—Ya está inscrito —dijo Luke mientras cerraba la puerta del auto con una mezcla de satisfacción y cansancio. Había pasado la última hora en la oficina administrativa de una de las escuelas más prestigiadas de la zona. Travis iba en el asiento trasero, jugando con una figurita de acción que había encontrado en el bolso de Amanda.—¿Empiezas mañana? —preguntó Amanda con una sonrisa. Se giró para ver al pequeño, quien asintió con entusiasmo.—Sí, dijeron que puedo llevar mi lonchera. ¿Me vas a ayudar a escogerla? —preguntó Travis con ojos brillantes, casi olvidando por completo lo nervioso que estaba al llegar a un lugar nuevo.—Claro que sí —respondió Amanda, aunque no pudo evitar notar cómo sus propias emociones cambiaban al ver la emoción del niño. Travis empezaba a caerle bien, más de lo que había querido admitir al principio. En el fondo, todavía sentía algo de rencor hacia Marina, pero no era justo reflejarlo en el pequeño. Él era dulce, y al verlo tan feliz, Amanda no pudo evitar
El sonido de la puerta abriéndose alertó a Amanda. Se levantó del sofá y caminó hacia la entrada, donde vio a Luke entrar con una sonrisa cansada y una bolsa con algo de comida para la cena.—¿Todo bien? —preguntó ella, cruzándose de brazos. Había pasado las últimas horas inquieta, preguntándose si Luke realmente había ido a “hacer compras” o si escondía algo.—Todo bien —respondió él con tono ligero mientras dejaba la bolsa en la mesa de la cocina. Amanda lo observaba con atención, tratando de captar cualquier signo de que estuviera mintiendo.—¿Qué compraste? —preguntó.—Unos cortes de carne y verduras. Pensé que podríamos hacer una cena especial —dijo Luke, girándose para mirarla. Le dedicó una de esas sonrisas que normalmente lograban desarmarla, pero esta vez Amanda sintió que algo no encajaba.—¿Y por qué te tardaste tanto? —insistió, frunciendo el ceño.—El tráfico. Ya sabes cómo se pone esta zona al atardecer —respondió sin perder la compostura. Se acercó a ella y le dio un be
Amanda caminaba de un lado al otro en la habitación, con las manos temblorosas y los ojos llenos de preocupación. Su respiración estaba acelerada, y aunque Luke intentaba calmarla, cada vez que pensaba en lo que estaba por venir, el nudo en su pecho crecía. El sobre con la citación al juzgado seguía sobre la mesa, como un recordatorio silencioso de que el tiempo se acababa.—Amanda, por favor, tienes que tranquilizarte. Esto no es bueno para ti ni para el bebé —dijo Luke, acercándose a ella y tomándola por los hombros.—¿Cómo me pides que me tranquilice? —exclamó ella, apartándose de sus manos—. Estás enfrentando cargos gravísimos, Luke. ¡Y yo estoy aquí sin poder hacer nada!Luke suspiró, intentando mantenerse calmado. Sabía que Amanda tenía razón, pero la presión ya lo estaba desgastando lo suficiente como para agregar más discusiones al panorama.—Amanda, escúchame —dijo suavemente, tomando su rostro entre sus manos—. No voy a dejar que esto te afecte más de lo que ya lo ha hecho.
El día del baby shower estaba a tan solo horas. Me sentía nerviosa, la panza estaba más grande ya, tengo casi los ocho meses y el peso de esta barriga cada vez es peor. Jamás pensé estar embarazada, al menos no tan pronto, pero he experimentado tantos síntomas y cambios de ánimos que ni con la regla los tenía. Han sido meses de mucho sufrimiento, mal dormir, insomnio, antojos, náuseas, mareos, incomodidades, nostalgia, tristeza y sobre todo enojo. De todo un poco. Había días en que sentía todos esos sentimientos a la vez y para mi era una tortura. Al menos Luke estaba consiente de lo que estaba pasando y me hacía sentir consentida, no se tomaba a pecho lo que le decía cuando estaba de malhumor y trataba de tenerme la mayor paciencia posible. Claro, a veces quería ser mimada y dejar que Luke me llenara de cariño y amor. Estos meses Travis y yo nos hemos conocido mejor, nos llevamos muy bien y nos tenemos mucha confianza. Agradezco poder llevarme bien con el hijo de Luke porque sino t
—¿Que? Lupe, felicidades. En todos los años que llevo aquí nunca te había escuchado decir eso. Se sonrojó. —Lo qué pasa es que nunca me había tomado el tiempo de conocer a alguien. Siempre estaba tomando clases de cocina o estudiando o atendiéndote que se me pasó por alto todo lo que tiene que ver con noviazgos y eso —confesó, se ve que estaba emocionada y nerviosa. —¿Es tu primer novio? —quise saber, asombrada. Asintió. —Si, ¿te puedes imaginar eso? Tenemos la misma edad y hasta ahora tengo a mi primer novio. Fue mi primer beso también —bajo la mirada, apenada. —Lupe, no te sientas mal. Creo que es bueno que primero te hayas dedicado tiempo a ti, te diste prioridad y hasta cuando tienes algo de tiempo te animas a tener novio. —La verdad es que tampoco me gustaban mucho los chicos… siempre les veía algo que al final terminaba decepcionándome. Pero ahora que conocí a Andrei todo es…—¿Andrei?—quise saber extrañada, ese nombre me parecía muy familiar. —Si, lo conocí hace un mes
Era el día. Todo era movimiento en la casa. La última vez que hubo movimiento así fue cuando Rita lo organizó todo para la fiesta. Apenas estaba conociendo a Luke, sin saber todo lo que se venía. —Amanda, ¿cómo quede? —Lupe se acerca, el vestido le quedó súper bonito. Éramos de la misma talla. Bueno… ahorita yo soy talla más grande pero volveré a recuperar mi cuerpo. —Te quedó hermoso. Tu novio quedará aún más enamorado de ti. Por cierto, ¿en donde está? —Todavía no viene. Pero te buscaré en cuanto lo haga. —Claro. Ginger estaba acá desde hace unas horas, arreglando y encargándose de todo. Ha sido un gran apoyo. Busqué a Luke en la habitación, apenas estaba vistiéndose. —¿Que tienes? —me pregunta, se me había olvidado ocultar mi cara de preocupación. —Nada. Un poco mareada nada más —mentí—No me gusta tanto murmullo. —Te dije que hiciéramos algo íntimo y pequeño, así te evitarías todo esto. Pero no me hiciste caso como siempre. —Relájate, Luke, se me pasará. Ya todo está listo
Amanda intentaba mantener una expresión neutra mientras saludaba a los invitados, pero por dentro estaba al borde de explotar. La llegada de Andrei Romanov al baby shower no solo la sorprendía, sino que la enfurecía profundamente. Que el hermano de Dimitri, quien tenía secuestrada a Nerea, estuviera en su casa y, peor aún, como pareja de Lupe, era una burla que no podía digerir. Cada fibra de su ser deseaba confrontarlo, pero no quería arruinar el evento delante de todos. Respiró hondo y ajustó la sonrisa que llevaba como una máscara, engañando a los curiosos que notaban cierta tensión en su mirada.—¡Amanda! —Lupe se acercó emocionada, sujetando del brazo a Andrei como si se tratara de un trofeo—. Te presento a mi novio. Él es Andrei.—Mucho gusto, Amanda. —Andrei extendió su mano, su rostro esculpido y su mirada afilada que destilaba confianza. Había algo inquietante en su postura relajada, como si supiera perfectamente que su presencia la descolocaba.Amanda apretó la mano de Andre
Amanda se recostó en la camilla del médico mientras éste realizaba la ecografía. Luke estaba a su lado, sosteniendo su mano con fuerza. Ambos observaban la pantalla en silencio, sus corazones latiendo con nerviosismo. La máquina emitió un sonido constante, y pronto apareció la figura del bebé en movimiento. Amanda soltó un suspiro al escuchar las palabras del doctor.—Todo está perfecto —dijo el médico con una sonrisa profesional—. El bebé está creciendo muy bien, y no hay nada de qué preocuparse. Amanda, sé que el estrés puede ser difícil de evitar, pero es importante que encuentres momentos para relajarte. Eso ayudará mucho.—Gracias, doctor —respondió Luke, acariciando la mano de Amanda con un alivio visible en su rostro.Amanda asintió, agradecida, aunque en su interior el estrés seguía rondando. La presencia de Andrei en su vida no solo era una molestia, sino un recordatorio constante de que el peligro estaba más cerca de lo que quería admitir.Una vez que llegaron a casa, se ins