CAPITULO 6:

Narra Nadia:

Después del alboroto que se armó, dije burlonamente que sin la presencia de mi abogado no daría ninguna declaración y como siempre la abuela Amber les pidió a todos incluso a mis padres que me dejen tomar mis propias decisiones reconociendo que ya soy toda una mujer y que si no quiero que ellos traten de encontrar al rey de los gatos es porque tengo bien claro que no lo quiero y que si él abusó de mí y yo no lo quiero decir también deben de entender mi situación, así acabó todo incluso ahora voy al lado de mi primo Lucas que no ha mencionado una sola palabra sobre el tema, solo resopla como si le desagradara mi aroma, pero me he duchado como diez veces para no oler a gato y aun así veo su disgusto. Tengo que reconocer que el gato huele rico, claro no más que Maikel.

— vendrás conmigo— le pedí cuando me bajé de su deportivo y él aparcó aún lado y seguía dentro sin planes de bajar.

—al menos a mí, no me dirás si él abusó de ti— seguido escuché su pregunta empecé a caminar dejándole totalmente solo mientras lo escuchaba gritar mi nombre, pero de un momento a otro alguien me agarró de manera brusca por un brazo, resoplando con enojo sobre mi cuello y hay esta no me puedo creer que tenga a Maikel olfateandome de esta manera; de seguro me hará la misma pregunta, pero si nunca me ha prestado atención porque le interesa mi vida. Nunca lo he tenido así de cerca y su toque quema mi piel, me hace sentir una electricidad que nunca he sentido con nadie, más su aroma que me enloquece.

☆Él es nuestro compañero☆ me dice la coneja loca que cuando le da su maldita gana habla tan claro como el agua.

☆Acaso estás borracha, Maikel es un beta y si fuéramos su pareja hace tiempo hubiera marcado territorio☆ le hice saber por su mala percepción al creer algo igual.

Pero un gruñido de parte de Maikel me dejó estática— no debiste Nadia— gritó furioso a pesar de que aún no saca su cabeza de mi cuello.

—qué demonios, no debí— le grite de igual manera y no sé dé donde he tomado valor para gritarle si hace tan solo dos días me temblaban las rodillas de solo verlo de lejos.

—eres mi coneja y de zorra le has entregado a otro, lo que me pertenece a mí— ¡Ja! Y este que pulga le picó.

—Si yo fuera un perro como tú, te diría que no me toques las bolas— comenté sarcástica y en ese mismo momento Lucas lo apartó de mi lado mostrándole sus garras de manera amenazante.

—no reclames algo de lo que no tienes derecho, hoy lo haces de macho herido: vamos Nadia— entendí perfectamente todo y hoy sentí peor que ayer porque en este momento mi corazón no solo se desgarró, sino que se desmoronó por completo. Lucas extendió su mano y la tomé cuál niña pequeña queriendo salir de allí, pero la prueba que para mí era algo emocionante dejó de hacerme ilusión y le pedí a Lucas que volviéramos a la manada o al menos que me dejara volver. Él por su parte debía recibir una prueba parecida y me pidió que lo esperase en un café cerca prometiéndome que Maikel no vendría por mí.

Narra Alisan:

Esa respuesta no me agradó nada y me niego a ir por ella, aunque mi parte canina pierde fuerza sin ella a mi lado y en el ciclo de mi celo, soy una presa fácil para quien sepa de mi error que de seguro ya todos lo saben y es un riesgo que yo como rey tenga esas desventajas porque los habitantes de mi propio pueblo son mis peores enemigos, no porque me odien sino por ser el gobernante y todos quieren el poder sin importar lo que debían de hacer para conseguirlo. Estar sin esa coneja es como firmar mi propia muerte, pero estoy dispuesto a pasar por eso a tenerla a mi lado, eso es una humillación para un ser como yo, ya que ella no aportaría nada para mi reino y tendría que estar protegiéndola todo el tiempo. Pensando en eso fui al área de entrenamiento, notando que después de este celo las hembras están mucho más fuertes.

—Mi rey ¿quieres retarme? — me propone Leandra usando un tono de voz coqueto.

—No tengo ánimos para eso— le respondí sabiendo por donde viene su proposición y aunque estoy en celo todavía no la deseo a ella, sino a la coneja. Ella deja de luchar con una cachorra recién formada para acercarse a mí y me susurra en el oído— a quien engañas rey, sabes que debes marcar a otra hembra antes de que empieces a debilitarte sin ella aquí— sé que sus palabras son ciertas más no creo que marcando a otra dejaré de necesitarla, ya que el sabio me dejó claro que nada puede evitar que ella tenga que estar a mi lado. Pero no pierdo nada con intentarlo así que antes de que Leandra se alejara de mi lado le ordene que la espero en mi recámara en diez minutos. Como era de esperarlo ella subió antes y cuando se sentó sobre mí a horcajadas sentí asco. La alejé como si ella tuviera algún repelente que me mantenga alejado.

—Qué te pasa Alisan siempre he venido a tu cama y me coges salvaje— me exigió viendo mi cara de repugnancia.

—Vete— le ordené tosco—.

Si la traes a este palacio la mataré seguido— me gritó histérica.

—No lo harás porque sabes que disfruto despellejar leones y si están vivos mejor— la reste enfadado sin saber cuál es el motivo de mi enfado pues no tengo en mente traerla Aquí.

Cansado y sin saber qué más hacer tomé otra ducha esta vez sintiéndome sucio por las pocas caricias que me brindó Leandra; quizás se deba al celo de seguro desde que me pase podré usarla tanto a ella como a otras hembras, que están esperando para que yo tome su pureza. Me acosté desnudo justamente como me agrada, dando vuelta sobre la cama sin poder dejar de pensar en ella, la jodida coneja que se está convirtiendo en una obsesión para mí. Al día siguiente pensé que lo mejor era tenerla a mi lado así no me arriesgo durante mi celo y también la podría follar cada vez que se me antoje. De todos modos, no tendré cachorros así que lo único que debo evitar es marcarla para que no se embarace. En esta ocasión dejé a Egan a cargo de la manada, incluso de algunos trabajos con los humanos; mi mente está fuera de sí y en ella hay un solo objetivo y ese es traer conmigo a la pequeña mocosa que me tiene pensando todo el tiempo en ella. Soy de los que cuando desean algo lo obtengo y voy preparado para matar a muchos lobos si no dejan que me la lleve por las buenas.

Esta vez entré a la manada dejándome ver de frente, los tres lobos en que cuidan la entrada quisieron detenerme, pero enfrente sin matarlos a ningunos, no me apetece ensuciar mi costosa ropa con sangre barata así que los deje atados justamente a los tres con un tipo de cadena rara que tenían a su lado. Y empecé a rastrear el aroma de lo que me pertenece, su olor me llevó a la universidad que tienen dentro de la manada y luego a pocos metros de allí la encontré sentada en lo que parece ser un café.

Narra Nadia:♧

Pedí una taza de chocolate humeante, con el fin de esperar tranquilamente a Lucas. Me gustan mucho las bebidas calientes y el chocolate es mi preferido, aunque no puedo negar que me muero con el calentón que siento con el celo, pero así de rara soy.

Cuando acercaba la tasa a mis labios sentí la presencia de alguien a mi lado y sin detenerme a distinguir su aroma le dije— Maikel por favor vete no quiero verte.

—quien demonios es Maikel— rugió con fuerza esa voz ronca que ya conozco y que hace que mi piel se erice.

—wooow, el gato con bota le ha gustado follar conmigo— comenté sarcástica sin haberme girado para verlo.

—Maldita coneja, quien te crees para denigrar llamándome gato— este hombre solo sabe gritar.

—gruñón y bastante viejo de hecho— mi intención es joderle la vida.

—¡ja! No decías que soy viejo cuando te tenía debajo— gritó con la intención de hacerme quedar como una zorra y todos que ya están entretenidos con nuestra conversación nos miraban, con entusiasmo, esperando el desenlace de esta discusión.

—la verdad es que estuvo guay el acostón, pero anoche mi mate superó eso en todos los sentidos— le dije para hacerlo descontrolar, ya que de seguro podrá oler en mí que eso es mentira.

—de que mate hablas, no me haga que te muestre ese lado oscuro de mí— gritó agarrando mi brazo dándome la vuelta y tomándome por la cintura, cargándome en el proceso. Es tan fácil para él hacerlo como su pequeña muñeca frágil. Pero no más debo llegar a casa antes de que este gato endiablado me lleve con él. 

—gato vamos a hablar con decencia— le pedí y entrecerró esos ojos que de día se ven más hermoso. Este hombre brilla, lástima que no es mi compañero, aunque Maikel tampoco me merece.

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