Ese mismo día le dieron de alta a Madison del hospital, por lo que Milo insistió en que se fueran para la casa, ella aunque quería regresar al trabajo, no hubo poder humano que hiciera a Milo cambiar de opinión, él la quería descansando, quería pasar ese día junto a ella. Ginna y Eddy estuvieron de acuerdo, ellos podían hacerse cargo de la empresa y ahora con una noticia así más. —Aún no lo puedo creer — dijo Milo sentándose en la terraza de su habitación — Me siento como en un sueño y si te soy sincero, no quiero despertar nunca. Maddie se sentó en las piernas de él, Milo la tomó por la cintura y la pegó a él, quién besaba sus mejillas repetidas veces y ella solo podía sonreír. —Te amo, gracias por llegar a mi vida cariño, por darme una razón para seguir adelante — Milo estaba más que enamorado, como nunca lo había estado — ¿Le vas a contar a tu abuela? — Madison sabía que su abuela hablaba con ella todas las noches, pero quería decírselo en persona y no por medio de una pantalla.
Madison despertó al sentir besos en su espalda desnuda, el día anterior después de llegar de la cena Milo le había hecho el amor dulcemente, le había demostrado cuánto la amaba, y lo feliz que estaba por saber que iba a ser padre. —Mmm — dijo aún adormilada. —¿Quieres ir a trabajar? — Maddie inmediatamente se levantó. —¿Hablas en serio? Amor, no quiero que me trates como una inválida o algo parecido, solo estoy embarazada, mi vida la puedo seguir normal. — Milo bajó su rostro avergonzado. —Lo sé, es sólo que tengo miedo — dijo sincero — recuerda que para ti es el primer ángel encamino, el mío sería el cuarto y tengo miedo, porque sé que aunque los otros casos han sido por culpa de Sabira, si existen los abortos y tengo miedo, fui sincero cuando dije que no soportaría otro y menos si es a tu lado, quiero todos y cada uno de los bebés que vengan, no quiero que nunca pases ese dolor cariño. — Madison no pudo evitar abrazarlo muy fuerte. —Te amo, prometo cuidarme y traer a este bebé
Madison se encontraba trabajando cuando unos deliciosos chocolates fueron puestos enfrente de ella, por lo que levantó la mirada sorprendida. Miller se encontraba frente a ella con una gran sonrisa. —Me alegra mucho verte muy bien. Esto es para ti — Maddie no pudo evitar sonrojarse, y odiaba que eso le pasara. —Gracias. — dijo tomándolos—No hay de qué, ¿Cómo va el bebé?, ¿Ya fueron donde un doctor. —Está de maravilla, hoy fuimos ¿Quieres ver su fotografía? — Miller no sabía de qué hablaba, porque simplemente no sabía nada de bebés, pero asintió. Maddie sacó de su cartera la pequeña foto que le había dado la doctora y se la mostró. Ella vio como él fruncía el ceño y se rio. —Mira este puntito de aquí es mi bebé, tengo cuatro semanas de embarazo. Miller observó con interés la fotografía y luego sonrió, era algo pequeño y estaba seguro que sería hermoso. —Estoy seguro que será un bebé hermoso y muy sano Madison, muchas felicidades. —Gracias, Miller — ella se quedó en silencio unos
Miller no podía dejar de sentir su corazón latir tan deprisa, y menos al verla sonreír tan sincera y feliz que contagiaba a cualquiera.—Creo que la abuela estará encantada, pero igual no creo que sea correcto estar gastando tanto, aunque tengas dinero, sabes que no es correcto. — Miller sintió que esa mujer iba a volverlo loco. —No te preocupes Tara, sabes que hacer feliz a Maddie o ustedes es para lo que pienso vivir de ahora en adelante — Tara y Maddie le sonrieron tan agradecidas que mientras una se enamoraba aún más, la otra deseaba con toda su alma tener un hombre igual. Cuando Tara pensaba contestar, un hombre musculoso y atractivo se acercó a ella. —Hola, ¿Quieres nadar? — Miller sintió un ácido horrible en su estómago, sabía que era eso, lo había sentido miles de veces, pero no imaginaba que fuera a sentirlo por alguien a quién había conocido por medio de una fotografía y que ahora la veía a través de una pantalla. —Claro, en un segundo voy — Miller apretó fuertemente su m
La pareja los veía sonrientes, pero igualmente extrañados, porque hasta donde sabían Milo estaba con Sabira. —Hola — dijo la señora, era muy hermosa, su piel no era tan oscura como la de Milo, mientras que el hombre mayor era la versión exacta de su hombre sólo que con varias años ya encima y algunas canas en su cabello, no pudo evitar pensar que así se vería Milo en unos años, y añoro estar junto a él siempre. —Hola mamá, Qué bueno que ya están aquí — Milo se acercó a sus padres y los abrazó, y besó las mejillas de ambos. — Papá — dijo realmente emocionado de tenerlos ahí, porque por primera vez, después de mucho tiempo, les tenía una buena y hermosa sonrisa. —¿Quién es esta hermosa joven? —Milo se acercó a Maddie y la tomó por la cintura. —Está hermosa joven es Madison O'Neill, mi secretaria, mi mujer y la futura madre de mi hijo — dijo tocando el vientre de su mujer, Maddie jadeó al oírlo, había sido muy directo. Además que los señores se habían quedado sorprendidos. —¡Oh por
En cuanto salieron de la oficina una joven muy identifica a Milo, estaba abrazada a Eddy, solo con los ojos de color grises como la madre de Milo. —Al parecer ya me cambiaste — dijo Milo soltando la mano de Maddie para acercarse a su hermana, está al verlo con otra joven que no era Sabira se sorprendió, pero se alegró, además amaba demasiado a su hermano, por lo que se soltó de Eddy y corrió a él, que de inmediato la levantó entre sus brazos, la familia Bianchi eran muy unidos. —Jamás te cambiaría, eres mi favorito — dijo la joven con una hermosa voz cantarina. —¡Oye! Tu favorito debería ser yo — dijo Eddy sonriendo y molestando a Milo. —Eso jamás va a pasar — dijo Milo celoso y Maddie sonrió al oírlo y eso llamó la atención de Marena. —¿Quién es ella? — Fiorella se acercó a Maddie y la abrazó. —Ella es la futura esposa de tu hermano, Madison O'Neill, además es la madre de tu primer sobrino — dijo tocando su vientre como había hecho Milo hacía minutos atrás. — Marena gritó tan f
—¿Te sientes bien cariño? — Milo había salido de la oficina mientras volvía a ver a Madison distraía, desde que el maldito de Sander había aparecido afuera de la oficina hacía dos días atrás, siempre habían ido almorzar, pero Maddie no estuvo igual, él se encargó de contar todo lo que había pasado, y su familia los apoyaría siempre. —Sí, sólo quiero dejar de sentir esa sensación tan extraña que me dejó ver a Sander, no quiero que se me acerque, y menos que le haga algo a mi hijo. — Milo la brazo. —Eso no va a pasar mi amor, te lo puedo asegurar — Maddie le correspondió al abrazó, debía de confiar y dejar de pensar que algo malo podría pasar, al lado de su hombre se sentía muy segura. — De acuerdo cariño, haré mi mayor esfuerzo. — Así me gusta, ¿lista para salir de viaje mañana?—Creo que me estás mal acostumbrando. — Madison realmente se sentía muy consentida por Milo, ese hombre siempre quería darle la luna, y se lo agradecería porque lo hacía con mucho amor. —Y lo seguiré hacie
Miller tenía su maleta lista, miró su celular, aún dudaba en si ir o no, le había llamado la atención Marena, pero Tara, uf, esa chiquitilla con sólo verla en una foto le había movido el piso de una manera impresionante, la dos mujeres eran hermosas, pero él era un hombre de 33 años y nunca jugaba con nadie, a pesar de que a él le habían roto el corazón. Decidió enviar un mensaje a Marena. "Hola, soy Miller Marquina, lamento lo de hoy, pero espero el próximo lunes poder llevarte a cenar" Envío el mensaje y luego salió de su casa, Milo había insistido en pasar por él, estaba seguro que fue porque Maddie le había dicho, pero él le había insistido en que no era necesario que él llegaría, había dicho que tenía cosas que hacer antes, eso era una mentira, pero necesitaba pensar bien en lo que estaba haciendo. Bianchi le había dicho la hora de salida del avión, aún no podía creer a lo que llegaba un hombre por ver feliz a su mujer, él no es que no fuera romántico, pero nunca había hecho n