar a las traiciones y en tu caso podrían motivarte para que dañes a mi heredero.- Eso suena rastrero.- Pero así es nuestr
- Bueno, ahora es oficial, así que Stefanie Caruso bienvenida a la familia Barone – indico girándose para salir del lugar.- Espera un momento – dijo ella deteniéndolo.- ¿Y ahora qué? Ya no aceptare más clausulas y quejas, porque ya firmaste.- Si sabes que no se nada de esta casa, al menos enséñame lo básico con respecto a la estructura o si hay lugares prohibidos en este lugar – dijo ella mirándolo con la ceja arqueada.- Ah eso… hehe ups tienes razón – indico riendo nervioso el pelinegro, olvidando ese detalle.- Así o más distraído – se burló Romeo, quien se retiró de la habitación para regresar a la suya para dormir un poco.Tras reírse de sí mismo, Ángelo aclaro la garganta y guio a la chica por el lugar, empezando por decirle que su habitación estaría al lado de la de Jin, por obvias razones; le indico que en ese mismo piso estaban las habitaciones de ellos y obviamente no tenía permiso de entrar; de ahí pasaron a la planta baja mirando: la sala, los jardines para que jugara c
En que esperaban le dio al castañito unas uvas para que comiera, quien estaba feliz de esos mimos, tras pasar unos 30 minutos termino de hacer la comida para ambos notando que Ángelo llegaba e igual Romeo.- ¿Que es ese olor? – pregunto curioso Romeo acercándose a ver le cuenco de sopa de su nieto.- Am am abbb – le contesto mostrándole que ya sujetaba su cuchara para comer.Romeo sonrió acariciando el cabello de su pequeño.- Huele bien, ¿qué es? – pregunto Ángelo, quien se sentó a la derecha de su pequeño.- Hice consomé de pollo con arroz y verduras – indico Stefanie, mientras se acercaba para colocarle un babero al castaño, quien estaba emocionado.- ¿Tu cocinaste? – pregunto Romeo frunciendo el ceño.- ¿Porque no te hizo algo el cocinero? – pregunto Ángelo, quien igual se notaba molesto por ese detalle.- Me dijeron que si deseábamos comer que yo misma lo hici…- Señor Ángelo – le interrumpió la sirvienta, quien llegaba seguida de otros cocineros con bandejas de comida – perdón a
Ángelo solo sonrió divertido ya que le parecía curioso como reacciono y que no opino; algo que le gustaba mucho e igual opto por ir a dormir ya que mañana temprano debía dar algunas “liquidaciones”Justo en la madrugada se podía apreciar como algunos cuerpos eran sacados de la casa en bolsas de basura, ya que al investigar la gran mayoría de esos trabajadores habían robado los juguetes del cuarto de Jin.Al día siguiente Stefanie se despertó temprano para arreglarse e ir a revisar a Jin ya que aún no sabía los horarios del castaño, donde al entrar lo vio dormido, provocando que sonriera y con cuidado acomodo las cortinas para que el sol no le llegara a dar de golpe a su rostro, para luego girarse y a buscarle algo de ropa en su armario, aunque fue grande su sorpresa al ver que este parecía otra habitación solo que esta era exclusivamente para ropa, zapatos y accesorios.- Esto es un exceso… - dijo mirando la gran cantidad de prendas; tras un rato encontró un atuendo ligero para que sa
Al salir al jardín, Stefanie notaba que Jin se miraba muy curioso y emocionado por explorar, donde le dejo caminar por su cuenta apreciando la felicidad y curiosidad que reflejaba en ese momento. Ángelo observo esas reacciones que hizo su pequeño haciéndolo sonreír, pero al mismo tiempo eso le enojaba ya que todo indicaba que en verdad solo tenían a su hijo encerrado en su cunero y le prendían la televisión para ignorarlo. - Ven Jin – dijo Stefanie, quien tomo de la mano al pequeño para empezar a andar y cuidarlo, ya que él estaba más atento a su alrededor que en su camino, porque estaba empezando a descubrir muchas cosas nuevas y deseaba tocar todo lo que tenía a su alcance. - Ahh mamá, mamá – decía señalando unos pajarillos que pasaron volando sobre de él. - Esas son aves, Jin – menciono ella hincándose para quedar a la altura del pequeño quien la sujetaba y señalaba las cosas. - Avvv. - Aves. - Avsss. - Aves. - Aves. - Hm… muy bien – dijo ella mientras se colocaba de pie p
El resto del día transcurrió con calma ya que el castaño disfruto de las atenciones de sus papas, aunque en la noche Ángelo se disculpó y salió a atender algunos negocios. - No me esperes mi amorcito, papá regresare tarde, pero mañana desayunamos juntos – dijo despidiéndose de su pequeño a quien le dio un beso en la frente antes de partir. - Bueno Jin cenaras con el abuelo – dijo Romeo. - Abu – repitió Jin riendo. Romeo se emocionó cargando al pequeño. - Hm… es abuelo, pequeño pillo. - ¿Porque le dice así? - Es mi forma de dar cariño – opino un poco ofendido, dejando que ella tomara al pequeño para ir a la sala, donde se acomodaron para leer un cuento - ¿y la razón de leer es…? - Así se familiariza con las palabras y con esto lo estimulare para que el desee hablar, buscando repetir las palabras que escucha – indico ella para acomodarse y hacer que Jin mirara el libro mientras ella leía. Romeo solo sonrió quedándose sentado a una distancia prudente escuchando, hasta que fue la