CAPÍTULO 11: EN CASA. Cuando el auto se detuvo frente a la imponente mansión, Liana sintió un nudo formarse en su garganta. Habían pasado años desde la última vez que había estado allí, y ahora, al ver la casa que una vez fue su hogar, un torrente de emociones la invadió. Su padre ya no estaba, y aunque había tratado de prepararse para ese momento, la realidad golpeaba más fuerte de lo que esperaba. Sus manos temblaron ligeramente al alcanzar la manija de la puerta, y cuando salió del auto, una ola de nostalgia la asaltó. La mansión, que antes irradiaba calidez y vida, ahora parecía fría y ajena. Caminó hacia la entrada con pasos firmes, tratando de mantener la calma, pero su mirada se desvió hacia los detalles que recordaba con cariño: la fuente donde solía jugar de niña, los árboles que su madre había plantado con esmero. Y la ausencia de su padre pesaba más que nunca. Detrás de ella, Artem observaba cada uno de sus gestos. Notó la forma en que sus hombros se tensaban, cómo sus oj
CAPITULO 12: UN MATRIMONIO FRIO.Mientras tanto, Liana se encontraba en la habitación que habia pertenecido a su padre, sus ojos recorrieron cada rincón con una mezcla de nostalgia y dolor. Todo le resultaba tan familiar y, a la vez, tan lejano. Y recuerdos de su infancia volvieron a su mente con una intensidad abrumadora.«―Papá, ¿me enseñarás a montar a caballo mañana? —le habia preguntado esa vez cuando apenas tenía apenas ocho años, en ese momento él era su todo.—Claro, pequeña, pero solo si prometes no asustarte esta vez —le respondió Vittorio con una sonrisa indulgente, revolviéndole el cabello.»Eran tiempos más simples, cuando aún creía que su padre era su héroe invencible.De repente, su mirada se posó en un retrato en la pared. Era una foto de ella, de niña, junto a sus padres. Los tres sonreían, ajenos a lo que el destino les tenía preparado. Sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas mientras su mente la llevaba de regreso a aquel día oscuro, cuando tenía diez años, el d
CAPÍTULO 13: UN TENSO DESAYUNO.Esa mañana, Liana escuchó el llamado a la puerta mientras intentaba levantarse. Le dolía la cabeza; no había podido dormir la noche anterior. Y aunque esa era su casa, se sentía como una extraña. Estaba sola en el mundo con un hombre que pronto sería su esposo, pero al que apenas conocía.—Adelante —dijo con voz cansada, y la puerta se abrió. El ama de llaves entró, bajando la mirada con nerviosismo.—Lo lamento, mi señora —murmuró, apretando las manos frente a ella.Ella se puso de pie con un suspiro, observando la actitud asustada de la mujer.—No te preocupes, no te guardo rencor —le dijo, girándose para mirar por el jardín.El ama de llaves sintió alivio y la miró con compasión, viendo lo joven que era, atrapada en una situación que parecía abrumarla. Sabía que Artem podía ser demasiado duro y frío, y sintió la necesidad de ofrecerle algún consuelo. Se acercó y, con suavidad, le dijo:—Si lo permite, puedo ser una amiga.Liana se giró, sorprendida p
CAPITULO 14: TE MALDIGOEl rechazo fue como un balde de agua fría. Y todo el entusiasmo que había sentido se desvaneció al instante. Sintió cómo la ira y la frustración se acumulaban, tratando de comprender por qué estaba atrapada en una vida que no había elegido, con un hombre que parecía decidido a sofocar cada una de sus esperanzas.El ambiente en la habitación se volvió tenso al instante. Artem frunció el ceño y su postura se volvió rígida, mientras observaba a Liana con una mezcla de preocupación y autoridad.—No —repitió, esta vez con más dureza en su voz—. No puedes ir a la universidad, Liana. Es demasiado peligroso.Liana lo miró con incredulidad, sintiendo cómo la frustración comenzaba a hervir en su interior. Dejó caer el tenedor sobre el plato con un sonido metálico y se cruzó de brazos, sus ojos chispeando con desafío.—¿Peligroso? —replicó con un tono cargado de sarcasmo—. ¿Y qué hay de peligroso en querer estudiar, Artem? ¿O es que ahora los libros y las aulas se han vue
CAPÍTULO 15: LO MEJOR PARA ELLA.Artem se apartó de Liana de golpe, el pánico reflejado en su rostro al darse cuenta de lo que casi había sucedido. Al girarse, sus ojos se encontraron con los de Alexei y Tatiana, quienes lo observaban con una curiosidad palpable. Liana, por su parte, miraba a los recién llegados con un interés que no se molestó en ocultar. Antes de que Artem pudiera articular palabra, Tatiana avanzó con una sonrisa dibujada en sus labios.—Hola, soy Tatiana, la esposa de Alexei —anunció, extendiendo la mano.Liana la miró con desconfianza, pero finalmente aceptó el saludo. En ese instante, Alexei también dio un paso al frente, ofreciendo su mano. Liana la tomó, y con una sonrisa traviesa, Alexei llevó su mano a los labios, depositando un beso lento y deliberado.El ceño de Artem se frunció de inmediato, era un hecho que no le gustaba el gesto de su amigo, así que apartó la mano de Alexei y se giró hacia Liana.—Ellos son amigos —declaró cortante.Liana asintió, esboza
CAPÍTULO 16: NOCHE DE BODAS Al entrar, Artem, Alexei y otro hombre se giraron para verla. El tiempo pareció detenerse. Sin embargo, Artem sintió que el aire abandonaba sus pulmones. El vestido de Liana era sencillo pero elegante, se ajustaba a sus curvas de una manera que no había esperado. El escote sutil revelaba lo suficiente para que su imaginación corriera desbocada, y el encaje acariciaba su piel como si estuviera hecho para que él lo deslizara fuera de su cuerpo. Su mente se llenó de imágenes prohibidas. Se la imaginó debajo de él con los labios entreabiertos mientras gemía su nombre. La idea de tomarla, de hacerla suya lo consumió por un instante. Apretó los puños, tratando de sofocar el deseo que lo inundaba. Pero sentía una urgencia casi primitiva de despojarla de ese vestido y descubrir cada centímetro de su piel, de perderse en el placer de hacerla suya. La incomodidad mezclada con deseo lo desconcertó. No debía pensar en ella de esa manera, pero no podía evitarlo. ¿Có
CAPITULO 17: HACERLA SUYA.Artem entró en la habitación y se dirigió directamente a la licorera. Se sirvió una copa de vodka, tratando de calmar el torbellino de emociones que lo azotaba. Había huido, literalmente. Ver a Liana firmar los papeles de matrimonio había despertado en él un sentimiento de posesión y pertenencia. No era solo un acuerdo; algo dentro de él había cambiado completamente. Por eso decidió no pasar la noche en casa. Inicialmente, solo quería tener una noche de sexo sin ataduras, pero ahora no podía soportar la idea de estar bajo el mismo techo que ella.Terminó su copa y se sirvió otra, luego se sentó frente a la cama, su rostro una mascara impasible.―¿Te pasa algo, cariño? ―preguntó una rubia de piernas largas, vestida con lencería roja.Se arrodilló y gateo hacia a él, mirándolo con ojos azules que en ese momento le recordaron a alguien más.―Déjame cuidar de ti ―ronroneó, ella y llevo las manos a la hebilla de su pantalón, pero Artem la detuvo con una mirada frí
CAPÍTULO 18: UN AMIGO DE LA INFANCIA.Artem corría desesperado. Las balas zumbaban a su alrededor, pero su única preocupación era la mujer que salía del auto. El caos reinaba, pero él solo veía su figura. Gritó su nombre con toda la desesperación que sentía.—¡Susana!Ella se giró, y su rostro se iluminó con una sonrisa al verlo. Pero esa sonrisa se convirtió en su peor tormento, porque aunque él corría tan rápido como podía, el tiempo parecía alargarse, sus pasos se volvieron pesados y el aire espeso.Una bala cruzó el aire y se incrustó en el pecho de la mujer. Susana se tambaleó, su vestido blanco tiñéndose de rojo. El mundo pareció detenerse para Artem cuando la vio caer hacia atrás.—¡No, no, no! —él gritó, sintiendo que todo su ser se rompía en mil pedazos.Llegó hasta ella, y sus manos temblorosas intentaron detener el sangrado, pero era inútil. La sangre seguía fluyendo, caliente y pegajosa entre sus dedos. Susana, con su último aliento, le dedicó una sonrisa débil.—Te amo...