—¿Te sientes bien cariño? — Milo había salido de la oficina mientras volvía a ver a Madison distraía, desde que el maldito de Sander había aparecido afuera de la oficina hacía dos días atrás, siempre habían ido almorzar, pero Maddie no estuvo igual, él se encargó de contar todo lo que había pasado, y su familia los apoyaría siempre. —Sí, sólo quiero dejar de sentir esa sensación tan extraña que me dejó ver a Sander, no quiero que se me acerque, y menos que le haga algo a mi hijo. — Milo la brazo. —Eso no va a pasar mi amor, te lo puedo asegurar — Maddie le correspondió al abrazó, debía de confiar y dejar de pensar que algo malo podría pasar, al lado de su hombre se sentía muy segura. — De acuerdo cariño, haré mi mayor esfuerzo. — Así me gusta, ¿lista para salir de viaje mañana?—Creo que me estás mal acostumbrando. — Madison realmente se sentía muy consentida por Milo, ese hombre siempre quería darle la luna, y se lo agradecería porque lo hacía con mucho amor. —Y lo seguiré hacie
Miller tenía su maleta lista, miró su celular, aún dudaba en si ir o no, le había llamado la atención Marena, pero Tara, uf, esa chiquitilla con sólo verla en una foto le había movido el piso de una manera impresionante, la dos mujeres eran hermosas, pero él era un hombre de 33 años y nunca jugaba con nadie, a pesar de que a él le habían roto el corazón. Decidió enviar un mensaje a Marena. "Hola, soy Miller Marquina, lamento lo de hoy, pero espero el próximo lunes poder llevarte a cenar" Envío el mensaje y luego salió de su casa, Milo había insistido en pasar por él, estaba seguro que fue porque Maddie le había dicho, pero él le había insistido en que no era necesario que él llegaría, había dicho que tenía cosas que hacer antes, eso era una mentira, pero necesitaba pensar bien en lo que estaba haciendo. Bianchi le había dicho la hora de salida del avión, aún no podía creer a lo que llegaba un hombre por ver feliz a su mujer, él no es que no fuera romántico, pero nunca había hecho n
—Hola — devolvió el saludo Miller — es un placer conocerte en persona — su voz sonó segura pero por dentro se sentía temblando. —Lo mismo digo — Tara se giró a su hermana y cuñado — ¿Dónde se hospedarán? —En el Vila Foz Hotel & Spa, ahí reservamos dos suites. — contestó Milo mirando a su cuñada. —Quiero ver a mi abuela, iré a buscarla — dijo Maddie, y Milo la siguió. —Voy contigo cariño. — se giró a Miller — ¿Quieres venir o te quedas con Tara? — dijo tratando de ocultar su diversión, Miller entrecerró sus ojos al oírlo y verlo, al parecer lo habían descubierto, pero no le importaba. —Me quedaré con Tara, — se giró a mirarla a los ojos — Claro, sino te molesta — Tara negó con la cabeza —No, no me molesta. — Bien, iré por la abuela y nos veremos dentro de un rato. — En cuanto ellos se fueron Miller se giró a Tara. —¿Qué haremos mientras ellos vienen? Porque yo quería ir a caminar, pero no sé si tú quieras — comentó una sonrojada Tara, cosa que le pareció adorable. —¿Qué te par
—¿De mí? Pues no hay mucho que decir, mi madre murió hace unos años — dijo aún con dolor en su corazón. — Lo siento — dijo Tara de inmediato. Él negó con la cabeza de inmediato. — No te preocupes, sólo quedamos, mi padre, mi hermano y yo, soy el mayor por tres años, aún estamos solteros y sin hijos. — Tara no le quitaba la mirada de encima, estaba fascinada con el espécimen de hombre que tenía enfrente. —¿Y ninguno ha pensado en tener hijos? — Miller también tenía la mirada en los de Tara. —Sí, bueno, en realidad hace unos años creía que era padre, cuando me lo dijeron, fui el hombre más feliz del mundo, estaba con la mujer que según yo amaba y tendríamos un hijo, cuando nació, un sentimiento sobre protector creció en mí, luego de un año todo mi cuento se derrumbó, mi mejor amigo en aquel entonces llegó con la noticia y papeles dónde demostraba que el niño era de él — a este punto Miller miraba el mar, no quería ver lástima en la mirada de Tara, era algo tan natural hablar con ell
Tara lo veía sorprendida y para qué negarlo hasta asustada, esas cosas no pasaban en la vida real, por lo que frunció el ceño y miró detrás de él. —¿Esto es una broma de Madison? — Miller frunció el ceño al igual que ella, pero luego sonrió, era lógico que pensara algo como eso, definitivamente la estaba espantando. —Lo siento, creo que no debí decir nada de lo que dije, no porque no lo sienta, sino debí ir despacio, conquistarte poco a poco, tal vez cuando me declarara no iba a sonar tan loco — Tara sonrió al oírlo, sí, era loco, pero de eso se trataba la vida, de cometer hermosas locuras. —Bien, sí me gustaría, la vida no sería la misma sin esas locuras que cometemos, solo que a pesar de que me atraes mucho, me da miedo que salgamos lastimados, no nos conocemos mucho. — Miller sonrió con ternura, ella era muy sincera. —¿De verdad? — preguntó entusiasmado — Tara, yo te prometo que no quiero lastimarte, quiero que si vemos que esto no va a ir a ningún lado lo hablemos como persona
Rosa suspiró, sabía que si todo salía bien esos hombres serían lo mejor en la vida de sus hijas. —Miller, si mi nieta desea darle esa oportunidad yo no tendría porque oponerme, solo no quiero que ella sea el juguete de nadie, si de verdad quieres algo con ella no veo problema, pero, ¿está seguro? Porque yo sé que mis nietas son de un alma noble y pura, ellas se van a enamorar de ese hombre que les demuestre que realmente están para ellas, que les muestre un amor real y sincero. —Rosa, le puedo asegurar que estoy muy seguro de lo que quiero y deseo. Y con solo ver los hermosos ojos de sus nietas me puedo dar cuenta de la clase de mujeres que son y sé que como ellas no hay dos. — y eso era algo que él anhelaba. —Bien, siendo así no tengo problema alguno, serás bienvenido a la familia — le dijo con una gran sonrisa en el rostro. Luego se giró a Maddie — Cariño, me gustaría volver con ustedes — todos se sorprendieron — No me gustaría que estés sola ahora que estás embarazada, yo quiero
Milo ayudó a Rosa acomodar la ropa en la maletas, mientras Maddie y la vieja anciana charlaban en medio de risas sobre el embarazo, eso lo hacía sentir muy emocionado, deseaba poder adelantar los meses y así poder tener a su bebé en brazos de una vez por todas. —¿Confías en Miller? — preguntó Rosa desviando el tema, Maddie miró a Milo quién las observaba. —Sí abuela, es un hombre muy responsable, amable y bueno, no es un hombre que le guste engañar a las mujeres. —También creo lo mismo, solo con ver su mirada me si cuenta, y además creo que a Tara le gustó mucho — dijo la anciana divertida, Milo solo negó con la cabeza y la sonrisa no abandonaba su rostro. —Iré a despedirme de unas amistades que hice, nos vemos dentro de un rato. — dijo Rosa antes de salir. Milo se giró a Maddie y se acercó a ella para abrazarla y pegarla a él. —¿Te he dicho hoy cuanto te amo? — preguntó en tono cariñoso, Madison se pegó aún más a él y levantó su rostro para poder mirarlo a los ojos. —No recuerd
Miller nunca había experimentado lo que ese beso le estaba haciendo sentir, era ilógico enamorarse de alguien que apenas conocía, nunca le había pasado algo igual. —Estoy en el cielo — dijo separándose de Tara y aún con los ojos cerrados, ella estaba igual que él, desorientada y con sus pulsaciones a mil. — Me encantas Tara. — ella solo pudo sonreír y asentir. —Creo que el sentimiento es mutuo — Miller solo pudo sonreír, mientras su corazón latía muy fuerte. —Mi padre siempre fue un alcohólico que le nos pegaba, Maddie, siempre se metía, prefería que fuera a ella a la que golpearan antes que a mí, mi madre nos abandonó, luego mi abuela nos dijo que ellos habían muerto y se hizo cargo de nosotras, no abuela y Maddie son mis héroes, ellas me inspiran a ser mejor ser humano. — Miller había sentido mucha rabia al saber lo que ese hombre les había hecho y también se enorgullecia de Maddie, eso que hacía por su pequeña hermana hablaba muy bien de ella. —Eres un gran ser humano cielo, tú