Gianna se despidió de sus padres por la mañana, cuando fue Luke quien la buscó a las ocho, como ella había acordado con Ángelo. Y aunque tenía un poco de nervios por esa conversación que supuestamente iba a tener con Enzo por la noche, esperaba que su misma mente pudiera ir recuperando sus momentos vividos.Ella se montó al auto cuando Luke le abrió la puerta, le deseó los buenos días, y se sentó colocando unos dulces que hizo su mamá, especialmente para Enzo sobre sus piernas.Tardaron al menos media hora en llegar a la clínica, y cuando llegó ella se apresuró en entrar para ver nuevamente a esa cantidad de gente dentro de la habitación, mientras soltó el aire, sin poder culpar a nadie.Tanto su madre como el resto de familia anhelaban pasar las horas con él, cuando estuvo al borde de la muerte, no era algo que se pudiera asimilar tan fácil.Ángelo no estaba en el lugar cuando ella pasó su mirada por toda la habitación, y se pudo imaginar que estaba descansando de su larga jornada. E
Enzo sabía que fue descarado, pero no pudo evitar ser lo más crudo posible para describirle a Gianna como se sentía en el momento. Tal vez su cabeza le estaba haciendo una mala jugada, o sus locas hormonas que reflejaban su conciencia de 23 años, o esta mujer al frente que lo había revolucionado.Su mano literalmente estática le dio risa, pero de igual forma era su mujer, ¿no es así? Su mente no le mentía, había hecho el amor muchas veces con ella, y sus gemidos los podía escuchar en la inconsciencia, así estuviera hablando de alguna otra cosa.Es como si se hubiese obsesionado por descubrir o por recrear sus pensamientos, como si algo dentro de su cuerpo lo impulsara a comprobar lo que recordaba una y otra vez, para así entender él por qué a esta chica, que no recordaba en absoluto, no salía de su cabeza ni una sola vez.Cuando Enzo miró su rostro, también evidenció la palidez en él.—¿Estás bien? —preguntó a pesar de lo que había hecho. Pero le generó más carga sexual que ella dejar
La cena de Enzo se sirvió en su habitación, y Francesca también se preocupó por enviar una bandeja a Gianna con la mujer de servicio.—¿Siempre tienes buen apetito? —Enzo preguntó masticando mientras Gianna se limpiaba con una servilleta.—Desde que comenzó este embarazo… es como si nada me saciara…Entonces él sonrió.—Me agrada verte comer así… es satisfactorio.—Siempre dices eso… —Enzo terminó de comer, y luego miró el reloj.—Ya quiero que todos se duerman, y que vengas aquí… conmigo… —en el momento en que palmeó la cama, Gianna casi se atragantó.Estaba pasado de descarado.—Enzo… escucha… —ella intentó, porque ahora que lo veía hablar tan en serio, le preocupaba mucho la herida en su espalda.—No, no, no… nada de excusas…—No es eso. Pero tienes una herida, por el amor a Dios, y no voy a dormir en esa cama para lastimarte.El rostro de Enzo se puso serio.—Gianna… es una cama enorme… —y ella suspiró a punto de decirle algo, cuando los toques en la puerta fueron insistentes.Áng
Antonella tomó tres pastillas en sus manos de diferentes colores, y las tragó de una sola vez, para luego tomar de su botella de agua con ansiedad. Eran apenas las ocho de la mañana, pero tenía los nervios desquiciados.Alzó el informe que habían impreso para ella hace dos días en su escritorio, mientras sus dedos retemblaron un poco.La caída en las ventas era abismal, y ella sabía que todo esto era solo por una razón.El escándalo en donde estaba metida.Sus labios hicieron una mueca y luego pasó la mirada hacia la otra carpeta de la misma corte donde la citaban por incumplimiento de palabra. Y por supuesto, era Enzo de nuevo.Antonella restregó su frente, y luego llamó por el teléfono a su nueva asistente, que había llegado hace unos días.—¿Han llamado de Estados Unidos?—Ellos han rechazado la oferta señora Antonella…—¿Estás segura de que le dijiste de quién se trataba?—Sí, señora, pero me han dicho que no están interesados…Antonella tiró el teléfono hacia la pared y esté se p
—Enzo… —él asintió hacia Luciana, y luego miró al investigador.—¿Entonces? ¿Lo conoces?Luciana parpadeó varias veces tratando de entender. Enzo no la miraba, pero por supuesto que estaba dirigiendo su pregunta a ella.—No entiendo… yo…—Escucha… —Esta vez Enzo se giró completamente hacia ella para interrumpirla, y luego le envió una mirada dura—. Las cosas van a saberse tarde que temprano… esto no es un juego Luciana, es un intento de homicidio…La mujer abrió los ojos pasando el trago, y luego miró al investigador que le mostró una foto.—¿Este es su exnovio…? —Luciana asintió en silencio—. ¿Hizo algún trato con él?Y ella negó rápidamente.—¿Le diste su contacto a Antonella? —Enzo presionó después, y fue evidente que la palidez, cubrió el rostro de Luciana.Ella agachó la cabeza, y comenzó a soltar las lágrimas.—Enzo… Anto nunca te haría daño, está loca por ti…—¿Le diste este contacto a Antonella? —él volvió a preguntarle mientras ella sollozó asintiendo.—¿Sabe que usted puede
—Camina con cuidado…—Tengo vendado los ojos, así que confío en ti.Enzo sonrió dirigiendo a Gianna mientras la bajaba del auto.Había pasado dos días desde el momento en que hablo con Luciana, y había necesitado distraer su mente en algo positivo para poder procesar en todo lo que se había convertido su vida.—Un pasó a la vez… —le susurró a Gianna en el oído mientras ella se agarraba de sus manos y apoyaba también su espalda a su pecho.—Ahora estoy muy nerviosa… has estado muy místico…—Solo unos pasos más…Gianna le hizo caso, y luego se detuvo cuando él se lo ordenó—. ¿Estás preparada? —ella sonrió de los puros nervios, entre tanto sintió como Enzo comenzó a desatar la venda que tenía en sus ojos desde que salió de la mansión de los Cavalli.Poco a poco la venda se cayó y ella parpadeó lentamente para notar una bella y enorme casa en su frente.Había muchos árboles alrededor, pero esta casa en estilo Victoriano combinado con animalista, era simplemente excepcional de admirar.Gia
—Señor… le aconsejo que vayamos con cuidado… esta es nuestra única oportunidad, y el hombre ni siquiera sabe que usted estará presente.Enzo se giró hacia su agente privado y asintió de forma lenta, mientras chasqueaba los dedos y la ansiedad gobernaba su cuerpo.—No se preocupe… sé lo que tengo que hacer… conozco a Albert…Pasaron unos minutos hasta que la guardia los dejó entrar a la sala de visitas, y está en especial era una muy arreglada con mucho dinero de por medio para que él tuviera el acceso a una charla de menos de diez minutos.Enzo no se sentó enseguida, sino que dio la espalda todo el tiempo a la mesa, pensando que esta era la terminación de la información que debían recabar sus abogados para comenzar con el fin de Antonella.Él pudo escuchar como un par de rejas se abrieron, pero se quedó quieto esperando que Albert se acomodara tranquilamente.—Buenos días… —escuchó a su agente decir y a Albert responder a los segundos.Los guardias salieron determinándoles un tiempo,
Gianna terminó de colocar los platos en la mesa cuando se detuvo frente a ella para comprobar que todo estuviera listo.—¿Crees que les gustará todo…? Nunca he hecho nada así en mi vida antes…Y Enzo la abrazó por detrás dándole pequeños besos en sus mejillas y cuello.—No tienes que hacer nada de esto. Hay personas aquí encargándose… —ella se giró y negó rápidamente.—¿Qué sentido tiene invitar a nuestra familia y que no hayamos hecho nada para ellos? Mamá se dará cuenta de que la mayoría de cosas no fueron preparadas por mí…Enzo soltó la risa y luego apretó sus brazos.—Nunca he hecho nada con mis manos para invitar a mi familia, así que nadie se dará cuenta de que hemos comprado todo prácticamente…Gianna se cruzó de brazos.—Hice algunos postres… no puedes decir que todo lo compramos.—Lo digo en general, cara… no te enfurruñes porque si no… te llevaré arriba y te daré unas cuantas palmadas…Gianna se rio sonrojándose porque después de ese accidente, Enzo no había dejado su lado