Miller no podía dejar de sentir su corazón latir tan deprisa, y menos al verla sonreír tan sincera y feliz que contagiaba a cualquiera.—Creo que la abuela estará encantada, pero igual no creo que sea correcto estar gastando tanto, aunque tengas dinero, sabes que no es correcto. — Miller sintió que esa mujer iba a volverlo loco. —No te preocupes Tara, sabes que hacer feliz a Maddie o ustedes es para lo que pienso vivir de ahora en adelante — Tara y Maddie le sonrieron tan agradecidas que mientras una se enamoraba aún más, la otra deseaba con toda su alma tener un hombre igual. Cuando Tara pensaba contestar, un hombre musculoso y atractivo se acercó a ella. —Hola, ¿Quieres nadar? — Miller sintió un ácido horrible en su estómago, sabía que era eso, lo había sentido miles de veces, pero no imaginaba que fuera a sentirlo por alguien a quién había conocido por medio de una fotografía y que ahora la veía a través de una pantalla. —Claro, en un segundo voy — Miller apretó fuertemente su m
La pareja los veía sonrientes, pero igualmente extrañados, porque hasta donde sabían Milo estaba con Sabira. —Hola — dijo la señora, era muy hermosa, su piel no era tan oscura como la de Milo, mientras que el hombre mayor era la versión exacta de su hombre sólo que con varias años ya encima y algunas canas en su cabello, no pudo evitar pensar que así se vería Milo en unos años, y añoro estar junto a él siempre. —Hola mamá, Qué bueno que ya están aquí — Milo se acercó a sus padres y los abrazó, y besó las mejillas de ambos. — Papá — dijo realmente emocionado de tenerlos ahí, porque por primera vez, después de mucho tiempo, les tenía una buena y hermosa sonrisa. —¿Quién es esta hermosa joven? —Milo se acercó a Maddie y la tomó por la cintura. —Está hermosa joven es Madison O'Neill, mi secretaria, mi mujer y la futura madre de mi hijo — dijo tocando el vientre de su mujer, Maddie jadeó al oírlo, había sido muy directo. Además que los señores se habían quedado sorprendidos. —¡Oh por
En cuanto salieron de la oficina una joven muy identifica a Milo, estaba abrazada a Eddy, solo con los ojos de color grises como la madre de Milo. —Al parecer ya me cambiaste — dijo Milo soltando la mano de Maddie para acercarse a su hermana, está al verlo con otra joven que no era Sabira se sorprendió, pero se alegró, además amaba demasiado a su hermano, por lo que se soltó de Eddy y corrió a él, que de inmediato la levantó entre sus brazos, la familia Bianchi eran muy unidos. —Jamás te cambiaría, eres mi favorito — dijo la joven con una hermosa voz cantarina. —¡Oye! Tu favorito debería ser yo — dijo Eddy sonriendo y molestando a Milo. —Eso jamás va a pasar — dijo Milo celoso y Maddie sonrió al oírlo y eso llamó la atención de Marena. —¿Quién es ella? — Fiorella se acercó a Maddie y la abrazó. —Ella es la futura esposa de tu hermano, Madison O'Neill, además es la madre de tu primer sobrino — dijo tocando su vientre como había hecho Milo hacía minutos atrás. — Marena gritó tan f
—¿Te sientes bien cariño? — Milo había salido de la oficina mientras volvía a ver a Madison distraía, desde que el maldito de Sander había aparecido afuera de la oficina hacía dos días atrás, siempre habían ido almorzar, pero Maddie no estuvo igual, él se encargó de contar todo lo que había pasado, y su familia los apoyaría siempre. —Sí, sólo quiero dejar de sentir esa sensación tan extraña que me dejó ver a Sander, no quiero que se me acerque, y menos que le haga algo a mi hijo. — Milo la brazo. —Eso no va a pasar mi amor, te lo puedo asegurar — Maddie le correspondió al abrazó, debía de confiar y dejar de pensar que algo malo podría pasar, al lado de su hombre se sentía muy segura. — De acuerdo cariño, haré mi mayor esfuerzo. — Así me gusta, ¿lista para salir de viaje mañana?—Creo que me estás mal acostumbrando. — Madison realmente se sentía muy consentida por Milo, ese hombre siempre quería darle la luna, y se lo agradecería porque lo hacía con mucho amor. —Y lo seguiré hacie
Miller tenía su maleta lista, miró su celular, aún dudaba en si ir o no, le había llamado la atención Marena, pero Tara, uf, esa chiquitilla con sólo verla en una foto le había movido el piso de una manera impresionante, la dos mujeres eran hermosas, pero él era un hombre de 33 años y nunca jugaba con nadie, a pesar de que a él le habían roto el corazón. Decidió enviar un mensaje a Marena. "Hola, soy Miller Marquina, lamento lo de hoy, pero espero el próximo lunes poder llevarte a cenar" Envío el mensaje y luego salió de su casa, Milo había insistido en pasar por él, estaba seguro que fue porque Maddie le había dicho, pero él le había insistido en que no era necesario que él llegaría, había dicho que tenía cosas que hacer antes, eso era una mentira, pero necesitaba pensar bien en lo que estaba haciendo. Bianchi le había dicho la hora de salida del avión, aún no podía creer a lo que llegaba un hombre por ver feliz a su mujer, él no es que no fuera romántico, pero nunca había hecho n
—Hola — devolvió el saludo Miller — es un placer conocerte en persona — su voz sonó segura pero por dentro se sentía temblando. —Lo mismo digo — Tara se giró a su hermana y cuñado — ¿Dónde se hospedarán? —En el Vila Foz Hotel & Spa, ahí reservamos dos suites. — contestó Milo mirando a su cuñada. —Quiero ver a mi abuela, iré a buscarla — dijo Maddie, y Milo la siguió. —Voy contigo cariño. — se giró a Miller — ¿Quieres venir o te quedas con Tara? — dijo tratando de ocultar su diversión, Miller entrecerró sus ojos al oírlo y verlo, al parecer lo habían descubierto, pero no le importaba. —Me quedaré con Tara, — se giró a mirarla a los ojos — Claro, sino te molesta — Tara negó con la cabeza —No, no me molesta. — Bien, iré por la abuela y nos veremos dentro de un rato. — En cuanto ellos se fueron Miller se giró a Tara. —¿Qué haremos mientras ellos vienen? Porque yo quería ir a caminar, pero no sé si tú quieras — comentó una sonrojada Tara, cosa que le pareció adorable. —¿Qué te par
—¿De mí? Pues no hay mucho que decir, mi madre murió hace unos años — dijo aún con dolor en su corazón. — Lo siento — dijo Tara de inmediato. Él negó con la cabeza de inmediato. — No te preocupes, sólo quedamos, mi padre, mi hermano y yo, soy el mayor por tres años, aún estamos solteros y sin hijos. — Tara no le quitaba la mirada de encima, estaba fascinada con el espécimen de hombre que tenía enfrente. —¿Y ninguno ha pensado en tener hijos? — Miller también tenía la mirada en los de Tara. —Sí, bueno, en realidad hace unos años creía que era padre, cuando me lo dijeron, fui el hombre más feliz del mundo, estaba con la mujer que según yo amaba y tendríamos un hijo, cuando nació, un sentimiento sobre protector creció en mí, luego de un año todo mi cuento se derrumbó, mi mejor amigo en aquel entonces llegó con la noticia y papeles dónde demostraba que el niño era de él — a este punto Miller miraba el mar, no quería ver lástima en la mirada de Tara, era algo tan natural hablar con ell
Tara lo veía sorprendida y para qué negarlo hasta asustada, esas cosas no pasaban en la vida real, por lo que frunció el ceño y miró detrás de él. —¿Esto es una broma de Madison? — Miller frunció el ceño al igual que ella, pero luego sonrió, era lógico que pensara algo como eso, definitivamente la estaba espantando. —Lo siento, creo que no debí decir nada de lo que dije, no porque no lo sienta, sino debí ir despacio, conquistarte poco a poco, tal vez cuando me declarara no iba a sonar tan loco — Tara sonrió al oírlo, sí, era loco, pero de eso se trataba la vida, de cometer hermosas locuras. —Bien, sí me gustaría, la vida no sería la misma sin esas locuras que cometemos, solo que a pesar de que me atraes mucho, me da miedo que salgamos lastimados, no nos conocemos mucho. — Miller sonrió con ternura, ella era muy sincera. —¿De verdad? — preguntó entusiasmado — Tara, yo te prometo que no quiero lastimarte, quiero que si vemos que esto no va a ir a ningún lado lo hablemos como persona