—Señorita Ricci… por favor… —Gianna se giró nuevamente cuando otro flash asaltó sus ojos.Toda la semana había sido invadida por reporteros, pero esta vez, a diferencia de otras, las preguntas eran sobre la nueva línea, que tenía un solo nombre en sus estándares.El de ella.Se sentía un poco abrumada con lo nuevo, pero salir y ver en las vallas publicitarias todos sus diseños e ideas, literalmente le tenían el corazón hinchado.Ahora mismo se encontraba con un guardaespaldas que Enzo había puesto para que estuviera fijo con ella en las entrevistas, ya que, por el tema del divorcio, estaban tratando de ser los más discretos posibles, aunque todo el mundo, ya sospechaba de su relación.—¿Qué hizo que esta creación naciera? —ella se giró nuevamente ante la pregunta de otra chica a su lado, mientras su guardaespaldas quitaba un poco a la gente.Y decidió detenerse antes de entrar a la empresa.Sonrió a todos ellos, se metió el pelo en la oreja, y aspiró.—Mis preciosos hijos… por supuest
Tres días después por la tarde, Enzo y Gianna estaban sentados en la sala de espera, entre tanto él movía la pierna incansablemente y ella mordía su uña.Sin embargo, ambos tenían una de sus manos entrelazadas, esperando el momento en que fueran llamados.—Debes tranquilizarte un poco… ya te sudan las manos, cara…Gianna se giró hacia él incrédula.—¿Qué? Estás más nervioso que yo…—Señorita Ricci… pueden pasar… —Ambos se pusieron de pie al tiempo y sin decir una palabra, caminaron hacia el consultorio.Saludaron al doctor hablando de la cotidianidad, de algunos síntomas nuevos, y como incluso su alimentación había cambiado un poco, y para cuando Gianna se sentó en la camilla y se acostó, una lágrima salió de su ojo.La presión y la emoción, era demasiado para soportar.—¿Están ansiosos? —el médico preguntó un momento cuando comenzó a pasar el ecógrafo por el vientre de Gianna.—Más que eso… —La voz de Enzo fue profunda, y el médico sonrió.—Bueno… aquí se ve super claro… pero miraré
Porque el amor no reclama posesiones, solo da libertad… —Gianna… —ella levantó la vista cuando escuchó su nombre.Lo escuchó a lo lejos, como si alguien hubiese susurrado lentamente en el oído, y hubiese calmado su angustia.Ella miró hacia todas partes y solo vio un pasillo vacío, y luego de que se levantó del asiento, comenzó a escuchar algunos gritos.Caminó rápidamente buscando a dónde ir, sabía que estaba en el hospital, pero ¿Por qué estaba sola?Ella llegó al final del pasillo y cuando empujó la puerta, pudo notar a ese mismo hombre parado frente a ella, mientras le apuntaba.Sentía el mismo terror, el mismo zumbido y la falta de oxígeno que ahora mismo la estaba agobiando. Es como si estuviese dentro del agua, y no pudiera respirar, y aunque trataba de tomarlo, su pecho cada vez se comprimía más, hasta que sintió que sus pulmones ardieron.El hombre comenzó a disparar varias veces, y cuando se vio las manos ensangrentadas, comenzó a gritar sin contemplación.—¡No! ¡No!—¡Gian
Toda la familia de Enzo estaba en la sala de espera, mientras que los padres de Gianna, solo Carlo y Bianca, esperaban a un lado mientras hablaban en susurro, muy preocupados por su hija.Habían dejado a Rosella en casa de una hermana de Bianca, mientras esperaban que el hermano de Enzo saliera, a ver si ellos podían entrar a ver a su hija.Pero los sollozos de Francesca, podía escucharse en el otro pasillo. Así que Alexia se acercó hacia ella con los ojos hinchados, mientras le sobó la espalda.—Todo va a salir bien… nuestro chico es muy fuerte… ya lo conoces…—Ha pasado mucho tiempo, y nadie sale a decir nada… —Su madre refutó.—Es una operación complicada ma… pero tengamos fe, estoy segura de que algo están haciendo significativo para que demoren tanto…Y Francesca estaba por decirle algo, cuando escucharon los tacones resonar, y vieron entrar a Antonella, con un rostro pétreo.—¿Dónde está él?Tanto Alexia como Carlo se pusieron de pie, furiosos por su presencia.—¿Qué hace esta m
—Cariño… —los ojos de Gianna se abrieron lentamente, pero ahora, mirando a la ventana de aquella habitación, pudo notar que la luz del sol entraba por la rendija.—Mamá… —Bianca asintió acariciando su cabeza.—Sí… ¿Cómo te sientes? ¿Tienes hambre?Gianna se acomodó en la camilla, y puso el peso a su costado, para liberar su brazo hinchado.—No tengo… —entonces intentó sentarse.—No, no hagas eso… por favor hazme caso.—Mamá… ¿Cuánto he dormido?—Desde ayer en la noche…—No… Yo necesito hablar con Enzo…—Gianna… —Bianca puso una mano en su pecho—. Basta. ¿Quieres lastimar a tus bebés?Entonces Gianna parpadeó mirándola.Ninguno sabía que sus pequeñas eran niñas y ahora esta sorpresa, se había vuelto en una tragedia.Cuando quiso llorar, sus ojos le ardieron, he incluso le costó que sus ojos se nublaran nuevamente.—Por favor, dame agua.Y Bianca se apresuró por pasarle un vaso con una pajilla para que ella tomara lo suficiente.—Ahora, por favor, dime cómo está Enzo… quiero verlo.Su m
Los artículos de prensa cesaron.Ahora solo se leía en el periódico sobre el incidente que la involucraba a ella con Enzo, y como el empresario estaba en estado crítico de salud.También había recortes de fotos de Antonella entrando a la clínica, y solo se hablaba de cómo ella no se despegaba de la situación, del todavía su esposo.A veces Gianna quería gritar de la impotencia, pero estaba guardando las fuerzas, ya que posiblemente durante la próxima semana, le darían pase a la familia, para entrar por unos minutos a hablar con Enzo hasta dentro de la habitación.Y sabía que ella estaría impaciente por que llegara ese día, porque incluso le dolía la piel de no poder tocarlo todavía.Un día por la mañana, en un fin de semana durante la visita, ella vio entrar a Antonella de nuevo, mientras sus entrañas se revolvieron.—¿Han escuchado las noticias? —Gianna alzó la mirada ante su escándalo, mientras toda la familia de Enzo se levantó en la sala.Pero Ángelo fue el que cortó con el drama.
Gianna se levantó unos días después por la mañana, cuando su madre le sirvió el desayuno, junto a una mermelada de mora que era su favorita.Era un día frío, pero se suponía que hoy la dejarían pasar para ver a Enzo, por cinco minutos. Sus cinco minutos más esperados.La ansiedad no le dejó comer mucho, pero en definitiva estar con su familia, la había llenado un poco de fuerzas, que, en los últimos días, se habían estado desvaneciendo.—Puedo acompañarte… —la mano de su madre se posicionó en la de ella mientras le arrojó la propuesta.Pero Gianna negó.—No es necesario ma… un auto vendrá a recogerme… El hermano de Enzo se encargará, y después de esto, iremos al trabajo. Todos necesitamos colocar nuestra mente en algo, mientras Enzo despierta. Sobre todo, yo… porque creo que me volveré loca…—Pero, se supone que se iban, y que no ibas a trabajar más aquí…—Pero las cosas han cambiado… además, esa señora parece haberse aplacado…—¿Y tú qué piensas? —entonces Gianna negó ante la pregunt
Gianna era un manojo de nervios ahora, porque, aunque la situación le dio un poco de miedo, el Enzo que tenía adelante en este momento la tenía envuelta en una situación demasiado para soportar.Su mirada no dejaba de recorrerla entera, y aunque el médico le estaba explicando que esto sería muy temporal, y estaba mencionando las fases de los recuerdos, ella ya había dejado de escuchar desde hace rato, cuando él, sentado allí en su camilla, la detallaba todo el tiempo sin pestañear.Anteriormente, se había acostumbrado a sus mimos, a su pasión y sensualidad, pero la diferencia ahora es que él usaba sus mismas tácticas para llegar a ella de nuevo, como si él estuviera descubriendo que, en sus ojos, había atracción por él.—Así que no se preocupe, señor Cavalli… le repito, puede ser mañana, una semana… todo vendrá de nuevo hacia usted, y lo recordará todo…Esta vez Enzo se giró hacia el doctor y luego asintió.—De acuerdo, me adaptaré…—Bien… si necesitan algo, estaré por aquí… voy a pre