A Priscila siempre le había fascinado leer libros sobre vampiros y ahora que había descubierto que sus personajes favoritos de fantasía en realidad existían en la vida real, quiso ver cómo se veían en persona, si eran iguales a como los describían en los libros.

Por ese motivo, apenas escuchó que un vampiro había llegado, se emocionó mucho y estaba pendiente del momento que le presentaran al vampiro, puesto que por primera vez iba a conocer a un vampiro de carne y hueso; sin embargo, su emoción se nubló al darse cuenta de que su lobo se había puesto delante de ella, tapándole su visión y lo único que podía ver era su espalda ancha y con esa musculatura delante de ella no podía ver nada de lo que en realidad quería ver.

No obstante, ahora que ya sabía que la existencia de su mundo de fantasía era real, por nada en el mundo iba a perder su visión de tan maravillosos seres, ya que si eran como lo describían los libros, quería ser ella la primera humana en saberlo.

Y no se iba a privar de