Gianna se levantó unos días después por la mañana, cuando su madre le sirvió el desayuno, junto a una mermelada de mora que era su favorita.Era un día frío, pero se suponía que hoy la dejarían pasar para ver a Enzo, por cinco minutos. Sus cinco minutos más esperados.La ansiedad no le dejó comer mucho, pero en definitiva estar con su familia, la había llenado un poco de fuerzas, que, en los últimos días, se habían estado desvaneciendo.—Puedo acompañarte… —la mano de su madre se posicionó en la de ella mientras le arrojó la propuesta.Pero Gianna negó.—No es necesario ma… un auto vendrá a recogerme… El hermano de Enzo se encargará, y después de esto, iremos al trabajo. Todos necesitamos colocar nuestra mente en algo, mientras Enzo despierta. Sobre todo, yo… porque creo que me volveré loca…—Pero, se supone que se iban, y que no ibas a trabajar más aquí…—Pero las cosas han cambiado… además, esa señora parece haberse aplacado…—¿Y tú qué piensas? —entonces Gianna negó ante la pregunt
Gianna era un manojo de nervios ahora, porque, aunque la situación le dio un poco de miedo, el Enzo que tenía adelante en este momento la tenía envuelta en una situación demasiado para soportar.Su mirada no dejaba de recorrerla entera, y aunque el médico le estaba explicando que esto sería muy temporal, y estaba mencionando las fases de los recuerdos, ella ya había dejado de escuchar desde hace rato, cuando él, sentado allí en su camilla, la detallaba todo el tiempo sin pestañear.Anteriormente, se había acostumbrado a sus mimos, a su pasión y sensualidad, pero la diferencia ahora es que él usaba sus mismas tácticas para llegar a ella de nuevo, como si él estuviera descubriendo que, en sus ojos, había atracción por él.—Así que no se preocupe, señor Cavalli… le repito, puede ser mañana, una semana… todo vendrá de nuevo hacia usted, y lo recordará todo…Esta vez Enzo se giró hacia el doctor y luego asintió.—De acuerdo, me adaptaré…—Bien… si necesitan algo, estaré por aquí… voy a pre
Hubo un dolor palpitante en su sien, mientras algunas imágenes se mostraron en su cabeza. Allí estaba ella tirando cosas y gritando, otras imágenes donde él mismo se agarraba la cabeza y juraba que podía sentir la sensación de impotencia, cuando la miraba desde un vidrió con sus muñecas vendadas.Levantó la cabeza para notar su boca que se curvaba de alguna forma, y su cuerpo tuvo un sentimiento de rechazo como si le estuviera advirtiendo algo.—Espera… debo decirte que te estás divorciando de ella… —Ángelo intervino mientras Enzo se giró hacia él—. Si no te lo digo, me matarás en el futuro… es mi responsabilidad…—Ángelo, esto no es necesario… él debe recuperarse por sí solo… —Antonella dio un paso adelante.—No… no sigas… sé que vienes aquí en son de paz… “Supuestamente…” pero mi hermano y yo no te creemos nada, Antonella… ya has hecho el suficiente daño a nuestra familia, y me puedo quedar aquí en la silla mostrándole a mi hermano todo el escándalo que has hecho, y como lo has difa
Gianna observó a Enzo por largo rato, sabiendo que este se había quedado dormido por unos analgésicos que le pusieron para el dolor en su espalda. Y aunque habían hablado un poco sobre su embarazo, cosas de la salud de sus bebés, todavía él no sabía la base de toda su relación.Y era mejor así por ahora, ella sabía que no estaba en la disposición de escuchar nada, y lo que más quería es que se recuperara para poder salir de aquí con él.¿Qué vendría a continuación para su relación?, no lo sabía en absoluto, pero no iba a dejarlo solo, aunque no podía negar que toda esta situación que se estaba desarrollando en la prensa con respecto a ese hombre que posiblemente había atentado en contra de ella, la tenía más que asfixiada.Cuando la hermana de Enzo entró, junto con sus padres, ella se levantó de su lado para sonreírles.—Creo que debe descansar un poco… ha tenido dolor…El rostro de su madre se angustió, pero Ángelo les pidió que fuese mejor que vinieran mañana para que él no tuviera
Gianna se despidió de sus padres por la mañana, cuando fue Luke quien la buscó a las ocho, como ella había acordado con Ángelo. Y aunque tenía un poco de nervios por esa conversación que supuestamente iba a tener con Enzo por la noche, esperaba que su misma mente pudiera ir recuperando sus momentos vividos.Ella se montó al auto cuando Luke le abrió la puerta, le deseó los buenos días, y se sentó colocando unos dulces que hizo su mamá, especialmente para Enzo sobre sus piernas.Tardaron al menos media hora en llegar a la clínica, y cuando llegó ella se apresuró en entrar para ver nuevamente a esa cantidad de gente dentro de la habitación, mientras soltó el aire, sin poder culpar a nadie.Tanto su madre como el resto de familia anhelaban pasar las horas con él, cuando estuvo al borde de la muerte, no era algo que se pudiera asimilar tan fácil.Ángelo no estaba en el lugar cuando ella pasó su mirada por toda la habitación, y se pudo imaginar que estaba descansando de su larga jornada. E
Enzo sabía que fue descarado, pero no pudo evitar ser lo más crudo posible para describirle a Gianna como se sentía en el momento. Tal vez su cabeza le estaba haciendo una mala jugada, o sus locas hormonas que reflejaban su conciencia de 23 años, o esta mujer al frente que lo había revolucionado.Su mano literalmente estática le dio risa, pero de igual forma era su mujer, ¿no es así? Su mente no le mentía, había hecho el amor muchas veces con ella, y sus gemidos los podía escuchar en la inconsciencia, así estuviera hablando de alguna otra cosa.Es como si se hubiese obsesionado por descubrir o por recrear sus pensamientos, como si algo dentro de su cuerpo lo impulsara a comprobar lo que recordaba una y otra vez, para así entender él por qué a esta chica, que no recordaba en absoluto, no salía de su cabeza ni una sola vez.Cuando Enzo miró su rostro, también evidenció la palidez en él.—¿Estás bien? —preguntó a pesar de lo que había hecho. Pero le generó más carga sexual que ella dejar
La cena de Enzo se sirvió en su habitación, y Francesca también se preocupó por enviar una bandeja a Gianna con la mujer de servicio.—¿Siempre tienes buen apetito? —Enzo preguntó masticando mientras Gianna se limpiaba con una servilleta.—Desde que comenzó este embarazo… es como si nada me saciara…Entonces él sonrió.—Me agrada verte comer así… es satisfactorio.—Siempre dices eso… —Enzo terminó de comer, y luego miró el reloj.—Ya quiero que todos se duerman, y que vengas aquí… conmigo… —en el momento en que palmeó la cama, Gianna casi se atragantó.Estaba pasado de descarado.—Enzo… escucha… —ella intentó, porque ahora que lo veía hablar tan en serio, le preocupaba mucho la herida en su espalda.—No, no, no… nada de excusas…—No es eso. Pero tienes una herida, por el amor a Dios, y no voy a dormir en esa cama para lastimarte.El rostro de Enzo se puso serio.—Gianna… es una cama enorme… —y ella suspiró a punto de decirle algo, cuando los toques en la puerta fueron insistentes.Áng
Antonella tomó tres pastillas en sus manos de diferentes colores, y las tragó de una sola vez, para luego tomar de su botella de agua con ansiedad. Eran apenas las ocho de la mañana, pero tenía los nervios desquiciados.Alzó el informe que habían impreso para ella hace dos días en su escritorio, mientras sus dedos retemblaron un poco.La caída en las ventas era abismal, y ella sabía que todo esto era solo por una razón.El escándalo en donde estaba metida.Sus labios hicieron una mueca y luego pasó la mirada hacia la otra carpeta de la misma corte donde la citaban por incumplimiento de palabra. Y por supuesto, era Enzo de nuevo.Antonella restregó su frente, y luego llamó por el teléfono a su nueva asistente, que había llegado hace unos días.—¿Han llamado de Estados Unidos?—Ellos han rechazado la oferta señora Antonella…—¿Estás segura de que le dijiste de quién se trataba?—Sí, señora, pero me han dicho que no están interesados…Antonella tiró el teléfono hacia la pared y esté se p