MILAAbro los ojos lentamente, estirando mis brazos y piernas en la cama. Me siento renovada después de una buena noche de sueño. Me levanto y me dirijo hacia la cuna de mi bebé, que aún duerme pacíficamente. Le doy un beso suave en la frente y decido dejarlo dormir un rato más.Me dirijo hacia el baño para empezar mi rutina matutina, pero justo cuando estoy a punto de entrar, la puerta se abre y entran Natalia y su amiga Alisa, cargadas de ramos de flores.—¿Qué... qué es todo esto? —pregunto, mirando las flores con curiosidad.—Son para ti, tontica —dice Natalia con una sonrisa.—¿Para mí? ¿Quién me las envía? —pregunto, mirando a Natalia y Alisa en busca de respuestas.—No lo sé —dice Alisa encogiéndose de hombros—, pero tengo una idea de quién puede ser...—¿No tienes idea, Mila? —pregunta Natalia guiñándome un ojo.—No... no tengo idea —admito.—Bueno, quizás deberías leer la tarjeta que viene con las flores —dice Alisa con una sonrisa misteriosa.Me acerco a las flores y busco l
MILAMe paro en la parte trasera de la casa, respirando profundamente antes de enfrentar la conversación que se avecina. Alaska, la mujer que está frente a mí, me mira con una expresión desafiante, su mirada es intensa y parece estar evaluándome.Puedo sentir la tensión en el aire, y mi instinto me dice que esta conversación no será fácil. Alaska parece estar disfrutando de la incomodidad que me causa, y su actitud me hace sentir como si estuviera caminando sobre terreno pantanoso.—¿Cómo estás? —pregunta Alaska, mirándome con curiosidad.—Yo estoy muy bien Alaska —respondo, sonriendo ligeramente—. ¿A qué se debe tu preocupación?—Nada en particular —dice Alaska, encogiéndose de hombros—. Solo quería saber cómo va tu vida.—Mi vida va muy bien —digo, sonriendo—. Más ahora que vivo con Natalia. Gracias por la preocupación.Alaska asiente con la cabeza, pero su expresión sigue siendo intensa, como si estuviera evaluando cada palabra que digo.—¿Cómo los tratas a Natalia y Milton? ¿Los m
MILA—¿Qué pasó? —pregunta—. ¿De qué hablaron?Me siento incómoda, aun tengo esa sensación en mi cuerpo, pero respiro profundo antes de contestarle.—Me hizo preguntas sobre los niños... sobre quién es su verdadero padre —digo.Alisa se inclina hacia adelante, interesada.—¿Y qué le dijiste? —pregunta.Me sacudo la cabeza y muevo mis dedos porque los siento tan tensos, creo que aprete mi mano sin darme cuenta mientras hablaba con ella.—Nada... no le dije nada. Pero temo que descubra la verdad.En ese momento, Natalia llega a la sala y se acerca a nosotros.—No te preocupes, Mila —dice—. Si Alaska intenta algo, sé que mi hijo inmediatamente la va a matar.—Espero que no llegue a eso... no quiero que nadie salga herido —digo.—No te preocupes, Mila. Estamos aquí para protegerte a ti y a tus hijos.—Y si le digo la verdad, hablamos con ella y le confieso que yo fui una mujer engañada y que realmente el responsable de todo esto es Marko, que jugó con las dos —digo.Natalia sacude la cabe
MILAMientras entrenaba en el gimnasio, también me dedicaba a estudiar sobre la mafia. Me pareció muy interesante aprender sobre sus reglas y tradiciones, y una de las cosas que más me llamó la atención fue la ley del silencio.La ley del silencio es una de las reglas más importantes de la mafia. Se refiere a la obligación de mantener el secreto sobre los asuntos de la organización. Esto significa que nadie debe hablar sobre los negocios, las actividades o las decisiones de la mafia con nadie que no sea miembro de la organización.Me pareció fascinante aprender sobre cómo esta ley se aplica en la práctica. Por ejemplo, si alguien rompe la ley del silencio, puede recibir castigos muy severos. En algunos casos, incluso puede ser condenado a muerte.Mientras entrenaba, también me preguntaba cómo era posible que esta ley se mantuviera durante tanto tiempo. ¿Cómo era posible que tantas personas mantuvieran el secreto durante tanto tiempo?Pero también me di cuenta de que la ley del silenci
MILALa cena romántica que Maximiliano ha organizado para mí es simplemente impresionante.La mesa está puesta con una precisión milimétrica, con platos de porcelana fina y cubiertos de plata brillante. El mantel es de lino blanco, y las servilletas están dobladas en forma de flores. En el centro de la mesa, un jarrón de cristal contiene un ramo de rosas frescas, cuyo aroma dulce llena el aire.A un lado de la mesa, una botella de vino tinto descansa en un cubo de hielo, rodeada de velas encendidas que proyectan sombras danzantes en las paredes. La luz suave y cálida de las velas ilumina el rostro de Maximiliano, que se sienta frente a mí con una sonrisa en los labios.Está vestido con un traje negro impecable, con una camisa blanca y una corbata de seda negra. Su cabello está peinado hacia atrás, y sus ojos brillan con una intensidad que me hace sentir como si estuviera desnuda ante él.Mientras me siento en mi silla, Maximiliano se levanta y se acerca a mí, con una mirada lasciva en
MILALa habitación es un espacio íntimo y acogedor, con una cama grande y cómoda que parece invitar a relajarse y olvidarse del mundo exterior. Las sábanas blancas y suaves parecen brillar en la luz tenue de la habitación, y las almohadas altas y esponjosas parecen esperar para acunar mi cabeza.El ambiente entre nosotros es cargado de tensión y anticipación. La conexión entre Maximiliano y yo es casi palpable, y puedo sentir la electricidad que fluye entre nuestros cuerpos. La habitación parece estar llena de una energía sensual y emocionante, y puedo sentir que estamos al borde de algo increíble.Maximiliano se acerca a mí, su mirada fija en la mía, y puedo sentir su calor y su presencia envolviéndome. La habitación parece estar girando a nuestro alrededor, y todo lo que importa es el momento presente, el contacto entre nuestros cuerpos y la pasión que está a punto de estallar.—Eres una mujer hermosa, Mila —dice Maximiliano, su voz baja y sensual mientras acaricia mi mejilla con su
MILAMaximiliano comienza a desvestirse con una confianza y sensualidad que me hace sentir un poco nerviosa y emocionada al mismo tiempo.Se quita la camisa primero, desabrochando los botones con una lentitud deliberada que me hace sentir como si estuviera disfrutando del espectáculo. La camisa cae al suelo, revelando su torso musculoso y perfecto.Luego, se desabrocha el cinturón de sus pantalones, y los desliza hacia abajo con una suavidad que me hace sentir un poco mareada. Sus pantalones caen al suelo, y queda desnudo ante mí, su cuerpo perfecto y musculoso.Me quedo sin aliento al verlo desnudo, mi mirada recorriendo su cuerpo con una admiración y deseo que no pueda disimular. Maximiliano sonríe, sabiendo que estoy disfrutando de la vista, y se acerca más a mí, su cuerpo cerca del mío.Tiene la polla dura, gruesa, con venas y mojada.Se acerca y, con un movimiento suave, abre mis piernas, deslizando la tela de mis bragas hacia un lado. Siento un calor intenso que se extiende por
MILALa noche que vivimos juntos sigue siendo un recuerdo vívido en mi mente, un torbellino de emociones y sensaciones que me hace sonreír cada vez que lo recuerdo. Y ahora, al mirar el monumento de hombre que tengo al lado, siento una oleada de cariño y gratitud.Su respiración suave y constante es como una melodía que en mi estado de vigilia, mientras que yo estoy completamente despierta, sumida en mis pensamientos y recuerdos. La luz de la luna que se filtra a través de las cortinas ilumina su rostro, destacando sus rasgos fuertes y masculinos.Me acuerdo de la forma en que me miró anoche, con una intensidad y un deseo que me hizo sentir como si estuviera flotando en una nube de éxtasis. Me acuerdo de la forma en que me tocó, con una suavidad y una pasión que me hizo sentir viva. Me acuerdo de la forma en que me hizo sentir, como si fuera la única persona en el mundo.Como me follo, me beso y me causo múltiples orgasmos.Y ahora, al mirar su rostro dormido, siento una oleada de amo